jueves, 30 de septiembre de 2010

NEOLIBERAL, MODELO DEPREDADOR

30/septiembre/2010

*De empresarios, el gobierno no es de ahora
*Exención, trampa contra los inconformes

“La política es el arte de buscar problemas, encontrarlos, hacer un diagnóstico falso y aplicar después los remedios equivocados”: Groucho Marx (1890-1977).

A nadie engañan. El modelo neoliberal es devastador. Crea círculos viciosos. Aniquila la economía de un país, y sus derivados, como le está ocurriendo a México durante los casi 30 años que lleva de vigencia, porque agudiza las contradicciones. Por cierto que no es sólo responsabilidad política de los gobiernos del Partido Acción Nacional, también lo es y primordialmente de los presidentes surgidos del Partido Revolucionario Institucional desde Miguel de la Madrid ahora.
Nada más véase la tasa de crecimiento del PIB promedio, para todo el periodo neoliberal entre 1982 y 2010, no ha sido superior al 2.1 porcentual; eso sí, altamente vulnerable. Cuando con modelos anteriores México tenía dicho indicador por arriba del 6 por ciento, y con tasas de empleo aceptables, buenos salarios, una paridad manejable, y con fondos en las arcas de la hacienda pública superavitarios. Con un saldo donde se ha polarizado la riqueza y la pobreza. Más lo que se acumule.
Pero la reflexión de ahora, más que para destripar el modelo, lo que pretende es resaltar el asunto de la exención fiscal a favor de las empresas [y el juego, o el manejo digamos, que conlleva], en deterioro de la obtención de recursos públicos por parte de la Secretaría de Hacienda y la presión que ello significa para intentar incrementos en impuestos [como ahora que está a discusión en el Congreso el paquete fiscal 2011] en perjuicio siempre de la población, como sería el caso de aumentarlo en medicinas y alimentos. O el ya vigente, el aplicado a IVA e ISR desde 2009, los aumentos a las gasolinas y otros servicios que presta el Estado.
Al poco tiempo de ganar las elecciones, el Partido Acción Nacional en el 2000 con Vicente Fox, el nuevo Presidente llegó para implantar la “alternancia” y con ello operar la “transición democrática” en el país. Nada de eso. Dijo, eso sí, que su gobierno era “de empresarios y para empresarios”. Para la gente, habría “tele, changarro y bocho”, donde hasta el bocho se descontinuó. Su sexenio transcurrió, y ciertamente ganaron los empresarios durante el foxismo. Desde entonces, con la sucesión de Felipe Calderón en la Presidencia, las cosas no han sido diferentes. Mejor dicho, siguen peor. Los mismos preceptos neoliberales, eso sí, que los aplicados por el PRI pero llevados al extremo.
El problema es que se trabaja sólo para beneficio de los empresarios. Sobre todo selectos, los más ricos; porque la gran mayoría padece las inclemencias de una banca extranjerizada, con pocos créditos y caros con altas tasas de interés. Pero la trampa para mantenerlos contentos y que no protesten está en las exenciones las prerrogativas que les otorga el gobierno por la vía de Hacienda.
Así, los gobiernos trabajan para los más ricos, o peor aún, para satisfacción del sistema financiero internacional, que pasa por el aval del Departamento del Tesoro norteamericano, y para los especuladores que llegan de todo el mundo a “invertir” en México como en un paraíso. No un “paraíso fiscal”, por cierto, porque los países que caen en esa categoría cobran caro el anonimato en la titularidad de los depósitos.
Desde luego que ese tipo de prácticas gubernamentales sólo confirman la tesis neoliberal. Un modelo en donde las reformas macroeconómicas no son otra cosa que la desarticulación del Estado, con la venta indiscriminada de las empresas otrora paraestatales, dizque para cubrir los adeudos por concepto de intereses y deuda a los acreedores internacionales [cuando la promesa fue que habría mayores recursos en la hacienda pública]. Así se instrumentó a todas luces un estilo proempresarial de conducir la economía del país.
Esos fueron los objetivos de aplicar tales cambios, mejor conocidos como
Reforma del Estado. Pero, no se olvide que fueron sólo los grandes corporativos, instituciones financieras, banqueros e inversionistas especuladores de los países desarrollados quienes se llevaron la mayor parte.
Hay muchos asuntos en el inter, económicos todos, pero también por decisiones políticas [ambos aspectos están siempre íntimamente relacionados, como hablar de la política económica] que se determinan desde los gobiernos, para calificar que los más beneficiados son unos cuantos empresarios. Baste recordar que el hombre más rico del mundo es mexicano, pero también es el país con el mayor índice de población por abajo de la franja de la pobreza.
Apenas ayer se dijo en La Jornada, que entre exenciones, subsidios, deducciones, créditos y diferimientos fiscales, entre otros, Hacienda deja de percibir unos 201 mil millones de pesos a favor de las empresas. Tan sólo el diferimiento en el pago de ISR, el monto alcanza los 69 mil millones de pesos. El monto del sacrificio es mayor, porque alcanza los 210 mil 248.2 millones de pesos.
Y “esa cantidad representa casi tres veces los 70 mil millones de pesos requeridos por el Seguro Social para sufragar sus gastos para la atención médica, corresponde a aquellos tratamientos de carácter impositivo que significan una disminución en la recaudación tributaria, y dan lugar a la aplicación de regímenes de exención, define la dependencia en el Presupuesto de Gastos Fiscales 2010”.
No se trata de una erogación de recursos previamente obtenidos, sino del beneficio de diferir, evitar o disminuir el pago de impuestos. Así por ejemplo, como el costo del gasto fiscal a favor del sector empresarial por concepto de ISR alcanza la cifra de 68 mil 872.7 millones de pesos, y el IETU alcanza el monto de 13 mil 594.5 millones. Pero hay más. En ambos casos, por ejemplo, con la compra de autos cuyo precio unitario es de 175 mil pesos no se paga la deducción.
La trampa es que tales beneficios son entrecomillas. Primero para que no protesten por lo injusto del modelo. Porque en el fondo, desde los empresarios grandes para abajo están perdiendo todos. Pero no le protestan al gobierno porque los tiene entrampados con los espejitos del impuesto. El gobierno les da lo menos a cambio de que ellos no cuestionan lo más. El problema es que, a menores recursos fiscales disminuye la disponibilidad presupuestal. Y eso presiona alza en los impuestos.
Y finalmente la paga el que ni la debe ni la teme, sino que es el soporte de todo: la población en general. Se cae en un círculo vicioso donde perdemos todos. A excepción de los más grandes, a cuyo servicio están los gobernantes.

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miércoles, 29 de septiembre de 2010

EDUCACIÓN, DESASTRE NACIONAL

29/septiembre/2010

*Un lastre, las políticas de los gobiernos
*Uso político de las instancias: SEP-SNTE

“La educación es un proceso civilizatorio que hace, por tanto, un país más justo y libre”: Ángel Gabilondo Pujol, filósofo español.

La educación, una estrella más del “canal de las estrellas”. Hija del modelo neoliberal que desdeña la política social para atender las exigencias del capital especulativo de la bolsa de valores, o la demanda de organismos financieros internacionales (BM-FMI), sin importar la desarticulación de políticas de Estado que impactan a la sociedad con problemas graves, como el bienestar general, la salud pública, asistencia social, educación, mayor pobreza. Los gobiernos y los políticos [porque el problema es político], como simples cómplices del deterioro, en lugar de promotores.
Si bien no es exclusivo porque otros países arrastran pendientes similares, como sucede en Latinoamérica, España y Portugal, el problema de la educación en México sí es endémico. Sin una política de Estado comprometida, la simiente educativa se ha relegado durante décadas a un segundo plano, o bien lo poco que se hace en un sexenio deviene rápidamente superado por exigencias nuevas o simplemente se abandona para, a la postre, aplicar las recomendaciones de los organismos internacionales hacia un sistema de capacitación, utilitario y técnico-mercantilista.
No obstante la educación es fundamental para cualquier nación. México padece atrasos que demeritan en la calidad y el precepto constitucional. Hay rezagos, por citar algunos, como: políticas públicas eficientes, de tipo presupuestal —el 8% del PIB resulta inalcanzable—; problemas de cobertura, de agenda curricular siempre rebasada [atropello indiscriminado de la historia], deserción escolar creciente desde el nivel primaria, nula capacitación porque la carrera magisterial como tal ha servido sólo para dividir a los maestros y, en general, niveles salariales cada vez más bajos.
Con pendientes graves, si acaso hay complacencia de los funcionarios en turno en instancias como la Secretaría de Educación Pública por pírricos logros, que pronto se desinflan porque no soportan ninguna evaluación externa, como las de Naciones Unidas o de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico, la OCDE. Como tampoco obtiene satisfacción plena de instituciones o evaluaciones internas. Nadie otorga siquiera el beneficio de la duda al gobierno mexicano y a las instituciones educativas, como tampoco los datos.
En mayo pasado el Relator Especial de la ONU sobre el Derecho a la Educación, Vernor Muñoz ofreció un diagnóstico nada alentador para la SEP. Entre otras: 1) Asimetrías sociales que no se resuelven de manera incidental o dejarse a programas de compensación y de subsidios. 2) Relación SNTE-SEP de subordinación recíproca de funciones, que complejiza la educación. 3) Alianza por la Calidad de la Educación, un pacto político SEP-sindicato, donde brotan los concursos de oposición amañados. 4) No se llega al 7% del PIB; este año será de 5.09. Con varias propuestas desoídas, claro está.
Sin mayores datos, recuérdese que la OCDE encontró que de 30 países evaluados en 2009, México quedó en último lugar. Con estudiantes “incapaces de resolver problemas elementales”. Con inversión pobre: “En primaria, sólo 2.3% del gasto se destina a inversión de capital, cuando el promedio de la OCDE es de 8.9%. En secundaria es de 2.7%, cuando la media es de 7.8%, mientras en el sector universitario sólo alcanza un 4.5%, comparado con 9.5% de la mayoría de los países miembros de la organización”. “México destinará el 5.3% del PIB a la educación, cifra muy inferior a la de Cuba del 14% del PIB”. ¿Más?, “en 2009, 700 mil niños y adolescentes abandonaron las primarias y las secundarias en todo el país ante la difícil situación económica”.
El gobierno no invierte, pero se deja de lado que un país con buena educación construye a una sociedad no sólo educada, también con mayores capacidades para enfrentar sus problemas en el corto, mediano y largo plazo, tanto a nivel individual como familiar.
Lo dijo recién en México con motivo del Centenario de la UNAM, el titular de Educación en España, el filósofo Ángel Gabilondo Pujol: “La educación es la mejor política social y económica, sin ella las sociedades no responderán a sus desafíos”. Y agregó: “La formación académica es el mejor elemento de igualdad y equidad social, de ahí la importancia de ponerla en el centro de la economía”. Pero los gobiernos no le quieren invertir; y la IP tampoco, salvo para cubrir sus necesidades específicas apoyando colegios particulares.
Aunque se trate de “una inversión cara, pero no hacerlo resulta carísimo. Prueben con la ignorancia y verán lo que es costoso”. Gabilondo también arremetió contra la postura del BM: “Se pronunció contra aquellos que consideran que la educación debe tener utilidad y ser mercantilista. Pero no se trata de un adiestramiento profesional, educarse no es adaptarse a un mundo injusto, sino crear opciones para su transformación y de mayor justicia y equidad. La educación no es la creación de dóciles empleados, sino de ciudadanos activos y libres”.
Para servir más a los vaivenes de la política sexenal que educativos, para eso están los titulares de la SEP en todo momento. Ahora le corresponde a Alonso Lujambio, un “intelectual orgánico” calderonista del que se podría esperar más por sus lecciones sobre la democracia plasmada en libros, pero no pasa de simple suspirante panista a la candidatura presidencial en el 2012, utilizando para ello a la institución de trampolín político. ¡Qué puede hacer por la educación!
Como la dirigente del SNTE, la “maestra” Elba Esther Gordillo, cuyo “liderazgo” ejerce desde la caída de Carlos Jonguitud Barrios en 1989 —derribado por un movimiento que paradójicamente luchó por la democratización sindical—, señalada reiteradamente como la culpable del desastre educativo. Su permanencia al frente del sindicato más grande de América Latina responde al interés de los partidos políticos en elecciones estatales, ahora con su Partido Nueva Alianza con el mueve sus piezas, a pesar del manejo privado de los recursos del magisterio.
En fin, un sistema educativo estructurado para no servir a los que merecen: a los alumnos; sino a los que no: a los políticos que la usufructúan para fines particulares. Así funciona el sistema político priista-panista corporativo y corrupto. Así se construye el desastre nacional a toda prisa desde la simiente.

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martes, 28 de septiembre de 2010

ANCIANOS Y NIÑOS, LOS OLVIDADOS

28/septiembre/2010

*Impacto social de la crisis económica
*Desatención del Estado, cero bienestar

“El sabio no enseña con palabras, sino con actos”: Lao-Tsé (570 AC-490 AC).

A nivel social, la crisis económica lo complica todo en un país como México. Las clases medias tienden hacia el empobrecimiento y la sociedad en general se ve presionada al descenso en sus niveles de vida. Crecen los pobres y aumenta el pauperismo. En el campo la situación es también grave, peor que en las ciudades, porque el impacto es generalizado.
En ese sentido, se presentan al menos cuatro secuelas con motivo de la crisis, dos referentes al salario, otras dos que impactan directamente al empleo. Sobre el salario tenemos: 1) una caída salarial continua, como percepción de los trabajadores, que le resta poder adquisitivo a las familias; 2) los niveles inflacionarios que resultan siempre mayores —al igual que los precios de los productos de consumo— al aumento en los ingresos que más bien tienden a bajar, en esa suerte de doble secuela que padecen los salarios.
A nivel del empleo tenemos: 1) su pérdida por el cierre de empresas obliga a los desempleados a buscar trabajo, y con ello se presiona el mercado laboral; los patrones abusan de esa situación y siempre quieran pagar salarios más bajos; 2) la carencia de empleos obliga [o bien a emigrar a los Estados Unidos] a ingresar al mercado informal; esto último deprime las condiciones laborales y sociales de las personas, con la subsecuente caída en sus niveles de vida y zozobra porque el ingreso se vuelve irregular y el trabajo fluctuante.
Condicionantes ambas, tanto la de los salarios como las del empleo, se reflejan en una caída consistente del mercado interno. Aumenta la oferta de productos pero baja la compra de los mismos, sobre todo los artículos de lujo o suntuarios. No ocurre lo mismo con los productos de primera necesidad, pese a que también bajan en calidad. Pero el mercado interno se ve agredido todavía más, por la importación de productos chatarra a precios subsidiados.
Ese contexto, el Estado se ve impactado porque sus ingresos también tienden a la baja. Disminuyen los impuestos porque caen los trabajos formales, lo que igualmente presiona a los cautivos a pagar más. Es cuando el Estado trata de imponer gravámenes nuevos. Por situaciones de agravio como estas por parte de Hacienda, es que los economistas dicen que al país no le falta una reforma fiscal sino una hacendaria. Por el simple hecho de que hay muchos, sobre todo los grandes empresarios, que no pagan lo que deben o lo hacen a destiempo, en tanto se pretende imponer cargas mayores o nuevas como a medicinas y alimentos, que impactarían mayormente a la sociedad.
Círculo vicioso, porque la depresión del mercado interno también disminuye los ingresos a las arcas del Estado. Entonces viene el abandono de la política social porque pasa a segundo término, urgido de cubrir otros compromisos “prioritarios”. Entonces el gobierno le resta recursos al presupuesto para este rubro y crecen las consecuencias al interior de la sociedad. Es cuando los pobres se vuelven más pobres.
Vulnerables resultan los indígenas y los campesinos. Pero donde impacta la crisis de peor modo es en las ciudades, las colonias pobres antes llamadas cinturones de miseria, entre los ancianos y los niños. Son ellos las víctimas principales. Para los ancianos se pierde cualquier tipo de atención, desde la médico-geriátrica como el entretenimiento y la recreación. Salvo contadas excepciones, el gobierno federal se olvida de la situación [cae la atención en las instituciones de salud, como el IMSS o el ISSSTE] y la misma se complica al interior de las familias.
Los niños, que no en su mayoría pero sí en número creciente, cuando no son bien tratados resultan víctimas también. Los dramas se complican todavía más que en Los olvidados de Luis Buñuel (1950) o Los hijos de Sánchez, de Oscar Lewis (1961), ambos estudios sociológicos y psicológicos de la situación de familias mexicanas de mitad del siglo XX. Historias del pasado. Durante las últimas décadas, los viejos padecen el rechazo y los niños se vuelven los más vulnerables de la sociedad. Bastan unos cuantos datos para ilustrar el impacto de la crisis en ambos niveles.
En el país hay 10 millones 600 mil adultos mayores y son atendidos por sólo 350 geriatras (El Universal, 27/IX/2010). Y la población tiende al envejecimiento, aunque no del tamaño de los países desarrollados. Los ancianos reciben abandono, maltrato físico o psicológico de familiares, despojo de propiedades, de dinero y hasta de su pensión alimenticia, en su caso. El “trato es más común hacia la mujer que para el hombre, el cual generalmente cuenta con más recursos económicos como pensión o propiedades, y porque mantiene una relación más lejana de los hijos”.
Según encuesta del Colmex, citada por el diario, es en el seno familiar en donde se da más el fenómeno. Los adultos mayores reciben maltrato sobre todo de los hijos, en un 36%, de la pareja en un 11%, los nietos en 10%, de personas ajenas en un 17.4%. La conclusión es que el seno familiar es donde se desvalorizan sus capacidades, baja la autoestima, y el viejo es “ignorado, desatendido y discriminado”. El maltrato físico es peor cuando los viejos pierden movilidad, la independencia, sufren abandono y hasta abuso sexual en algunos casos.
Pero el abuso sexual es peor en niños y niñas. Igualmente carecen de atención médica, escuela, son esclavos más allá de sus hogares y frágiles víctimas de la trata, de la explotación sexual en un trabajo mal pagado. Tan sólo hay, según datos de julio 2010 unos tres millones 14 mil 800 niños entre cinco y 17 años que trabajan en el país. De ellos, el 40.5% con explotados, un millón 221 mil 722 trabajan en condiciones precarias por estar lejos del entorno familiar. Y hay un millón de entre 14 y 17 años, el 65% no acude a la escuela. El trabajo infantil es para la OIT una clara violación de sus derechos, y expresión de la pobreza y la exclusión social de un gran número de familias en el mundo y en México. El trabajo infantil perpetúa las desigualdades sociales y económicas, y compromete el futuro de niños y del país.
Peor es el caso de entre 16 y 20 mil niños, niñas y adolescentes que son explotados sexualmente, víctimas de la trata de personas. Bandas delictivas del crimen organizado que lucran con servicio directo a clientes y venta de pornografía. Hasta llegar a las violaciones que ocurren en el seno de la propia familia pero no alcanza la denuncia. Para esto, además, hay omisión o falta de políticas de Estado para atender los casos. Síndromes de la descomposición alentada por una crisis generada y desoída desde el Estado.

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lunes, 27 de septiembre de 2010

POR UN PROYECTO DE NACIÓN

27/septiembre/2010

*Cambiar modelo económico y el sistema político
*Compromiso desde la sociedad civil organizada

“Hasta que se llegó a estos tiempos en que no somos capaces de soportar nuestros vicios y su remedio”: Tito Livio (59 AC-17 DC). Citado por Samuel Schmidt en Las grandes soluciones nacionales.

Está claro que a México le urgen cambios de raíz, más allá de los vaivenes sexenales. Y entre más pronto mejor. Como luchar por un Nuevo Proyecto de Nación que camine sobre dos rieles, pero no de un viejo ferrocarril sino de un modero tren bala. Uno está en los necesarios cambios en el Modelo Económico vigente; otro, por ende, en la reestructuración en el Sistema Político Mexicano.
En primer lugar, para modificar las políticas económicas. Desde los cambios al modelo neoliberal que fue impuesto desde afuera a principios de los años 80, y no sirve —nunca ha funcionado— para resolver los problemas económicos del país encaminándolo hacia el desarrollo, y por tanto atender las demandas de la población. Porque sólo ha polarizado las contradicciones generado riqueza en pocas manos y empobrecimiento generalizado, sin creación de empleos dignos ni solución al resto de asuntos referentes a la economía nacional. En ninguno de los tres sectores; primario, secundario y terciario, que hoy están en franca decadencia y con problemas estructurales fuertes (unos más, otros también) de hace al menos tres décadas.
En segundo lugar, para redefinir al sistema político presidencialista. Desde cambiar el anquilosado esquema presidencialista autoritario, el respeto irrestricto de los preceptos constitucionales [o modificarlos vía un Congreso Constituyente, de ser necesario], hasta la redefinición de la relación entre los tres poderes, el ejercicio de un federalismo amplio, con cambios fundamentales en los partidos políticos para una nueva relación con la ciudadanía, y la práctica de una democracia efectiva bajo el principio del respeto a los votantes expresada en urnas para la elección de autoridades.
Seguir como hasta ahora es ahondar en las contradicciones y orillar al país entre el borde del colapso y el desfiladero. Por eso las mentes mayormente conscientes han abundado en proponer esos cambios sustanciales que con urgencia requiere México. Estas han sido preocupaciones continuas de instituciones como la UNAM a través de muchas formas de expresión (institutos de investigación y facultades), comenzando por el rector José Narro. Pero no sólo la universidad.
Se entiende que el principal inconveniente está en quienes serían los primeros afectados por tamaños cambios. Por un lado los privilegiados, los hombres del poder real que son los más ricos del país y para los cuales, en última instancia, se trabaja desde el poder político, los gobiernos, los órganos legislativos, las instancias del poder judicial, etcétera. Aquellos a los que les interesa que las cosas sigan como están o el estatus quo.
En segundo término, los propios enquistados en el poder político; hombres que se han ganado la presencia en el Congreso y brincan de una cámara a otra por su fidelidad —mejor dicho servilismo— a los privilegios que sirven. Y aquellos otros que están enquistados en las dirigencias partidistas y operan desde ahí para empujar los cambios a favor de aquellos intereses que hacen suyos, con propuestas a modo y legisladores levantadedos para aprobar leyes útiles únicamente a objetivos ajenos al bienestar de la población.
Por lo tanto, las resistencias para empujar un Nuevo Proyecto de Nación son también estructurales. Porque tanto el modelo económico es sostenido por los hombres de gabinete del presidente del momento mediante sus políticas públicas (para lo cual utilizan las órbitas de control de cada secretaría: Hacienda, Banxico, Economía, etcétera), como por la elite que controla el sistema político-partidista para la toma de las decisiones (de votación de leyes, de emisión e iniciativas de ley, etcétera).
Razón por la cual no avanzan aquellas propuestas de naturaleza “externa”, por muy buenas que resulten para resolver algún dilema. Por dos motivos primordiales: 1) no surgen desde una iniciativa partidista [por cierto dominante, como las que representan el PRI y el PAN], que son los “cauces institucionales” aprobados; 2) tampoco convienen a los poderes ocultos tras el parapeto político, así sean de formas de expresión ciudadana, o precisamente por ello. Iniciativas que no ganan el consenso para ser avaladas o siquiera discutidas en la tribuna del Congreso. Baste un ejemplo: el problema indígena de Chiapas no se resolvió “en 15 minutos”, como lo propuso Vicente Fox en su momento. Un gran pendiente, por cierto, el de los hombres más olvidados del país.
Por eso no queda más que el consenso ciudadano para presionar a los poderes establecidos. Desde la sociedad civil organizada para proponer un Nuevo Proyecto de Nación. Una tarea que incluso es, o debe ser, del interés de todos. Pero de todos sin distinción. Porque seguir como vamos es ir hacia la destrucción. Ahí está el problema del narcotráfico, surgido y generalizado en gran medida (si no es que exclusivamente por eso) merced al contubernio, la impunidad y la corrupción del funcionamiento del propio sistema en descomposición, tanto político como económico vigente. Y que está afectando a todos por igual, desde empresarios de todos tamaños vía las extorsiones, los políticos vía el secuestro como el caso del olvidado por el PAN Diego Fernández de Cevallos, o los caídos tanto miembros de cárteles como los así llamados “daños colaterales” por una guerra declarada en contra del crimen organizado sin control ni planeación inteligente.
Por tanto, le compete a la sociedad civil organizada empujar ese Proyecto de Nación. Porque es la principal afectada del sistema en descomposición vigente, por un lado, pero también por ser la principal interesada en que las cosas cambien para bien y donde todos encontrarían no sólo cabida sino también beneficios. No sería un llamado a la anarquía, entonces, sino hacia la organización consciente y bien planeada. Visto es que desde el sistema político no se ha establecido una especie de Pacto de la Moncloa como se ha propuesto por otros especialistas, no precisamente serviles del sistema o meros “intelectuales orgánicos”.
Como tampoco hay la voluntad política desde las elites del poder para emprender los cambios más que urgentes que demanda el país. Estar a la altura de los retos es lo que distingue a los hombres de cada época. Es como los gobernantes que se quedan en la penumbra o los que lucen en acciones cuando alcanzan el tamaño de estadistas. El turno es ahora de la sociedad, principal generadora de los grandes cambios.

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domingo, 26 de septiembre de 2010

LA CONTRARREFORMA MEXICANA

26/septiembre/2010

*De las golondrinas a los buitres
*El deterioro neoliberal en pugna

“Una golondrina no hace verano”. Lo contrario sería verdad en alguna circunstancia, pero no tratándose de la economía mexicana que vive ya un rezago neoliberal histórico de 30 años y arrastra un deterioro social incalculable. Y es que el crecimiento del 6% registrado en el segundo trimestre de 2010 [¡un solo trimestre!], con todo y eso “represente el mayor incremento desde 1998”, al decir de Felipe Calderón, no da para cantar victoria. Logro vergonzoso más bien.
Hacer alarde —suena a canto del cisne— al pregonar la creación de “670 mil empleos fijos registrados ante el IMSS”. Cuando la cifra es absolutamente insuficiente para satisfacer la demanda anual del millón 200 de puestos de trabajo, o la exigencia potencial acumulada de los millones de desempleados de todo el periodo neoliberal que obliga a las personas, o bien arriesgar la vida cruzando la frontera hacia Estados Unidos o engrosar las filas de la informalidad.
Amnésico, ningún balance hecho desde el gobierno recuerda la persistente crisis a la que orillan al país los gobiernos neoliberales desde la Madrid hasta Calderón; del PRI-PAN o PRIAN, así uno con otro. Con sus políticas falaces, los gobiernos canturrean cínicamente lo que representa la neocontrarreforma llamada “estabilidad macroeconómica”; sin logros, con tasas promedio del PIB pírricas y a beneficio de los hombres más ricos del país, además de profundizar las desigualdades sociales.
La postración nacional, vergonzosa, en este año de festejos de oropel del Bi-Centenario, más bien procolonialista y de la contrarrevolución panista-priista/proempresarial-norteamericana. Un modelo de entreguismo al poder del dinero interno-externo, según el adoctrinamiento castrante neoliberal impuesto en el país por el Banco Mundial y el FMI.
El catarrito de Agustín Carstens de febrero de 2009, según su bola de cristal, devino en cascada peor que “pulmonía”. Pésimo diagnóstico de un titular de Hacienda sobre México. Un diagnóstico tan corto como sus conocimientos. Lo mismo dijo de EU, que tocaría fondo “debido a que se lleva más de un año en la crisis hipotecaria y por tanto costará un año la recuperación”. Dos años de una crisis que resultó peor a la del 29. El PIB de EU cayó un 2.5 y el de México se hundió hasta un 6.5 en términos reales.
Un país de maravilla. México sin elevadas tasas de interés, ni cuenta corriente deficitaria, balanza comercial a la baja, disciplina fiscal, buena conducción de la política monetaria, tipo de cambio flexible, “además de una inflación en México más baja que en Estados Unidos, por lo que es probable que la afección sea menor”. Todo a pedir de boca. Dijo Carstens en su momento, antes de subir, en diciembre 2009, al cargo vitalicio del Banxico. Premio para un inepto, al igual que el promotor.
Pero el affaire Carstens es traído a colación porque ilustra muy bien la ineptitud de Calderón y de su gabinete que aplica la política económica y conduce al país. Por eso la falaz declaración del “muy buen equipo económico, tal vez el mejor”, de Calderón en la cumbre de Davos en enero 2009. Flamante “presidente” de un Banxico despreocupado en promover el desarrollo, pero sí en cuidar las reservas internacionales para garantizar el arribo de los especuladores extranjeros rapaces, que llegan a “invertir”, y son bien recibidos en este paraíso donde el gobierno hipoteca soberanía nacional.
Pero la realidad es terca y los datos dicen otras cosas. Comenzando porque tanto al gabinete como al PAN les ocupan los dineros. Cierto, pero no para sacar al país del bache sino para su disponibilidad; de ello hablan los subejercicios presupuestales y la desaparición de recursos vía los inescrutables fideicomisos “privados”.
Calderón y su gabinete son continuadores del modelo neoliberal, bajo el cual el país no saldrá del hoyo. Recién, los diagnósticos sobre el PIB en 2010 dicen que será del 4%, y para el gobierno del 5%. Ni lo uno ni lo otro sirve. En contexto, el promedio no llegará al 1.5%, entre 2007 y 2011, y en todo el sexenio. Ni siquiera superará a Fox quien, pese al manoseo de Martita, consolidó un PIB sexenal del 1.8%. Ah, pero eso sí, Calderón dice “hacer bien la tarea”.
Todo lo contrario. El desbordado canturreo del 6% se sustentó en un aumento pírrico de las exportaciones, pero sólo de automóviles. Dijo en su IV Informe haber superado la crisis, cuando el PIB no pasará del 0.4% en 2010. Crecimiento precario, además de insuficiente, desigual y altamente vulnerable. Por varias razones. La principal es la dependencia temible de la economía de EU y un modelo exportador manufacturero debilitado.
Peor sin inversión pública. Con un ejercicio presupuestal rezagado en 50%. Un país donde la infraestructura en construcción se cae, donde hay importación de alimentos, gasolina y petrolíferos. Con todo y reforma energética, se ha anunciado que pronto México ¡importará petróleo! ¡El hundimiento del país, a manos del PAN!
Además, con una deuda interna y externa inmanejable. Según lo dio a conocer hace poco la Cámara de Diputados, a través del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas, en el segundo trimestre el gobierno de Calderón acumuló un endeudamiento externo e interno que en conjunto representa un tercio del valor de la economía mexicana; el monto más alto de la última década. Así, en tanto la deuda externa bruta se situó en junio en 96 mil 216.2 millones de dólares, cantidad menor en 137.5 millones de dólares con respecto al año anterior; la deuda interna bruta del sector público llegó en junio a 3 billones 129 mil 336.5 millones de pesos, esto es un incremento de 241 mil millones de pesos, con respecto a diciembre 2009. ¿En qué gastó tanto Calderón, si el pago de intereses fue por 132 mil 465 millones de pesos? Bombas de tiempo renegociadas para dentro de 6 años.
Ni se diga de otros indicadores. Ninguno le favorece a Calderón. La competitividad por abajo de Brasil y Chile, al pasar del lugar 42 al 62, el peor desempeño desde 2004. Aumento de la economía informal. Deterioro salarial y por ende del mercado interno; con 16.5 millones de trabajadores ganado menos de 2 salarios mínimos. Aumento de impuestos en IVA e ISR en 2010, que han secado el bolsillo de los hogares y han provocado aumento en bienes y servicios. Etcétera. Muchos buitres anuncian la carroña.

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com

viernes, 24 de septiembre de 2010

PAN, ¿A DÓNDE CREEN QUE VAN?

24/septiembre/2010

*Arenga sin sentido de Felipe Calderón
*Partido sin propuesta, lejos de la sociedad

“Hay hombres cuya conducta es una mentira continua”: Barón de Holbach (1723-1789).

“¿Qué la falta a Acción Nacional?, le falta alma, le falta ánimo”. Lapidario, porque es verdad. Así se cuestionó y confesó entre militantes Felipe Calderón, no como Presidente de la República sino como lo que siempre ha sido desde que está en la cumbre del poder político: el presidente del Partido Acción Nacional. Porque ha ejercido una presidencia tendenciosa, personalista-caprichosa, empecinada, autoritaria, de medio tiempo, desde las pantallas de la televisión y retadora; más digna de una parcialidad partidista que institucional, que resuelva, con propuestas, como se requiere de un estadista para gobernar un país con el tamaño de los problemas del México de hoy.
Pero la arenga calderonista, del jueves 23 durante el festejo con motivo del 71 aniversario de su partido, fue por la disputa electoral del 2012. Porque van tras la Presidencia por tercera vez, hacia “conquistar nuevamente el poder y la voluntad de los ciudadanos”, dijo ante un auditorio repleto de funcionarios públicos, senadores, diputados, gobernadores y militantes “distinguidos” del partido y de los estados —además de embajadores, según crónicas periodísticas— porque “son la mejor opción”. ¿Con qué o con quién?
¿Cuál opción representa el PAN para el país? Para comenzar, un asunto sintomático y distintivo. Calderón y su partido ya se olvidaron de Diego Fernández de Cevallos. Nadie se acuerda. Cevallos está en el olvido, según se dice, hasta de su familia. El colmo, que ni el partido se preocupa por su secuestro; del rescate, su destino, de buscarlo, de nada. Ni se diga porque los panistas han contribuido al clima de inseguridad en que está postrado el país, y del cual Diego es una importante víctima ahora, como lo es el resto de los ciudadanos.
¿Con esas directrices, donde ni Cevallos le interesa a los panistas, creen que volverán a “conquistar la voluntad ciudadana”? ¿Así pagan a los amigos? Ya se les olvidó que lo que tienen ahora como partido, lo disfrutan en buena medida como resultado de las gestiones —mejor llamadas concertacesiones— del mismísimo Fernández de Cevallos con el salinismo-zedillismo, desde los años de la descomposición priista cuando las pugnas al interior de la elite del poder alcanzaron para asesinar al candidato presidencial Luis Donaldo Colosio?
Resulta sintomático, porque del mismo modo en que los panistas se olvidan de un dirigente que llegó a la candidatura presidencial en 1994, como El Jefe Diego, desdeñan todo lo demás. Con eso demuestran que sólo les interesa el poder por el poder. Ni los amigos, ni los principios, ni el país; sólo las ventajas que derivan de controlar el aparato estatal, en su propio beneficio y de los empresarios que están detrás. Para eso quieren nuevamente la Presidencia, para seguir sirviéndose de ella con la cuchara grande.
Y con eso presume Felipe Calderón que puede ganar de nuevo el 2012. ¿Y las propuestas de país? ¿En dónde están que no las ha mostrado en lo que lleva de un sexenio que se le escurre como el agua, al igual que le ocurrió a Vicente Fox? ¿No se da cuenta que su principal batalla contra la inseguridad la tiene perdida? Un presidente del empleo de palabras, como la educación y todo lo demás. Más preguntas que respuestas.
Vacías suenan, también, las propuestas del dirigente César Nava, cuando en dicho evento aseguró que: “El PAN recuperó el camino hacia la victoria, tras los resultados electorales de julio pasado, que ha derribado el mito del inevitable regreso del PRI a Los Pinos. Hoy podemos decir que estamos de regreso, con más fuerza y ánimo que nunca, para ganar el tercer gobierno panista en 2012”. ¿De dónde saca Nava tanto optimismo desbordado y sin sentido?
Calderón presume que, como partido, han “derrotado maquinarias más poderosas de las que ahora están construyendo”. ¿Se refiere al rechazo a las alianzas en el Estado de México? ¿O a la cada vez mayor oposición al interior del PRD a la fragua de alianzas con el PAN, como única opción que tienen los panistas de ganar? ¿Se trata de la maquinaria priista que parece irremontable ahora, en el 2011 y en el 2012?
Sin un ejercicio del poder confiable, sin el apoyo ciudadano y partidista —de la “izquierda” de Los Chuchos, claro—, ¿cómo supone Calderón el “cierre de filas para fortalecer la identidad y para volver a la conquista del poder, porque esa lucha es legítima (que lo es). Ésa es la clave de la victoria electoral”? Lejos de amigos como Diego, de los compromisos con el país y de la propia democracia que alentó la creación misma del partido —como tanto gustan los panistas de citar a Gómez Morín, su fundador—, les caben mejor las críticas propinadas por Carlos Castillo Peraza, citadas por el propio Calderón.
“Que los panistas se avergonzaran de sí mismos y se sintieran como perros acosados”. Citando también antiguos panistas, “aquellas orugas doctas que se escondían en su torre de marfil y no se daban cuenta de que se convertiría(n) en un pedestal de imbéciles”. O, ¿a qué correligionarios llamó Calderón cuando pidió “asumir la fuerza de la democracia porque no somos hordas ni fábricas de insolencias”?
¿Y con qué candidato creen Felipe Calderón y el PAN que van a ganar el 2012? ¿Con César Nava o Santiago Creel, con Alonso Lujambio o Josefina Vázquez Mota, con Molinar Horcasitas o Javier Lozano, quemados todos? ¿Y con qué propuesta de país? ¿Con algún otro ardid de cambio? ¿Con los mismos preceptos neoliberales de más privatización o simple golpeteo a ciertos monopolios para desarticularlos, en tanto se fortalecen otros como las televisoras con su neopolítica de telecomunicaciones? ¿En dónde estará el hilo negro, el modelo de país con el cual consideran los panistas que volverán a ganar el 2012? ¿Con nuevas promesas?
Hasta ahora el PAN no ha sabido gobernar, ni encontrar salida a la problemática social. Y eso lo sabe la gente, el ciudadano que vota. No lo han demostrado en dos sexenios. ¡Ni uno más! Un tercero orillaría al desastre nacional, peor de lo que se padece ya. Por eso, si el desánimo no es del PAN, sí lo está entre la población a nivel nacional. ¿A dónde creen que van Felipe Calderón y el PAN?

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jueves, 23 de septiembre de 2010

UNAM, 100 AÑOS DE VIDA

23/septiembre/2010

*Espacio para la educación, la ciencia y la cultura
*La institución más importante de Latinoamérica

“La experiencia inmediata de la vida resuelve los problemas que desconciertan más a la inteligencia pura”: William James, 1842-1910. (Filósofo y psicólogo norteamericano, hermano del escritor Henry James. Citado por Justo Sierra en su Discurso Inaugural de la Universidad Nacional, el 22 de septiembre de 1910).

La Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) festeja su Centenario como era de esperarse: con propuestas para un país mejor. Y no con desfiles de oropel y caballos de Troya de traidores como El Coloso armable del 15 en el zócalo que personifica a Benjamín Argumedo, como lo hizo Felipe Calderón con el Bicentenario asesorado por el historiador José Manuel Villalpando y avalado por su secretario titular en Educación Pública y alegre suspirante panista al 2012, Alonso Lujambio Irazábal.
Bueno, ni siquiera el dictador Porfirio Díaz —contra quien dos meses después del célebre Centenario de la Independencia de México estallaría la revuelta convocada por el terrateniente Francisco I. Madero—, habría organizado tan improvisada y pésima conmemoración. Con todo y que Díaz corrió la fecha para hacerla coincidir con su cumpleaños número 80 aquel 15 de septiembre de 1910, siete años antes comenzó los preparativos.
Fue un conjunto de ingenieros, arquitectos, constructores, escultores y maestros albañiles quienes se darían a la tarea de erigir el México moderno porfirista —particularmente en la capital del país— con monumentos, parques, obras de desagüe y de ampliación, edificios de beneficencia, colocación de primeras piedras, además de la Columna de la Independencia inaugurada el día 16. Por decreto se inauguraba también obra pública municipal en todo el país.
Unos días después y como parte de los festejos, el 22 de septiembre de 1910 se inauguraba también la Universidad Nacional de México [hasta 1929 lograría su autonomía cambiando a UNAM; con el antecedente de la Real Pontificia Universidad de México (RPUM) creada en 1551], en el Anfiteatro Simón Bolívar de la entonces Escuela Nacional Preparatoria, hoy Antiguo Colegio de San Ildefonso.
El discurso del acto inaugural correspondió a Justo Sierra, como principal promotor del proyecto. “La Universidad Mexicana que nace hoy —dijo Sierra aquél día— no tiene árbol genealógico; tiene raíces, sí; las tiene en una imperiosa tendencia a organizarse que revela en todas sus manifestaciones la mentalidad nacional”. Pensando en los jóvenes, la Universidad, agregó: “Me (la) imagino así: un grupo de estudiantes de todas las edades sumadas en una sola, la edad de la plena aptitud intelectual, formando una personalidad real a fuerza de solidaridad y de conciencia en su misión, y que recurriendo a toda fuente de cultura… se propusiera adquirir los medios de nacionalizar la ciencia, de mexicanizar el saber”.
No le falló el cálculo, porque ahora la UNAM es eso y más, con el compromiso no sólo de capacitar a sus estudiantes para incorporarlos a las tareas más importantes del país, también asumir la tarea de la creación en todas las ramas del saber a través de la investigación y la difusión, sin faltar a su compromiso social de origen. Por eso las luchas universitarias han soportado las presiones para mantener la gratuidad de la Universidad, tantas veces arremetida por los gobiernos neoliberales que pretenden su privatización atendiendo a las exigencias del Banco Mundial.
Ceder a las presiones del organismo financiero internacional, sería tanto como dejarse guiar por preceptos anquilosados y pragmáticos, según lo refería el propio escritor, poeta, historiador, periodista y político mexicano llamado “Maestro de América”, Justo Sierra en dicho discurso cuando refería: “Los fundadores de la Universidad (RPUM) de antaño decían: ‘la verdad está definida, enseñadla’; nosotros decimos a los universitarios de hoy: ‘la verdad se va definiendo, buscadla’. Aquellos decían: ‘sois un grupo selecto encargado de imponer un ideal religioso y político resumido en estas palabras: Dios o el Rey’. Nosotros decimos: ‘sois un grupo de perpetua selección dentro de la substancia popular, y tenéis encomendada la realización de un ideal político y social que se resume en: democracia y libertad”. Compromiso irrenunciable el de la UNAM de hoy, a 100 años.
Ayer comenzaron las festividades conmemorativas con la develación de una placa y una caminata encabezada por el rector José Narro, exrectores, 500 universitarios distinguidos y de otros países por las calles del Centro Histórico de la Ciudad de México. Con una población estudiantil de 314 mil 557 estudiantes de licenciatura, posgrado, bachillerato y carreras técnicas; 35 mil 057 académicos y la impartición de más de 25 mil clases por día, la UNAM es ahora la institución más grande de Latinoamérica. Inició con mil 969 alumnos y 378 profesores en San Ildefonso.
La UNAM ha sido el “alma mater” de distinguidos creadores en todas las ramas de la ciencia y las humanidades; las letras y la cultura en general. Y representa el proyecto educativo más importante del país y de Latinoamérica. Con universitarios ilustres salidos de sus aulas y una continua elaboración de propuestas para bien del país, la UNAM “ha formado cientos de miles de profesionales y millones de mexicanos que han pasado por sus aulas”, dijo Narro ayer al inaugurar la exposición Tiempo Universitario.
Tiempos reacios, porque “vivimos influidos por una crisis económica de proporciones inusitadas, y marcados por la pobreza y la desigualdad, (que) obligan a reforzar el compromiso de nuestra comunidad universitaria con sus tareas y sus objetivos” originales. Aparte de luchar contra “la pobreza y la exclusión, pero también el pensamiento dogmático, la falta de innovación y el autoritarismo…someter la actividad educativa a criterios de mercado, constituirían una falla y un desatino”.
Para todos ellos, concluyó el rector: “Hay un remedio: educación, ciencia y cultura”. Eso es lo que representa la Universidad Nacional Autónoma de México, que ayer comenzó la remembranza de su inauguración, para bien de los mexicanos y del país. Honor a quien honor merece: enhorabuena.

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miércoles, 22 de septiembre de 2010

SISTEMA MUNDIAL, DE EXCLUSIÓN

22/septiembre/2010

*Crisis recurrentes del capitalismo global
*Tiempos para cambiar, no sólo denunciar

“No cambies la salud por la riqueza, ni la libertad por el poder”: Benjamín Franklin (1706-1790).

Hay discursos hermanados por sus contenidos, así sean pronunciados por personajes de la política muy diferentes entre sí, en tiempos distantes y escenarios también lejanos, por el sólo hecho de referir una problemática común y una visión, aquí sí, crítica de la misma. Los problemas del capitalismo, en su actual fase imperialista y globalizadora, cada vez más agudos son arrastrados desde el surgimiento como régimen económico, político y social en el mundo occidental. Un sistema con serias contradicciones es delatado tan pronto salen a flote y explotan en la superficie de las sociedades.
Es el caso de las crisis recurrentes del capitalismo desarrollado, en los puntales de dicho sistema, que a fuerza de golpes de timón arremeten contra el resto so pretexto de obtener una tasa de ganancia cada vez mayor, para acrecentar así los capitales invertidos en las áreas productivas de mayor avance del momento histórico en curso, y hacer de los ricos hombres más ricos.
También, de la explosión de dichas contradicciones en su forma de lucha de clases, primero al interior de un solo país [empresarios vs. trabajadores; mayor jornada laboral y menor paga o mejor salario, reducción de horas y mejores condiciones], y luego entre países ricos y explotados [que no “en vías de desarrollo”, porque nunca salen del atraso en tanto permanecen colgados a intereses ajenos], hasta generar un esquema en donde unos cuantos magnates del mundo son los dueños hasta de los ladrillos del jacal de los hombres más pobres de los países cuya desgracia toca entre los menos favorecidos en sus condiciones de vida económica, política y social.
Sobre todo la diferenciación, entre los mismos países explotados, surge conforme la posesión o no de materias primas en su suelo, útiles para el desarrollo de dichos capitales foráneos [la inversión externa con fines de extracción de la riqueza local]. Por eso hay países abandonados, entre ellos muchos de los africanos y tantos de Latinoamérica, luego de comprobar que no poseen materiales explotables y exportables, en beneficio de aquellas empresas de los países avorazados para quienes su transformación deviene jugoso negocio. No son polos para atraer inversiones.
Sólo países explotados, como los poseedores de materias primas, digamos gas y petróleo, subsisten gracias a que en el tiempo construyen o bien sistemas de defensa propios [se preparan para la guerra y evitar invasiones de terceros para cuidar sus patrimonios], o se someten a un injusto mecanismo de intercambio que les da un respiro, pero a la postre resulta perjudicial. Los ejemplos sobran.
En otras palabras, el sistema es sucio por naturaleza con abultadas fracturas en contra. Y con crisis sistémicas bajo el brazo. Cualquiera de los sectores de punta de los países desarrollados, alcanza un clímax para luego caer en una crisis que se rebota al resto del sistema como debacle inevitable. Esa ha sido la historia del capital desde sus orígenes hasta su desarrollo actual. Por eso el mundo está pendiendo de un hilo por dos razones: la amenaza nuclear y la destrucción de la madre tierra por las alteraciones climáticas globales. Y no se vislumbra salida alguna que no arrastre con la vida y destino de pueblos enteros. Por sendos impactos, climáticos y la amenaza nuclear, que desde la segunda posguerra está presente, pero ahora carga un sello apocalíptico.
Los grandes foros han servido más para la denuncia y el desahogo de los tribunos —así sean presidentes, jefes de Estado o líderes mundiales— como el de la Organización de las Naciones Unidas, que para enfrentar soluciones. Resulta que la salida de los grandes problemas no llegará, hasta en tanto no se modifiquen las estructuras del sistema capital-imperialista-global. Y eso no ocurrirá sin los grandes consensos de aquellos países que son más víctimas que protagonistas de la centralización de la riqueza.
En otras palabras: el hundimiento del sistema destructivo es cuestión de pueblos enteros y de una sociedad ampliamente organizada y consciente de los objetivos. Ello no sucederá con la prontitud deseada, porque los grandes medios de comunicación masivos son controlados desde los países poderosos, y siempre vociferan a conveniencia para aborregar al resto de ciudadanos que pueden apoyar en las grandes tareas. Pero nada es imposible. No obstante el reto de la prensa independiente y crítica, con alternativas desde los medios es monumental.
La denuncia de las tropelías ha sido pronunciada por aquellos hombres que se oponen, con la solidez del argumento, en importantes foros como el mencionado de la ONU. Apenas ayer en Nueva York, el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, dijo que “el capitalismo está al borde de la muerte y que es hora de un nuevo sistema económico”. “El orden discriminador del capitalismo y los enfoques hegemónicos enfrentan la derrota y se acercan a su muerte”. Es más, agregó: “Las estructuras de administración antidemocráticas e injustas de los cuerpos de toma de decisiones en las esferas de política y economía internacional son las razones detrás de la mayoría de los problemas que hoy enfrenta la humanidad”. El mundo necesita un orden incluyente y, por supuesto, justo y humanitario en cuya luz los derechos de todos sean preservados y la paz y seguridad sean salvaguardados”.
Tiempo atrás (26/IX/1960), en ese mismo foro, el líder cubano, Fidel Castro decía: “Para qué darle vueltas a la cuestión. Este es el quid de la cosa, incluso el quid de la paz y de la guerra… Las guerras, desde el principio de la humanidad, han surgido fundamentalmente por una razón: el deseo de unos de despojar a otros de sus riquezas. ¡Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra! ¡Desaparezcan las colonias, desaparezca la explotación de los países por los monopolios, y entonces la humanidad habrá alcanzado una verdadera etapa de progreso! Y concluía: “Mientras ese paso no se da, mientras esa etapa no se alcanza, el mundo tiene que vivir constantemente bajo la pesadilla de verse envuelto en cualquier crisis, en una conflagración atómica. ¿Por qué? Porque hay quienes están interesados en mantener el despojo, hay quienes están interesados en mantener la explotación”.
Es hora de los hechos. Como lo he sostenido siempre: el cambio de modelo le conviene a los mismos hombres del dinero. Pero no lo ven así. No miden el caso exitoso de China o la India, donde no se acaban las grandes fortunas pero el avance económico y social es sustancial. También Chomsky arremetió ayer en la UNAM contra el sistema capitalista mundial. Pero ese es tema de celebración por el Centenario de nuestra Institución.

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martes, 21 de septiembre de 2010

FIN A LA TREGUA DE CALDERÓN

21/septiembre/2010

*El Diario, llamado de la desesperación
*La guerra sigue golpeando a la sociedad

“Un buen gobierno es como una buena digestión; mientras funciona casi no la percibimos”: Erskine Caldwell (1903-1987).

El llamado de desesperación es paradigmático: “¿Qué quieren de nosotros?”. Es para todos: la sociedad, los periodistas y los medios de comunicación en general. Pero sobre todo para las instancias del gobierno federal, comenzando por el presidente Felipe Calderón, y para el gobierno estatal de Chihuahua que todavía encabeza José Reyes Baeza, sin resultados. Sí, el editorial del pasado domingo de El Diario de Ciudad Juárez sonó la chicharra del alerta con una suerte de ¡ya basta!
¿Acaso tenían, o tienen, que seguir asesinando periodistas a manos del crimen organizado, o de los personeros coludidos con las bandas de narcotraficantes que se disputan las plazas con baños de sangre, como el “paso del norte” en Juárez para hacer algo? Desde luego que no.
Y el “no” es para el gobierno que hace casi cuatro años emprendió una guerra contra los narcos, sin planeación alguna y bajo el simple uso de la fuerza, enviando a las Fuerzas Armadas a las calles sin otra acción complementaria. Digamos, como sería la purga de las instancias policiacas federales, estatales y municipales, la incautación de cuentas millonarias en la banca nacional e internacional, abultadas con recursos de procedencia ilegal, entre tantas acciones posibles de tomar.
A grado extremo. Y no sólo por tratarse de periodistas —hay quienes cuestionan la generalización de las protestas cuando se trata de informadores, cuando caen otros miles de inocentes anónimos en todo el país—, sino porque está amenazada la pizca de democracia en la cual se presume el avance del país, y que tanto pregona el partido en el poder.
También, porque golpear a los periodistas es tratar de enmudecer el derecho mismo de la sociedad, en su tan cara, anhelada y ganada libertad de expresión. Sin libre expresión no hay ni democracia, como tampoco el elemental respeto a los derechos humanos, tan atropellados por ese oscuro ambiente de guerra que prevalece por un capricho gubernamental y una estrategia de origen mal planteada.
El tema es que en el desempeño de informar, la vida misma de los profesionales del oficio está amenazada, ya sea por los criminales o sobre todo por los enlaces policiacos de los narcos, o por la impunidad cada vez mayor que alienta los asesinatos, ya de periodistas o los considerados “muertes colaterales” de la sociedad; la principal víctima.
El alerta de El Diario es porque la situación ha llegado a los extremos. Y eso obliga a cambiar la percepción del problema. Porque resulta que el llamado de “la redacción” de El Diario ahora no es ¡a las autoridades! sino a los propios miembros de la bandas de criminales. Porque “como trabajadores de la comunicación queremos que nos expliquen qué es lo que quieren de nosotros, qué es lo que pretenden que publiquemos o dejemos de publicar, para saber a qué atenernos”.
Tremenda declaración en defensa de la vida de los periodistas y del derecho a la libertad de expresión que le compete al Estado garantizar. Resulta que, ante la falta de respuestas de las instancias del Estado, el llamado desesperado del medio es porque: “Ustedes son, en estos momento, las autoridades de facto en esta ciudad, porque los mandos instituidos legalmente no han podido hacer nada para impedir que nuestros compañeros sigan cayendo, a pesar de que reiteradamente se los hemos exigido”.
¿Hasta dónde avanzará la situación de inseguridad que amenaza con lo peor, en lugar de hacerla retroceder con urgencia? ¿A qué grado se extenderá el crimen organizado, y a ello sujetar el ejercicio mismo de la tarea de informar, que lastima hasta las entrañas de la sociedad? ¿Hasta dónde el Estado seguirá postrado en su impotencia —muestra de la inoperancia o fallida guerra gubernamental—, en todas sus instituciones para mantener bajo control el fenómeno del narcotráfico (o en su caso eliminar) e impedir más violaciones y muertes de ciudadanos comunes y corrientes?
Porque, frente a esta “realidad inobjetable, nos dirigimos a ustedes para preguntarles, porque lo menos que queremos es que otro más de nuestros colegas vuelva a ser víctima de sus disparos”, en El Diario —y en los medios en general— nadie quiere otra caída más de inocentes por el solo compromiso de cumplir con informar a la sociedad. ¿Llamado a los criminales, porque “es imposible ejercer nuestra función en estas condiciones” (el asesinato reciente del reportero gráfico Luis Carlos Santiago Orozco, el jueves 16 de septiembre en las instalaciones de un centro comercial; hace casi dos años de Armando Rodríguez Carreón)?
¿Habíase visto hacer un llamado al enemigo frente a la inoperancia del Estado?... El mensaje es para todos. Pero especialmente para Calderón. El llamado de El Diario es una muestra singular de la fallida estrategia. Del arrinconamiento del Estado, para no hablar de la ausencia del Estado o del Estado fallido. ¿Entonces hasta cuándo redefinir la estrategia? ¿Por qué Calderón se oculta tras la cortina de la televisión y la ineptitud de sus asesores y altos mandos policiacos, que no ven ni miden el alcance de las medidas contra el crimen organizado?
Para no hablar, entonces, del Estado fallido porque esa calificación conviene más a los intereses de los estadounidenses que la quieren fija en la conciencia de los mexicanos, para saltar de ahí a la palestra fronteriza como los salvadores del problema del narcotráfico, entonces lo que está fallando es el gobierno. Sí, porque Calderón le ha fallado a los mexicanos. Su decisión de atacar al enemigo sin medirlo primero ni vislumbrar las consecuencias, simplemente con la finalidad de legitimarse, le está costado muy cara al país. Por lo tanto, lo que queda es que Calderón renuncie y deje la responsabilidad a otros.
Y es que, a estas alturas del sexenio, ha pasado el tiempo suficiente para otorgarle el beneficio de la duda. También, porque no da muestras de revertir sus propias decisiones y continúa cayendo en los mismos errores. De ese tamaño es, entonces, el editorial de El Diario. Por eso el alerta resulta paradigmático. ¿Habíase visto, hacer un llamado al enemigo, “no para claudicar” sino para “pedir tregua”? A Calderón es a quien se le acabó la tregua.

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lunes, 20 de septiembre de 2010

200 AÑOS, CONMEMORACIÓN FALLIDA

20/septiembre/2010

*Condiciones, tan peores como en la dependencia
*Errores de un gobierno sin proyecto de nación

Efímeras, como era de esperarse, así resultaron las festividades orquestadas por el gobierno de Felipe Calderón sobre el Bicentenario. Lo mismo pasará, entre luces de colores, con la superficialidad para festejar el Centenario de la Revolución Mexicana. Lo peor de todo: sin propuestas específicas mínimas para revertir ni las condiciones de hoy, tan similares a las existentes cuando se luchó por la Independencia, como tampoco a las vigentes previo estallido de la Revolución. Ni en el mediano, menos para el largo plazo.
Lo contrario; el país parece ir en reversa. No avanza, retrocede. Todo como resultado de los desatinos del ejercicio del poder, deliberados y a cuenta del saqueo de la riqueza nacional. La dependencia de México del exterior es tan profunda de la España de hoy, como antes lo fue de la “madre patria”. Ni se diga de los Estados Unidos. El traslado de riqueza sigue siendo una constante, como resultado de sus “productivas” inversiones; véase tan sólo las utilidades de la banca extranjera en México, de españoles. Las condiciones de miseria y explotación de las clases populares es tan lacerante hoy como ayer, en los años del levantamiento revolucionario de 1910.
Tan sólo con dos de los grandes ausentes, los olvidados del sistema: los indígenas que guerrearon a lado de los criollos y caudillos, como Hidalgo, Morelos, Allende, Aldama, Guerrero, por lograr la independencia de España en la coyuntura del nombramiento de Napoleón Bonaparte del hermano José como gobernante español. Morelos comenzó con un ejército de 16 indígenas chichimecas de Nocupétaro, Michoacán (hoy los Sentimientos de la Nación, la primera Constitución de México, en el olvido), entidad hoy allanada por militares; y los obreros y campesinos que se lanzaron a “la bola” tras unos cuantos líderes para derribar al dictador Porfirio Díaz bajo la promesa democratizadora de Francisco I. Madero. La democracia como gran pendiente; otrora bandera del PAN y hoy abiertamente olvidada.
Y no porque formaran parte del desfile conmemorativo de Chapultepec al Zócalo, por el Paseo de la Reforma el pasado 15, con bombo y platillo (luces y disfraces), sino porque los indígenas son los relegados del sistema caciquil estatal priista, y los campesinos rezagados y sin apoyo siquiera para la producción agrícola de subsistencia. De los trabajadores en general ni se diga, porque lo único que falta para que vivan igual a la primera década del siglo XX es quedar sujetos al control de las tiendas de raya del patrón. Porque la explotación en las minas, en las fábricas y la industria en general, no le pide nada a la época prerrevolucionaria porfirista. Del entreguismo de la industria petrolera a manos del exterior, ni se diga ahora que Pemex está a punto de “importar petróleo”.
Del mismo modo, con un gobierno sin proyecto de nación como el que preside Felipe Calderón y el Partido Acción Nacional, tampoco era de esperarse más. Ni siquiera Porfirio Díaz conmemoró con tanta mediocridad el Centenario independentista de España como Calderón. Banalidad en acción. Así, ni todo el repudio que se ganó Díaz por su saldo represor dictatorial alcanzará cuando se ponga en la balanza de la historia al gobierno y su fiesta bicentenaria de 3 mil millones de pesos del presidente actual.
No sólo hizo una inversión millonaria innecesaria, lo gastó en las cuentas de las televisoras y en la emisión ordenada que se transmitió hacia el exterior, porque no lució siquiera la noche del 15 con su gigante de yeso. El Coloso, el caballo de Troya erigido en pleno zócalo, la estatua con la espada rota, como la del propio Calderón en su desdichada guerra antinarco. El símbolo no de la memoria del pueblo mexicano (pasado y futuro de por medio), como se dijo, sino del fracaso mismo de la celebración.
Peor si se trató del rescate de un personaje reaccionario, como lo asegura Pablo Moctezuma Barragán, del contrarrevolucionario y traidor Benjamín Argumedo “rescatado del basurero de la historia” —el parecido no descarta la idea—, que apoyó a Pascual Orozco contra Francisco I. Madero y reconoció al usurpador y asesino Victoriano Huerta; aparte un enemigo que combatió a revolucionarios como Francisco Villa y luego fue asesinado por carrancistas por ser traidor. De ese tamaño es el festejo del desatino de Felipe Calderón, pese a la asesoría de personalidades como el historiador José Manuel Villalpando.
Ni se diga del llamado Arco del Bicentenario, una obra que será terminada hasta 2011 en las calles de Reforma y Lieja. Pero no como arco sino como “Estela de luz”. Pospuesta por tratarse de una obra de “inédita complejidad”, como salió en defensa el titular de Educación, Alonso Lujambio, quien quedó “100 por ciento satisfecho” por el éxito de la festividad bicentenaria, fiesta de luces y oropel. Tampoco el Parque Bicentenario a erigirse en Azcapotzalco.
La tregua del narcotráfico con saldo blanco, fue un punto a favor de Calderón durante las festividades. La caída de personas inocentes que agrandan las cuentas pendientes por la ineptitud de Calderón en lo que va del sexenio es una muestra de su embelesamiento en una batalla perdida. Sin estrategia el saldo es peor que de resultados. Sin una estrategia integral la batalla concluirá con saldo en contra.
Del respeto por la memoria de los hombres participantes en la gesta independentista ni se diga. Errores y omisiones, como la exhumación de los restos de los héroes que reposan en la Columna de la Independencia para su exhibición en Palacio Nacional, como trofeos de batalla más para conmemorar su entrega por la patria.
Peor todavía el balance, aún a los 200 años transcurridos, del papel histórico en los acontecimientos independentistas de personajes como el propio Agustín de Iturbide, el primer presidente de México autónomo de España; el mismo Hidalgo que aparece más como un perfecto desconocido para la historia oficial o el juicio falaz de Vicente Guerrero. Nada. Mucho menos la reescritura de la historia a la luz de las investigaciones recientes. Meras repeticiones de los manuales ya aprobados.
Qué decir de la oportunidad para el replanteamiento de los ideales de los revolucionarios que nos dieron patria. No se hizo con motivo del Bicentenario de la Independencia. No se hará en el Centenario de la Revolución Mexicana. Oportunidad perdida, como siempre por la ineptitud de un gobierno sin proyecto de nación. Los libros de historia en estas fechas se están vendiendo más, porque la gente piensa diferente.

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lunes, 13 de septiembre de 2010

MÉXICO, CRISIS DE MODELO

12/septiembre/2010

*El neoliberalismo, sin resultados
*Redefinición, tarea de la sociedad

Durante décadas, los políticos gustaban de repetir: “Si le va bien al Presidente le va bien a México”. Tiempos idos. Eran los voceros, paleros y serviciales enquistados en el sistema político mexicano durante los años recios del presidencialismo mexicano los que aplaudían. Es decir, los largos años del predominio priista (71 con la Presidencia), que se vieron interrumpidos hacia el año 2000, cuando se prometió la apertura hacia una nueva etapa de alternancia en el poder en beneficio del país, y donde los ciudadanos depositaron su esperanza.
Se preveía cambio de régimen, y con ello un replanteamiento del modelo económico [al menos era la esperanza], luego que el priismo hacía añicos tras una crisis sistémica y de la política, con fuertes pugnas al interior del grupo y del partido en el poder, al grado de asesinar a un candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio. Pero nada. La llegada del Partido Acción Nacional con, Vicente Fox, fue de pleno desencanto. El PAN devino en simple y llana continuidad del Partido Revolucionario Institucional, PRI, a su arribo en el poder.
Cómplices del modelo económico y de los lastres de la política. No hubo cambios. Porque la prometida alternancia no significó la inauguración de un nuevo periodo histórico para el país. Triste realidad cuando llegó el desencanto. Solo la élite que mantiene el poder [los pocos ricos que retienen el porcentaje mayor de la riqueza creada en este país y controlan la política] mantuvo sus beneficios. En la política están los hombres que coadyuvan a la legitimidad y la continuidad del sistema, porque responden al poder dentro del sistema.
Así, más allá del precepto que refiere “el estilo personal de gobernar”, conforme a la calificación de Daniel Cosío Villegas sobre el Presidente en turno, en el fondo el régimen económico y político se reproduce a sí mismo. Por eso son los pocos, también los que resultan siempre los beneficiados; empresarios, inversionistas, banqueros, propietarios de los activos productivos del país. Eso no ha cambiado. Se mueven los políticos, pero se sostienen los grandes capitales. Pese al modelo económico.
De parapeto, los integrantes del grupo político y del partido en el poder en turno, son quienes reciben algunos mínimos [mayores en comparación con el grueso de la sociedad] beneficios. De ahí el uso y abuso del poder, cuando se tiene el control del aparato estatal. No se diga con la apropiación de los activos del Estado en beneficio particular. Unos periodos más, otros menos.
Sobre todo, esto último, durante los gobiernos neoliberales que comenzaron con Miguel De la Madrid, hasta la fecha. El periodo económico de México, vigente todavía, que acarrea los mayores lastres y mantiene en un atraso cada vez mayor al país. Y recientemente al borde del colapso por el problema desatado de la creciente inseguridad a causa del crimen organizado, particularmente el narcotráfico.
Un sistema, eso sí, permeado por una lacerante corrupción y desde luego una impunidad que se cultiva desde el poder mismo. Porque todos los vicios que luego se han reproducido al interior de la sociedad, han comenzado desde el mismísimo poder; así sea municipal, estatal o federal. El involucramiento de funcionarios, mayores o menores, en prácticas que corroen a la sociedad, como el propio narcotráfico, el secuestro, el tráfico de armas, el blanqueo de recursos ilícitos, la trata de personas, etcétera, tiene de raíz la colusión, la participación encubierta o directa, la corrupción o la impunidad de autoridades. Lo contrario no prospera.
No obstante, queda en la memoria histórica que sí se puede elaborar un proyecto con resultados. Lo que no se mide, no se cuida, no se ve o se quiere ver, elaborar o aplicar en el país es un modelo económico para ir tras el desarrollo. Muchos países así lo han demostrado en los hechos. México lo ha vivido y durante décadas. Crecimiento económico con desarrollo. Tiempos idos, pero que pueden o sirven de parámetro. Hoy sería retomar lo que funcionó antaño, bajo las nuevas condiciones históricas y necesidades.
Lo que le falta a México, es eso: un modelo económico plausible, como su gente se lo merece. Con objetivos claros, metas e inversiones operadas desde el Estado para apoyar el crecimiento, el desarrollo del país y en todo sentido a beneficio de la población creadora de riqueza. Los tiempos del llamado milagro económico, fueron de Jauja. Había proyectos sexenales como mínimo. Con metas y objetivos.
Cuando incluso los hombres ricos del país comprendían que hacer funcional el sistema político, y económico, era invertir en estabilidad, en crecimiento; incluso en ganancias y acuerdos básicos al interior del sistema para operar. Esa fue una característica prevaleciente durante un largo periodo, que abarca desde 1938 hasta 1971, con elevadas tasas de crecimiento económico, generación de empleos, déficit e inflación bajo control. Con una etapa cumbre, la de Ortiz Mena en Hacienda, que va de 1956 hasta 1970 y se conoce como modelo estabilizador. Ahí el país registró desarrollo económico con beneficio social para los mexicanos.
Ejemplifica que con un programa de gobierno, incluso planes sexenales que ahora no se siguen (aunque se tengan no funcionan) se pude sacar del bache al país. Y no con recetas ajenas. Impuestas, como las que se aplican desde principios de los años 80 que respondieron a los designios del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, y mantienen al país en continuas crisis, o recurrentes. El saldo neoliberal es de contradicción creciente entre dinero y trabajador, riqueza y pobreza, desigualdad creciente. De eso se han encargado los gobiernos del PRI y los dos del PAN, desde la Presidencia.
La cuestión es para qué o a quién sirve el poder; los operadores desde la política. Y eso compete a la sociedad determinar. Es decir, si desde la política unos cuantos se apropian de las herramientas del Estado para beneficio propio o de unos cuantos, eso es lo que debe cambiar. En eso radica la debacle de país, en la crisis de modelo y en los destinatarios del poder. Es trabajo de la sociedad organizada, siempre golpeada, retomar el rumbo que el país requiere.
No ser más los “tontos útiles” de un sistema que atiende nada más a los pocos que siempre ganan. Porque los que generan la riqueza también tienen derecho. Aún visto desde el concepto de Estado, de un derecho al servicio del poder. Tiempo ha, que les va mal a los Presidentes; a la inversa, porque le va mal al país. Tareas para la redefinición.

[Por descanso obligatorio, Maniobras del poder regresa el día 20 de septiembre de 2010]

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domingo, 12 de septiembre de 2010

CRISIS DE UN IMPERIO EN GUERRA

12/septiembre/2010

*El 11/S, atentado para ganar petróleo
*Choque de civilizaciones, justificador

El 11 de septiembre 2010, a nueve años del atentado a las Torres Gemelas de Nueva York y el edificio hexagonal del Pentágono (sic). A partir de entonces la geopolítica cambió en el mundo. Pero especialmente para Estados Unidos. O mejor dicho, Estados Unidos modificó la geopolítica mundial bajo el pretexto de los atentados terroristas. Se apresuró a replantear sus nexos no sólo con los países musulmanes, sino con el resto del mundo.
La seguridad nacional retomó el rumbo de la más alta prioridad para el gabinete de George W. Bush. Y el desquite fue lo primero. El envío de tropas a Irak y Afganistán formó parte de ese replanteamiento de la geopolítica. En duda quedó siempre si los propios EU habrían estado al tanto de los atentados. Al menos en el Pentágono. ¿Y si lo supieron por qué nada hicieron? ¿Acaso el sistema de seguridad nacional resultó tan vulnerable? Poco creíble.
Lo que principalmente alimentó las dudas, fue que por un lado EU actuó casi al margen del mundo porque atacó a Irak presionando a la ONU y sin la prueba de que Hussein contara con “armas de destrucción masiva”, y por el otro, que nunca ni detuvo o aniquiló, como se presumió desde un principio, al principal enemigo musulmán y líder Osama bin Laden.
Porque Bin Laden, se aseguró siempre, era la cabeza visible de la agrupación terrorista y el principal instigador de los atentados a las Torres Gemelas y de otras partes del mundo en contra de las embajadas gringas. Sin embargo, las bombas cayeron pero Laden sigue vivo y curiosamente EU lo dejó de perseguir. ¿Tampoco funcionó en ese caso el trabajo de los organismos de inteligencia de EU para localizarlo?
Pronto se descubrió el fondo del asunto: EU quería apropiarse de los ricos yacimientos de petróleo de Irak y de la explotación de los campos de amapola de Afganistán también, para garantizar el abastecimiento energético de su industria capitalista global y participar del negocio de las drogas igual. La elevada vulnerabilidad y dependencia de EU del energético manifiesta unos años atrás, habría justificado la urgencia de cualquier reacción del imperio. En los dos sentidos: de los atentados y de la guerra desatada después.
Otros factores, además del petróleo como el principal requerimiento de la economía de EU y del entramado de un equipo encargado de garantizar la seguridad nacional en entredicho, habrían alentado sendas reacciones del gabinete de Bush, de los halcones enquistados en el poder desde la plataforma del Partido Republicano y su cercanía con los petroleros texanos: 1) La urgencia de una redefinición de la geopolítica mundial desde los EU al inicio del siglo XXI y en lo subsiguiente, y; 2) Llevar a la práctica las construcciones teórico-ideológicas elaboradas ex profeso por los panegíricos del imperio.
Ambas tendencias alimentadas por la necesidad de reposicionarse como imperio, así fuera desde una visión unilateral, a raíz de la caída del bloque soviético y la pérdida del enemigo que lo mantuvo en plan bélico durante toda la posguerra (la llamada guerra fría), y por las tesis que lo colocaban frente a otros nuevos enemigos.
En este sentido, primero Francis Fukuyama previno la pérdida del “enemigo” asegurando “el fin de la historia” en El fin de la historia y el último hombre, por el derrumbe soviético y la extinción del socialismo. Una tesis soportada también por el asesor de EU durante la guerra fría, Zhigniew Brzezinski con un agregado: en lo adelante los conflictos serían filosófico culturales (¡sic y re contra sic!).
Pero no sería sino un profesor de ciencias políticas e investigador —como para legitimar la tesis que ni el fin de la historia había llegado y en cambio habría nuevo enemigo enfrente para justificar el belicismo imperial—, el entonces director del Instituto Olin de Estudios Estratégicos en la Universidad de Harvard, Samuel Phillips Huntington quien elaboraría el trabajo y daría sustento al fantasma recién aparecido: Asia del Este o el mundo musulmán.
Justificación ideológica, más que teórica, para el imperio recién descubierto sin el enemigo guardado desde el fin de la Segunda Guerra. Se trató del (primero artículo y luego inflado en libro) El choque de civilizaciones, y la reconfiguración del orden mundial, 1996, como la fuente más importante de los conflictos en el futuro. El choque entre culturas, a partir de la occidental. Pero nadie creyó que con efectos tan mediatos.
“Es mi hipótesis —habría dicho Huntington—, que la fuente fundamental de conflicto en este nuevo mundo no será primariamente ideológico o primariamente económica. Tanto las grandes divisiones de la humanidad como la fuente dominante de conflicto serán culturales. Los Estados-nación seguirán siendo los actores más poderosos en los asuntos mundiales, pero los principales conflictos políticos internacionales ocurrirán entre naciones y grupos de diferentes civilizaciones. El choque de las civilizaciones dominará la política mundial. Las líneas de factura entre civilizaciones serán las líneas de batalla del futuro”.
Con sus ideas habría justificado el belicismo del imperio. Con la salvedad que se trató, muy claramente, de un panfleto muy divulgado e influyente tanto al interior como hacia afuera de los EU. Nadie sabía lo que estaba a punto de despertar. Los odios encerrados contra el imperio. Y la reacción propia del imperio. Pero no por motivos culturales sino justamente económicos. Y por la hegemonía del siglo XXI.
En ese contexto se habrían “justificado” los atentados de1 11 de septiembre de 2001 en Nueva York. Y preparados, alentados y desoídos, el caso es que el terrorismo le dio el pretexto a EU para lanzarse contra “otra civilización”, la musulmana. La crisis petrolera imperial estuvo presente siempre. Y la guerra como el mejor medio para restaurarla en beneficio de las grandes petroleras y los intereses que están detrás.
Por ello, en tanto Obama apoya la creación de una mezquita en la Zona Cero como para limar asperezas, un solo párroco Terry Jones de Florida desde una iglesia solitaria que amenaza quemar ejemplares de El Corán, no sólo despiertan el antiamericanismo en Afganistán quemado bandera con las barras y las estrellas, sino que calientan la conmemoración del atentado. En tanto Obama trata de apaciguar los ánimos y la derecha de tumbarlo del poder porque regresa a los soldados del Pentágono de los escenarios de guerra.

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viernes, 10 de septiembre de 2010

CLINTON, LA TENTACIÓN INTERVENCIONISTA

10/septiembre/2010

*Amenaza para la seguridad nacional de México
*Muestra de la política imperial en Latinoamérica

De botepronto, pero los mexicanos rechazaron pronto los señalamientos que hizo el miércoles 8 la secretaria de Estado de Estados Unidos (EU), Hillary Rodham Clinton. Para entender el comparativo que hizo entre México y Colombia en el tema del narcotráfico, hay que ver de fondo la visión intervencionista apuntada ya en el informe de enero 2009 del Pentágono, sobre el Estado fallido. Y eso sí que representa una amenaza a nuestra seguridad nacional.
Para comenzar, recordemos que EU tiene una visión geopolítica de las relaciones internacionales. Siempre en defensa de sus intereses vitales. Como los referentes a su seguridad nacional, del resguardo de sus inversiones y de aquellos corporativos trasnacionales que encabezan la globalización, la forma más desarrollada de ejercer el comercio desigual con los demás países.
También, que EU complementa la geopolítica a partir de una construcción geoeconómica propia. Conforme a sus fines particulares, si no tiene el pretexto lo construye como sucede en las invasiones a terceros. Y ejerce una política exterior conforme a su geoestratégica imperial, de tomar por las buenas o arrebatar por las malas los recursos sin importar las consecuencias. Para eso utiliza al ejército más poderoso de la tierra, su maquinaria militar-industrial que mantiene permanentemente activo al Pentágono.
Para EU, y salvo breves periodos de abandono como le sucedió a George W. Bush que nunca entendió la relación con América Latina, nuestro continente no ha dejado de ser considerado su traspatio territorial. Por ello cualquier pretexto es suficiente para intervenir —enviando tropas, como en el marco del Plan Colombia y recién de Costa Rica— en los asuntos internos de otros. El injerencismo en Latinoamérica tiene una largo y negro historial.
En segunda instancia, México tiene muchas heridas frescas por el impacto de la política exterior de EU. En los asuntos internos aparece inmiscuido siempre. Y en el caso que nos ocupa, cabe decir que la señora Clinton sabe lo que dice. Es más, apunta en el sentido de insistir en la clasificación del Pentágono de México como Estado fallido. Es el tema que realmente preocupa. Porque no sólo tiene intenciones injerencistas, son intervencionistas.
Cierto. Se dice que es la primera vez que un alto funcionario de EU compara a México con Colombia. Que ayer mismo Obama salió a desmentir. Pero dijo Clinton que el narcotráfico se está transformando en algo “semejante a una insurgencia” en donde los capos controlan ciertas partes del país, lo que hace que se parezca cada vez más a Colombia de hace 20 años. Y porque “de repente aparecen coches bomba que no había antes”. Dicho por la secretaria de Estado tras un discurso sobre la política exterior de Obama en el Consejo de Relaciones Exteriores de Washington. Lo expresó luego de un acto oficial. Pese a que elogió “la valentía y el compromiso del presidente Felipe Calderón” en esta lucha, “insistió en que Estados Unidos asiste a México para que mejore su seguridad pública, su trabajo de inteligencia y su capacidad de arrestar e investigar a narcotraficantes”. Admitió que México tiene “una capacidad institucional… y apoyo militar para esa seguridad pública, junto con voluntad política”. Pero “las naciones centroamericanas no tienen esa capacidad, y aseguró que EU está respondiendo a llamados, como el de la nueva presidenta de Costa Rica, para ampliar lo que tenemos en América Central”.
Y “lo que tenemos” está creciendo en efectivos militares y armamento en Centroamérica. Al admitir que el Plan Colombia “fue controversial”, “hubo problemas y errores pero funcionó”. Por eso, agregó, “necesitamos pensar cuáles son los equivalentes del Plan Colombia para México, Centroamérica y el Caribe”. A eso no se le puede llamar otra cosa que intentona intervencionista de EU.
Precisamente porque la secretaria Clinton comparte la visión global del imperio, es que abordó otros temas igualmente importantes para la política exterior de EU. También la señora Clinton, dice el reporte de David Brooks de La Jornada de ayer, en su discurso oficial habló del Medio Oriente, de las relaciones con la India, los conflictos con Irán y Corea del Norte, la crisis de Sudán, problemas de los últimos dos años.
Abundó igualmente en su estrategia geopolítica donde EU mantendrá un liderazgo cada vez más complejo. “Déjenme decirlo claramente: Estados Unidos puede, debe y será el líder en este nuevo siglo. De hecho, las complejidades y conexiones del mundo actual han otorgado un nuevo momento estadounidense, un momento en el cual nuestro liderazgo global es esencial, aún si frecuentemente tenemos que ejercer el liderazgo de nuevas maneras… Este es un momento que tiene que ser tomado a través de un duro trabajo y decisiones audaces, con el fin de sentar los fundamentos de un liderazgo estadounidense perdurable para las décadas venideras”.
Después de las reacciones del gobierno mexicano a lo dicho por Clinton (ampliamente recogidas por la prensa mexicana, porque en EU sólo Los Ángeles Times y La Opinión hicieron referencia; los grandes hicieron mutis) ayer el presidente Obama “corrigió”: “México es una democracia amplia y creciente, con una economía creciente, y como consecuencia no puedes comparar lo que está pasando en México con lo que ocurrió en Colombia hace 20 años”. Igualmente, el Zar antidrogas Gil Kerlikowske. Él dijo: “Sería muy cauteloso” al emplear la palabra “insurgencia”, para caracterizar a los cárteles de la droga en México. Pero Clinton actúa en defensa de los intereses de EU. Y representa la intentona de intervencionista. Pone oídos sordos al tema del tráfico de armas y a la demanda desde su país. Sólo “tiene la sensación real de la responsabilidad”, pero no la asume.
Leyeron bien el mensaje de Clinton los legisladores mexicanos ayer, durante la glosa del IV Informe de Calderón. “No habrá repetición del Plan Colombia en territorio nacional”: Creel. “Existe un plan de seguridad nacional de EU que pretende segregar un pedazo del Istmo de Tehuantepec como cerco fronterizo sur, un espacio peligrosísimo del Plan Colombia”: Karam. “Esconde al afán de intervenir directamente, dada la incapacidad de Calderón de frenar la ola de violencia”: Monreal. “Washington es responsable del avance del narcotráfico en México, no sólo por el consumo de drogas en su territorio, sino porque no ha frenado el tráfico de armas a nuestro país”: Trenti. Esos son los auténticos riesgos de la osadía de Clinton.

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jueves, 9 de septiembre de 2010

CAMBIO CLIMÁTICO = LLUVIAS MORTALES

09/septiembre/2010

*Anegados: ayer Paquistán, ahora México
*Toma conciencia para cambiar el modelo

“Cuanto mayor la riqueza, más espesa la suciedad”: John Kenneth Galbraith (1908-2006).

El cambio climático está afectando al mundo entero. Y son más las voces que las acciones para contenerlo. Los principales países emisiones de gases a la atmósfera que luego producen el efecto invernadero, y son Estados Unidos, China, Unión Europea (UE), Rusia e India [en conjunto expulsan el 62.5, equivale a 17 millones 042 mil 685 toneladas, de un total mundial de 27 millones 245 mil 758 toneladas anuales; tan sólo EU contribuye con 6 millones 049 mil 435 toneladas y China con 5 millones 010 mil 170 toneladas de contaminantes a la atmósfera. Datos de 2004 de la ONU], se niegan aplicar las medidas correspondientes para contrarrestar el problema.
Contrariamente, desde que se firmó el Protocolo de Kioto en 1997, Washington con George W. Bush como presidente, que se habría comprometido a bajar los índices en un 5 por ciento, se negó a ratificar posteriormente argumentando perjuicios a su economía, aumentando así el impacto atmosférico hasta un 15 por ciento hacia 2004.
La negativa bushiana venía acompañada de una exigencia para los países en desarrollo, a quienes según él no se les pedía reducir sus emisiones. Sólo que a Bush y a sus halcones y empresarios se les olvidaron los números, y con ello eludieron las responsabilidades para con el planeta. El problema es que los países que menos contaminan, los en vías de desarrollo, son los que más resienten el impacto. En tanto los desarrollados, comenzando por EU, aplican meros paliativos que devienen totalmente insuficientes. Lo anterior, no obstante que la maquinaria obsoleta según reglas industriales de uso pasa de los países industriales desarrollados a los en vías de desarrollo. Mayor responsabilidad.
Así, la tendencia apunta hacia la destrucción de la tierra, porque los procesos industriales y de uso de energías contaminantes como los combustibles fósiles —y por tanto, la ganancia como prioridad de los capitales invertidos en la industria— continúa sin limitantes. Por ejemplo, haciendo poco por la conversión de la industria hacia un empleo de energías renovables. O de plano, renunciando a la economía de consumo suntuario que beneficia sólo a una elite. Tampoco avanzar, desde luego, hacia un uso irresponsable de la biotecnología como medio para obtener mayores ganancias con la aplicación y modificación genética de la naturaleza como tal, para una elaboración acelerada de “productos” en una de las ciencias aplicadas que ya encabeza la lista del amanecer del siglo XXI.
En pocas palabras, que tanto en los compromisos (Protocolo de Kioto) como en los hechos (la reconversión de la industria hacia un manejo responsable de la ecología), los cuidados del medio ambiente no son del todo “negocio” y por lo tanto del interés de los países desarrollados. Las industrias dedicadas al empleo de las energías alternativas como la solar, geotérmica, hidroeléctrica, eólica, siguen avanzando lentamente porque la misma tecnología aplicada es incipiente y los “aparatos” o instrumentos resultan caros todavía. Y no se olvide que para la dinámica del capital global que solo aspira a la ganancia, “el interés tiene pies”. Y lo demás es lo de menos.
Y sin ese interés, el impacto para el planeta deviene cambios bruscos de temperatura que se reflejan hasta, por ejemplo, en comportamientos atípicos del clima. El aumento de la temperatura durante el siglo pasado, en cerca de un grado centígrado por esa causa, impacta el fenómenos como el deshielo de los glaciares, el crecimiento de los desiertos, el daño a pantanos, bancos de coral por la contaminación de las aguas del mar y zonas costeras (no se olviden fenómenos como las grandes fugas de petróleo que utilizan los océanos como grandes basureros). Ni se diga la deforestación de selvas como el Amazonas, entre otros impactos.
El problema es que los efectos llegan a las economías de los países más pobres y los en vías de desarrollo, tanto en el agua disponible para la irrigación y el consumo humano (las próximas guerras mundiales pueden ser por la disponibilidad del vital líquido), como por la desertificación del suelo de cultivo, la destrucción de zonas verdes y tras eso el aumento de la pobreza y las enfermedades. Es decir, de la profundización de las desigualdades entre los países ricos y pobres. También el cambio climático impacta en la desigualdad social, porque viene la escasez de alimentos.
Un ejemplo “atípico” reciente es el de las lluvias que han golpeado tanto a Paquistán como a México. Inundaciones que han cobrado vidas, anegado amplias zonas habitables (estados y municipios), agrícolas y ganaderas en sendos países [El caso paquistaní puede verse en: http://maniobrasdelpoder.blogspot.com/2010/09/paquistan-desastre-humanitario.html]. Y no son fenómenos coincidentes. Son impactos generados por los vaivenes del clima a nivel global por causas humanas.
En México, no se registraba un mes de julio así desde hacía 25 años, según el gobierno mexicano. La tormenta tropical Hermine convirtió el sureste, sur y centro del país en una gran alberca. Golpeó en las costas del Golfo de México y del Pacífico. Llegaron las inundaciones, con todas las consecuencias. Municipios completos navegan en el agua. Entre los estados más afectados están Chiapas, Tabasco, Guerrero, Oaxaca, Nayarit y Veracruz hasta Tamaulipas.
Al menos unas 650 mil 503 viviendas dañadas. Mismo número de familias damnificadas. El registrado de por lo menos tres muertos. Hay miles de personas trasladadas a los albergues. El Ejército aplicó el Plan DN-III. Hombres, mujeres, ancianos y niños carentes de todo, o casi. Aparte la pérdida de sus casas y enseres domésticos, animales y sembradíos, hoy necesitan desde lo indispensable. Tlacotalpan, Veracruz, “patrimonio cultural de la humanidad” quedó aislada por tierra, donde unas 12,600 personas (90 por ciento de la población) fueron evacuadas. Oaxaca, 250 de los 570 municipios reportaron daños por las lluvias. Hay 290 mil damnificados, y 72 mil casas afectadas por el Istmo de Tehuantepec.
En Tabasco y Chiapas las presas están al límite y los ríos crecidos. En emergencia está la población de esos estados. So riesgo de contraer enfermedades y epidemias. Sin todo lo necesario. Y los corresponsables, en la inconsciencia de sus decisiones. De todos depende.

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miércoles, 8 de septiembre de 2010

PENSIONES, EL PLAN FRANCÉS

08/septiembre/2010

*Trabajadores, en la globalización
*Menos gasto social, mayor capital

A Fausto Fernández Ponte, autor de Asimetrías y forjador de oficio. In memoriam.

Como otros países del viejo continente, las “Europas” de Jacques Attali o mejor dicho de la “Desunión europea”, Francia no puede quedarse atrás en la aplicación de medidas para contener la crisis por la que está pasando la economía global, que comenzó en Estados Unidos pero se corrió después al resto del mundo capitalista imperialista desarrollado, porque vuela a la velocidad de los movimientos especulativos de las bolsas de valores que roban a lo bonito bajo un esquema “legalmente” aceptado.
Tal y como lo anunció a principios de junio la presidenta Ángela Merkel de Alemania, “el mayor plan de ajuste desde los años de la segunda posguerra”. (ver mi: http://maniobrasdelpoder.blogspot.com/2010/06/el-fantasma-europeo.html). El fin es reducir las presiones sobre el gasto público y ahorrarle al Estado unos 80 mil millones de euros hasta el 2014. Las acciones son: reducción de 15 mil personas empleadas del gobierno, recortar en 40 mil soldados efectivos al ejército, “bajar” las ayudas por hijo a madres y endurecer las pensiones para desempleados con más de año y medio. Además de otras medidas, como aplicar tasas a los bancos en 2012 y una ecotasa a carburantes de aviones.
El objetivo, en palabras de Merkel, es reforzar la “consolidación fiscal” y poner el “ejemplo” para los socios del euro, tal como reconoció que fue “un reclamo” del secretario del tesoro de los Estados Unidos, Timothy Geithner, cuando voló a Europa la primera semana de junio. La ruta, entonces, la trazó Alemania para los países desarrollados de la zona euro, y Francia sigue las huellas [ni se diga los padecimientos de países con mayores problemas como Grecia, España, Portugal, etcétera]. Es decir, medidas anticrisis comenzando por sanear las arcas del Estado persiguiendo la anhelada estabilidad presupuestal, con un déficit no mayor para la UE de un 3 por ciento controlable, como se lo propuso Alemania hacia el 2013.
Con la salvedad de que Merkel fue al grano, cosa que no puede hacer Sarkozy en Francia. Por ello lo está aplicando mediante un rodeo perverso; el del nacionalismo ramplón de expulsar a los gitanos de su país. Por poco y nos recuerda los pretextos que tomó la gobernadora de Arizona en Estados Unidos, Jan Brewer, para aprobar una ley racista y xenófoba en contra de los migrantes de origen mexicano. Como para ocultar el cochinero en el que están metidos los narcos mexicanos y los rangers cazamigrantes o propietarios de ganado (inexistente), con el negocio de la droga. Una asociación a conveniencia entre la delincuencia de ambos lados de la frontera.
Artimaña similar, Nicolas Sarkozy se sacó de la manga la intentona de expulsar de su país a los “sin papeles”, acusándolos de traer males a la sociedad francesa. Cuando los móviles son otros. Entre las acciones emprendidas que crearon el enojo generalizado, sobresale la repatriación de un millar de gitanos a sus países de origen, así como el desmantelamiento de un centenar de campamentos a raíz de los disturbios en la localidad de Saint Aignan en el centro del país en junio pasado, tras la muerte de un gitano luego de una persecución policiaca.
Esas medidas de Sarkozy han levantado polémica tanto al interior como al exterior de Francia. ¡En el país de “la libertad, la igualdad y la fraternidad”! Y en las manifestaciones recientes organizadas en un centenar de ciudades galas (el próximo día 15 se espera una gran protesta gitana en todo el país), las medidas han sido rechazadas apoyando a los “ilegales” tanto por cientos de artistas como por los partidos de izquierda y varias asociaciones y ONG. Las pancartas sostienen un: “No a la política inhumana de Sarkozy”, acusándolo de racista y comparándolo con el colaboracionista Vichy, quien entregó a judíos en manos de los nazis durante la Segunda Guerra Mundial.
No obstante se trata de un distractor. Muy al estilo, eso sí, de las teorías de la conspiración que se construyen —sobre todo desde el poder— para salirse con la suya siempre y sin el menor recato. Porque el fondo del asunto en Paris ahora radica en el golpeteo a la política social. Sí, en el país de la Revolución Francesa que se ha jactado siempre de una política social en defensa del trabajo.
Porque tras el escándalo gitano creado por el presidente francés, que suena más que artificial, Sarkozy intenta ganar terreno para ocultar las protestas que, de todos modos, ya levantó su propuesta de reformar el sistema de jubilaciones para ampliar la edad de jubilación de los 60 a los 62 años laborales, y que entró a discusión apenas ayer en el Parlamento ese país. Doble escándalo contra al Plan francés. Porque el ardid antigitano no le salió. O como se dice comúnmente, le salió el tiro por la culata.
Se trata de las medidas anticrisis que pretende Francia para reducir el déficit público. Seguir los pasos de Alemania obedeciendo a las presiones de EU, como lo reconoció en su momento Merkel. Porque, como siempre, los gobiernos de la órbita imperial no le cobran los costos de la crisis a quienes las generan, como en este caso compete al sistema financiero, sino a quien se deja siempre a las buenas o por las malas. Y los trabajadores son quienes pagan los platos rotos, siendo quienes confeccionan la vajilla.
Con las crisis capital-imperialistas, el mundo del trabajo es quien resulta el más golpeado. Siempre en beneficio de los que ganan a manos llenas. Por eso está vigente la consigna de la Primera Internacional: “¡Proletarios de todos los países, uníos!”. Porque sin esa unidad laboral, complicada pero necesaria, dentro de cada país cada organización sindical se rasca son sus propias uñas.
Como si no se comprendiera, dado que las crisis tienen un origen global, también las medidas en defensa del trabajo que es el que le devenga valor al capital, debiera tener acciones antiimperialistas globales. Lo cierto es que ninguna de las medidas anticrisis del sistema capitalista imperial, le han deparado beneficio alguno a los trabajadores. Solo el cobro de facturas. Siempre es tiempo de contravenir esa situación. En esta coyuntura primero fue Grecia, luego España, le siguen Alemania y Francia. Mañana cualquiera otro. Siempre con medidas que afectan la calidad de vida, porque restringen el gasto social a favor del capital.

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