domingo, 11 de abril de 2010

LOS DEMONIOS ANDAN SUELTOS I

12/abril/2010

*Más denuncias contra pederastas
*Palabras del padre Félix Piñeros

“Con la moral corregimos los errores de nuestros instintos, y con el amor los errores de nuestra moral”. José Ortega y Gasset (1883-1955).

Aunque se quiera, por los más diversos motivos e intereses, como dicta el refrán popular: nunca se podrá tapar el sol con un dedo. Pero los escándalos generados al interior de la Iglesia católica, esa institución que como instancia religiosa se jacta de ser pilar de la moralidad de la sociedad (ni se mencione la parte espiritual, porque la mínima revisión la deja todavía en un peor papel), por el asunto de los curas pederastas la cimbran al grado de, por lo menos, el descrédito total.
Además de pésimo ejemplo, si para la sociedad es denigrante que existan padres que abusan sexualmente de sus hijos —porque es claro que los caos abundan; lo mismo da con otro tipo de delitos que tienen origen al interior de las propias familias—, es todavía peor cuando se trata de presuntos guías espirituales, como en el caso del fundador de la congregación católica romana, conocida como los Legionarios de Cristo, Marcial Maciel Degollado (1920-2008), y del movimiento del apostolado Regnum Christi. Para ver mi punto de vista sobre el tema de Maciel, luego de la denuncia pública realizada por los propios hijos, ver mi artículo publicado en diario Imagen el 5 de marzo pasado, o en mi blog: http://inseguridadcolumna.blogspot.com/2010/03/maciel-todo-un-caso.html.
Por cierto que como reacción a ese artículo, en mi correo recibí un cometario de quien firma como “Padre Félix”, quien en tono de reclamo, pero estando en todo su derecho de decirlo, me hacía las siguientes observaciones, y que reproduzco ahora en este espacio porque viene al caso (y dicho sea sin alguna otra intención).
Decía así: “Muy presentado su trabajo, se ve que se ha documentado, pero le faltó una COSITA MUY IMPORTANTE… Le faltó que se ocupara también de las víctimas de los curas de Colombia, de aquellos que fuimos abusados en la década de los 60´s, de los 70´s y hasta nuestros días. Que Benedicto XVI está muy dolido por los niños de Irlanda, por los niños de USA, de México, pero acaso no le duele también los niños del TERCER MUNDO? Acaso por ser Colombianos, Peruanos o Ecuatorianos, no nos dolió? Nos hizo muchísimo daño? Es que ha este señor y a todos ustedes que escriben kilómetros de tinta, no les duele el daño hecho a inocentes niños tercermundistas? Acaso esos monstruos revestidos de “Santidad”, no cometieron el mismo delito? Por Dios! Somos seres humanos que nos dañaron nuestras vidas estos animales vestidos de sacerdotes”. Remite: Padre Félix Piñeros (6/III/2010). Reproduje sus palabras tal cual.
Mismo que, como otros tantos que recibo, en atención agradecí en los siguientes términos. “Padre Félix Piñeros: Le agradezco sus palabras. Qué bueno que mi reflexión le haya motivado a escribirlas. Todo aquél que ha sido víctima debería atreverse a la denuncia pública. Le asiste la razón en calificar los delitos cometidos por esos “animales vestidos de sacerdotes”. Merecen todo el descrédito por las aberraciones que hacen contra todos aquellos que se acercan de buena fe a la feligresía; mucho peor tratándose de “niños inocentes”. Aparte de ser juzgados, castigados (obligados a pagar indemnizaciones; que ningún dinero del mundo serviría) y metidos a la cárcel.
“Sólo le pido su comprensión, a su justificado reclamo, por lo siguiente: 1) considere usted que tengo poco espacio para hablar del tema. 2) No me propuse abordar la pederastia, en general. 3) Me quedé corto, incluso en el tema Maciel, al hablar de ese “monstruo” vestido de santidad —no tiene perdón lo que cometió con sus propios hijos—. 4) Soy enemigo de la discriminación (por color, raza, sexo, preferencias, etc.), peor cuando se trata de los más golpeados, los indígenas, los campesinos, los pobres de Latinoamérica, o del “Tercer Mundo”. Y tratándose de inocentes, no importa la nacionalidad.
“Por último, lo invito a hacerme llegar su denuncia y con todo gusto la publico en mi columna. Y lo invito además a visitar mi blog para que conozca mis puntos de vista sobre cualquiera de los temas que ahí aparecen. No de ahora, sino de hace algunos años. Gracias por sus palabras. Atentamente. (8/III/2010). Y lo invité a visitar el blog. Fue todo. Esas fueron sus palabras, con matiz de una denuncia.
Luego encontré, en un
artículo del colombiano, Álvaro Montes, “Tradición nacional”, del 31 de julio de 2007 (publicado en: TecDigestión. Crítica de la economía política digital, que puede verse en: http://www.tecdigestion.com/2007/07/31/tradicion-nacional/), noticias de la lucha personal del Padre Félix. Comprendí su enojo.
La nota comienza en los siguientes términos: “Las élites colombianas son expertas en tapar, encubrir, absolver delincuentes y rendir culto a la impunidad”. Y sigue en el cuerpo, de la siguiente manera: “La Iglesia Católica es la más conservadora y esclerótica de todas las iglesias católicas del mundo; así como la derecha colombiana es la más derechista de todas las derechas de la región, y los corruptos colombianos los más corruptos del mundo.
“Justo en la misma semana en que la Iglesia norteamericana ofrecía disculpas y 660 millones de dólares para indemnizar a las víctimas de abusos sexuales de los sacerdotes de Los Ángeles, justo en esos mismos días la Iglesia Católica colombiana, que no aprende de los golpes de imagen y de las masivas deserciones que padece frecuentemente debido a su extremo conservadurismo, absolvió de culpa al sacerdote Efraín Rozo, acusado de abusos sexuales de menores de edad, con pruebas contundentes, entre ellas la confesión del propio acusado.
“Lo más triste es el argumento del Tribunal Eclesiástico que hizo la “investigación”; según este Tribunal, sea lo que haya ocurrido, culpable o no, el delito prescribió porque los hechos ocurrieron hace mucho tiempo.
"El fallo no es una sorpresa, pues sabemos que la Iglesia, como toda familia mafiosa, se protege entre ellos, tal y como lo han hecho los sacerdotes Rozo y Germán Pinilla desde 1966 cuando los denunciamos". Dijo a Semana el sacerdote de la Iglesia Ortodoxa, Félix Piñeros”.
Los ejemplos abundan. Son unos cuantos, ciertamente, los que se atreven a hablar. Quedan en el anonimato todos los que prefieren callar por la pena y el dolor. Pero los diablos andan sueltos en la Iglesia católica. Salen desde El Vaticano.

Correo: sgb33@hotmail.com

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