miércoles, 19 de diciembre de 2012

PARA ANALIZAR LA SEGURIDAD




Salvador González Briceño

“Lo que no se puede refutar es que, en tanto más amplio, complejo y abstracto sea nuestro objeto de estudio y su respectivo marco de investigación, cuanto más grande es el margen que alcanzamos de su misma comprensión.”

“La mirada está puesta en Felipe Calderón (presidente de México 2006-2012), porque el juicio de la historia para él apenas comienza.”

“Es cuando se descubre, por la fragilidad interna, que buena parte de los sucesos trágicos tienen hilos negros tendidos desde afuera. Así se explican muchas cosas. El origen de tanta inoperancia al interior de los gobiernos y sus políticas, porque están sometidos a fuertes presiones e intereses foráneos. So riesgo de la seguridad nacional.”



I] CUESTIÓN DE FORMA
  
Preámbulo

De las formas primero; del enfoque también. O para asentar algunos principios de procedimiento. Estudiar para luego comprender cualquier aspecto de la sociedad, como la seguridad. En un país y a un periodo de tiempo determinado. Para una solución a presente, a futuro. Desde la coyuntura hasta la prospectiva.

No hay problema comprensible fuera de su contexto económico, político, social, histórico y cultural en general. Como ahora México, inmerso en una globalización impulsada por los países desarrollados: los Estados Unidos, Gran Bretaña y algunos de la Unión Europea, ahora en franco retroceso.

Por tanto, para países como México el contexto es de indefinición. Por seguir lineamientos globales que le han generado un ambiente de descomposición; es decir, proyectos neoliberales que están desbaratando al país.

Sucede porque no existe un proyecto de nación; tampoco hay identidad desde las elites políticas, cuando se apoderan del Estado. De ahí las puertas, de par en par, a la injerencia extranjera —no sólo a la inversión—. Como el vecino de México, Estados Unidos, que se entromete en casi todo. Por la ilegitimidad o la torpeza de los últimos presidentes mexicanos es que adoptan una actitud de entreguismo y tolerancia a todo. Como ceder en materia de seguridad nacional, a merced de los intereses foráneos.

La adopción en México de políticas como la “guerra contra las drogas” decretada desde 1971 por Richard Nixon por intereses geopolíticos, con iniciativas como “la guerra contra el narcotráfico” de Felipe Calderón en 2006, atizó la violencia. Como darle de escobazos al avispero. Con ello vino el trastrocamiento a la vida y los derechos ciudadanos. De la mano de la impunidad, los miles de asesinatos no tienen a un culpable en la cárcel. Más los desplazados, los desaparecidos, los secuestrados, etcétera, todos víctimas.

Desde el punto de vista económico, cuando la globalización derribó fronteras contra las “barreras proteccionistas”, los saldos son destructivos. Se profundizaron la desigualdad, la pobreza y la violación de los derechos humanos en general.

Y sin proyecto de país no hay mayor opción. Porque tampoco hay miras de mediano y largo plazo. La impunidad, la ilegitimidad y la globalización minan lo poco que exista de democracia. Ocurre cuando el poder se ejerce sin atender a la sociedad. Sólo a fines específicos, los de la élite económica y los extranjeros. Peor si a eso se suma la violencia.

Dicho sea, entonces, que para mayor claridad hablar de las formas es referirse también al fondo. El contenido y el contexto de los problemas van da la mano. Así es con la seguridad.

El objeto de estudio

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Luego entonces, se trata del análisis de un asunto tanto en términos coyunturales como en el contexto global. Reflexión indispensable. ¿Cómo convertir la seguridad en objeto de estudio? A primera vista puede decirse que como cualquier otro problema, como la alimentación, la salud, el empleo, etcétera. Por cierto el comienzo representa un dilema permanente para las ciencias sociales. Ahora no es tiempo de polémicas.

Claro que un primer acercamiento al objeto de estudio nos lo brindan las herramientas periodísticas. Por ejemplo: 1) leer para enterarse del problema vía los diarios, con extracción de apuntes sobre el tema; 2) realizar las entrevistas con aquellos personajes especializados; 3) emprender recorridos o visitas de campo para conocer a los involucrados; 4) cruzar la información a partir del principal objetivo, aprovechar el material que se tiene de primera mano; 5) precisar el tema para un periodo temporal determinado; 6) desarrollar el  estudio en un espacio, una región o país en particular, y de ser necesario dirigirlo a una determinada comunidad, localidad, familias o personajes. Los dos últimos puntos son para acotar el objeto de estudio.

Así, desde esta perspectiva y una vez recabada la información necesaria o disponible, se procede a elaborar o redactar el respectivo informe, como si dijéramos periodísticamente hablando el reportaje. En ambos casos se incluye el punto de vista del observador y analista. El involucrado quien tarde o temprano forma parte de los acontecimientos, como sucede con los “reporteros de guerra”.

De este modo se consigue un primer acercamiento al problema de la seguridad. Al entrar a su contraparte, la inseguridad, cambia la perspectiva porque es otra variable del mismo estudio. Pero más allá.

-2-

Para salir de la perspectiva inicial, y cuestionarse sobre qué origina la carencia de seguridad, se modifica el panorama. Se tiene que ahondar en el análisis. Crecen las necesidades y exigencias de comprensión del fenómeno. Como si se revisan los orígenes de la pobreza para entender la alimentación; de las enfermedades para entender la salud; del desempleo para conocer el empleo, etcétera. La exigencia es un estudio más profundo.

Como se podrá ver, también crecen las complicaciones. Se entra en dilemas que tienen que ser resueltos ya por las ciencias sociales. Aquí las reglas y procedimientos son más rigurosos. Participan ahora sí los principios metodológicos, sobre el cómo hacer una investigación mayormente exhaustiva; desarrollar hipótesis; el análisis de las variables; la revisión los datos; las conclusiones, etcétera.

Todo para alcanzar el mayor rigor posible, hasta una comprensión “científica” de la cuestión. Seguimos con la seguridad, pero ahora revisada con el cedazo de la inseguridad.

Aquí, profundizar la investigación implica el escenario de la historia, por aquello de los antecedentes. También se requiere precisar las hipótesis y los procedimientos. Se amplían los parámetros espaciotemporales, al igual que  los actores, los involucrados, las metas. Y las propuestas para los mejores cambios. Cómo minar a la inseguridad para alcanzar una mayor seguridad.

Aquí se revisa el problema desde una comunidad hasta un país o grupo de países completos. El objeto y el estudio se complican pero a la vez son más interesantes; de mayores alcances. Así como crecen los retos las conclusiones nos brindan una mayor utilidad.

Porque un clima de tranquilidad contribuye a brindar un mejor desempeño de todas las actividades estatales, sociales, familiares, personales. Para, en otras palabras, saber qué hacer como individuos y qué como gobierno y como Estado, para garantizar seguridad. Con mayores elementos y una mejor comprensión del problema, hay opciones de elaborar una planeación futura. Con una visión de prospectiva.

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De la mano del inciso anterior entra lo siguiente, que se puede identificar con un fenómeno de confusión. No desdeñable resulta todo lo contrario.

Ya con la metodología adecuada, todavía se puede caer en interpretaciones sesgadas, parciales o limitadas. Quedarse cortos en el entendimiento, o caer en confusiones; digamos que bajo un cierto grado de objetividad “cuestionada”. ¿Por qué? Hasta en historia hay disquisiciones, malentendidos o interpretaciones, según los autores.

Y no hay por qué extrañarse por eso. Sucede con demasiada frecuencia; incluso entre los estudiosos, los especialistas de las ciencias sociales. Porque a estas alturas de la investigación llegan con frecuencia los debates sobre la “objetividad” y la “subjetividad”; hasta se cuestiona la “cientificidad”. Entran a escena los puntos de vista divergentes; las polémicas. Incluso se ponen en duda los resultados obtenidos.

Entran a discusión —diálogo de sordos— asuntos tan diversos como las variables, las estadísticas, las hipótesis, la amplitud y alcance de los estudios, etcétera. Se cuestionan los procedimientos, el “método” y su utilidad “científica” para comprender la realidad.

De igual manera, que si se trata de una interpretación u otra. Este o aquél enfoque. Que si se pertenece a una corriente de pensamiento u otra. De las corrientes a las etiquetas. Que si se entendió bien el precepto de equis autor o no. Los bemoles todos.

Este es el terreno fangoso de la investigación social, donde cualquiera se extravía cuando no cae en complicaciones. Es el momento donde fácilmente se puede inducir que hay tantos métodos como investigadores; tantos puntos de vista como analistas; tantas conclusiones como intereses.

Elementos todos para generar confusión. Que la hay, pero sobre todo donde impera el interés privado. Son los toques de parcialidad, de subjetividad, de un análisis tendencioso y hasta de especialidad, para beneficio de unos pocos. Todo esto, y más, forma parte de los dilemas a que se enfrentan las ciencias sociales al analizar.

Empero, existe la ventaja que también a estas alturas entra la valoración de los alcances del estudio en cuestión. Es cuando las confrontaciones, con otras investigaciones sobre el mismo tema, igualmente ponen a cada uno en su lugar. Hasta cierto punto se ha logrado el objetivo, a juzgar por la utilidad alcanzada. El caso es que la investigación está avanzada. Y la comprensión por la profunda temática también.

-4-

Ocurre con la seguridad que nos ocupa ahora. Ni qué decir del caso específico de México, donde las personas padecen en carne propia los problemas de una inseguridad desbordada. Como decíamos, no se puede hablar de cómo alcanzar la primera sin hablar de la segunda y las circunstancias que la generan. O contribuyen a su deterioro.

Ni qué decir que durante la primera década del siglo XXI, con los gobernantes de la derecha perteneciente al Partido Acción Nacional (PAN), el problema se complicó. Pero en la línea del tiempo, los antecedentes se remontan a la década de los 20 del siglo XX, donde se rastrea participación tanto de los gobiernos de México como de EU.

Dicho lo anterior, entonces, por lo pronto diremos que nosotros resolvemos el dilema de procedimiento para comprender el problema, siguiendo un método que comprenda el contexto histórico, el político, el económico y sobre todo el social.

De este modo, se procede a jalar los hilos del pasado. Todos los antecedentes posibles. A estas alturas se sobreentiende el uso práctico de técnicas de investigación como las siguientes: 1) consultar en los archivos propios; 2) hacer el rastreo bibliotecario, de información, en todas la fuentes posibles, archivos, diarios, revistas, anuarios; 3) platicar con todas aquellas personas, como los viejos de la comunidad, que cuenten con las evidencias indispensables; 4) entrevistar a todo actor involucrado o implicado, siempre que sea posible hacerlo porque se complica cuando se trata de los cabecillas del narcotráfico, o de autoridades involucradas; 5) el punto de vista de los especialistas resulta imprescindible.

Con todo el material disponible se puede resolver el asunto de la redacción del estudio. Es decir, acorde con el fin planteado de inicio y la respectiva corroboración de las hipótesis; trazar el contexto que se requiera para la debida comprensión. En otras palabras, desarrollar en la exposición el tema con el debido soporte. Incorporando elementos de la economía, la política y la vertiente “social”, etcétera. Ni qué decir el contexto internacional, porque la inseguridad se desarrolla y crece como parte de esta etapa ignominiosa del capitalismo global.

No obstante, todavía bajo este proceder se tiene el déficit, que de entrada posee el hecho de abordar un solo aspecto de la realidad, como sucede en este caso, hablando solo de seguridad. Incluso a pesar que tal revisión incluya muchas variables.

Por eso, aún a estas alturas del estudio (exposición y desarrollo) podemos estar repitiendo los bemoles referidos en el inciso 3. Y contar con un trabajo en cierto sentido limitado. Pero eso forma parte de los riesgos de las ciencias sociales. Con todo y el conocimiento último ni objetivo existen. Sólo el conocimiento relativo. Aquí entra también la polémica señalada.

Además, como si hiciera falta complicar las cosas, recordemos que se trata de los varios tipos de seguridad, individual o colectiva. Es decir: personal, pública, interna, nacional, hasta los peligros de la seguridad internacional y la moderna ciberseguridad, que exigen, desde luego, ampliar los enfoques y el método. Todas, por supuesto, con sus respectivas indagatorias y sus categorías propias.

Como quiera, no nos extrañemos. Porque con todo, a estas alturas ciertamente nos hemos acercado a una buena comprensión del problema. Incluso es ahora cuando se puede proceder a elaborar líneas de acción; orientaciones para las políticas públicas, para el gobierno y el Estado, a fin de resolver el problema en cuestión. Aún con todas las limitantes posibles.


Para concluir

El caso es que el uso de las herramientas que proporcionan las ciencias sociales se hace indispensable.

Todavía más: debe quedar claro que en tanto más amplio, complejo y abstracto sea nuestro objeto de estudio y su respectivo marco de investigación, cuanto más grande es el margen que alcanzamos de su comprensión.

Igual que si nos fijamos como objeto de estudio el modelo de país, porque entran todas las variables posibles; nada qué ver con un solo aspecto tan específico, como el señalado de la seguridad o cualquier otro.

Con todo y por ahora, está en pie el procedimiento de lo general a lo particular. El que seguimos con estos temas. [Hay que decir que no se trata “de lo abstracto a lo concreto”, el eslogan se refiere a la herencia metodológica marxista que implica otros elementos para el análisis. Una referencia claramente incomprendida, cuando es traída a colación].


II] MÉXICO, ¿Y LA SEGURIDAD?
  
La antítesis

Cabe entonces el propósito siguiente: Para resolver los dilemas que impiden la seguridad de la sociedad mexicana de principios de siglo XXI, se hace indispensable su debida comprensión para, de ahí, proceder a desarrollar y —contribuir en— proponer lineamientos de políticas públicas. Las más adecuadas para que sean aplicadas como políticas de Estado. A partir de ahora, como queda en claro supra, se vuelve obligatorio investigar la antítesis de la seguridad que es la inseguridad, más lo que implica en toda su expresión.

Cabe cuestionar, como para desarrollar la o las hipótesis correspondientes —de ahí la complejidad que deriva también del problema convertido en objeto de estudio—: ¿Por qué se desbordó la inseguridad en México? Los orígenes. ¿Qué acciones permitieron o aceleraron tamaña descomposición al interior de la sociedad, que impiden un margen aceptable de seguridad? El fenómeno del narcotráfico en México. Las bandas del crimen organizado, entre las que se encuentran los narcos. Y la guerra declarada por Felipe Calderón por un solo frente.

Nunca se atacó el corazón, por ejemplo, de las finanzas. Entre otras razones, porque los recursos millonarios procedentes tanto del narcotráfico como del producto de los otros delitos que comete el crimen organizado tienen destinatario; pasan a formar parte de los circuitos financieros del mercado global. Y eso es vital en tiempos de crisis capitalista mundial. Por eso mismo se dice que el fenómeno del crimen organizado forma parte de los síndromes de descomposición o salvamento del sistema de producción y financiero imperial, con EU al frente.

Igualmente las preguntas: ¿Quién o quiénes han fracasado en la contención de todo aquello que, peor aún, deriva en zozobra, incertidumbre y miedo, por las amenazas reales del crimen organizado? ¿El Estado, los gobiernos, las policías federales, estatales y municipales? ¿Cómo ha fallado la estrategia para enfrentar a los narcos? ¿Por qué se habla de la guerra fallida contra el narcotráfico? ¿Qué intereses defiende EU, y qué explica tamaña política de seguridad nacional de intervencionismo en los asuntos de México?

¿Qué está haciendo el gobierno de EU y sus aparatos de inteligencia con presencia en el país? ¿No está México amenazado en su seguridad, por la política de ofensiva de su vecino, quien se ocupa abiertamente solo de sus intereses? ¿Qué hay del narcotráfico, por ejemplo, como fenómeno global? ¿Cómo y por qué está en riesgo la seguridad nacional de México? ¿Qué con la geopolítica estadounidense?

Esas y otras preocupaciones están como brazas en la piel de los mexicanos, por la tan vulnerada seguridad de los últimos años, zozobra e inestabilidad social derivada. ¿Es la herencia de Felipe Calderón?

Hay que partir de que el crimen organizado mexicano usufructúa enormes ganancias, como el multimillonario negocio del narcotráfico —hasta el 40 por ciento del PIB nacional—. Si tan solo por este último capta entre el 45 y el 48 por ciento de sus ingresos, por los demás delitos como tráfico y trata de personas, secuestro, extorsión, fraude electrónico, contrabando, piratería, tráfico de armas, etcétera, capta el restante entre 52 y 55 por ciento de ingresos. Junto a la trata de personas están la pornografía, la venta de órganos, las “cuotas” por la protección o “derecho de piso”, la inmigración de centroamericanos que pasan por México. Entre otros.

El negocio del tráfico de armas donde está metido EU, como en el resto de los negocios, por ser el mayor consumidor de drogas y uno de los principales en lavado de dinero del mundo. Y, en general, la venta de todo tipo de drogas del mercado global, entre las que se encuentran las más baratas y de mayor daño como resultan las metanfetaminas.

Sin olvidar que la impunidad y la corrupción están atrás, como añejas prácticas enquistadas en la sociedad mexicana. Por corrupción se colude a funcionarios, por impunidad no se investigan los asesinatos derivados de la violencia.

Así, mientras el gobierno de Calderón fue omiso a otras propuestas con otros métodos que la confrontación, la incertidumbre en la sociedad se potencializó a raíz de la violencia. No le bastó al presidente el número de muertos, ni los desaparecidos, los desplazados o la migración interna, los niños abandonados, las familias afectadas. Nada. Solo creyó que se legitimó.

Pero, ¿qué con propuestas tan acabadas como las desarrolladas por la UNAM? ¿Qué con los convenios internacionales firmados por México como la Convención de Palermo, entre otras propuestas?

La sociedad tiene la expectativa que, toda vez el retorno del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al poder presidencial en México, lo menos que espera es un replanteamiento de la estrategia fallida de Calderón. La única aplicada por los gobiernos de la derecha del PAN. Para Felipe Calderón (presidente de México 2006-2012) falta el juicio de la historia que apenas comienza.

Como se puede apreciar, hay más preguntas que respuestas sobre estos temas. Un reto que desborda a cualquier individuo o equipo de investigadores. Caben los antecedentes de los analistas, la experiencia acumulada sobre el flagelo, la práctica de este tipo de indagatorias; el oficio periodístico, el rol del economista, del abogado; así como “el oficio del sociólogo”, entre otros.

A estas alturas, ciertamente que el problema se complicó, pero también se volvió tanto más interesante como necesario y obligado. Más lo será si las  conclusiones llevan a que es urgente replantear incluso, de la mano del modelo de desarrollo, el proyecto de nación, que incluye a la política —al sistema político, claro está—. Porque México requiere redefinir el rumbo. Para eso sí que serían útiles los “pactos por México”. Porque todo lo que no salga del parámetro del TLCAN y los demás planes procedentes de EU son y seguirán siendo intervencionistas. Y la seguridad nacional de México amenazada por todos los instrumentos que tiene caminando EU ante su vecino del sur.

Inseguridad, amenaza creciente

Luego entonces, para hablar de la seguridad y cómo recuperarla se tiene que analizar su contraparte. El contexto es de guerra declarada, por el gobierno federal a las bandas del crimen organizado encarándolas únicamente vía la confrontación directa, con las Fuerzas Armadas de México (FAM) haciendo en las calles tareas propias de las policías federal (PF), la estatal y la municipal.

El trasfondo de la inseguridad radica en la estrategia incorrecta por incompleta, o inadecuada que a la postre resultó fallida. Tan sólo cuatro indicadores: 1) El número de muertos que oscila entre los 88 mil 361 reconocidos al corte de junio de 2012, pasando por los 150 mil que anunciara tres meses antes, en marzo, el Secretario de Defensa de EU, Leon Panetta, con motivo de la Primera Reunión Trilateral de Ministros de Defensa de Norteamérica; sin contar con los desaparecidos, hasta 25 mil desaparecidos, según datos de The Washington Post; 2) El clima de violencia general, porque se ha propagado por todo el territorio nacional por las disputas tanto de plazas y pasos de droga como por el mercado interno mismo; 3) Qué decir del desgrane de los grandes carteles: había siete en el 2006 y se pasó al menos a 11, hacia el final de 2012, tan sólo el sexenio de Calderón. El procurador del nuevo gobierno federal supone el surgimiento de hasta entre ¡60 y 80 bandas del crimen!; 4) Los delitos cometidos por el crimen organizado, no sólo los cometidos por las bandas del narcotráfico.

En la coyuntura presente de México, nadie duda que todo cuanto acontece en la vida social se entrecruza con la inseguridad generada por los grupos delincuenciales, que amenazan la convivencia política y económica en casi todo el territorio nacional, por los delitos señalados. Pero también porque infiltró al sistema político; que no de ahora, porque los antecedentes señalan a principios del siglo XX mexicano. Siempre bajo la cortesía de EU.

Amenazas todas para la vida y la seguridad de las personas. Una situación de peligro que se desbordó en el país sobre todo durante el curso de un sexenio. En este entramado devienen circunstancias todas que alimentan, soportan, constituyen y hasta condicionan a la seguridad. Por ello en la actualidad se ha convertido en una prioridad; tanto de atención como de estudio. Claro está que el fenómeno nos conduce hasta la seguridad nacional del país, no de EU sino de México que está abiertamente amenazada.

El dilema se complica porque, además del intento de Felipe Calderón de legitimarse no solo desatendió otras medidas aleatorias, también erró desde el diagnóstico del problema cuando decidió muy prematuramente la guerra contra el narcotráfico.

De modo tal que, fuera de las Fuerzas Armadas, el resto de los operadores del gobierno, las instancias federales, estatales y municipales y todo el aparato judicial y policiaco, quedaron atrapados en una sospechosa red de colusión o impunidad. También en los estados gobernados por el PRI creció la amenaza.

Son problema, lo señalamos ya, la corrupción y la impunidad. La primera se ha generalizado infiltrando por décadas desde la estructura del Estado a todo el entramado social. La codicia que se alimenta por los montos millonarios derivados del manejo del crimen organizado. La protección y el soborno, por amenaza o colusión, por voluntad o como víctima también.

Por otra parte, resulta que para la sociedad y el Estado, el problema —esa hidra de las mil cabezas— del crimen organizado representa una zozobra que amenaza la gobernabilidad.

El dominio territorial que tienen las bandas del narcotráfico deriva en el agudizamiento de la violencia. Comunidades enteras convertidas en tierra de nadie, porque no hay la protección debida. La frágil seguridad frente a una inseguridad amenazante.

México, seguridad nacional endeble

Todo se complica, de la mano de la incidencia extranjera y la inoperancia de los gobiernos mexicanos, como le sucedió a México con los presidentes del PAN. Cierto que con el neoliberalismo de la globalización llegaron el injerencismo externo y la ausencia de directrices nacionales. Pero se agudizó con la derecha panista. Por eso pareció como que la realidad se volvió contra sí misma. No fue la realidad, como los propios gobiernos.

Se desató la violencia y la inseguridad también. La seguridad se trastoca desde todos los órdenes. Qué decir de la gobernabilidad, que falla desde el instante mismo en que las políticas públicas no responden a un proyecto de nación. Pues tampoco hay políticas propias para cada problema.

De la mano está que, con la violencia en las calles, México ya mostró al resto del mundo sus debilidades. Pero primordialmente a los EU. Porque el país está a tiro de piedra de un vecino que amenaza constantemente en aras de sus intereses geopolíticos imperiales.

Es cuando se descubre, por la fragilidad interna, que buena parte los sucesos trágicos tienen hilos negros desde afuera. Así se explican muchas cosas. El origen de tanta inoperancia al interior de los gobiernos y sus políticas, porque están sometidos a fuertes presiones e intereses foráneos. So riesgo de la seguridad nacional.

Seguridad en jaque. Más cuando se trata de gobernantes que requieren el reconocimiento por su cuestionada legitimidad que no se consiguen los votos suficientes en las urnas. El caso de Felipe Calderón, antes de Carlos Salinas.

De ese modo, el llamado de atención es para encender los focos rojos, porque un país cualquiera en las circunstancias de México está en peligro. La vulnerabilidad de todas las expresiones de la seguridad es frágil. Por eso la urgencia de tomar cartas en el asunto.

Ante tamaña amenaza a la seguridad nacional no se pueden poner oídos sordos, tampoco aplicar la política del avestruz. Por eso el llamado a replantearse el proyecto de nación. Incluyente, desde todos los foros.

Por razones de método

Luego entonces, ante el reto de cómo abordar la seguridad, cabe recordar que la realidad es tan compleja como diversa. Y que con frecuencia los analistas tienen frente a sí un cúmulo de conceptos que, en cualquier caso, resultan extraños a la realidad que intentan expresar. Como también caer en el riesgo de perderse en la complejidad que representa el objeto en cuestión.

Del mismo modo que no faltan quienes, así con la preparación debida, alquilan la pluma para sorprender y confundir incautos distorsionando el análisis.

No siendo el tema propiamente, aquí basta señalarlo; pero de ello estriba, también en cierta medida, la falta de resultados. De ahí que éstos dependan más de la pericia del investigador que de la “metodología”. Mal presagio, para problemas que tanto lastiman a una sociedad como la mexicana. Tremendo reto.

miércoles, 28 de noviembre de 2012

URGE REPLANTEAR LA SEGURIDAD NACIONAL



[Entrevista con la doctora Elena Jeannetti Dávila]

*De la preocupación por la seguridad a la necesidad de crear un proyecto de nación. La economía como pilar para reconstruir el país
*Más que “coordinar”, “vincular” es lo que está faltando al trabajo de los órganos de inteligencia del Estado
*Por el estado precario de la seguridad nacional, el CISEN debe convertirse en el órgano vinculador
Por Salvador González Briceño

A punto de terminar el sexenio del presidente Felipe Calderón, y preocupados en Reporte México por lo que acontece en el país en materia de seguridad, pero especialmente en seguridad nacional, tanto en los problemas como en la búsqueda de soluciones, entrevistamos a una autoridad en el tema.
La doctora Elena Jeannetti Dávila es especialista en seguridad nacional. Ha escrito varios libros, ofrecido cursos, conferencias y asesorías, es profesora y pionera en la impartición de diplomados sobre la seguridad en instituciones educativas como el Instituto Nacional de Administración Pública, A.C. (INAP) y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En plenos preparativos para salir de viaje, pero muy amablemente, la maestra Jeannetti nos concedió la entrevista. Era mediados del mes de octubre de 2012, faltando dos días para volar a Praga, la República Checa, a donde asistiría a un evento internacional sobre el ciberespacio y la seguridad, el “Ciber Forum 2012”. Invitada a dicho foro, ella aprovecharía para presentar su último libro que se titula El ciberespacio como área de alto riesgo, de gran valía sobre el tema (tuve el honor de conocer de cerca el manuscrito) y tan desarrollado en sus planteamientos de alcance global, como las tesis ciberespaciales de los británicos, los alemanes, los españoles, los estadounidenses, etcétera.
En la plática nos comparte algunos conceptos interesantes, como los siguientes:

v “Para mí la seguridad nacional es depender de terceros”, dice la doctora Elena Jeannetti Dávila, especialista y pionera en los seminarios sobre seguridad en la academia
v Cuando la Secretaría de Gobernación comienza a preocuparse en forma muy intensa por los sucesos del país, más bien es una vigilancia a ciertos políticos que podían hacer actividades no beneficiosas para el país. De ahí son las primeras inquietudes sobre seguridad…
v A mi juicio, el Centro de Investigación y Seguridad Nacional (CISEN) debería transformarse en un gran órgano vinculador, con características de autonomía e independencia, como están el IFAI, el IFE, la CNDH.
v Es que no ha habido una formación en inteligencia debidamente estructurada. Faltan expertos en inteligencia. Se hace inteligencia, pero es inteligencia que no es la misma en todos los organismos.
v El terrorismo tiene aterrado a los Estados Unidos. Y con ese pretexto, pues también hay intervención de la DEA o de la CIA en ámbitos internos de nuestro país.

Entre otros temas, la doctora Jeannetti Dávila menciona las prioridades que tiene México en estos tiempos. Momentos de cambio de estafeta con el regreso del Partido Revolucionario Institucional (PRI) al poder presidencial, en la figura de Enrique Peña Nieto y su equipo de gobierno, luego de estar en manos del Partido Acción Nacional durante dos sexenios, desde el año 2000 al 2012, con Vicente Fox Quesada primero y Felipe Calderón Hinojosa después.

Sobre la trayectoria

Primero, y para que los lectores de Reporte México la conozcan un poco, le pedimos hablar sobre su trayectoria profesional.
SGB.- Doctora Elena Jeannetti, profesora e investigadora de la Universidad Nacional Autónoma de México, ¿me puede decir un poco cuál es su actividad reciente?
EJD.- Desde hace 49 años doy clases en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) en la licenciatura, la maestría y en el doctorado. Pero nos exige la Universidad, además, hacer investigación; y se cumple también, una línea de investigación permanente. Yo tomé la de seguridad. Sobre todos los aspectos de seguridad.[1]
¿A qué le ha conducido esa línea de investigación, doctora Jeannetti, cuántas investigaciones tiene y cuál es su actividad académica actual en este sentido? Le pregunto, a sabiendas de su libro Institucionalización de un nuevo sistema de inteligencia para la seguridad nacional en México, publicado el año 2007.
—Bueno —responde—, la primera parte fue brindando ayuda de carácter especializado en el INAP. Haber instaurado ahí, con autorización del presidente de la institución, el diplomado en seguridad nacional.
Es, tengo entendido, el primer diplomado en seguridad nacional, doctora…
—Efectivamente. Que se dio desde 1997.
¿Usted lo inició?
—Sí. Yo lo inicié. Lo programé, con las diferentes aportaciones de especialistas que aceptaron concurrir y exponerlo a nivel de funcionarios públicos.
¿El seminario, entonces, primero en el INAP que en la UNAM?
La UNAM en ese momento no tenía y sólo tiene hasta muy recientemente un diplomado con especialización en seguridad nacional.
¿Y cómo le surgió la necesidad, maestra?
—Escuché una conferencia de un alto funcionario que estuvo becado y había hecho estudios en Rusia y había tenido una experiencia en la KGB. Cuando termina la Unión Soviética esta persona trae para México documentos muy importantes. Los expone y entonces me toca asistir a esa conferencia, y de ahí derivo que nos hace falta un estudio sobre seguridad directamente en México. No lo había en la UNAM y tampoco lo había en el INAP. Posteriormente sí se han abierto en la Universidad Iberoamericana en el ITAM y en otras instancias de nivel superior.
¿Pero entonces, usted fue pionera de ese seminario?
—En cierta forma sí.

Vinculación entre áreas de inteligencia

En seguida, para hablar propiamente de la seguridad nacional, le planteo otras preguntas a mi entrevistada. La primera, en el siguiente sentido...
SGB.- Doctora Jeannetti Dávila, ¿qué instituciones componen el área de inteligencia del Estado mexicano?
EJD.- Bueno, fundamentalmente la Secretaría de Gobernación que tiene la tarea de velar por toda la seguridad nacional, y por tanto manejar la inteligencia relativa a custodiar al país, de amenazas y riesgos nacionales e internacionales.
¿Y cómo asume el gobierno mexicano el funcionamiento de dichas áreas, puesto que no es o debe ser solo Gobernación, y que tiene o debe tener objetivos comunes?
—Sí. Lo que ocurre es que cuando la Secretaría de Gobernación comienza a preocuparse en forma muy intensa por los sucesos del país, más bien es una vigilancia a ciertos políticos que podían hacer actividades no beneficiosas para el país. De ahí son las primeras inquietudes sobre seguridad…
¿De cuándo estamos hablando?
—Del siglo pasado, por los años 60-70.
¿Es una preocupación del Estado mexicano de mitades del siglo XX?
—Siempre lo ha habido, pero ya en una forma muy especial desde mitad del siglo XX.
¿Y cómo funcionan, doctora, hay coordinación entre áreas de inteligencia. Gobernación es la institución que hace la inteligencia para el Estado mexicano, pero hay otras instancias que también hacen inteligencia…
—Sí, desde luego. El responsable de todo lo interior, porque en otros países se llama Secretaría del Interior, es la Secretaría de Gobernación, pero también tenemos a las Fuerzas Armadas, a la Armada de México, que tienen a su vez instancias relativas a la custodia del país y por lo tanto a las amenazas y riesgos que corremos que son en el fondo sustento de la seguridad.
¿La pregunta, maestra, si hay coordinación de dichas instancias?
—No. Por coordinación. Cada una va teniendo sus propios hallazgos, sus propias precauciones, sus propios registros, la custodia de sus áreas…
¿Pero eso no significa que hay un hueco ahí, que sí debería haber coordinación?
—Yo creo que no debe haber una coordinación. Porque para mí una coordinación es sujetarse a alguno de los coordinadores. Más bien una vinculación.
¿Existe dicha vinculación?
—No. Debería fortalecerse. Porque el CISEN que es el área dedicada por parte de Gobernación tiene lo suyo. Desde luego las Fuerzas Armadas hacen sus investigaciones y tienen su óptica desde el punto de vista de sus características, y sucede lo mismo con la Armada. Todo es para tener al corriente a la Presidencia de la República, al presidente en turno.
¿Pero dicha vinculación debería ejercerla Gobernación?
—No. A mi juicio debería transformarse el CISEN en un gran órgano vinculador (de las instancias federales), con características, de autonomía e independencia como están el IFAI, el IFE, la CNDH.[2]
¿Diría entonces que el CISEN tendría que cambiar, modificarse, en su estructura, y funcionamiento?
—Sí. Desde el punto de vista jurídico, estar descentralizado de Gobernación. Ser un órgano descentralizado.
¿Maestra, han operado bajo los mismos cánones la inteligencia con los gobiernos del PRI y luego del PAN?
—No. Yo creo que se intensificó poco a poco en la etapa del PRI. Y que en esta etapa de los gobiernos panistas no ha habido una debida vinculación de los resultados que se van teniendo por parte del CISEN, de la Secretaría de Gobernación en directo, y por parte de las Fuerzas Armadas y de la Armada de México. Y no sólo de allí. Lo que ocurre es que en realidad todas las secretarías de Estado tienen alguna responsabilidad. Por ejemplo, Relaciones Exteriores tiene que estar pendiente. En las finanzas, todos los organismos, la Secretaría de Hacienda tiene que estar también en la parte que le corresponde, en vinculación. Hasta ahora está todo desvinculado.
¿Pero significa entonces que el PAN contribuyó a esa desvinculación?
—No, no, viene de atrás.
¿Es un defecto de la inteligencia mexicana entonces?
—Es que no ha habido una formación en inteligencia debidamente estructurada. Faltan expertos en inteligencia. Se hace inteligencia, pero es inteligencia que no es la misma en todos los organismos. De manera que unos pueden estar más adelantados, y otros pueden estar menos eficientes en los resultados.
¡Pero sí es descuido del Estado mexicano!
—No lo llamo descuido, pero por lo menos es lo que hace falta, que se organice y se estructure.
Muy bien. Maestra, ¿en qué estado considera Ud., que se encuentra la seguridad nacional de México en estos momentos; dada esa desvinculación que de algún modo existe, dada la situación de inseguridad también que ocurre en el país?
—Su estado podría decir precario. De manera que un nuevo gobierno debe cuidar, atender más esos aspectos. Buscar órganos de inteligencia debidamente estructurados, mayor personal especializado y, desde luego, vuelvo a insistir, transformar al CISEN en un gran órgano vinculador de resultados. Porque inteligencia se hace, y hay amenazas y riesgos desde los municipios, los estados y desde luego toda la República.

Del terrorismo al injerencismo de EU

Maestra, cómo considera Ud. que ha dañado la inseguridad y por ende la participación o injerencia también de los últimos gobiernos de Estados Unidos, con el pretexto de combatir a la violencia?
—Lo que pasa es que, en estas últimas épocas, de años acá, de algunas décadas acá, el terrorismo tiene aterrado a los Estados Unidos. Y con ese pretexto, pues también hay intervención de la DEA o de la CIA en ámbitos internos de nuestro país.
¿Pero no hay, nunca se ha probado, que México tenga células de terroristas ni propias ni de países islámicos o de otras latitudes?
—Ciertamente no. Y de eso hay declaraciones de la Secretaría de Gobernación. De la Presidencia misma, en que nosotros no tenemos por ahora ninguna vinculación con el terrorismo.
¿Pero EU nos ha metido en ese oleaje de agresividad o de injerencismo en el exterior?
—No solamente a nosotros, en general.
Pero nos preocupa México…
—Bueno, por la frontera desde luego.
Y en América Latina ha seguido también esa política…
—Sí, desde luego. Sobre todo en Colombia, Perú, Ecuador.
Maestra, ¿cuáles son los planes de EU hacia México, América Latina, digamos en temas como el Plan Colombia o el Plan Mérida?
—En lo relativo al Plan Mérida. Dicho plan es un convenio bilateral con los EU, relativo a protegernos mutuamente, las dos naciones de amenazas del terrorismo, o amenazas de cualquier otra índole que afecten a la seguridad.
¿Pero Ud. cree que en los hechos funciona, como el Plan Colombia, por ejemplo?
—No. Ciertamente ha habido muchas modificaciones al Plan Mérida y finalmente a la fecha prácticamente ya no se habla de ello, porque no ha dado los resultados esperados.
¿Ni en México ni en Colombia?
—No, ni en México ni en Estados Unidos, porque el Plan de Colombia es otro.
¡Pero apuntan en el mismo sentido!
—Sí, son parecidos, semejantes pero no iguales.

De la seguridad al proyecto de nación

Tras una breve interrupción para atender un asunto personal relativo a los preparativos del viaje, la Dra. Jeannetti pide a su asistente unos libros. Y comenta, “están siendo muy desordenadas las respuestas”. Como de broma: no, le digo, están más desordenadas las preguntas.
Trae una muestra de sus tesis, en un solo empastado artesanal, muy bonito. “Este ejemplar era para mi mamá”, me dice. Y lo mejor, que le agradezco, es el libro que me presta para traer a casa y revisarlo. “Me recibí más o menos al mismo tiempo —dice— de socióloga y de diplomacia. Por eso hay dos”. Se refiere a las tesis en el mismo libro.
“Diplomacia es el que tuvo mucho éxito. Y, como le digo, se llamó La energía nuclear. México frente al átomo”. La tesis para obtener la “licenciatura de ciencias diplomáticas”. UNAM, 1963. Pero igualmente está la tesis que me interesa y se titula: Problemas de estructura social. Tesis para obtener el título de licenciada en ciencias sociales. UNAM, 1962. Me comprometí a cuidárselo bien.
Mientras tanto continúa la entrevista.
SGB.- Dra. Jeannetti, una pregunta de contexto, sobre lo que podemos esperar para el futuro mediato o inmediato. ¿Cuál es para Ud. la prospectiva en el terreno de la seguridad nacional para México frente esta situación de cambio, del regreso del PRI al poder; de esta situación de injerencia de EU con el asunto del Plan Mérida, del que dice se habla menos pero en los hechos seguramente está porque los apoyos económicos se siguen dando de algún modo.
EJD.—Bueno, me pone una pregunta muy difícil que habría que reflexionar mucho sobre ella. Desde luego no conocemos cuál es la intención en este terreno del Presidente electo. Sería necesario esperar a su Plan de Desarrollo, y a los inicios de su gobierno para saber cómo quiere él enfrentar este problema serio de la inseguridad. Porque la inseguridad se ha vuelto múltiple. Es de varios tenores.
Salvo la económica que parece estar fuerte, en el terreno social, en el cultural, en el terreno político, ciertamente estamos mal. Todavía los partidos políticos no acaban de serenarse en sus actividades (electorales). Y hay desórdenes en el país como los que quieren imponer los normalistas en el estado de Michoacán, para dar un sólo ejemplo; en que no quieren que se mejoren sus planes de estudio, sino seguir con viejos planes de estudios, y que por fortuna parece ser que el gobierno michoacano está poniendo ya orden en ese sentido.
Porque no es posible que grupos sin escrúpulos inquieten al país. La seguridad no solamente son los narcos. La seguridad es la pobreza tremenda que puede constituirse en un revanchismo social, que gracias a Dios no lo tenemos todavía. Pero que hay que resolver, y ese problema de la pobreza no se resuelve con caridades sino con empleo.
Entonces una de las prioridades es buscar inversión nacional y extranjera para que mejore el empleo en México, y darle mayor oportunidad a egresados de las instituciones. Pero también a personas que habiendo cumplido 35 años se han quedado sin empleo y ya no pueden volverse a emplear, porque hay el criterio de que ya no son productivas.
La inversión que tiene que ver con la economía, con el campo para la producción de alimentos…
—Sí, desde luego. Vuelvo a decir. Para mí la seguridad nacional es depender de terceros[3]. En que si no nos quieren comprar lo que tenemos, por ejemplo, ahora, que se dice que nuestros jitomates o tomates tienen pesticidas y por lo tanto no son adquiribles, ese es un peligro de carácter nacional porque nos quedamos con una producción y sin su venta al exterior porque nos cierran las puertas de la compra. Pero cuando nos descuidamos como el fenómeno que acaba de pasar con el huevo, tenemos que importar huevo hasta de África. Entonces eso es imperdonable, porque México debe tener las precauciones necesarias para la sanidad de todos estos alimentos, que son fundamentales para la vida cotidiana de un pueblo necesitado.
Que finalmente depende, por supuesto de la aplicación de las políticas públicas por parte de los gobiernos.
—Sí, efectivamente.
De la política económica, como menciona Ud. del Plan de Desarrollo.
—La deforestación que es muy fuerte. El abandono del campo, la desertificación del campo concentrándose las poblaciones en las urbes y descuidando el campo definitivamente. Al campo debe darse una prioridad. Yo en la academia llamo a esto, igual que otras personas con mucha mayor preparación lo han hecho, lo que nos falta un proyecto de nación.
—Perfecto.
—No tenemos ningún proyecto de nación.
—Cierto.
—Y esto es muy grave porque no sabemos si queremos una nación que se baste a sí misma, o queremos una nación exportadora de qué cosa queremos exportar. En fin. Tenemos muchos recursos, pero están totalmente desperdiciados.
Maestra, pero me da pauta a preguntarle, porque iríamos en sentido contrario, dada la expectativa que hay de que Petróleos Mexicanos incluya más inversión privada.
—Dependería en qué aspectos quieren la inversión privada, porque si es para la extracción de petróleo, porque no tenemos nosotros los aparatos necesarios, entonces siempre vamos a estar dependiendo de quién tiene una tecnología de primer nivel para hacer las perforaciones necesarias para tener el suficiente petróleo, o el gas en cantidades suficientes que requerimos como nación. Las cantidades exportadoras…
Es que se menciona que es extracción y procesamiento. Pero en México hace cuánto no se construye una refinería, por ejemplo.
—Ah, pues sí. Se habla de que una cerca de Pachuca y otra en lugares como Irapuato.
Pero se quedó en proyecto.
—Pues se rumora que hay el complimiento de un compromiso hasta el año 21, de no tener ninguna refinería nosotros y estar mandando nuestro petróleo a los Estados Unidos a refinarse. Y claro, nos devuelven una gasolina buena pero muy cara.
Proyecto de nación, maestra.
—Bueno. El proyecto de nación, fundamentalmente, para no depender tanto ya alimentariamente del extranjero. Tenemos que comprar millones de toneladas de maíz, tenemos que comprar cantidad de toneladas de leche en polvo, de frijol, de otros productos; cuando nosotros podemos, y lo teníamos antes. Milpa Alta por eso se llama milpa alta; tenía unas milpas de 1.80. Yo las llegué a conocer.
Y el país tiene con qué responder. ¿Algo más que desee agregar a esta plática?
—Sí. Me parece que el pueblo necesita leer no sólo malas noticias sino también proyectos de lo que puede ser un México mejor. Más saludable, más rico, más potenciado. En todos sus aspectos. Porque nosotros tenemos una riqueza increíble. Que soñarían muchísimos países en tener. Tenemos costas que nos pueden producir cantidad de alimentación en pesquería. Tenemos bosques que estamos descuidando. Parece mentira que ahora las mariposas Monarca prefieran ir a otro lado que a nuestros bosques, porque los descuidamos. Tenemos en el sureste agua de sobra. Tenemos minerales. En fin, es un país extraordinariamente rico que se ha ido descuidando en sus diferentes aspectos económicos; salvo el capital, el dinero que ahora se vende y se compra (se refiere al capital financiero) y en eso sí estamos bien. En una macroeconomía. No en una microeconomía porque la pobreza ha crecido desmedidamente.
Mire que curioso. Empezamos hablando de la seguridad y terminamos hablando de la economía. Como un soporte, como algo que está detrás, que es pilar también para impulsar un proyecto de nación.
—Ciertamente… Ciertamente.
Doctora, por sus palabras, su disposición y su tiempo, a nombre del proyecto Reporte México, le doy las gracias.




RECUADRO.
Definiciones sobre la seguridad. Dra. Jeannetti.
Además que la “seguridad nacional” es depender de terceros, con regularidad se generaliza o se confunde con otras especializaciones, como la seguridad pública, la seguridad interna, seguridad la humana, la seguridad internacional.
Seguridad Pública
“Aquella que daña al individuo en sus bienes o en su persona, según su criterio”.
Seguridad Interna
“Cuando una amenaza, como el narcotráfico o la delincuencia organizada por ejemplo, pone en riesgo a una persona en el contexto social, aún sin que esa misma persona esté relacionada con la amenaza. El narcotráfico, la llamada ‘delincuencia organizada’, la ‘trata de personas’, todo ello debe desarrollar, a mi juicio, intensamente, la rama de la seguridad interna”.
Seguridad Humana
Si hubiera daño biológico, entre otros similares. Los transgénicos, por ejemplo. Alerta sobre la esterilización de tierras y daños colaterales al ser humano.
Seguridad Internacional
Cuando, por ejemplo, una nación poderosa se entera de que otra produce energía nuclear con el objeto de producir energía, se apresura a iniciar un conflicto bélico, lo que puede convertirse en un conflicto mundial.
(Tomado de la Gaceta Universitaria citada).

28-XI-2012



NOTAS


[1] Además, considera oportuno que en las universidades se forme el personal calificado en materia de inteligencia que le está faltando al Estado. “Para coadyuvar con las tareas… en la formación de los cuadros que México requiere en defensa de las amenazas y riesgos a su seguridad”. Una tarea para instituciones como la UNAM con especialistas como ella. Como lo explicó la Dra. Jeannetti en entrevista para la Gaceta Universitaria de fecha 11 de octubre.

[2] En otras palabras: El CISEN como órgano vinculador de instancias federales y con características jurídicas y de descentralización de naturaleza semejante al IFE y CNDH. Vinculador de información de todo el país, las instancias federales, hasta de los municipios. Entrevista citada.

[3] A juicio de la investigadora, por seguridad nacional debe entenderse aquellas contingencias que hagan a la nación depender de terceras naciones en cualquiera de los órdenes: alimentario, social, cultural, político, etcétera. No obstante, de manera errónea a toda amenaza se la llama “seguridad nacional”, pese a que son diferentes tipos de seguridad. Ibídem.