sábado, 24 de abril de 2010

EL PAÍS DE UNOS CUANTOS (II)

25/abril/2010

*México, entre parálisis y desgobierno
*El laissez faire, laissez passer del PAN

“Una mentira nunca vive hasta hacerse vieja”: Sófocles (495 aC-406dC).

Los pocos son también los que no pagan impuestos. O pagan lo que quieren. La última relación de empresas y adeudos al fisco los delata. Y pertenezcan o no a la mafia del poder, a los hombres más ricos de México, el caso es que no pagan. O no lo que deben. Todo lo contrario con la mayoría de la población, que soporta toda determinación impuesta desde el poder presidencial, y del gobierno federal. Como los controles salariales que orillan a la población a la depauperación. En tanto los mafiosos gozan de todos los privilegios, que para eso dominan con todo el aparato del Estado.
Pero todavía más. Hay algo que se advierte claramente en México: que existe una parálisis letal. Como si en lugar de promover el desarrollo desde el gobierno, se estuviera administrando la crisis. O peor tantito, navegando en el laissez faire, laissez passer (dejar hacer, dejar pasar) cobrando impuestos pero sin invertirlos; pero eso sí, haciendo negocios privados de los bienes de interés público. Y esta percepción ha ganado terreno desde la llegada del Partido Acción Nacional (PAN) al poder. Con todo y que el PRI no se queda atrás porque heredó lo propio. Lastres en la política y en la economía. Por eso el calificativo de AMLO de que ambos partidos con la misma cosa.
Porque el PRI dejó, entre otras linduras, una situación de desastre. Por ejemplo: 1) Síntomas de la descomposición del sistema acompañados de una buena dosis de inestabilidad política; 2) Un desencanto de la política en general (incluidos los partidos), de la mano del desgaste de la clase gobernante; 3) Un descrédito del presidencialismo y una tremenda desilusión social, que va de la mano del deterioro de la democracia; 4) Ya ni hablar de la tan cantada y también prometida transición democrática, que nunca llegó (y la polémica sobre este tema da para mucho), pero, ¡ah cuántas promesas!; 5) Una economía “prendida por alfileres”, totalmente vulnerable y colgada de la economía de Estados Unidos; 6) Con decrecimiento en las tasas del PIB, como es la característica de todo el periodo neoliberal; 7) Una estabilidad macroeconómica obligada por las directrices de EU, pero apretando siempre a la mano de obra y a las percepciones salariales. 8) Crisis tan fuertes como la de 1994-95; 9) Problemas tan graves para las finanzas públicas como los rescates (Fobaproa-Ipab, carretero), como forma de socializar las pérdidas para proteger a los ricos; 10) Empobrecimiento de la población, comenzando por las clases medias. Entre muchos otros vacíos.
Cierto. Pero ni duda cabe que tras el arribo de los panistas a la Presidencia de la República en el año 2000, se agudizaron los problemas heredados. Y para comprender esto no hay más que de tres sopas: 1) o no saben gobernar, pese a que llevan más de nueve años en la Presidencia; 2) no les interesa el país ni su gente, porque sólo ambicionan el poder; 3) lo que están haciendo (sin hacer) lo hacen de manera deliberada, no obstante el riesgo de desestabilizar al país, o pese a ello. Bajo cualquiera de estas tesis, los riesgos son grandes para México. Una situación que se agravó desde la declarada guerra contra al narcotráfico, por parte de Felipe Calderón.
Pero el desgobierno es una característica propia del PAN. Así ocurrió con Vicente Fox (no obstante el 42.5 por ciento de la votación; una legitimidad desperdiciada porque pudo hacer muchas cosas; pero al final demostró no tener ideas propias, más allá de los dimes y diretes) y luego desde el 2006 hacia acá con Felipe Calderón (éste si a la sombra de la suspicacia; con una legitimidad atropellada porque la diferencia de votos entre él y Andrés Manuel fue de tan sólo el 0.64 por ciento; con la sospecha fundada de que el cuñado, Hildebrando Zavala Gómez del Campo, operó el montaje cibernético del IFE); es decir, se avanza como por inercia. Pero con manos libres para los grandes empresarios. Tanto nacionales como extranjeros.
Por eso la economía se mueve aún sin mayores estímulos que una demanda cada vez más deprimida. A excepción las grandes que responden a la exportación de sus productos. Por eso la mayoría de las micro, pequeñas y medianas empresas han desaparecido lenta y paulatinamente; por lo mismo no hay creación de los empleos que demanda el mercado laboral. Por ello el desempleo y el subempleo. Son los lastres del “Presidente del empleo”, como prometió en campaña Calderón. Ni se diga la desatención de los jóvenes. Porque para el Estado del “dejar hacer” no existen los jóvenes. Ni opciones educativas, menos laborales. Por lo mismo se vuelven víctimas de las drogas. Por eso prenden los narcotraficantes en la juventud, porque representan un mercado virgen y abandonado.
Por eso decimos que se observa un desgobierno en casi todo, en la economía y en la política, que impacta a la población en todos los aspectos de su vida diaria. Pero eso mismo, el no “hacer o el dejar hacer” a otros, permite que los poderosos —los pocos que hay, y que no son sólo la camarilla que gobierna este país a que se refiere Andrés Manuel López Obrador— hagan y deshagan, o impongan todas sus condiciones. Como el privilegio del no pago de impuestos o incluso los adeudos al fisco.
Por el desgobierno, por la falta de proyecto de país, por el desinterés en resolver los problemas estructurales de México. Por lo mismo se comprende que existan hombres tan ricos como el propio Carlos Slim, del Grupo Carso y de Telmex, que tiene la mayor fortuna del mundo (Slim ha dejado atrás a los estadounidenses Bill Gates, el creador de Microsoft, y al inversionista Warren Buffett, de la Berkshire Hatahaway, según el último reporte de Forbes).
Mientras tanto, el desgobierno alcanza hasta el cinismo del actual titular de Hacienda, Ernesto Cordero, cuando dice que el gobierno tiene su “guardadito”. Así lo dijo el pasado 22 a El Financiero: Se trata de “ir juntando el guardadito para enfrentar épocas de vacas flacas”. ¿Acaso el país aguanta más vacas flacas? La miopía del gobierno no alcanza para más que para la parálisis económica, política y social. Mientras que no sabe cómo parar una destructiva guerra que aumenta la inseguridad en el país, los ricos son cada vez más ricos.

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com

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