domingo, 16 de octubre de 2011

EUROPA, LA RESISTENCIA DE LOS INDIGNADOS

14/octubre/2011

Europa, la resistencia de los indignados
*Juventud se moviliza contra el capital vía la web
*Tras la crisis económica, crece la protesta social



A los manifestantes del 15 de octubre, por el derecho a la indignación con un grito de libertad.

Frente a la crisis económica actual que padece el viejo sistema capitalista, financiero, usurero y globalizador europeo[1] —comenzó a tronar por lo más débil: Grecia, Portugal, Irlanda, España e Italia, ¡por ahora!—, se carece de más opciones para salir avante que las ya tradicionales medidas restrictivas, abiertamente atentatorias de los niveles de bienestar de una sociedad, que no la debe pero sí la paga.

Es porque los gobiernos no le responden a la población como a los banqueros y a los especuladores por igual, cuando como en estos casos la población toma las calles en señal de protesta. Es porque los gobiernos desatan una serie de medidas para tonificar las finanzas, para rescatar a los bancos y por consiguiente, para sostener los niveles de paridad monetarios —en este caso el euro—, para soportar el peso del endeudamiento del Estado, etcétera, sostener los privilegios de unos pocos.

Medidas todas por las cuales los gobiernos tratan de resolver, a través de la contención o recorte de los presupuestos sociales, de los servicios que presta el Estado, el control de los salarios, o el desempleo generalizado, por la simple razón de que el Estado neoliberal hizo hasta lo imposible para desinflar o abandonar toda participación en la economía. Pero no la economía en general —como no sucedió nunca—, sino en cumplimento de los requerimientos del rescate de los usureros, de los bancos prototipos o modelo y de los gobiernos de otros países que avalan tales medidas taxativas.

Alemania y Francia, a conveniencia, han tomado la sartén por el mango. Pese a las restricciones legales desde los acuerdos de Maastricht para la Unión Europea (UE), ambos países están trabajando y participando del rescate de los demás países [¡dizque!]; no obstante más bien quieren el rescate de los amos de las finanzas. Antes Alemania habría adquirido “bonos de deuda” de algunos países como Grecia, de la mano de la propia UE, el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Ahora, el papel de rescatar a los bancos de la casi inminente quiebra lo está asumiendo el propio BCE. El caso es que, por supuesto, esa no es la salida para la crisis europea. Lo hemos dicho en otras ocasiones: así como están en riesgo los eslabones débiles del sistema, también lo está el resto de la (des)UE. Por dos motivos: 1) porque la crisis es global y, 2) porque las acciones tradicionales de rescate al sistema financiero serán insuficientes y altamente costosas. El G-20 presume que resolverá la crisis de deuda europea en octubre.

Peor aún, que con las medidas restrictivas actuales no habrá solución, como empobrecimiento derivado de la debilidad de los estados. Y no sólo de los países en crisis señalados, sino del resto de Europa. Esto sin olvidar la consabida debilidad estatal que dejará a las economías entre el abandono y la penumbra. En otras palabras: en los tiempos de la Gran Depresión, en Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt tenía los recursos o los medios para impulsar la economía con el New Dale. Y lo logró.

Pero ahora ni el Estado de EU ni los estados europeos cuentan con los recursos para rescatar a todas las economías en crisis, porque se trata no de una crisis endémica sino sistémica. Así que, en cuanto continúe la depresión, en primer término se generalizará todavía más allá de las mismas bolsas, porque abarcará a todos los países capitalistas del orden global; en segundo, no habrá quién lance una tabla de salvación. ¿O acaso los gobiernos se someterán a las condiciones de, por ejemplo China como segunda economía mundial, que sería el único país con ciertos recursos para apoyar en este caos del capitalista mundial, sin suponer que lo hará? Con todo y que no haya un rescate sostenido por esa vía.

En el ínter, las acciones de los presidentes Angela Merkel y Nicolás Sarkozy, de asistir a los gobiernos de los países con problemas, resultarán en el corto plazo meros paliativos. Porque todo lo que se hace es en aras de rescatar los abultados déficits de los estados para luego apostarle a la preservación de los sistemas financieros.

Ese es el cuento de nunca acabar. Porque los sistemas financieros son los verdaderos causantes del desastre. Una crisis que, cuando se presente en toda su magnitud, y eso será de un momento a otro, habrá un crujido mayor al de 1929; sencillamente más profundo porque arrastrará a un gran número de países. Y luego salir del caos costará ¡sangre, sudor y lágrimas! ¡Pero por supuesto que no a los hombres que están al frente!

De ahí derivan las movilizaciones de la sociedad, principalmente jóvenes conectados vía las redes sociales en varios países de la vieja Europa. “Los ciudadanos no son mercancías en manos de políticos y banqueros”, es el grito de los españoles. Jóvenes que están reaccionando contra las artimañas de los gobiernos, tanto para proteger a los especuladores como para socializar los elevados costos. Y si el indicador de desempleo no se mueve a la baja, es porque los estados no operan para impulsar la economía en la creación de empleos. O, incluso, por la llamada financiarización[2] económica.

Y sin trabajo no hay ingresos, como sin recursos no hay consumo. Un círculo vicioso del capitalismo que deviene y es producto de la crisis. El asunto es que esta crisis es global. Una crisis en la que está no sólo la (des)UE sino Europa oriental y Asia; EU y sus satélites como México. Y alcanzará a Latinoamérica, más que menos.

Por supuesto que no habrá salidas reales en tanto las restricciones no se apliquen al mismísimo sistema financiero. Porque tanto banqueros, como todo tipo de especuladores de las bolsas del mundo, están atrás de los beneficios de la acumulación dineraria que manejan. Ahí están, en primera fila, los magnates o los llamados “barones del dinero”. Pero al parecer los gobiernos ni los estados —aún en los países desarrollados— tienen el poder como para contrarrestar suficientemente a los hombres ricos y meterlos en cintura. Salvo la sociedad.

Muchos no pagan impuestos, o son directores o gerentes de grandes monopolios que tienen controlado gran parte del mercado global y se allegan enormes cantidades de los recursos que la sociedad produce, aunque ellos pongan las condiciones. Porque en esta sociedad de consumo “el que tiene más saliva traga más pinole”. Serviles nada más, los gobiernos son incapaces de controlar a los hombres ricos del planeta, y obligarlos a asumir los costos y consecuencias de sus acciones. El Estado, a su servicio también.

Por eso la sociedad sale a las calles. Por ello las acciones de protesta. Porque se le carga todo el peso a la sociedad desde el abandono del Estado con sus medidas restrictivas. Por lo mismo prende la indignación en Europa. Son los jóvenes de algunos países quienes se manifiestan en contra de la globalización que amenaza con despedazarlos económica, social, política y moralmente. Del mismo modo que sucede en EU con el movimiento Ocupa Wall Street, o en Chile con las protestas contra la educación neoliberal.

Por eso se han organizado para impedirlo. Son las movilizaciones en países como España, Francia, Holanda, Italia, Alemania, Portugal, Austria y Londres. Los jóvenes que rechazan los privilegios de los poderosos que generan lo demás; saben que ellos son los causantes del desastre actual. Tan sólo la “larga marcha” —no hay símil alguno con la de Mao en los tiempos de la “Revolución Cultural”— de los indignados que partió de la Puerta del Sol en Madrid, ombligo del 15-M —el 27 de julio— recorriendo mil 700 kilómetros hasta Bruselas como la capital de la UE, demandaron entre otras cosas: “No más privilegios a banqueros”.

Cero privilegios para las grandes fortunas, que evaden impuestos, control al fraude fiscal y a la fuga de capitales hacia los paraísos fiscales. No privilegios a políticos, sus elevados ingresos y al no pago de impuestos, entre otras acciones para que el Estado tenga los fondos suficientes para sueldos más dignos y mejoras en la calidad de vida de la población, etcétera. Porque “los políticos deben entender que su labor debe ser en bien de la sociedad, y no de los mercados” (Reportaje de Proceso N° 1823).

Lo interesante es que todo este rol de la juventud que se indigna frente a las condicionantes del mercado —la crisis del sistema financiero global, con impacto en Europa—, no sería posible en la rapidez con que surge sin el internet, sin las redes sociales, sin facebook y el twitter. El sistema del capital financiero y los estados que los sostienen, no podrán desdeñar la movilización social o utilizar la violencia[3].

La crisis que toca a las puertas de la UE, hoy más bien (des)UE, es ya como el “fantasma” cadavérico del capitalismo. Los jóvenes que se indignan cumplen su rol. Aunque el cambio no esté a la vuelta de la esquina. El caso es que los actores se mueven gracias a la red. Y también se alimentan con posturas como la del fenómeno editorial europeo del panfleto ¡Indígnate!, del veterano Stéphane Hessel. Cual suerte de “Manifiesto comunista” de Marx; que no lo es porque no hay parangón. ¡Indígnate! no llama al cambio socialista, pero sí es una bandera para la “resistencia”.

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
http://maniobrasdelpoder.blogspot.com




[1] Por supuesto que la crisis comenzó en el sistema financiero de Estados Unidos, pero afectó al resto del mundo. Por ahora nos interesa destacar la siguiente faceta de la crisis europea.
[2] O el control y sujeción  de todas las variables económicas de un país por una sola: el sistema financiero que se sobre pone.
[3] Ver, por ejemplo, en http://bit.ly/mWzI5Y, el desalojo violento del “campamento indignado” de Plaza Cataluña, España.

miércoles, 12 de octubre de 2011

El NorthCom y la afganización de México

*La persecución de los intereses de EU, tras la guerra sucia
*Apoyar a narcos con Rápido y furioso, para desestabilizar
*Militarización, apropiación energética y peligro de invasión

El NorthCom lleva a cabo la defensa nacional, el apoyo civil y la cooperación de seguridad para defender y asegurar los Estados Unidos y sus intereses.

El área de operaciones incluye a Estados Unidos, Canadá, México, partes del Caribe y las aguas contiguas en los océanos Atlántico y pacífico. El comandante es responsable de la defensa de la tierra, espacio aéreo y el mar de los Estados Unidos.
Área de comando de responsabilidad abarca los Estados Unidos continentales, Alaska, Canadá, México y de seguridad de otras naciones en su área de responsabilidad.
Documentos oficiales del NorthCom.


¡“Es la extrema derecha, estúpido!”. Porque así opera. Principalmente la de Estados Unidos (EU), el país promotor del interés —el librecambismo decimonónico llevado al extremo con perversa actualidad— como modus operandi del capital financiero-especulativo, e imperialista de una globalización ahora en crisis.

La guerra, como su principal herramienta para obtener riquezas. La invasión a Kuwait el 2 de agosto de 1990 sentó precedentes. Ya por el sometimiento de gobiernos enteros, o en forma de inversiones y préstamos condicionados [el “Consenso de Washington” y los Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional como bucaneros de la colonización neoliberal], pero sobre todo apoderándose mediante invasiones armadas de los estratégicos recursos naturales ajenos. Es la derecha extrema, primordialmente de EU, la que creó costumbre durante toda la segunda posguerra amenazando al resto del mundo con su maquinaria militar-industrial.

Especialmente, arreció, porque los estadounidenses modernizaron sus preceptos de “seguridad nacional”, tras el ardid de los autoatentados [los avionazos no soportan el análisis serio; véase el comentario al respecto en http://maniobrasdelpoder.blogspot.com, “El 11/S, guerra con mentiras”, el informe de “Arquitectos e Ingenieros por la Verdad del 11/S”, sobre la gran estafa imperial de los halcones de Washington] terroríficos a las Torres Gemelas de Nueva York, con el Pentágono como principal actor y Al Qaeda como ¿el enemigo real?, ¿cómplice o chivo expiatorio? [no se olvide que Osama bin Laden fue un aliado de la Agencia Central de Inteligencia, la CIA], que cambiaron los parámetros de la guerra. Porque conviene a los intereses geoestratégicos como imperio en decadencia.

Desde el post11/S, EU le puede declarar la guerra a cualquier país que a su consideración represente una amenaza para su seguridad nacional, como lo hizo contra Irak y Afganistán; sin comprobar nunca las “armas de destrucción masiva” del primero —el pretexto bushiano—, y tampoco el “apoyo militar” a los terroristas musulmanes del segundo, un plantío de amapola desde la invasión. El terrorismo como herramienta y pretexto para invadir países con importantes reservas energéticas. “Los atentados del 11 de septiembre de 2001. (Con) estos ataques se dio un impulso a la formación del Comando Norte de EEUU”, que data de octubre 2002.


México, en la picota

De ahí que el vecino del sur, México, esté en peligro. El país no está lejos de ninguna consideración imperial guerrera —para ello trabaja el sistema de espionaje de EU desde la diplomacia, soterrada o cínicamente—, sobre todo desde el año 2006 a la fecha cuando la presidencia de Felipe Calderón Hinojosa creó los escenarios más propicios para ello, con su guerra sucia y su ilegitimidad electoral.

Fue en ese contexto, porque sucedió “después del fraude electoral de julio de 2006, cuando en plena transición y bajo la batuta del secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, Mouriño, Sarukhán y Cordero asistieron en el hotel Fairmnot Banff Springs, de Alberta, Canadá, a un cónclave secreto con ministros, altos ejecutivos —entre ellos los de la petrolera Chevron, Bechtel y Lockheed Martin, la mayor contratista de armas del mundo— y militares de cinco estrellas, incluido el almirante Tim Keating, jefe del Comando Norte”. [“Cordero, la ASPAN”, Carlos Fazio en La Jornada, 19 de septiembre de 2012] El ardid se oficializó en secreto, ¿por qué?

En dicha reunión se abordaron los temas de “la interrelación de los sistemas de defensa, militarización, seguridad nacional, fronteras, migración, producción de equipo militar y control sobre los recursos energéticos de Norteamérica”. [Ibíd.] Pero la ofensiva continuó en varios frentes: declaraciones oficiosas de pregoneros de diversas dependencias del gobierno de EU, ni se diga de los diplomáticos injerencistas —la herencia de Carlos Pascual desnudado por Wikileaks, a manos de Anthony Wayne—, hasta la vocería militarista.

Problema es que así como marcha el combate al narcotráfico, el país no sólo está perdiendo con la fallida estrategia sino que es conducido hacia la balcanización [la agencia de investigación de origen texano-israelí, Stratfor, se ha pronunciado desde hace un año por la balcanización en caso de que México se desvíe de la ruta marcada por el NorthCom o Comando Norte (ver infra)] o, dicho con una perversa actualidad, rumbo a una afganización [y no “colombianización” porque en Colombia el gobierno tiene resultados a favor, sin triunfalismos] que incluye ¡peligrosamente! la desarticulación funcional del Estado mexicano, y cualquier cosa que quede como reducto de “nacionalismo” posrevolucionario, lo cual incluye a las Fuerzas Armadas (FAM). Una ofensiva tanto hacia adentro como desde el exterior.

La afganización comprende, en palabras del asesor de la ONU, Edgardo Buscaglia, los casi mil “bolsones territoriales” que en el país están controlados por la delincuencia organizada. Siguiendo la tipificación para Ciudad Juárez del exzar antidrogas, Barry McCaffrey, de diciembre de 2009 —conforme a Reporte Índigo del 9 de enero de 2010, “México camina hacia la afganización”—, cuando afirmó que la situación “es similar a la de Afganistán”. Y en su estudio sobre aquél país refirió: “Las violaciones de los derechos humanos son endémicas: matanzas extrajudiciales, impunidad oficial, restricciones contra libertad de prensa y religión, y abuso infantil severo y extendido”. Cualquier semejanza es mera coincidencia.

Lo que dijo al respecto fue en su calidad de profesor adjunto de Asuntos Internacionales del Departamento de Ciencias Sociales de la Academia Militar de Estados Unidos en West Point, Nueva York. Que en palabras de Buscaglia se traduce en que McCaffrey, “manifiesta la posición del Pentágono y del Departamento de Defensa norteamericano, que tiene una visión mucho más amplia, más global, de la delincuencia organizada. No tiene esa visión acotada de la DEA”. [Reporte… cit.].

El Senado de México debe exigir explicaciones tanto al gobierno de Calderón como a los propios gringos. También el presidente Calderón a los mexicanos. Porque todo indica que la situación de violencia es tanto desatendida porque la fallida estrategia no se mueve un ápice, como atizada desde el exterior en todo momento en que se apoya a los carteles de las drogas con sofisticado armamento. Con fines claramente desestabilizadores, así sea en estados fronterizos de México.

Desde luego que ayudan tanto el sometimiento de los gobernantes mexicanos hacia EU como las pésimas políticas internas; súmese la descomposición del sistema político mexicano por lastres del pasado versus corrupción e impunidad, que le corroen las entrañas a cualquier proyecto sexenal falto de una perspectiva nacional [¿alguien dice que el Estado-nación ya desapareció?]. Ambas circunstancias, internas y externas, tienen al país hecho un desastre. Sin olvidar que el Estado mexicano ha desatendido la mayoría de sus funciones para con la economía y la sociedad, porque presenta saldos retrógrados.

El contexto explica el desastre de México, a contentillo tanto de los gobiernos del Partido Revolucionario Institucional (PRI) —con una política exterior otrora ejemplar, luego tirada por la borda gracias al presidente Carlos Salinas de Gortari, el modernizador y vendepatrias cual resultó en los hechos—, como ahora del Partido Acción Nacional (PAN) que (des)gobierna México a partir del año 2000. Porque ambos partidos han aplicado, permitido o tolerado, una política de sometimiento paulatino y vil a los intereses geopolíticos de EU, desde la década de los 80 del siglo XX. La evaluación negativa del neoliberalismo, de por medio.


Legalizar la intervención

Luego entonces, tras la firma de acuerdos como el TLCAN o NAFTA, que entró en vigor en enero de 1994, fecha del levantamiento chiapaneco zapatista, luego el ASPAN o TLCAN-plus, se suscribió en marzo de 2005 en Waco Texas, por George Bush y el entreguista de Vicente Fox Quesada, con la finalidad dizque de “aumentar la seguridad y realzar la prosperidad”. Sí, pero la seguridad imperial.

Sobre todo con el Plan Mérida, para México y Centroamérica de junio de 2008, donde se abrieron las puertas al intervencionismo y actuación de instancias gringas: el Departamento de Estado, el Departamento de Justicia, el Consejo Nacional de Seguridad, el Pentágono, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el Buró Federal de Investigación (FBI) y la agencia antidrogas (DEA). En el sentido militar se firmó la cereza del pastel: el NorthCom, donde se habrían amarrado convenios secretos en el terreno militar. Y México no quería ser exhibido. El vicencanciller de Tlatelolco, Enrique Berruga, por ejemplo, pidió al gobierno de George Bush, “que manejara con cuidado” el lanzamiento del NorthCom. Por la ¡sensibilidad nacionalista! mexicana, claro está.

Se trata de una prolongación de la Doctrina Monroe de 1823, pero en estos tiempos de globalización caduca para sostener a costa de otros la hegemonía de EU. Donad Rumsfeld dijo, según la prensa canadiense, que el NorthCom para toda América del Norte como su comando geográfico, “es la mayor transformación del Plan de Comando [UCP] desde su creación en 1947”.

Por eso, “la proyección espacial del NorthCom, que abarca Canadá, México, posiciones del Caribe (Cuba incluida) y aguas contiguas en los océanos Pacífico y Atlántico (en particular el Golfo de México), tiene que ver con la geografía, la política, la economía capitalista y lo militar como complemento bélico de la integración vertical de América del Norte; como zona segura de abasto de petróleo, gas natural, agua, uranio y biodiversidad para la economía estadounidense, contenida en el documento ‘(Los) Nuevos Horizontes’, del Centro de Estudios Estratégicos Internacionales, con sede en Washington, difundido una semana después de los atentados del 11 de septiembre de 2011”. [Fazio, “Cordero, la ASPAN, cit.].

Un NorthCom que surgió tras los autoatentados terroristas del 11/S, es el “responsable” de la defensa interna de Estados Unidos, ante nuevas amenazas como “el terrorismo, el narcotráfico, el tráfico ilegal de personas (¡la inmigración!)”, entre otras y donde México es considerado también “zona protegida”. Fue en el marco de NorthCom que se ha permitido la intromisión directa en territorio mexicano de las agencias CIA, DEA, FBI, etcétera; a más de la “colaboración” del Pentágono en el campo de la capacitación de integrantes de las Fuerzas Armadas mexicanas y policiales estatales y federales del país, para romper el nexo nacionalista de raíz.

Luego entonces, en la forma, los gobiernos de México se han sometido mediante dichos acuerdos económicos, políticos y militares sobre todo a EU (un tanto menos a Canadá), desde Carlos Salinas dixit hasta Felipe Calderón en su fase más crítica de intervencionismo abierto y claramente peligroso atentatorio de la seguridad nacional mexicana. Es decir, mediante acuerdos que revelan políticas más bien agresivas que surgen de la derecha gringa, pero adoptados con sumisión por la derecha mexicana, ya desde los tiempos del presidente Miguel de la Madrid.

México no protestó como sí lo hizo Canadá. “El mundo está en la encrucijada de la crisis más grave de la historia moderna. Los EEUU han puesto en marcha una aventura militar que amenaza el futuro de la humanidad. Se ha formulado los contornos de un proyecto imperial de dominación mundial. Canadá es contiguo al ‘centro imperial’. Control territorial de Canadá es parte de la agenda de los EEUU geopolíticas y militares”. [Ver: “El despliegue de tropas de EEUU dentro de Canadá”, en el sitio web: http://metaexistence.org/uscanada.htm].

Incluso el Toronto Star no publicó lo siguiente: “Negociando discretamente [desde abril de 2002] un acuerdo de largo alcance de cooperación militar, que permite a los militares de los EEUU para cruzar la frontera y el despliegue de tropas en cualquier lugar de Canadá, nuestras provincias, como buques de guerra de la estación y Estados Unidos en aguas territoriales canadienses. Este diseño de Canadá sistema de defensa está siendo discutido a puertas cerradas, no en Canadá, pero en la base de la Fuerza Aérea Peterson en Colorado, en la sede del Comando Norte de EEUU (NORTHCOM)” [sitio cit.].

Continúa la reflexión de Meta Existence Organization: “La creación de NORTHCOM anunció en abril de 2002, constituye una violación flagrante de la soberanía territorial de Canadá y México. El secretario de Defensa Donald Rumsfeld anunció unilateralmente que EEUU Comando Norte tendría jurisdicción sobre toda la región de América del Norte. Canadá y México se presentaron con un hecho consumado ‘accompli’ jurisdicción de los EEUU de Comando Norte de los descritos por el Departamento de Defensa de EEUU, incluye, además de los EEUU continentales, todos de EEUU, México, así como partes del Caribe, las aguas contiguas en los océanos Atlántico y Pacífico a 500 millas de la mexicana, las costas de EEUU y Canadá, así como el Ártico canadiense”. [Ib.].


Militarización versus descomposición

Sólo desde este contexto se explican las diversas circunstancias que están generando la creciente descomposición en México, por la vía de una guerra fallida. Aceleradamente desde el año 2006 a la fecha en que arribó al poder Felipe Calderón. Es ahora cuando crece el consenso también de que se está consolidando muy rápidamente —la guerra sucia como instrumento— una militarización incluso con tintes contrainsurgentes con afrentas a la población, útil además para un Estado que desatiende su responsabilidad social. Doble o triple golpe a los mexicanos.

En otras palabras, que la militarización de México de los últimos años es un fenómeno ligado a los intereses geopolíticos del imperio estadounidense, acelerado por una guerra donde uno de los frentes [los diferentes carteles de las drogas que tienen una disputa entre sí y contra el Estado mexicano por el control territorial] es alimentado desde afuera con apoyo armamentista [en la vieja tesis de “divide y vencerás” con programas como Fast and furious (Rápido y furioso) y Wide reconver (Receptor abierto)], para contribuir a minar tanto la presencia como la fuerza del Estado y conducirlo a la descomposición.

Ambos operativos Rápido y furioso y Receptor abierto —este último según revelaciones recientes de Los Angeles Times— que dejaron “correr” o “caminar” armas a manos de los carteles mexicanos —el primero entre 2009 y 2010, el segundo orquestado antes, entre 2006 y 2007—, y fueron llevados a cabo desde la ATF la Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos, oficina de seguridad que responde al Departamento de Justicia de EU. Acciones, ambas, de clara intención desestabilizadora del Estado mexicano, como bien lo reconoció recién el Senado de México, pero sin hacer algo más allá y exponiendo a todos los riesgos al país.

Por cierto que, dentro de dicho plan imperial perverso, las FAM —una de las pocas instituciones rescatables del país— están siendo sometidas a un paulatino desgaste desde 2006, porque son utilizadas para un trabajo ajeno —y por demás sucio— que más bien le compete a las policías federales, conforme el mandato constitucional de ser aquéllas las encargadas de resguardar la seguridad nacional del país.

Empero, el simple uso de las FAM en el combate al narcotráfico y la reiterada negativa del gobierno de Calderón a recular en la fallida estrategia [sin otras acciones aleatorias o complementarias, como pegarle al corazón de las finanzas del crimen organizado, combatir el lavado de dinero y juzgar a los cómplices, funcionarios del gobierno coludidos], por no meter a los soldados al cuartel hacen de las suyas o cometen errores que luego devienen violaciones a los derechos humanos, que no son ciertamente pocas.

El problema es que los “daños colaterales” le salen muy costosos, en vidas, a la sociedad que es quien padece las temibles consecuencias. Ni qué decir por los ya casi 60 mil muertos, entre cómplices y víctimas. Pero hay más de mil niños y niñas caídos en esta guerra. Y el impacto social en general es incalculable, como la desarticulación de grandes núcleos familiares y los trastornos sicológicos que se generan. Verbigracia. Según datos recientes, en sólo tres años —de 2007 a 2010— la violencia ha sacado de sus hogares ¡a 230 mil personas! Son los desplazados por la guerra: en varios estados del país, sobre todo del norte como Tamaulipas, Sinaloa, Durango, Chihuahua, Zacatecas, Nuevo León y otros antes pacíficos como Colima y Nayarit.

Recrudecida la violencia, los métodos de desaparición de personas que luego encuentran en fosas clandestinas por decenas en varios estados del país, son apenas un aspecto de la limpieza de contrarios entre los carteles en disputa territorial. Pero el problema va más allá: la aparición del grupo paramilitar Los Matazetas, abrió un debate que apunta a que la presencia de este tipo de corporaciones en México —a semejanza de los escuadrones de la muerte de algunos países centroamericanos que actuaron en el pasado— tienen fines de “limpieza social” o de contrainsurgencia.

Operan, según Buscaglia, al menos unos 167 de esos grupos, “financiados por empresarios empeñados en proteger ‘vida y propiedad’, garantías que ya no puede otorgar el Estado mexicano, y en otros casos son pagados por los propios gobernantes, quienes ante la incapacidad de otorgar seguridad a la gente, pagan a estos grupos armados para limpiar territorios y salvar los mercados de las drogas…”. [Proceso, N° 1822, 2/octubre/2011].

En el fondo se trata, pues, de los intereses geoestratégicos de los EU en la llamada América del Norte. A costa de lo que sea. No importa que sean vidas de mexicanos, como sucedió con los iraquíes o los afganos —por citar los últimos lastres de violencia imperial contra “los enemigos”— cuando llegó el Pentágono con sus aliados. El saldo final de la dichosa guerra de Felipe Calderón todavía está por verse. Entre tanto el país está al borde del colapso. Son las fuerzas que mueven las derechas, republicana y panista, en EU, México, y Canadá también. Al fin que las reservas energéticas del país están a tiro de piedra para el imperio gringo.

Y el tiro de piedra puede convertirse en otra cosa. México tiene la espada de Damocles encima. El peligro de una invasión militar del Pentágono pulula en el ambiente de las relaciones entre ambos países. Recuérdese que los planeadores de la guerra de Afganistán están deseosos de llegar, porque “los militares intentan aplicar en México lo mismo que hicieron en Afganistán”, según revelaciones de un oficial estadounidense a The New York Times. Lo aprendido contra los terroristas de Al Qaeda lo quieren traer a México para combatir a los carteles de las drogas. [Ver: “¡A México!, guerra antiterrorista”, en http://bit.ly/nqwXzV]. Seguro que, al menos los mexicanos rechazan eso, tanto como el entreguismo de sus gobernantes.

Luego entonces, no se olvide que el NorthCom es el proyecto geoestratégico del post11/S terrorista, militarista imperial de EU. Tampoco que el NorthCom va incluso más allá del sector energético. Es la “seguridad nacional” gringa lo único que le interesa a la extrema derecha de EU. El coletazo de una fiera herida, que hoy padece una crisis estructural demasiado profunda.

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
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lunes, 3 de octubre de 2011

México, el doble compromiso

03/octubre/2011

México, el doble compromiso

*Descomposición de un sistema político vetusto
*EU, amenaza latente de sus políticas imperiales
*El mundo también plantea sus propias exigencias


Dadas las circunstancias actuales, México enfrenta dos peligros crecientes derivados tanto de sus condicionantes internas como de sus relaciones con el exterior, y que exigen una revisión de fondo.

1.—El del modelo económico anquilosado que ha conducido al país al desastre, dada la aplicabilidad de las políticas neoliberales desde los años 80 por el Partido Revolucionario Institucional (PRI) hasta la fecha, y ahora por los gobiernos del Partido Acción Nacional (PAN).

2.-- La del imperio estadounidense que ha estado instrumentando una serie de operativos —por todos los medios posibles— tendientes a imponer por la fuerza sus políticas geoestratégicas a su vecino del sur.

La amenaza derivada de las condicionantes desde adentro está generando en México una inestabilidad política y una incertidumbre como nación de tal magnitud, que ponen en riesgo la viabilidad dada la algidez de los problemas brota cada vez más amenazante, sin aparente y suficiente remedio desde la acción gubernamental.

Y es que, por un lado está la inviabilidad mostrada desde las mismas políticas públicas operadas por el Estado, que tienen como soporte el absurdo de los preceptos de un liberalismo ortodoxo en desuso; de la mano de un presidencialismo que está mostrando una incapacidad en cuanto a la conducción del país que deriva, o bien en situaciones de ingobernabilidad o peor aún en el surgimiento de fenómenos alternos que, tratando de llenar los huecos dejados por aquél, rompen con el hilo conductor de una Política como nación.

No está demás mencionar los antiguos lastres que paralizan al propio sistema económico/político/social mexicano, y tienen que ver con la profundización de fenómenos como la corrupción, la impunidad y la violación de los derechos humanos fundamentales de los mexicanos; además de la incapacidad sistémica de renovación en sentido democrático y, sobre todo, de incidir en cambios trascendentales que solucionen también de raíz los problemas que atizan la descomposición.

En ese contexto se insertan también los temas políticos relativos a la continuidad del sistema político —porque lejos está de la muy sonada, en tiempos electorales, transición democrática—, y el cambio de estafeta en el poder presidencial que ocurrirá en el 2012, ya sea a favor de un partido político o de otro, del PRI o el PAN. No obstante ambos partidos han orquestado lineamientos similares, tanto en las políticas internas como frente al exterior.

La presión desde afuera dirigida por el gobierno de los Estados Unidos y sus intereses geoeconómicos están apuntando recién  en contra de México, y se están convirtiendo en una latente amenaza de seguridad nacional. Eso incluye la posibilidad de una ¡invasión armada! Soterrada, pero continuamente preparada tanto en términos políticos como diplomáticos. Todo bajo el precepto gringo de que los acontecimientos internos de México representan una amenaza para su seguridad nacional imperial.

Ni se diga que la declarada guerra contra el crimen organizado, especialmente dirigido a las bandas del narcotráfico y la violencia derivada desde entonces, se asume como un pretexto por EU para operar militarmente en contra de México (el perverso plan Rápido y furioso no tiene otro interés). Y lo más grave de todo es que internamente no hay reacciones a tamañas políticas imperiales, a pesar de tantas evidencias que apuntan en ese sentido, ni desde el gobierno ni a partir del poder legislativo mexicano.

Aquí, en Maniobras del poder hemos insistido en esa posibilidad, cada vez que EU trata de justificar sus amenazantes políticas. Los acontecimientos internacionales, fuera de la relación EU/México, tienen también una relevancia que igual demandan una atención puntual, e igualmente serán abordados.

Por ello, porque ambos puntos señalados supra son prioritarios y exigen asumir el reto con una mayor responsabilidad analítica, es que a partir de ahora esta columna dejará —temporalmente y en cuanto las circunstancias no exijan otra cosa— el modo de columna/diario con temas de coyuntura tratados siempre bajo el mismo formato, para asumir el compromiso del análisis ensayístico. Porque las condiciones lo requieren y porque es urgente hurgar también en el renglón de la propuesta para enderezar el rumbo como país.

Nota Bene. Quiero agradecer a todos aquellos lectores y medios impresos, que hasta ahora habían recibido el material bajo el formato de columna cinco días a la semana, y pedir su comprensión porque a partir de hoy publicaré tres días o en cuanto el material esté preparado en forma de un pequeño ensayo, bajo una extensión que todavía no tengo precisa. Para mis amigos de las WEB supongo que no habrá problema, porque en estos medios los espacios no tienen mayores límites que los propios del autor. Mucho agradezco a todos por su preferencia y compresión.

Atentamente