lunes, 28 de febrero de 2011

MÉXICO, EL ACUERDO INEXISTENTE

28/febrero/2011

*Falta de voluntad política de la clase política
*Más allá de todo: el país en juego, no se les olvide

En ocasiones hace falta ser muy prácticos y llevar las ideas a los hechos, para modificar la realidad en aras del bienestar general. No es sencillo porque lleva tiempo y su consabida complejidad, pero nunca es imposible. Sólo hace falta, eso sí, por encima de todo colocar el interés general sobre el particular o de los grupos de poder. En este caso de México; pero es lo mismo con cualquiera otro país.
Dicho sea por la importancia de la ocasión, ahora. En estos años reacios de la vida pública nacional, amenazada en su estabilidad, en su gobernabilidad, en su continuidad, en su desarrollo, en su seguridad interior y externa, etcétera. Pues resulta que, más allá de causar sorpresa o enojo, declaraciones abiertas —y las secuelas correspondientes; convertidas en dimes y diretes entre priistas y panistas— como las que hizo el miércoles pasado el exgobernador de Nuevo León, Sócrates Rizzo [prototipo de gobernador priista en los tiempos de Carlos Salinas de Gortari], sobre el tema del crimen organizado durante la época del Partido Revolucionario Institucional, genera indignación entre la sociedad.
E indignación porque, coludida o no, y a sabiendas de que lo hecho hasta ahora por la consabida guerra contra el crimen organizado no consigue las presuntas metas propuestas —que la sociedad viva en plena tranquilidad y sin el temor que le ha impuesto la violencia durante los últimos años—, la clase política tampoco hace lo conducente para enfrentar con visos de solución, de una vez por todas y antes que el país se nos deshaga entre las manos, un problema que tanto lastima a la misma sociedad y representa la mayor amenaza, igual para la seguridad pública que para la seguridad nacional de México.
Y la clase política son todos. Todos los actores políticos que pueden tomar decisiones, o determinaciones sobre la importancia y urgencia tanto de gobernar al país como de salvarlo cuanto antes, porque cualquier retraso —aún a sabiendas que todo sexenio tiene sus tiempos; y a estas alturas del gobierno calderonista las ocupaciones tienen tintes meramente electoreros por las ambiciones de continuidad panista en el poder presidencial— generará un número todavía mayor de muertes, muchas de ellas inocentes.
Por lo tanto, es responsabilidad, desde la Presidencia de la República para abajo. ¿O de abajo para arriba? Desde las instancias de gobierno federal (Segob, PGR, SSP, Poder Judicial en general, etcétera), los poderes legislativos (Congreso de la Unión, entidades estatales, ALDF), partidos políticos (todos, no sólo Partido Acción Nacional, PRI o Partido de la Revolución Democrática, sino el resto de la chiquillada), gobernadores (todos de cualquiera de los tres partidos mayoritarios, pero sobre todo los del PRI y el PAN); otros grupos de poder como los empresarios organizados (en el Consejo Mexicano de Hombres de Negocios del Consejo Coordinador Empresarial, la Asociación de Banqueros de México; y otros: la Concamin, Concanaco, etcétera) y las iglesias (por qué no comenzando por los jerarcas de la Iglesia católica, pero no únicamente ellos), los sindicatos (sin el temor de los líderes corruptos, o “charros” a perder sus privilegios por su cercanía con el poder), los medios de comunicación (más los que le apuestan a la independencia del poder y no dependen de él para la subsistencia; todos los que luchan por la libertad de expresión y el ejercicio profesional de los medios, bajo el compromiso con la sociedad primero que todo), las universidades públicas todas (incluso las privadas, por qué no), y sobre todo la participación principalísima de la sociedad organizada en todas sus expresiones. La población en general que nunca es, pero debe ser escuchada porque es la que padece directamente los problemas. O desde aquí hacia arriba.
Cierto que en un régimen presidencialista, como el que le heredó el PRI al país, es al presidente en turno a quien le compete la definición principal; o según nos tiene acostumbrados el ejercicio presidencial, en cuanto a los lineamientos de gobierno y a la toma de decisiones importantes. Pero también queda claro que, a una década del ejercicio presidencial del PAN, los panistas no han sabido, no han querido o tampoco han podido, tomar al toro por los cuernos. E ir al fondo del problema. Con todo y que eso incluya las purgas correspondientes en todos los niveles de gobierno, en donde opere la colusión con delincuentes ya por participación, encubrimiento o protección, etcétera. Atacar de raíz la corrupción, así como la impunidad. No es fácil, pero por eso es tarea de todos, siempre y cuando la mira esté puesta en altas metas. Y no en defender intereses mezquinos.
Cabe entonces preguntarse, aún a estas alturas del sexenio de Felipe Calderón, ¿por qué el Presidente de la República no ha elaborado los lineamientos óptimos para salvar al país, en lugar de insistir en una confrontación que lo único conseguido hasta hoy es más violencia? Así lo deja entrever el reportaje de Proceso de esta semana, donde se habla de la “unificación pactada” como salida viable al problema del crimen organizado, en opinión del secretario de la Defensa Nacional, Guillermo Galván Galván, con motivo de la reseña del tercer encuentro del funcionario con legisladores, acorde con el Reporte confidencial, generado en septiembre del 2010.
El secretario apunta: 1) Que, “es previsible”, que la “presión permanente” del Estado mexicano contra los carteles de las drogas no solamente podría ocasionar más violencia contra funcionarios, cuerpos de seguridad y Fuerzas Armadas, sino que los grupos criminales también podrían incrementar sus acciones de “cooptación” de las autoridades. 2) Que la intensidad de la acción gubernamental obligue a la “unificación pactada” de los grupos criminales y que realizan sus actividades como antes, “sin violencia, en forma soterrada”.
¿“Unificación pactada”? ¿Es a lo que se refirió Rizzo con sus explosivas declaraciones, donde generó ácidas reacciones, tanto en lo revelado por Wikileaks como en sus pláticas? ¿Verdades a medias o camufladas? Refirió al financiamiento del narco a las campañas políticas a puestos de elección popular; luego la tolerancia y protección desde los gobiernos del PRI a los carteles de la droga y, algo delicado, el posible soborno a presentadores y comentaristas periodísticos. Luego dijo que sólo se refería al control férreo desde el presidencialismo autoritario, y que a partir de eso funcionaba el sistema, sin generar violencia.
Pero el miércoles se refirió a que: “De alguna manera se tenía resuelto el conflicto del tránsito (de drogas)… había un control y había un Estado fuerte y un presidente fuerte y una Procuraduría fuerte, y había un control férreo del Ejército, y entonces de alguna manera decían; ‘tú pasas por aquí, tú por aquí, pero no me toques aquí estos lugares’; algo pasó”. (La Jornada, 26/II/2011). Y luego la respuesta del PAN. Pero el problema ahora es de todos. No para la “unificación pactada”, sino para trabajar, todos, un gran pacto nacional. Ese es el reto; de grandes metas.

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viernes, 25 de febrero de 2011

LIBIA Y LA ESPECULACIÓN PETROLERA

25/febrero/2011

*No hay desabasto, hay aumento de precios
*A río revuelto…; reacción contra tiranos

Libia es el noveno país exportador de petróleo crudo a nivel mundial y el tercero del norte de África. Y la situación por la que atraviesa, donde están en jaque el dictador Kadafi y el Estado autocrático como tal por la revuelta de su pueblo que lo quiere fuera del poder, rompe la endeble estabilidad y pone a temblar a las economías que dependen del energético, sobre todo en aquellos países europeos que se ven directamente afectados por el cierre de los grifos libios.
Más aún, sensible como es el mercado especulador global, la primera reacción de las principales bolsas es el alza de los precios internacionales, por el temor a la propagación de las manifestaciones a otros países de Medio Oriente y norte de África; como Bahrein, Yemen, Irán, Argelia y, sobre todo, Arabia Saudita, el principal productor mundial de crudo. Londres y Nueva York así lo testifican, con niveles similares a septiembre de 2008 apenas ayer jueves 24. Y la expectativa de los analistas de mercado es que la situación de los precios no bajará pronto. Por lo tanto, al mundo le esperan días o semanas con precios elevados que impactarán la recuperación de las economías, incluida la estadounidense.
Pero los incrementos no responden al desabasto, cuanto a las expectativas de los mercados a futuro, los contratos del commodity (el WTI), que le apuestan a una baja en el abastecimiento, hasta en tanto la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) o la propia Arabia Saudita salga al quite con el faltante libio. Por lo tanto, mientras no se cubre la meta durante el corto/mediano plazo, los precios harán de las suyas; o mejor dicho, los corredores en las bolsas del mundo. Pues como dice The Economist en su última edición: “A los mercados petroleros no les gustan las sorpresas”.
Pero en realidad a quien no le agradan dichas sorpresas es a los especuladores. Pues por ahora no hay déficit en el suministro de petróleo en el mundo, porque los precios ya estaban elevados aún cuando las empresas extranjeras que operaban en Libia habían bajado su producción, como es el caso de la italiana Eni —la mayor petrolera extranjera en Libia—, la Repsol de España, la alemana Wintershall y la francesa Total. Las cuatro compañías confirmaron este miércoles, que habían decidido suspender algunas de sus operaciones de producción en el país del norte africano. La alemana dejaría temporalmente de extraer unos 100 mil barriles diarios, en tanto la francesa otros 55 mil barriles por día. Y en general, la producción se habría reducido hasta en un 25%, equivalente a unos 400 mil barriles diarios, de acuerdo con un reporte de Reuters.
Del mismo modo, es el mercado europeo el que mayormente sienta el impacto del desabasto o quien se vea afectado por el incremento en los precios del barril de petróleo, que apenas ayer alcanzó cotizaciones altas sólo equiparables a las de 2008, de 111.35 dólares el Brent al final de la jornada del viernes, tras rozar los 120 dólares. Así, en primer orden está Italia, que consume el 32% del total libio de un 75% del total que se extrae de este último y va para la Unión Europea. Le sigue Alemania, con el 13.4%, Francia y China con el 10% cada uno, España con el 8.6%, Estados Unidos con apenas un 6% y Brasil con un 3%.
Como decíamos, por el lugar que ocupa en el mercado mundial, Libia produce diariamente cerca de 1.7 millones de barriles de crudo (equivalente apenas al 2% de la producción mundial). De eso, el país norafricano exporta unos 1.2 millones, de acuerdo con la OPEP. En tanto para su economía representa el 95% de sus exportaciones y le asigna el 50% de sus ingresos, lo que contribuye con un 25% a su Producto Interno Bruto.
Y tan es asunto de los especuladores, que en la bolsa neoyorquina hay empresas que se han llevado enormes ganancias: como ConocoPhillips (2.56%), Marathon (3.08%), Hess (5.19%); en tanto retroceden en Dow Jones y el Nasdasq. Porque unos pocos ganan y la mayoría pierde con este “negocio” de los precios del petróleo aprovechando presunto desabasto o problemas que todavía no detonan en otros países productores.
Bueno. Ya dijimos que la caída en la producción libia o la salida de las empresas italiana o española que laboraban antes de los disturbios, no han impactado en los precios o al desabasto. De hecho no hay tal desabasto por ahora en el mercado, aunque The Economist diga lo contrario. Pero hay un pequeño inconveniente que se está manejando como una de las variables del presunto déficit del mercado petrolero, cuando no es así. Se trata de la tesis de que las cosas pueden variar en dichos precios que tocan los niveles de 2008, en la medida que Arabia Saudita cubra el hueco dejado por Libia en cuestión de semanas.
Pero esa es, decíamos, una tesis falsa. Según medios especializados en el tema, “Stuart Staniford no cree en la versión difundida por los saudíes, que podrían producir más [después de todo Arabia Saudita es el único país en el mundo que tiene una capacidad ociosa de 4 millones de b/d] y enviar más petróleo a través del oleoducto que llega hasta Yanbu en el Mar Rojo, para su envío a Europa”. Esto, porque el petróleo saudita es demasiado “amargo” [con más azufre] y las refinerías que transforman el petróleo libio necesitan crudos más “dulces” [con menos cantidad de azufre].
Sin contar que la OPEP asegura contar con al menos 6 millones b/d, cuando la cifra está entre 4-5 millones de b/d, y de los cuales entre 3-3.5 millones de b/d está en manos de Arabia Saudita. Son las cartas para sostener los engaños de los especuladores; patrañas que se convierten en enormes ganancias en tanto el mundo consumidor de las gasolinas, como siempre, es el que la paga. Sin importar que sean de los países desarrollados o en desarrollo. Todos por igual.
Sólo resta decir que, ciertamente, en gran medida el incremento de los precios retrasa la recuperación de las economías de la globalización. Y si bien esta crisis de precios le pega directamente a la zona Euro, también lo hará con la economía estadounidense. Y las que están fuertemente colgadas de esta última como la economía mexicana que no cuenta con políticas energéticas propias sino dependen de los intereses de EU.
En fin, mientras avanzan las marchas multitudinarias en contra de los tiranos en el mundo árabe y amenaza con propagarse hacia el Medio Oriente, nunca faltan los avorazados que a río revuelto sacan ventaja. Los precios son mera especulación, gracias a los mercados a futuro. Los financieros la aplicaron otra vez. A ver hasta cuándo.

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jueves, 24 de febrero de 2011

LIBIA, EN LA MIRA OCCIDENTAL

24/febrero/2011

*Reservas petroleras, motivo de invasión
*“Terroristas que deben ser ejecutados”: Kadafi

La revuelta árabe encontró un dique político doble en el camino. Uno se llama Muammar Kadafi en Libia, importante país petrolero en el norte de África; el otro, el peligroso porque al mundo occidental, con Estados Unidos a la cabeza, le interesa la estabilidad del mercado energético global. Es decir, que la oleada árabe llegó directamente a toparse con el nudo gordiano, con los intereses vitales de la economía mundial. Y se ha reflejado ya en el incremento de los precios del barril de petróleo, particularmente el Brent.
El problema es que el conflicto muy difícilmente pasará de ahí. Es decir, que si bien llegara a caer Kadafi, occidente no toleraría que el pueblo libio decidiera su futuro sin su participación, o intromisión directa bajo presencia militar. El petróleo y el gas son un fuerte motivo, más en manos de un pueblo dividido en diversas tribus que detentan el control regional. Por eso mismo cabe la posibilidad de la intervención, bajo el argumento de la violación de los derechos humanos que está cometiendo Kadafi contra su pueblo. Exactamente igual como ha ocurrido en Irak o Afganistán, donde EU llegó para quedarse.
En otras palabras, el problema para los libios es interno, pero también externo. El régimen de Kadafi que ciertamente lleva 42 años en el poder y se aferra a él. Pero por su discurso del martes pasado, su reacción pronto se tornó violenta. Él está dispuesto a morir en la raya. No importa que eso sea lo último que haga incendiando a su país hasta conducirlo a una guerra civil. Así ocurre desde el momento en que decidió utilizar la fuerza bruta como respuesta a los millones de manifestantes que no lo quieren.
Kadafi sabe que sólo la represión permitirá su temporal continuidad; que estará en el poder en tanto contenga la protesta local. O en cuanto no llegue la presencia militar de la Organización del Tratado del Atlántico Norte o la Organización de las Naciones Unidas, como han advertido algunos analistas internacionales. Eso impedirá el avance democrático y libertario regional, al igual que en Libia. Al mismo tiempo es el dique geopolítico con el que se ha topado la movilización árabe de los últimos meses que está costando las cabezas de algunos autócratas y dictadores, como el tunecino Ben Alí y el último faraón Mubarak en la región.
Pero también Muammar Kadafi sabe que su propia violencia le brinda el pretexto idóneo al exterior para la ocupación militar. Así se presente bajo la finalidad de controlar la situación de los derechos humanos y en realidad llegue no para pacificar sino para garantizar el abasto del petróleo. No vale que los propios saudíes asuman que el abasto está garantizado, pese al conflicto libio, incluso para la contención de los precios del petróleo.
Por sus últimas apariciones públicas del dictadorzuelo Kadafi, no es de esperarse más diálogo que el de las bayonetas; el uso de la fuerza y la represión contra los miles de manifestantes. Como quedó en claro tras los primeros bombardeos a las protestas. Los datos acumulan por lo menos 295 muertos, una cantidad indefinida de desaparecidos y otros tantos heridos.
La advertencia de Kadafi fue: “Preferible morir como mártir [sic] que dejar el país”, tras calificar a los manifestantes de “niños fáciles de manipular y terroristas que deben ser ejecutados”. Una postura que recrudece la violencia emprendida por sus cuerpos policiacos y sus agentes “mercenarios extranjeros”. El ultimátum que lanzó el martes 22 fue: “Si necesitamos usar la fuerza, lo haremos. Si no entregan las armas, anunciaremos la marcha sagrada. Llamaré a millones de un desierto a otro para que limpien Libia casa por casa”. Temible.
Por ello, los agentes disparan contra “todo lo que se mueve”, sembrando muertos y heridos en las calles de Trípoli. En tanto Kadafi les atribuye a las potencias extranjeras, al lavado de cerebro, a los narcotraficantes y a la revuelta regional el inicio de las revueltas. Pero nadie lo soporta. Un gobierno en las mismas manos durante décadas se vicia inevitablemente. Así sea un presidente, un dictador o una monarquía. Así sea en un país desarrollado, pero principalmente en los países “en desarrollo”.
Pero las potencias extranjeras quieren asegurar el abasto de petróleo; el control de los precios del barril. Pero en el caso libio, los países ricos irán por las enormes reservas que posee como activo exportador de la región. Por lo mismo la situación en Libia está en peligro, porque puede costar todavía más vidas. Ya se sabe que Kadafi vocifera con amenazas. Porque sabe que no tiene el control en varias regiones donde no manda.
Hacia adentro, Kadafi depende no tanto del control de las elites militares como en Tunez y Egipto, cuanto de las estructuras de poder tribales. El mismo control que le ha permitido la estancia en el poder le puede costar ahora su caída. Kadafi sabe que cuenta con la pequeña tribu Qathathafa, o la de mayor presencia Wafalla. Pero la virulencia propia del régimen cambiará los signos de lealtad de unas y otras.
Según “Alia Brahimi, jefa del programa de África del Norte de la London School of Economics —dijo ayer El País—: ‘Creo que vamos a ver deserciones en algunas de las principales tribus si eso ya está ocurriendo. Gadafi ha perdido el control del este del país, donde nunca fue popular y nunca logró consolidar su poder’”. “De hecho, el 20 de febrero —agrega la nota—, Akram Al Waefalli, uno de los líderes de la tribu Warfalla, dijo a Al Yazira: ‘Le decimos al hermano (Gadafi) que ya no es hermano, le decimos que abandone el país’”.
Sólo hay una esperanza para los libios de que el conflicto termine pronto. Que en tanto los mercenarios de Kadafi siguen haciendo el trabajo sucio de matar a los manifestantes que lo detestan, él vocifera a sabiendas de que carece del control de la situación. Pero la amenaza de occidente está creciendo. Como uno de los tres principales productores de crudo en el mundo, es un importante socio comercial de occidente.
Con reservas registradas de 44,300 millones de barriles de petróleo, Libia cuenta entre sus principales clientes con Italia dado el 40% de las exportaciones. Seguido de Alemania con el 12%. Y el energético representa el 95% de los ingresos del régimen de Kadafi. Ese es un apetitoso platillo para la industria y voracidad occidental, como para dejarlo en manos tribales. Pero el pueblo está en todo su derecho, tanto de sacudirse al dictador como a determinar qué hacer con sus propias riquezas.

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miércoles, 23 de febrero de 2011

PRD, A PUNTO DEL ROMPIMIENTO

23/febrero/2011

*De la izquierda a la alianza con el PAN
*Los militantes tienen la palabra

En México, como en cualquier país del mundo que se rige por un sistema “democrático” y ha adoptado el pluripartidismo como expresión de las distintas fuerzas y corrientes, los partidos políticos son los “aparatos” que se utilizan para luchar por el poder y asumir los cargos de representación; acceder a las cámaras locales y federales, a las instituciones del gobierno en sus diferentes niveles y, como es de suponerse, a velar por sus ideales y proyectos plasmados en estatutos y declaración de principios.
Lo último es verdad a medias. Porque son las dirigencias partidistas las que se encargan de ambas funciones, y cada cual impone su sello característico. Y no pocos los que dejan de lado los principios y los compromisos asumidos de origen, para responder a los intereses de la coyuntura o emanados del poder. No obstante, como en el caso del sistema político mexicano, cada partido se coloca y asume un rol una vez que se hace acreedor de una parte del presupuesto federal destinado para hacer política.
Aparte de los partidos Acción Nacional y Revolucionario Institucional, que tienden hacia el bipartidismo o la alternancia en el ejercicio del poder presidencial —la llegada del segundo, a una década ya luego de 81 años del control de la vida política nacional por el primero—, el Partido de la Revolución Democrática se incorpora en el espectro de las opciones políticas como tercera fuerza nacional, pese a su reciente formación [creado apenas en 1989, un año después de participar en una emblemática elección]. Los demás conforman la chiquillada que viven del presupuesto y en alianzas para sobrevivir.
Pero hablar del PRD es referirse al partido que le ha toca asumir el papel de la izquierda en el espectro ideológico. Y, por tanto, contrario a los proyectos del PRI y del PAN. Se dice que, por encima de otros como el Partido del Trabajo o el Partido Convergencia que en cierto modo abanderan principios alternativos —los otros rondan en la indefinición ideológica o sólo se acomodan—, el PRD representa a la izquierda en México. O, mejor dicho, a lo que sobrevive de la misma en términos electorales.
Surgido desde las alianzas que le dieron vida y principios —el Partido Mexicano de los Trabajadores, el Partido Socialista Unificado de México, el Partido Patriótico Revolucionario, el Movimiento Revolucionario del Pueblo, Unión de la Izquierda Comunista y posteriormente el Partido Socialistas de los Trabajadores de Heberto Castillo y muchas organizaciones más— a la Corriente Democrática que salió del PRI, para luego encumbrar a Cuauhtémoc Cárdenas hasta la candidatura presidencial en 1988, primero y en 1994 después, habría sido la esperanza de millones de mexicanos que ansiaban cambios de fondo en el régimen presidencial priista. Y luego panista.
No obstante, la inclusión de los partidos de izquierda en el sistema político tenía otra intención. La idea data de 1977 y la propuso Jesús Reyes Heroles. La reforma política que le dio cabida a los partidos radicales —primero el Partido Comunista Mexicano, luego el Popular Socialista y el Auténtico de la Revolución Mexicana—, que le dio la apariencia de pluralidad al régimen político. Pero la intención cuajó: someterlos al control. El resultado: los partidos se burocratizaron.
Pese a su breve historia, el PRD sólo ha servido para enquistar en el poder a unos cuantos personajes, a quienes ya en el cargo no les interesan los principios fundacionales —como sería elevar el nivel de vida y bienestar de los mexicanos—, y sólo se aprovechan de las circunstancias para el beneficio personal en la mayoría de los casos. Dicho sea porque el saldo de las diferentes gestiones, por ejemplo, de los gobiernos perredistas en el Distrito Federal y en algunos estados, no arroja cambios de fondo como sería de esperarse en el ejercicio del poder antes aplicado por el PRI o en menor medida el PAN, tampoco se mira en los propios resultados.
Es decir, que encantados por el poder, los perredistas se han olvidado de sus proyectos ideológicos y políticos. Eso hablando de los dirigentes; o de la mayoría de quienes se han beneficiado con un cargo bajo las siglas del PRD. No así la gente. Tampoco todo aquél comprometido que sigue siendo congruente con una política de alternativa para el régimen opresor actual. Con todo y que muchos dirigentes y organizaciones políticas congruentes no están en el PRD, o si están son críticos al interior.
Así, por la crítica a las posturas de la dirección actual que encabeza Jesús Ortega Martínez —cabeza de Los Chuchos— y sus recientes políticas de buscar una alianza con el PAN —el extremo del espectro ideológico; la derecha que tiene ahora en sus manos el poder presidencial— para las elecciones del Estado de México [como ya se hizo en Oaxaca, Sinaloa y Nayarit], es que el PRD está a punto del rompimiento. La incomodidad la sembró Ortega con las alianzas previas. Pero el colmo lo representa el Edomex.
La estrategia de buscar una alianza PAN-PRD tiene por objetivo inmediato arrebatarle el poder al PRI en esa entidad, pero el mediato apunta hacia el 2012 no tanto para impedir que llegue nuevamente el PRI en pleno ejercicio de alternancia cuanto para que siga el tan denostado PAN en Los Pinos. El problema, entre muchos otros, es que esa es una estrategia precisamente del PAN y no tanto del PRD. La ambición de Los Chuchos de por medio. Y ese es el error de Ortega. Por ello el anuncio del excandidato presidencial Andrés Manuel López Obrador de “pedir licencia”. Y eso meterá mucho ruido en las filas perredistas. Habrá desbandada. Está a la vista para los propios perredistas.
Faltan tres fechas clave para que el futuro del PRD se defina: el 16 de abril como fecha límite para el registro de las coaliciones; el 19 de marzo cuando se dé el relevo de la dirigencia nacional; antes, el 27 de marzo, habrá consulta para que la gente defina si hay o no coalición con el PAN. Es mera trampa. Si la hay no va como candidato Alejandro Encinas, que iría por el PRD o coaligado con el PT y Convergencia. Entonces eso pasará. El candidato será otro, pero el gran perdedor en todo será el PRD. Lástima, porque si de origen se definió de izquierda, hoy pulula entre la perdición ideológica y la corrosión política, gracias a las ambiciones de Los Chuchos mientras lo tengan entre manos. La posible alianza PAN-PRD se llevará el proyecto de izquierda entre los pies. No sólo en el Edomex, sino más allá. Los militantes tienen la palabra.

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martes, 22 de febrero de 2011

INTERVENCIONISMO MANIFIESTO DE EU

22/febrero/2011

*Espaldarazo e ilegitimidad de Calderón
*Secuelas del saldo electoral de 2006

Se confirma que no hay secreto que no dé la luz algún día, por muy recóndito que esté. Por fin se descubre en parte el origen y explicación del intervencionismo [¿Destino?] “Manifiesto” —últimamente con amenazas verbales que suben de tono cada vez—, por parte de Estados Unidos hacia México: la ilegitimidad con la que llegó a la presidencia de la República en las elecciones federales de 2006, el entonces candidato del Partido Acción Nacional, Felipe Calderón Hinojosa. Y el cobro de facturas correspondiente por parte de los vecinos del norte.
Es decir, que la operación legitimista que aplicó la administración del entonces presidente de EU, George Bush, desde las actuaciones colaboracionistas del todavía [espía; perdón] embajador en México, Anthony Garza, se manifestó primero como un franco espaldarazo a un “ganador” abiertamente cuestionado por un proceso electoral claramente irregular, y luego en la imposición de una agenda totalmente pronorteamericana, más allá de los asuntos de la relación bilateral.
Por eso, en uso y abuso de un “derecho” que se han tomado como tal, EU demanda de México lo que quiere y lo presiona para obtener sus fines imperiales. Porque de entrada hubo una irregularidad, que se tomó por legal siendo que era más un asunto de las instituciones mexicanas que del intervencionismo de otros países; como fue el caso del reconocimiento de ganador para la presidencia que se le otorgó a Calderón, sin que se hubiese transparentado internamente el proceso ni los resultados electorales se hubiesen analizado.
En México nadie olvida que la diferencia de votos fue mínima, entre Felipe Calderón y el entonces fuerte competidor, Andrés Manuel López Obrador. Al igual que las irregularidades en el conteo rápido que se hizo en el IFE, de cara a las pantallas del televisor y bajo el comportamiento de una gráfica cuya curva resultó absolutamente anticientífica, matemática y estadísticamente hablando, y por lo mismo tramposa para aparentar el triunfo de Calderón.
Pero hay más. El ambiente previo a que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, y no el Instituto Federal Electoral, declarara al triunfador. 1) El IFE no llevó a cabo un nuevo escrutinio y cómputo de votos en el número de casillas que mostraban irregularidades, permitiendo con ello un desequilibrio en el proceso; 2) El TEPJF no ordenó abrir todas las casillas para contar todos los votos, la única manera de reponer el procedimiento electoral y subsanar irregularidades; 3) El error del propio Tribunal de emitir un “dictamen administrativo-electoral” y no una sentencia, como resolución con que se efectuó el cómputo final de la elección presidencial, y formuló la declaración de validez de la elección de presidente electo, con lo que emitió una decisión jurisdiccional y no administrativa; 4) Con ese proceder, el TEPJF puso fin a un proceso electoral mediante una determinación con la cual “no valida las elecciones y, por ende, no la legitimidad a Felipe Calderón Hinojosa para fungir como presidente de la República”. [Ver: Jenaro Villamil, Julio Scherer, La guerra sucia de 2006. Los medios y los jueces, pp, 91-160].
Pues resulta que, en los días posteriores a la elección y los previos a la torcida declaratoria de triunfador por parte de las instancias electorales, Felipe Calderón se reuniría en al menos tres ocasiones con el embajador Tony Garza. De eso da puntual informe el diplomático al Departamento de Estado de su país. En el primero y más importante, del 1° de septiembre de 2006 clasificado como “cable 06MEXICO4937”, por los temas resaltan los siguientes puntos.
Dice Garza: 1) Felipe Calderón, quien preludiaba que el suyo no sería un narcosexenio, está en una “situación de debilidad política posible”; 2) Corremos en riesgo de que los asuntos de mayor importancia para nosotros se estanquen, a menos que podamos enviar una enérgica señal de apoyo para que el futuro mandatario logre imponer su agenda; 3) Una vez que el TEPJF declare electo al panista, “un equipo de la misión bajo mi cargo se involucrará activamente con el equipo de transición de Calderón para promover y hacer progresar las áreas que son prioritarias para nosotros”; 4) Los problemas por los que atravesaba Calderón se resumen en: tensiones al interior de su partido y con el presidente Vicente Fox, “una evidente debilidad política por la magra ventaja de votos que reportaba a su favor el arbitraje electoral, una victoria política ensombrecida por la duda, y falta de coordinación y claridad dentro de su equipo más cercano en el proceso de transición” (La Jornada, reporte recibido de Wikileaks, trabajado y publicado ayer).
Por ese motivo Garza descartaba ya la posibilidad de un viraje en el anunciado resultado que beneficiaba a Calderón y auguraba que Calderón “no tendría una luna de miel”, con una “victoria amarga y dulce”. Además que las presiones estaban fuertes por parte de AMLO y la movilización para el esclarecimiento del proceso electoral. Por ello Garza recomendaba que el presidente Bush “volviera a llamar a Calderón apenas se hiciera el fallo oficial del TEPJF y que lo invitara a EU”. Y desde la embajada se haría lo propio: “Nos embarcaremos de inmediato en un proceso de planificación de la transición con el equipo de Calderón, empezando por Juan Camilo Mouriño y Josefina Vázquez Mota.
El balance: Que Calderón requería el apoyo por su debilidad, pero se le cobraría con creces, en los asuntos de su interés. Reconocía la situación difícil, pero decía que “unas cuantas semanas de paciencia eran mucho mejor que un solo día de López Obrador en Los Pinos” (cable 06MEXICO5607). A finales de mes, reunidos en casa del presidente electo, se habló de la “estrategia sobre los objetivos legislativos y ejecutivos de corto plazo”. “Lo central de la conversación en torno a la mesa fue el tema de la seguridad. Calderón aseguró que sería el eje de su gobierno. El político republicano insistió en la necesidad de que conformara desde el primer momento un gabinete de seguridad muy sólido. Y ambos coincidieron en lo indeseable que sería que éste fuera un narcosexenio”.
El espaldarazo de Estados Unidos a Calderón, se pagaría caro. Hoy las amenazas contra el país crecen. Y la seguridad nacional de México está en peligro. La ilegitimidad de Calderón le salió cara a México. El golpe de timón para consolidarse estilo Salinas, la atropellada declarada guerra contra el crimen organizado, ha cobrado muchas vidas. El tema, como ya dijimos, fue desarrollado ayer por La Jornada. La ofensiva posterior de Hillary Clinton es otro tema.

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lunes, 21 de febrero de 2011

ÁRABES, LA LIBERTAD PENDIENTE

21/febrero/2011

*Revuelta de los pueblos vs. los autócratas
*Túnez, Egipto, Libia, Marruecos, Yemen…

Revuelta árabe. ¿Conquistarán y cuánto costará la libertad de los pueblos en esa región del mundo? ¿Se hará extensivo a otros países? No se sabe, pero está claro que las recientes protestas en diversos países han levantado una oleada cuya finalidad es derrocar a los dictadores, gobiernos autócratas y represores, que se han enquistado durante décadas en el poder bajo la complacencia de los países occidentales, gobiernos europeos, y los propios Estados Unidos.
Nadie se imaginó que la inmolación del joven comerciante tunecino, Mohamed Bouazizi, del 17 de diciembre de 2010, sería la mecha que encendería el fuego para la movilización y protestas masivas hasta la expulsión tanto del presidente de ese país, Zine El Abidine Ben Alí [la “instrumentación política” denunciada por él; una “minoría de extremistas y agitadores a sueldo de extraños intereses y contra los intereses de su país” que recurrió a la violencia e hizo “disturbios en la calle”], ocurrida el 15 de enero corriente, como su propagación a otros estados de la zona.
Así se orquestó también, gracias a la protesta social sobre todo en la capital y convocada por jóvenes vía Facebook desde el 25 de enero, la salida de quien se calificó como el último faraón, el presidente egipcio Hosni Mubarak, ocurrida el pasado 11 de febrero. Y desde ahí, como pasto seco en la pradera, el incendio no paró y el viento se lo llevó a otros lares. Claro que los bomberos, siguiendo la orden de lanzarse contra los manifestantes, no están apagando el fuego sino incendiando más las almas que luchan por libertad y reformas, porque han respondido con violencia, lo que hace crecer todavía más la indignación y el odio.
Así ocurre en Libia, Marruecos, Barhéin, Yemen, Argelia, y alcanza hasta Irán, más los países que restan… ¿China también? La respuesta, claro está, es represión contra las protestas multitudinarias, operada desde los gobiernos utilizando sus aparatos represivos. Es el caso del uso de la violencia operada por Muamar Kadafi en Libia, que lleva en el poder 42 años.
En ese país, “grupos formados por comandos especiales, mercenarios extranjeros y simpatizantes de Kadafi atacaron a manifestantes el sábado [que asistían al sepelio de otras 30 personas abatidas un día antes] con navajas, rifles de asalto y armas de grueso calibre”, ocurridos en la segunda ciudad más importante, Benghazi, según testimonios recogidos por The Associated Press, porque no hay libertad de expresión. Acciones que han arrojado al menos 200 personas muertas y más de 70 heridos, tras los cinco primeros días de protesta en las calles, en demanda de cambios al régimen de Kadafi. Los datos sin confirmar incluso por Human Rights Watch, son de 35 víctimas en Benghazi, y otras 49 del jueves pasado; 20 de Benghazi y 23 en Al Baida. Kadafi está respondiendo con violencia a la exigencia de que abandone el cargo.
En Marruecos, las cosas no son diferentes. En Rabat, una marcha de al menos 10 mil personas —la más importante hasta ahora— se concentró ayer ante la sede del Parlamento en demanda de “democracia, libertad y dignidad”. La manifestación fue convocada también por Facebook por jóvenes en demanda de una “profunda transformación”, con una nueva Constitución porque la actual es antidemocrática. Se ha perdido la esperanza en el régimen marroquí, encabezado por el rey Mohamed VI, por eso quieren las “reformas necesarias”. Es la ausencia de una verdadera democracia, con un parlamento y asambleas electas de manera transparente, la principal queja en las manifestaciones y dirigida no al rey sino a sus principales consejeros.
También los gobiernos de Bahréin y Yemen están en el ojo del huracán. En sendos países se exigen reformas políticas y la renuncia de sus gobernantes. Pero en ambos la respuesta es de violencia. En Bahréin los manifestantes llegaron a la plaza de la Perla en Menama —el epicentro de las protestas—, luego que el régimen encabezado por el príncipe heredero, Halmad bin Isa al-Khalifa, pidió por televisión el retiro de las fuerzas de seguridad. “Pido a las fuerzas de seguridad que se retiren de inmediato de las zonas donde se concentra la gente para evitar enfrentamientos”, dijo. Una tregua, “para permitir que todas las partes planteen sus puntos de vista y problemas en forma responsable”, siguió.
Pero los manifestantes que “quieren la caída del régimen, dicen: “No al diálogo hasta que no cambie el gobierno”. No pararemos nuestra lucha, hasta que el rey Khalifa abandone el poder; entre otras demandas como la liberación de presos políticos y conversaciones también para una nueva Constitución. Bahréin, gobernado por la familia musulmana sunita al-Khalifa, los gritos son: “Ni sunitas ni chiitas, somos bahreiníes”.
En Yemen, los manifestantes de ayer demandan la salida del presidente Ali Abdula Saleh, quien está proponiendo a los partidos de oposición un “diálogo de paz”, luego de diez días de protesta con un saldo de al menos siete muertos. Saleh ha estado en el poder por 32 años y enfrenta un creciente desempleo. Pero reitera su oferta de dialogar como “la mejor manera. No al sabotaje. No al bloqueo de carreteras”. Pero los yemenitas lo quieren fuera, como a Ben Alí y Mubarak.
En Irán, las manifestaciones de esta reciente etapa apenas comienzan. Recuérdese que desde junio de 2009 las protestas, organizadas por la oposición reformista, fueron por demandar la reelección fraudulenta del presidente Mahmud Ahmadineyad. Las movilizaciones convocadas ahora por las mismas organizaciones, serán contenidas por las fuerzas de seguridad, dijo el ministro del interior, Mustafa Mohamad Nayer, porque son los “líderes de la sedición”. Protestas “espoleadas por países occidentales como Estados Unidos”.
En el Magreb, las expectativas están puestas también en Argelia. Allá las manifestaciones han sido contenidas por las autoridades; es la segunda vez de una marcha frustrada. Un masivo despliegue de agentes antidisturbios ha abortado las protestas cerrando con barreras metálicas los accesos a la plaza Primero de Mayo en Argel, convocadas por la Coordinadora que agrupa a la oposición.
¿Y en China? Inspirados en las rebeliones de los países árabes, en Shangai y Pekín, las fuerzas del orden dispersaron ayer a decenas de personas que se manifestaron a favor de la democracia del régimen; hubo algunos detenidos. Expresiones, todas, contra la autocracia y en pro de libertades. [Con información de La Jornada, El Universal, El País y Le Monde].

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viernes, 18 de febrero de 2011

SEGURIDAD NACIONAL EN RIESGO

18/febrero/2011

*Cambian términos de relación México-EU
*Del injerencismo a intervencionismo directo

“Todo poder es una conspiración permanente”: Honoré de Balzac (1799-1850).

Como hace mucho no se veía, y ante cualquier acontecimiento importante lo seguiremos diciendo. El tema de la seguridad nacional de México está tomando un cauce no únicamente de riesgo sino hasta peligroso. Cierto que se están dando muchos acontecimientos violentos en el país. Pero lo resbaladizo del asunto radica en las declaraciones derivadas que están adoptando los funcionarios de los Estados Unidos ligados con el tema, en asuntos que son más de origen común que únicamente de los mexicanos y [como lo decíamos hace poco], sin embargo, parecen estar cambiando el eje de la relación entre vecinos. La geopolítica, pues.
Hemos dicho que las evaluaciones sobre la narcoviolencia que están desarrollando las instancias de inteligencia y seguridad del vecino del norte, están forzando la relación con México desde una de contrapesos hacia otra de desventaja y sujeción, o de injerencismo directo. Y avanza hacia el intervencionismo a pasos agigantados. Y, al parecer, en México nadie desde el gobierno federal se está percatando de esos cambios. Pero las declaraciones y amenazas —como la última de la secretaría de Seguridad Interior, Janet Napolitano—, así lo indican.
Entre los temas a que se refiere el clima de violencia están el transcurrido cerca de la frontera entre ambos países; las pugnas entre los carteles de las drogas en la supremacía por el control de los territorios; la disputa de los controles fronterizos por los cuales se traslada la droga hacia el mercado consumidor más grande del mundo; los vaivenes que ha tomando la dichosa guerra contra el narcotráfico mal orquestada desde el actual gobierno, y los atentados donde se ha involucrado a ciudadanos estadounidenses.
El caso es que los pretextos no faltan. En tanto los balances y las amenazas suben de tono. Pero lo que no asumen los organismos de inteligencia de EU, pasando por los espías con cartas credenciales diplomáticas que operan desde la sede en Reforma —mas el cercano búnker que goza de estancia legal en México—, que encabeza Carlos Pascual, es que el de ahora no es un problema de un país sino de dos y más. El del narcotráfico no es únicamente problema de México, cuanto también de EU y de su afamada globalización neoliberal. El narcotráfico como síndrome de tamaña recomposición del negocio mundial.
Y su estrategia debiera ser no focalizada contra México sino en coadyuvancia con su vecino del sur. Incluyendo a otros países europeos y de Latinoamérica, pero sin injerencismo imperial alguno. Menos de intervencionismo, como es la amenaza reciente hacia México. Así, en su atención, no se puede perder de vista que el asunto del narcotráfico es un fenómeno global, y como tal debe ser atendido. Menos responsabilizando solo a México. ¿Y qué hace EU por contener la demanda desde del mercado consumidor más grande del mundo? ¿Qué por indagar en las redes financieras del capital ilícito que se mueve en sus propios bancos y en dólares? ¿Y la de siempre, qué hace EU por contener el flujo de armas a México? ¿Es que sólo les importan los dineros y no las gentes que en México están cayendo por causas de la susodicha guerra?
El caso es que México debe tener cuidado con Estados Unidos. Porque funcionarios, como la propia Napolitano, se están pasando de la raya [literalmente quieren traspasar la línea fronteriza]; van de los dichos y colosales pretextos a las amenazas directas a México. Ahora resulta que nada valen los más de 30 mil caídos mexicanos —la mayoría con sus arsenales todo calibre—, pero sí se indignan por un solo funcionario —seguro agente espía con cartas credenciales y estancia legal en el país— que resulta asesinado ¿en emboscada? [no quiere decir que no sea lamentable su muerte] como pretexto para levantar el tono.
No obstante las disculpas del titular de Gobernación de México, Francisco Blake Mora, y las promesas de esclarecer el caso, la señora Napolitano se volcó diciendo: “Enfáticamente…, la violencia contra el personal del DHS —secretaría de Seguridad Interna— en México representa un ataque contra todos aquellos que están al servicio de la nación y arriesgan la vida por nuestra seguridad, y que no será tolerado por ninguno de los dos países”.
Y por lo mismo se aceleró la creación del “grupo de trabajo conjunto” México-EU, para aclarar el asesinato del agente Jaime Zapata. Así, tanto Napolitano como el procurador de Justicia, Erik Holder, anunciaron la conformación de una fuerza de tarea especial dedicada al caso encabezada por la Oficina Federal de Investigaciones, el FBI, para “asistir” a las autoridades del país vecino.
Es decir, que ni siquiera se habla ya de si se autoriza o no la participación directa del FBI para hacer investigaciones en nuestro país —lo que como constituye una flagrante violación a la soberanía nacional de México—, sino que se da por hecho; como aceptación del gobierno de Felipe Calderón. Por eso llegaron ya, desde el miércoles, los agentes citados a San Luis Potosí.
Así, en tanto se ha informado que el otro agente, Víctor Ávila, está fuera de peligro, dado de alta del hospital y recuperándose en su casa, nadie se explica por qué si los dichosos agentes se dirigían de la Ciudad de México hacia Nuevo León lo hicieron por carretera y no en avión. Nadie esgrimiría la falta de recursos. Nada más no se olvide que EU es el campeón de las conspiraciones, y es capaz de cualquier cosa. Los pretextos nunca la faltan para su política imperial. Y ahora le está poniendo el ojo a México, como un ardid nuevo de geopolítica con Latinoamérica.
No obstante se trata de actitudes de flagrante violación a la seguridad nacional mexicana. Ese es el fondo del asunto. Porque bajo el pretexto de la amenaza de la narcoviolencia, EU está virando su atención de México hacia otra contra México. El móvil es el crimen organizado. Lo que trae atrás es grave para México; es la amenaza intervencionista. No se olvide el presunto nexo entre Los Zetas y Al Qaeda. En tanto el gobierno de Felipe Calderón da por sentado todo eso y no hace reproche alguno.
Aclarar los términos de esas actitudes de EU para con su vecino del sur, sí que debe convertirse en una prioridad para el gobierno mexicano. Mientras se busca cómo violar a la seguridad nacional de México. Lo hemos advertido; seguiremos en vigía.

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jueves, 17 de febrero de 2011

MÉXICO-EU, INTERVENCIONISMO Y III

17/febrero/2011

*Imposición neoliberal e inoperancia
*El riesgo para la seguridad nacional

Por dónde se le mire, el modelo neoliberal aplicado en México desde el sexenio de Miguel de la Madrid y profundizado por Carlos Salinas de Gortari con: la privatización de las empresas públicas; la llamada desregulación económica; la apertura comercial con el TLCAN por delante —firmado con Estados Unidos y Canadá en términos absolutamente desventajosos para la economía mexicana—; la contracción salarial por la ruta de contener el aumento a los ingresos, y luego se quedó durmiendo el sueño de los justos; la liberalización financiera, que acabó en la extranjerización de la banca, entre otras medidas, ha sido un lastre para el país.
Principios retomados del exterior, bajo presión de EU y a instancias del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional [el llamado Consenso de Washington], y aplicados como políticas públicas desde los gobiernos que sujetaron las directrices desde el Estado, dejando gran parte del rol antes controlado digamos, a la iniciativa privada bajo la premisa de que solo el libre mercado regularía a la economía y pondría a cada factor económico en su lugar. La doctrina de los ideólogos del librecambismo moderno, F. A. Hayek y Milton Friedman, difundida por los Chicago boy que experimentaron así en Chile como en México.
Todo, se dijo en un principio, para fines del pago de deuda externa —cumplimiento cabal con los acreedores, que era el fin de la desarticulación de las directrices económicas previas, ahora denostadas— y sus intereses, el control de la inflación y del tipo de cambio, etcétera, y en aras de lograr la llamada estabilidad macroeconómica. Una política que a la postre resultaría fallida, porque la privatización operó sólo para generar más ricos, las tasas de crecimiento del PIB no irían más allá del 2% en décadas y el país entraría a una etapa de crisis continua y retroceso en todos los sentidos.
Comenzando, claro está, por la economía real, la que camina diariamente en los cultivos, en el transporte, el comercio y las transacciones monetarias, con el tipo de cambio y la compraventa al exterior. Un modelo, el neoliberal, que sólo le ha traído a México un deterioro económico que se filtra al resto de la sociedad en todos los órdenes; en el desempleo, los bajos ingresos para los trabajadores, la pobreza, la migración, las carencias en salud y educación, últimamente en la inseguridad boyante y en general una incertidumbre para la sociedad. Desde el gobierno emana la carencia en los satisfactores básicos, un clima de inestabilidad que raya en una ingobernabilidad amenazante y sólo cubierta mediante la amenaza de la militarización del país, etcétera.
Lo dijo en uno de los momentos más graves del neoliberalismo, durante la crisis de diciembre de 1995 que le estalló a Ernesto Zedillo entre manos y a los mexicanos les afectó en su patrimonio y sus niveles de vida— esa de la cual Salinas trata de, como Pilatos, lavarse las manos en cada una de sus publicaciones—, uno de los hombres del sistema porque era integrante de El Colegio Nacional, el economista Leopoldo Solís, en los siguientes términos: “El modelo neoliberal salinista configuró un entorno económico donde todo dependía, nuevamente, de los flujos externos de capital… a través de los mercados financieros”; “una concentración dramática del ingreso en un entorno donde la mediana la pequeña empresa veían crecer las barreras y el poder económico de las grandes empresas, que invirtieron más en actividades especulativo-financieras que en las productivas”; “la supeditación de la economía productiva a la economía de casino”; “la apertura desmedida y carente de control de la economía, que fomentó el gran aumento de la importación de mercancías innecesarias”; “los niveles muy elevados de la tasa de interés, desfasada con la inflación”, etcétera. En pocas palabras, para Solís, “lo que nos condujo al problema actual fue una tontería colosal”. Citado por Héctor Guillén Romo en su La contrarrevolución neoliberal.
Un país al cual le falta el crecimiento y el desarrollo. Un México que no tiene claro el rumbo de hacia dónde va ni cómo. Ni se diga en los últimos años, amenazado por la violencia generalizada, uno de los síndromes de la descomposición —en cualquier país sólo crecen los negocios sucios bajo la corrupción y la impunidad— del sistema principalmente político, pero con secuelas en la economía y en la vida social toda. Al grado que hoy se desconoce el alcance de la infiltración del poder del narcotráfico en la economía real.
¿Por dónde avanza el asunto de las indagatorias de la economía ilegal? Así, en el sistema financiero sobre las grandes fortunas ilícitas, que no es meramente un tema de carencia de las leyes cuanto sino de voluntad política y complicidades. Cómo es que, por ejemplo, sí sabe Forbes que Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, está entre los hombres más ricos de México y el gobierno lo ignora. Cómo es posible que la economía ilegal se roce con la legalmente instituida, al lado de Slim, Roberto Bailleres, Germán Larrea, Salinas Pliego, Jerónimo Arango, Isaac Saba, Roberto Hernández, Emilio Azcárraga, Alfredo Helú y Lorenzo Zambrano, muchos de ellos grandes beneficiados por Carlos Salinas, citados todos en los cables de la embajada y dados a conocer por Wikileaks en La jornada el pasado lunes 14, como parte del saldo concentrador de riqueza del neoliberalismo.
Otros factores como el lavado de dinero; además, el tráfico de armas y de personas, el secuestro que tanto lastima a los núcleos familiares, etcétera. Todos, síndromes de la descomposición del sistema a la que se ha orillado a México por la falta de proyecto de país. Los gobiernos neoliberales, tanto priistas como panistas. Y los partidos políticos, en cambio, haciendo de las suyas camuflando u ocultando parte de ese saldo: los datos sobre los mexicanos pobres del país, como se dijo en otro de los cables, con fines electorales. La crisis de la economía mexicana en 2009 trajo consigo un incremento en la pobreza, que en términos absolutos representa 6 millones más, para alcanzar la cifra de los 44 millones de personas. “La divulgación de esta información políticamente sensible fue hecha con retraso, por un acuerdo entre el gobierno y los partidos de oposición, hasta después de las elecciones legislativas del 5 de julio de 2009”, dicta el despacho identificado con la serie 09MEXICO2205, de fecha 27 de julio de 2009.
En el fondo queda el hecho que el modelo neoliberal puso en jaque a México. De colofón el TLCAN. Ello implica un riesgo latente de seguridad nacional por todas las secuelas tanto en la economía mexicana como en la política y la sociedad. Luego entonces, la preocupación de EU de que México no es competitivo ahora, es resultado de sus propias políticas impositivas. El lastre neoliberal surgió y aplicó como Consenso de Washington. Ahora que no se digan sorprendidos. México, en cambio, debe modificar de raíz el rumbo como otros países. Chile es buen ejemplo. Pero México está hoy amenazado en su seguridad nacional porque EU le ha puesto el ojo encima. No se vale.

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miércoles, 16 de febrero de 2011

MÉXICO-EU, INTERVENCIONISMO II

16/febrero/2011

*Neoliberalismo, la privatización suicida
*La preocupación gringa por la economía

Con el pretexto del resguardo de su “seguridad nacional” [un estratagema desde cualquier punto de vista geoestratégico, que fue reeditado por los halcones de George W. Bush tras los autoatentados de aquel fatídico 11/S], Estados Unidos actúa contra el mundo como los países pomposamente llamados “en desarrollo” contra sus pobres.
Primero EU les impone lineamientos macroeconómicos neoliberales atroces cuyo saldo es la desarticulación de las economías, y luego quiere buenas cosechas que le proporcionen “seguridad”. Más cuando se trata de sus fronteras, como en el caso de su vecino del sur.
En México, el Estado primero se dejó guiar y adoptó la imposición neoliberal que deterioró —changarrizó— a su economía porque generó estructuralmente la desigualdad con pocos millonarios vs millones de pobres, para luego entregarles dádivas —al estilo Pronasol desde Carlos Salinas de Gortari (1988-1994) y ahora mediante “Oportunidades”—, o tratar de ocultar la pobreza con fines electoreros cual si fuera un lastre nacional. Sí que lo es, pero generado por los propios gobiernos, con sus políticas económicas a contentillo de Washington. Y mala pata de los partidos políticos.
Pues resulta que, como dicen los cables enviados desde la embajada de EU en México y que dirige Carlos Pascual, al Departamento de Estado, del Tesoro, Comercio y gobierno de EU [reseñado por La Jornada el lunes 14 bajo el título: “Economía mexicana, tema de seguridad para Estados Unidos, afirma embajada”] una vez institucionalizada su agenda de seguridad con México, una vez conseguido dicho objetivo, “considera necesario dar seguimiento a la situación económica y social del país”. Por eso “necesitan ahora poner más atención en las agendas financieras y social de un país cuya situación económica y bienestar social” porque “nos afecta directamente”.
A EU le pega el asunto de la “competitividad” de su propia economía, que “depende crecientemente de un México más competitivo” por los temores de verse rebasado por el crecimiento acelerado de China e India en el mercado mundial. Un asunto que, claro está, ahora sí les preocupa y se ocupan de él apenas desde 2010, tras el hundimiento económico de México en 2009 —cuando el inepto previsor y titular de Hacienda entonces calificó el impacto de “catarrito” a la crisis que se veía venir por la debacle de la economía estadounidense en 2008—, y tras las declaraciones del gobierno de Felipe Calderón de principios de 2010 cuando dijo que pondría mayor énfasis al tema; en tiempos en que “el discurso gubernamental giraba en torno a la seguridad y al combate al crimen organizado”.
El tema de la competitividad de la economía mexicana “es planteado por los analistas de la embajada estadounidense aquí en términos de la dificultad para generar mayor crecimiento”. Por ello, “Los esfuerzos por reforzar nuestra mutuamente benéfica competitividad se enfocarán en 2010 a estimular la innovación, crear empleos en ambos lados de la frontera, construir una frontera moderna para el siglo XXI y apoyar una agenda de desarrollo de energías renovables. Todas estas son prioridades de la administración de Calderón y ofrecen gran potencial para futuras inversiones de Estados Unidos y para el desarrollo económico”. Así la veían los gringos desde la óptica del espionaje diplomático a principios de 2010, luego que en 2009 la economía mexicana caería en más de 6 puntos porcentuales del PIB, “la más pronunciada en ocho décadas”.
Seguramente olvidan los gringos que los bien disciplinados gobernantes mexicanos, más papistas que el Papa o prosélitos monetaristas fridmanianos [casi todos educados, presidentes y titulares de Hacienda, e tutti cuanti] que los Chicago boy, aplicaron las exigencias del BM y FMI como receta catequística. De seguro se les olvida ahora a nuestros buenos vecinos del norte —los de calidad de espías, congresistas e inversionistas voraces— que el saldo neoliberal ha sido causa del gran desastre nacional en México, en el campo y la ciudad. ¿Qué país en el mundo crece a tasas promedio del 2.1% durante casi tres décadas, todo en aras de su pregonada estabilidad macroeconómica para contentillo de los extranjeros sin importar su gente?
Agarrado por el cuello, aparte de soportar un modelo devastador todavía se negocian los términos de intercambio comercial totalmente desfavorables a México y a beneficio de EU, como es el llamado TLCAN, o Tratado de Libre Comercio de América del Norte con Canadá incluido. Por eso, ¿cómo el modelo no va a engendrar unos pocos multimillonarios y millones de pobres, muchos de los cuales buscan brincar la frontera so riesgo de perder la vida —los maltratados migrantes— hacia EU en busca de un mejor empleo que acá no se le da? Tan sólo el lastre de la privatización, apenas un ejemplo de las políticas neoliberales aplicadas a pie juntillas en el país por los gobernantes vendepatrias desde Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Calderón.
En su tiempo la privatización de empresas públicas, otrora en manos del Estado, que se hizo bajo los preceptos de Rogozinsky citados ayer, era el gran negocio para el Estado. Se llenaría las arcas; pero fue al contrario, quienes se llenaron los bolsillos fueron un puñado de empresarios. Entre ellos el mismísimo ahora hombre más rico del mundo, Carlos Slim. Los multimillonarios que deben sus fortunas a la privatización de empresas públicas emprendida por Salinas, dice otro de los cables de julio de 2008 enviado por la Embajada.
“México, país en el que aproximadamente 40% de la población vive en pobreza, tiene 10 personas en la lista de multimillonarios de 2008 de la revista Forbes… esta concentración de la riqueza y poder económico dificulta la capacidad del país para aumentar y profundizar su competitividad en industrias importantes”. De ahí la línea de arremeter en contra de los monopolios emprendida desde el Congreso; pero sólo para dichos monopolios puedan cambiar de manos, más no para hacer más competitivo al país, como le interesa a EU. Y cita el ejemplo clásico de la privatización de Telmex y el de Imevisión luego Tv Azteca.
Véase el negocio. Con la privatización de más de mil empresas públicas que inició en 1982, se generaron ingresos al fisco por 31 mil 538.1 millones de dólares, una cantidad equivalente solo al 28.8% de la deuda asumida por el Estado para financiar el fracaso de los particulares al adquirir dichas compañías —el rescate bancario, de las autopistas concesionadas, las aerolíneas y los ingenios—, según datos oficiales, que representó 110 mmdd. Tan sólo por la banca se obtuvo 13 mmdd, pero se destinaron 90 mil mdd para salvarla. ¿Para quién fue el negocio de los contribuyentes mexicanos por las privatizaciones? Y ese es apenas un aspecto del modelo neoliberal.

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martes, 15 de febrero de 2011

MÉXICO-EU, EL INTERVENCIONISMO I

15/febrero/2011

*La privatización resultó suicida
*Multimillonarios vs. los pobres

Sí que son reveladores de contenido sobre México, los cables que entregó Wikileaks al diario La Jornada y comenzó a dar a conocer al público desde el pasado jueves 10 de febrero. Los temas apenas comienzan a salir, pero está claro que todos tienen que ver con los laberintos que ocupan y preocupan a la “seguridad nacional” estadounidense, con lo que ellos ubican como “peligros” procedentes del exterior.
Reflejan la percepción que de los problemas de México tienen los diplomáticos —desde la sede consular y otras representaciones—, bajo su consabido injerencismo en una primera instancia, para luego rayar en un peligroso intervencionismo por parte de EU en los asuntos internos de México. También el cumplimiento de la tarea no sólo de informar desde las sedes, o centros de inteligencia, sino aparte proporcionar todos los elementos posibles para que, ulteriormente, con dichos informes el imperio del norte conforme sus políticas hacia, o incluso en contra de otros países. Lo peor de todo es que, como en este caso, sucede bajo el consentimiento pleno de los gobiernos mexicanos.
Ya se sabe que la publicación de los más de 250 mil mensajes de la diplomacia estadounidense, que reveló el sitio Wikileaks a partir del 28 de noviembre 2010, procedentes de todas las sedes espías en los diversos países del mundo hacia el Departamento de Estado, se convirtió tanto en la filtración más grande de la historia de la diplomacia mundial, como en la desnudez de las artimañas que ponen en jaque a la política exterior estadounidense global.
Se conoce también, que entre las más variadas reacciones generadas desde la propia dependencia que dirige la secretaria de Estado, Hillary Clinton, ni los cables fueron tachados de falsos ni los contenidos negados en sus dictámenes. Ni siquiera en los descalificativos de políticos o el lenguaje montaraz con el que se les refiere o trata así en corto. Al contrario, pusieron al descubierto que los diplomáticos son espías al servicio de su país —no únicamente representantes con cartas credenciales para la buena vecindad [¡ja, ja!]—, y que por ello fungen como informantes de cualquier asunto delicado considerado de Estado.
Así, ya sea porque el pretexto de la “seguridad nacional”, sobre todo a partir de los atentados terroristas del 11/S en 2001, le ha proporcionado buenos dividendos a los negocios imperiales, como el aseguramiento del abasto de los pozos petroleros de Irak o los frutos del control de los cultivos de amapola en Afganistán, o porque con ello justifica una participación —intervencionismo puro— en los asuntos internos de otros países considerados estratégicos. Ni se diga México con quien comparte los más de 3 mil kilómetros de frontera y se constituye el segundo socio-amigou del mercado mundial. Por eso la muda de estrategias que significó el 11/S en la política exterior, también el cambio paradigmático que trajeron consigo las revelaciones de Wikileaks. Y México no podría estar fuera de tamañas tretas diplomáticas.
Cierto que las tareas del Departamento de Estado apenas representan una parte del cultivo de materiales para la construcción de la política exterior de EU, porque otras muchas instituciones gringas igualmente generan sus evaluaciones con materiales propios. Pero queda más que claro que esta parte de la inteligencia resulta clave en la política imperial. Como significativo, también que ningún país podría espiar libremente a otro —léase en la relación EU-México— sin el aval y autorización necesaria; o la formalidad de los propios informantes. Por eso los espías están y así trabajan, literalmente, metidos desde la cocina.
Como parte de otros mecanismos utilizados por el imperio, en este caso contra México, entonces está la imposición por la ruta financiera, los lineamientos que a todas luces terminan por responder a los intereses ajenos de México y a los propios de EU. Es el caso de la aplicación de las variables neoliberales impuestas a la economía mexicana desde principios de los años 80, por el entonces presidente Miguel de la Madrid. La vía: los organismos financieros internacionales, Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional, que responden a Washington, a Wall Street y en última instancia a la Reserva Federal. El pretexto: la crisis de la deuda tras la caída de los precios internacionales del petróleo durante la década de los años 70.
Para contener el deterioro de las finanzas públicas y en general de la economía, los préstamos del FMI llegaron al rescate cobijados de muchas condicionantes. Y los Chicago boys, y sus peleles surgidos del ITAM, se aplicaron pronto y supieron qué hacer. E insisto, entre otras medidas, se aplicó la vía de la privatización de las empresas otrora en manos del Estado; las llamadas empresas paraestatales.
Como en su momento justificó el itamista-salinista Jackes Rogozinsky, entonces coordinador de la Unidad de Desincorporación de la Secretaría de Hacienda [a la privatización o desmantelamiento de las empresas del Estado se le llamó pomposamente “desincorporación”], la institución que maneja los presupuestos públicos. El programa de desincorporación era para: “a) Fortalecer las finanzas públicas, b) Canalizar adecuadamente los escasos recursos del sector público en las áreas estratégicas y prioridades, c) Eliminar gastos y subsidios no justificables, ni desde el punto de vista social no económico, d) Promover la productividad de la economía, transfiriendo parte de esta tarea al sector privado, e) Mejorar la eficiencia del sector público, disminuyendo el tamaño de su estructura”.
Tamaño dislate camuflado como meta del Estado mexicano, porque nada de eso fue. Todo lo contrario. Porque el saldo de la privatización resultó fatal para México, y en general la aplicación a pie juntillas de los preceptos neoliberales. Y EU se queja ahora de la situación mexicana. Justifica primero: desde que logró “institucionalizar su agenda de seguridad con México…, como parte de la agenda de seguridad de Estados Unidos”, le preocupa la situación económica y social del país porque “les afecta directamente”. Porque “la competitividad mundial de EU depende de un México más competitivo”.
Ahora sí, dice EU: “México requiere índices de 6 a 8 por ciento de crecimiento anual de manera sostenida para crear empleo suficiente, con el propósito de apartar a millones de sus ciudadanos de la pobreza y proporcionar una alternativa atractiva a la migración ilegal hacia Estados Unidos”. Un lastre inducido por ellos que ahora les molesta. Después del niño ahogado…

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lunes, 14 de febrero de 2011

RETOS DE LA REVOLUCIÓN EGIPCIA

14/febrero/2011

*De la caída de Mubarak a la transición democrática
*Reto del Consejo del Ejército, garantizar el cambio

Vox populi, vox dei. El pueblo egipcio habló y Mubarak cayó. Un día antes habría sido renuente a dejar el cargo como presidente de Egipto, tras los casi 30 años de ejercerlo. Pero el viernes 11, luego de 18 días de protestas, no aguantó más y su vocero y vicepresidente, Omar Suleiman, dio el anuncio: Mubarak se va y deja el cargo a un Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas. “Tomando en consideración las difíciles circunstancias que atraviesa el país, el presidente Mohamed Hosni Mubarak ha decidido dejar el cargo de presidente de la república y ha encargado al supremo consejo de las fuerzas armadas manejar los asuntos de Estado…”, dijo el vocero.
El primer paso de las exigencias populares estaba dado. Mubarak no aguantó más la presión de las movilizaciones multitudinarias en las principales plazas del país, como Tahrir en El Cairo. Pero abandonó el cargo sólo tras el retiro del soporte interno que le otorgaba el propio mando militar. Las ambivalencias de Estados Unidos —primero que no y luego que sí lo apoyaban— no fueron definitorias. Como siempre, y así lo muestra todo proceso dialéctico, fueron las circunstancias internas las determinantes.
Ahora la iglesia está en manos de Lutero, como se dice coloquialmente. Se trata de la difusa organización militar compuesta por una variopinta participación —con intereses diversos tanto de activos como jubilados—, la depositaria y encargada de garantizar el tránsito hacia una verdadera democracia. Pero es apenas el principio. El derrocamiento de Mubarak es el comienzo. Lo que sigue está en la indefinición, o no tan claro. Porque falta que lo militares demuestren, con hechos, su prometida alianza popular. Cierto que ellos no dispararon un tiro frente a los movilizados; fueron los cuerpos policiacos quienes se encargaron de la represión, los causantes de los al menos 300 muertos y de los miles de heridos.
Con todo y que el mismo viernes 11, el día del derrocamiento de Mubarak, hubo un comunicado militar difundido en la televisión del Estado, donde se prometía a “elecciones libres y justas” por unas fuerzas armadas “comprometidas con las demandas del pueblo”, al que convocaban a reanudar su modo “normal de vida”; con todo y eso, la milicia que ahora tiene en sus manos el poder del Estado se compone de activos y jubilados cabezas de grandes negocios como concesión del régimen mubarakiano.
Es el amasijo de altos oficiales que se vieron beneficiados por el presidente derribado sirviéndole, y con ello amasaron sus fortunas y privilegios. Los que componen ahora el Consejo Supremo para la transición son los militares de la vieja guardia. Tan sólo el vicepresidente último era general, el primer ministro, el viceprimer ministro y, desde luego, el ministro de Defensa y el del Interior también. Sin olvidar la presencia militar que en el pasado llevó a Nasser, a Sadat y el propio Mubarak al poder.
“Los militares son dueños de compañías, con frecuencia dirigidas por generales en retiro, particularmente activas en materia de aceite de oliva, agua, cemento, construcción, hoteles y gasolina… lo militares poseen vastas extensiones de tierra en el delta del Nilo y en la costa del Mar Rojo, una suerte de ‘beneficio adicional’, porque ellos aseguran la estabilidad del régimen”, reveló uno de los cables dados a conocer por Wikileaks, (del 9 de mayo de 2008).
Por ello, no falta quienes afirmen que Egipto “no se está moviendo hacia la democracia [porque hasta ahora, pese a la desobediencia del toque de queda, sigue vigente como durante las tres décadas de Mubarak], se movió hacia una ley marcial y hacia dónde se dirige es apenas tema de debate”. Por esa razón se trata apenas el fin del comienzo, como dijo Jon Alterman, del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales en datos recogidos por agencias.
Así, además de poner a prueba en el futuro inmediato el comportamiento de los militares, un largo proceso está apenas en marcha. El jolgorio se acabó, pero las esperanzas abrieron los corazones de jóvenes y mujeres egipcios; se trata de la generación Facebook y Twitter. Ahora saben que pueden derrumbar a un presidente. Cierto. O que pueden tomar el destino de un país entre sus manos. Cierto también. Pero falta que no asomen las narices los traidores. Falta ver que el Consejo haga lo procedente para la preparación de elecciones libres. Que se abra a la participación de los representantes de la sociedad civil y no defina todo unilateralmente.
Estados Unidos y su aliado en Medio Oriente están también en la zozobra de lo que haya de ocurrir con Egipto. No saben si el nuevo gobierno se incline hacia los árabes o siga siendo pronorteamericano y projudío. Eso no está claro, al menos por ahora. Las naciones árabes están de fiesta porque auguran el distanciamiento egipcio de EU. Falta verlo, porque los intereses son fuertes, comenzando por el Canal que ya opera con toda normalidad.
Por eso la siembra de dudas: ¿Hacia dónde irá lo que se conoce ya como la revolución egipcia? ¿Cuajará verdaderamente una transición hacia un régimen democrático, luego de los 30 años del gobierno autócrata de Mubarak? ¿El ejército se convertirá en el vigía del cambio iniciado con la caída de Mubarak o será un actor con intenciones propias?
Más preguntas que respuestas. Más interrogantes que soluciones. Porque luego pasa que unos hacen los cambios —el pueblo que se moviliza en este caso— y otros quienes lo aprovechan —las elites que detentan el poder, o aquellos que sirven a poderes externos—. Claro que todos esperamos lo mejor. Un Egipto decidiendo su propio rumbo. Un ejemplo para la liberación de otros pueblos; una derrota a la diplomacia gringa. Pero nunca faltan los vendidos o los traidores.
Por eso, todo el proceso democrático que viene tiene que cuidarse. Si los militares, pese a su pasado reciente, cumplen será un proceso muy sui generis. Un tránsito a la democracia como esos que definen los especialistas de la transición “desde un gobierno autoritario”. Es mucho lo que está en juego. Aparte del rumbo egipcio, de todo el mundo árabe y del ejemplo para otros pueblos que viven oprimidos bajo regímenes autoritarios en África, Asia y Latinoamérica, la hegemonía proimperialista en esa parte del mundo.
Es tarea de los egipcios definir lo que venga en materia de su tránsito a la democracia. Es tarea de todos coadyuvar en la defensa de dicho proceso. Cualquier paso ganado a la geoestrategia del imperio de EU es el rompimiento de un eslabón a las cadenas con las que sostiene la opresión de pueblos enteros. Enhorabuena por los egipcios; lucha por la libertad.

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jueves, 10 de febrero de 2011

¡ADVERTENCIA!: EU VS. MÉXICO

11/febrero/2011

*Declaraciones amenazantes de Napolitano
*Los focos amarillos en la relación bilateral

A juzgar por la lluvia de declaraciones recientes sobre México, procedentes de funcionarios de alto rango en materia de seguridad de los Estados Unidos [Hillary Clinton, Janet Napolitano, Joseph Westphal y recién James Clapper, el director de Espionaje Nacional], éste país ha volteado la vista contra su vecino del sur. Retomando la ya vieja tesis del terrorismo internacional con que la administración perversa de George Bush trató de justificar sendas invasiones del Pentágono contra Afganistán primero e Irak después, ahora la responsable de la Seguridad Interna, Napolitano, lanza una idea peor que temeraria, amenazante: la posible alianza entre Los Zetas y Al Qaeda.
Así, bajo el pretexto del resguardo de su “seguridad nacional” por el riesgo para su país, EU parece estar preparando el terreno para una ofensiva —seguro bajo el ardid de medidas preventivasmilitarista y con tintes netamente intervencionistas a territorio mexicano, al más puro estilo de la halconera política bushiana que empujó guerras para el resguardo de sus intereses energéticos y geopolíticos en la región Oriente Próximo y Medio.
Aprovechando el entreguismo de la administración actual del presidente Felipe Calderón [y en general de las dos administraciones del Partido Acción Nacional (PAN)] a los designios de Washington y todo lo procedente de EU, pero sobre todo apoyados en la debilidad del propio gobierno mexicano —al descubierto día con día por su endeble estrategia contra el crimen organizado— porque la narcoviolencia pone en jaque al propio Estado, los gringos parecen estar menos dispuestos a ayudar que a invadir México.
Y de no ser así —no obstante EU tiene servicios de inteligencia que elabora los análisis pertinentes para su geopolítica exterior, así sea con ofensivas militares—, qué mejor. Pero esta reflexión es más un llamado de atención a las autoridades mexicanas: a la Presidencia de la República, a la Secretaría de Gobernación, a Relaciones Exteriores, pero sobre todo al Senado y a los mexicanos, para que se revise con atención y ponga especial cuidado en los dichos y deslices que sobre México están haciendo los funcionarios en cuestión. Porque entre las declaraciones y las acciones la distancia puede ser muy corta.
Sobre todo para responder como se debe, tanto al pretexto —revisar la estrategia antinarco urgentemente; más vale tarde que nunca para el actual gobierno— como a las intentonas imperialistas-militaristas e invasionistas de los gringos. Protestar lo necesario, pedir aclaraciones de gobierno a gobierno [Calderón-Obama] y de Congreso a Congreso, así como atender suficientemente lo que parece convertirse aceleradamente en un problema grave de seguridad nacional para México. Lo que no, es minimizar el asunto pidiendo disculpas o revires de funcionarios menores, sino sopesar la situación por la delicadeza que tiene. Porque con actitudes como estas, la amenaza toca a las puertas tanto de México como de Latinoamérica.
La sucesión de acontecimientos, como las evaluaciones sobre la narcoviolencia que están haciendo las instancias de inteligencia y seguridad desde EU, que incluye a las representaciones diplomáticas [véase las revelaciones de ayer en La Jornada, los cables enviados por Wikileaks a este diario mexicano que comenzó a publicar], están sirviendo de pretexto para un cambio de enfoque al sostenido hasta hoy en las relaciones con México. Hacia otro dirigido contra México. No se trata de dichos sino de hechos. En una especie de muda de la vieja política de contrapesos operada por el viejo Partido Revolucionario Institucional (PRI), por otra de desventaja y sujeción que ha tolerado el PAN.
Por eso, ya no velada, sino descarada y amenazantemente, personalidades como la propia Napolitano se atreven a lanzar hipótesis justificatorias e intervencionistas de la posible alianza: “Porque durante un tiempo hemos pensado [se refiere, la titular de Seguridad Interior de EU, a todo su aparato de espionaje y seguridad nacional; ¿y por cierto, el equipo de inteligencia de México en dónde está, como lo planteó hace tiempo, en 2007 (o antes, en 2005 como tesis doctoral), Elena Jannetti Dávila en su libro, Institucionalización de un nuevo sistema de inteligencia para la seguridad nacional en México, con la creación de un Instituto de Estudios Estratégicos en Seguridad Nacional?] qué podría ocurrir si, digamos, Al Qaeda se une a Los Zetas” [sic].
Una postura, además, adoptada por Napolitano en audiencia ante el Comité de Seguridad Interna de la Cámara baja, al atender un cuestionamiento sobre “la potencial amenaza de que terroristas puedan usar las redes del narcotráfico mexicano en EU”. Más expectación causó porque la señora expresó “dejarlo hasta ahí” y no hablar más del tema. “Cuando el Congreso puede convocar a sesiones a puerta cerrada para abordar temas delicados de inteligencia y seguridad nacional”. Más claro ni el agua.
Se trata, ni más ni menos, de una hipótesis con visión de largo plazo, en el análisis estadounidense del resguardo de su seguridad nacional. Justificar una intervención con una falaz unión Zetas-Al Qaeda para fines terroristas, no obstante tratarse de organizaciones son fines totalmente distintos. Pero es la tesis imperialista que azuzó las guerras afgana e iraquí, países señalados como cueva “protectora” de terroristas uno y el otro como poseedor de “armas de destrucción masiva”, nunca comprobadas como fue el caso de las acusaciones contra Sadam Hussein.
Dos considerandos más: 1) En la visión contra el mundo se está imponiendo la estrategia de los halcones de la derecha republicana, toda vez que le han ganado terreno a los demócratas y que el presidente Obama irá tras su reelección, y cede por ello; 2) En la debilidad de México y de sus instituciones frente a un problema de violencia de la magnitud creada por el crimen organizado, metido en trifulcas electoreras por el afán del PAN de perpetrarse en el poder presidencial y porque no se ve cuándo revisará a fondo su estrategia contra los delincuentes; por eso EU se está volviendo la principal amenaza de México. Esto, insisto, es un llamado de atención, para encender los focos amarillos.
Finalmente. Seguro que a Napolitano, Hillary, Obama, otros funcionarios y a los congresistas republicanos de EU, no les importa declaraciones como las del embajador Carlos Pascual, el espía principal en México con estancia de “diplomático”, que “ninguna organización terrorista internacional conocida tiene presencia operativa en México, ni han tenido lugar incidentes terroristas dirigidos contra personal o intereses estadounidense en territorio mexicano u originados en él” (10/I/2010); cables revelados por Wikileaks, al diario señalado.

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EU, AMENAZA VELADA A MÉXICO

10/febrero/2011

*Westphal, luego dijo que no dijo lo que dijo
*De injerencismo a intervencionismo ¿militar?

Temerarias y de cuidado, dignas del análisis. Es lo menos. Se trata de las declaraciones del segundo de a bordo del Pentágono en Estados Unidos, Joseph Westphal, sobre México. Porque antes que simple juego de palabras —como dice una cosa dice(n) otra—, viniendo de quién viene, más parece una amenaza que avanzaría desde la aplicación de una política meramente injerencista con el vecino del sur, hasta una acción totalmente intervencionista y militarista por parte de EU contra México. Y han sido pronunciadas como para tentar al contrario, medir el terreno y ver cómo andan sus reacciones.
Es decir, que los dichos del subsecretario del Ejército en EU, Westphal este lunes en la University of Utah’s Hinckley Institute of Politics, son de llamar la atención por dos muy simples, pero a la vez importantes, postulados: 1) Por encima de todo, para EU, está primero la protección de sus intereses vitales en el mundo, por todos los medios —incluye desde la movilización de tropas hasta la guerra—; y eso tiene que ver con la energía, principalmente el petróleo y el gas para su abasto militarista/industrial, y toda otra materia prima, y 2) Como imperio promotor de una globalización falazmente panacéica, toda su geopolítica exterior gira en torno a su programa de seguridad nacional. Y México nunca ha sido, y la historia de rivalidades e intervencionismo desde el arrebato de la mitad de su territorio para acá lo confirma, una excepción.
Sobre todo que tampoco es la primera vez, ni será la última, que desde EU se catalogue a México como un peligro desde su frontera sur. Con todo y que, claro está, el mismo gobierno estadunidense no ha asumido la parte de su responsabilidad —o corresponsabilidad, como lo prometió la secretaria de Estado Hillary Clinton en sus varias visitas— con el gobierno mexicano, como debiera ser frente a una amenaza tan grave como la que representa, ciertamente, el crimen organizado en México y la violencia que ha desatado tanto en la frontera norte como en otros estados del país.
Pero ni el gobierno mexicano ha tomado las medidas pertinentes —porque a estas alturas su estrategia es claramente fallida y aún así no revisa sus acciones o las complementa con otras indispensables, como atacar el corazón de las finanzas del crimen organizado, el lavado de dinero, la depuración policiaca, la impunidad y la corrupción, etcétera—, como tampoco exige que la prometida corresponsabilidad se deje del palabrerío y el injerencismo de EU, para atender el problema en su dimensión precisamente global. Lo que eso incluiría acciones muy concretas por parte del gobierno estadounidense. Pero nada.
Y de colofón llegan declaraciones convertidas en auténticas amenazas; esas sí, a la seguridad nacional de México. Ni se diga que los dichos del señor Westphal carecen de lógica; dentro de la lógica imperial de las relaciones exteriores de EU. O que “el segundo civil más importante” en el Ejército no sabe lo que dice o carece del documento base o sustento; porque es así como procede todo funcionario de ese país al hacer declaraciones. O que el Pentágono no es una institución de inteligencia —como la CIA y la Diplomacia, entre otras—, imperial y de guerra.
Por lo tanto, el señor sabe lo que dice y por qué. Pese a que luego se retracta. Resulta temerario, y de cuidado, lo que dijo. 1) Que en México hay una forma de insurgencia encabezada por los carteles de la droga, 2) Potencialmente podrían tomar el gobierno, 3) Lo cual implicaría una respuesta militar estadounidense. Soltó que uno de los flancos estratégicos más preocupantes para su país, más allá de las guerras en Irak y Afganistán, es América Latina y particularmente México. La ponencia de Joseph Westphal en la Universidad de Utah, puesta en un foro sobre asuntos de seguridad nacional ante académicos, investigadores y estudiantes, versó sobre los desafíos tanto burocráticos como estratégicos que tienen las fuerzas armadas de su país.
En sus palabras: “Como todos saben, hay una forma de insurgencia en México con los carteles, que está justo sobre nuestra frontera. Esto no se trata sólo de drogas e inmigrantes ilegales. Esto es, potencialmente, sobre una toma de un gobierno por individuos que son corruptos”. Dijo que, aunque estaba expresando una opinión personal en torno a la situación en México, la había compartido con la Casa Blanca. Y, según el funcionario —conforme al reporte periodístico— no deseaba ver una situación en donde soldados estadounidenses fueran enviados a combatir una insurgencia “sobre nuestra frontera… o tener que enviarlos a cruzar esa frontera” con México.
No obstante, el mismo lunes por la tarde fue “obligado” a desmentir su posición afirmando que sus palabras no expresaban la política oficial de Washington. Westphal escribió un comunicado, donde dijo que no dijo lo que dijo. “Mi declaración… erróneamente caracterizó al desafío presentado por los carteles de la droga en México como una forma de insurgencia. Mis comentarios no fueron y nunca han sido la política del Departamento de Defensa o del gobierno de Estados Unidos hacia América Latina”. Sus reflexiones no fueron en nombre del presidente, del asesor de seguridad nacional, del secretario de Defensa o cualquier otro funcionario encargado de establecer y articular la política de Washington. Lamentó que sus declaraciones imprecisas pudieran haber causado preocupaciones entre nuestros socios y amigos de la región, especialmente México.
El dicho resulta preocupante porque es la primera vez que se hace uso de la idea de una intervención militar en México. No así del término insurgencia. Fue la propia secretaria de Estado, Hillary Clinton, quien la utilizó al referirse a los carteles de la droga hace poco. Es decir, que EU primero tipifica el problema, luego arremete. Porque es claro que los gringos no dan paso sin guarache [aunque se dicen los adalides de la modernidad, no pasan de imperio avasallador].
Viniendo de quien vienen, esas reflexiones son para sopesar el punto. Se trata, eso sí, de una amenaza para la integridad y la seguridad nacional de México. Y no amerita una respuesta con desdén: “Están totalmente fuera de lugar”, como dijo el secretario de Gobernación de México, Francisco Blake Mora. Exige una retractación desde la Presidencia de EU y una reactivación de los presuntos compromisos de EU con México en el combate al crimen organizado. Al igual que una protesta desde el gobierno de México al de EU; de Felipe Calderón a Barack Obama, como mínimo. Hoy EU le muestra los dientes a México. ¿Qué viene después?

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miércoles, 9 de febrero de 2011

EU, EL MIEDO A LA REVUELTA

09/febrero/2011

*Soporte de Washington para Mubarak
*Las presiones egipcias exigen su salida

Los egipcios no quieren promesas. Exigen la salida de Hosni Mubarak del poder que conserva ya por 30 años. Rechazan la mediación, así como las propuestas poco confiables del vocero de Mubarak, el vicepresidente Omar Suleimán [la carta confiable de Estados Unidos], quien se encarga de hacerlas llegar a los manifestantes. Pero nada convence, principalmente a la juventud que sigue el ejemplo y el empuje de los tunecinos que derrocaron al dictador y represor, al presidente Ben Alí, cuando el 14 de enero huyó hacia Arabia Saudita, en lo que se conoce ya como la Revolución del Jazmín.
Pero Mubarak, quien le apuesta a que sus propuestas tengan eco, se sostiene principalmente por el aval de Estados Unidos que quiere una “transición pacífica”; es decir, controlada por sus alfiles, sus hombres de confianza. El objetivo: que nada se salga de control, conforme al viejo esquema, digamos mubarakiano, pro gringo y judío, de incidir geopolíticamente en la región. Por eso, entre otras razones, el presidente sigue aguantando y tratando de convencer de que está dispuesto a ceder a muchas de las peticiones, menos la de dejar inmediatamente del poder.
Pese al corolario de promesas, en voz de Suleimán, que no van más allá de la principal de hace una semana: No volver a presentarse para las siguientes elecciones de septiembre, tampoco el vástago. Sin embargo, el dictador trata de convencer prometiendo algunas reformas; como elevar el sueldo de los funcionarios y subir las pensiones; revisar el resultado de las elecciones legislativas de diciembre pasado catalogadas de fraudulentas; poner fin al Estado de excepción que está vigente desde el asesinato de Anuar el Sadat y su propio ascenso al poder.
Por si fuera poco, también el vocero ha dicho que Egipto tiene un plan y un calendario para “un traspaso pacífico del poder”, al anunciar el domingo la creación de la comisión para la reforma de la Constitución —y las reformas tendrán que ver con la duración y límites del mandato presidencial—; la ampliación de la libertad de prensa, que incluye la liberación de “presos de conciencia” [se han liberado a líderes juveniles, así como 34 presos políticos], anuncios hechos tras reunión con los Hermanos Musulmanes que han sido utilizados para mantener el espanto islamita y justificar la dictadura, pero en los hechos carecen de representación y apoyo.
Aparte, la promesa de no perseguir a los manifestantes tras las movilizaciones que llevan dos semanas ya en la calle [la de ayer fue multitudinaria y segunda en importancia, después de la “Marcha del millón” que contó con al menos dos millones de personas], con el costo de 302 víctimas, según el reporte de Human Rights Watch. Y todos se expresan, firmes, en la petición central: “Fuera Mubarak” y “Abajo el régimen; como se escucha tanto en El Cairo, en la plaza Tahrir (o Plaza de la Liberación), como en Alejandría, al norte del país, y en otras entidades.
Así, pese a los dictados en contra desde las calles, el vicepresidente Sulaimán dice: “El presidente da la bienvenida al consenso nacional, confirmando que estamos en la buena dirección para salir de la crisis actual”. Esto atenido a que, recién, Estados Unidos ha cambiado su postura inicial de exigir el abandono inmediato de Mubarak al frente del gobierno. Ahora dice que su salida “puede esperar un poco”; que “la decisión está en manos del pueblo egipcio”. Es decir, que la inicial demandada “transición”, ahora no se salga del control necesario para tampoco perder los intereses regionales.
Primero porque Mubarak ha sido un aliado importante en el mundo árabe y judío para los Estados Unidos en la zona. Segundo por el control egipcio del canal de Suez, que ha permitido un funcionamiento dentro de los cauces de normalidad, no obstante ayer se unieron a las protestas los trabajadores del estratégico canal para la navegación y el comercio entre Europa y Asia. Tercero, porque EU coloca por delante sus intereses geoestratégicos, primero que todo en sus relaciones con cualquier país del mundo. Cuarto, y el más importante, porque ceder ahora a las presiones “masivas” y permitir la salida cuanto antes de Mubarak, sentaría un precedente “peligroso” dando pauta a que se repita lo de Túnez y se dé un rosario de rebeliones antidictatoriales en otras latitudes.
Sobre todo por esta última razón ahora Washington cambia el rumbo con respecto a Mubarak. Por eso Sulaimán dice que todo va bien. Recuérdese que la semana pasada hubo cumbre en las oficinas de la secretaria de Estado Hillary Clinton, con los representantes diplomáticos de su país en todo el mundo. Y muy seguramente de ahí surgió la sugerencia sobre un posible apresuramiento en la salida de Mubarak. Porque las movilizaciones en Egipto y otros países donde hay protestas, habían arreciado a partir de las difusiones de los cables Wikileaks en la red.
Y por ese medio se han propagado y ampliado aceleradamente las protestas. Y ese es un elemento adicional que perjudica los intereses de EU en el mundo. Por eso el giro de política ante Mubarak. Recuérdese que la secretaria de Estado, Hillary Clinton, dijo que “una salida demasiado apresurada de Mubarak, podría minar la transición en Egipto”. ¡Una Hillary defensora y preocupada por la transición en otro país! Pero está claro que EU mueve sus piezas conforme a sus intereses, acostumbrado a que el mundo juegue con sus propias reglas.
Por eso mismo, tampoco han visto con buenos ojos al Nobel de la Paz y exdirector de la Agencia Internacional de Energía Atómica (OEIA), Mohamed el Baradei, para suceder a Mubarak. EU no olvida que El Baradei fue contrario a los designios de Washington en los tiempos de Bush Jr. en el asunto de las armas de destrucción masiva en posesión de Hussein. Bush quería a un organismo, la OEIA, a su servicio, pero no ocurrió; como no justificó la presencia del arsenal. Ahora, EU supone que Baradei sea superado por los Hermanos Musulmanes, una mentira porque ellos no tienen el control.
Sin embargo, el apoyo de los jóvenes organizados en la Dirección Unificada de Jóvenes Revolucionarios Encolerizados, que comprende al Movimiento 6 de abril, al Grupo por la Justicia y la libertad, a la Campaña Casa por Casa, a la Campaña Popular de Apoyo a El Baradei, a la juventud de la Hermandad Musulmana y el Frente Democrático, será para El Baradei. O en su caso para Amr Moussa para presidente, aunque éste no pertenezca a la generación Facebook o de las redes sociales por la edad. En tanto EU le teme a la revuelta, desea el continuismo dictatorial.

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martes, 8 de febrero de 2011

ATENTADO A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

08/febrero/2011

*Despido injustificado de Carmen Aristegui
*MVS alegó violación al “código de ética”

El presidencialismo trasnochado que se lleva a la práctica en México, arremete una vez más contra la libertad de expresión. En esta ocasión le tocó, por segunda vez —porque antes fue despedida de W Radio por cuestiones similares—, a la periodista Carmen Aristegui que sale de MVS Radio después de más de dos años y con el más elevado rating matutino por su importante noticiario de 6 a 10 am.
Como era de esperarse, como el que tira la piedra y esconde la mano, Presidencia se ha deslindado de la salida de Aristegui de la frecuencia radial, pero la decisión vertical y absolutamente contraria de la libertad de ejercicio periodístico, tiene visos de intolerancia y autoritarismo, sea de la empresa en cuestión o de la oficina presidencial. Más claro queda de dónde vino el manotazo, por el tema último tratado por Aristegui —el viernes 4, donde por cierto no afirmó sino sólo informó y luego demandó, en todo caso, que la misma Presidencia aclarase el contenido— sobre el presunto alcoholismo de Felipe Calderón.
Y si se cree de poca monta el poner sobre la mesa un asunto tan importante como delicado, no lo es. Todo lo contrario. Digamos. Más allá de la noticia que generó el despliegue de la manta de los diputados del Partido del Trabajo en el recinto legislativo de San Lázaro, en la sesión del jueves 3 de febrero, encabezados por Fernández Noroña, Mario di Costanzo y Jaime Cárdenas, con referencia al etilismo de Felipe Calderón, bajo el siguiente texto: “¿Tu dejarías a un borracho que maneje tu auto? No verdad, ¿y por qué lo dejas conducir al país?”; insisto, más allá de esa protesta partidista a que tienen derecho los diputados, tanto a los medios como a la sociedad les interesa saber si es verdad o no. ¿En manos de quién está la institución presidencial?
Por cierto que la protesta y posterior salida de los diputados del PAN —y del PVEM, de colofón; en palabras de Pablo Escudero— de dicha sesión, bajo el argumento esgrimido por el diputado Carlos Alberto Pérez Cuevas de que: “La bancada de Acción Nacional se retira de este recinto parlamentario en protesta por el agravio al presidente de la república, a los propios diputados a las instituciones, y sobre todo por el agravio a los ciudadanos que están cansados de ver este circo mediático [según la versión estenográfica de la sesión]”, no fue más que el arrebato de los panistas y el temor a abordar el asunto. ¿Por qué el temor; porque es rumor?
En primer lugar, el tema no es nuevo. Como dijo Aristegui, es corriente en las redes sociales. No sólo eso, mucho se ha comentado en los medios que el país tiene a un presidente de “medio tiempo”. ¿Dónde está la falta de respeto? La falta de respeto es para la sociedad, porque no sabe en manos de quién está, por una parte la “institución presidencial”; por la otra, el destino y las decisiones fundamentales de conducción del país. ¿Por qué en lugar de entrarle los panistas primero, Presidencia después al tema lo eluden?
¿Por qué correr a Aristegui, cuando sólo demandó una aclaración? ¿En dónde está la libertad de expresión? ¿Por qué tirar la piedra y esconder la mano? ¿La sociedad no tiene derecho a saber el estado de salud de su presidente? ¿Cuándo el propio aludido, Felipe Calderón ha desmentido el tema que no es nuevo? La sociedad tiene presente la carta del gurú de Calderón, Carlos Castillo Peraza, misma que fue publicada en Proceso, el 18 de octubre de 2009. O, si es un problema superado, ¿la sociedad tampoco tiene derecho a saberlo? Julio Scherer lo publicó en su libro Secuestrados [ayer lo citó Julio Hernández López en su columna Astilleros de La Jornada] Pero la carta salió en la revista.
Dirigida a Felipe Calderón por Castillo Peraza, seis meses antes de su salida definitiva del PAN, con fecha 31 de octubre de 1997, el autor habla del “sentimiento de frustración, de hastío y hartazgo” que pulula entre sus colaboradores. Dice así: “Llamó mi atención que, individualmente o en grupos menores del reunido, campea un sentimiento de frustración, de hastío y de hartazgo en relación con tu modo de encabezarlos. Las quejas generalizadas son que, al parecer, nadie puede darte el gusto, que das órdenes y las cambias, que pides trabajos intempestivamente —lo que frena las tareas en curso—, que invades las competencias de todos y cada uno de ellos, que los maltratas verbalmente en público y que mudas constantemente de opinión, tardas en tomar decisiones, das marcha atrás, no escuchas puntos de vista de tus colaboradores y haces más caso a ‘asesores fuera’ que a los miembros del equipo que quisiste fuere el tuyo. Se refirieron a contrataciones hechas por ti sin siquiera avisar al responsable del área afectada, y de ‘saltos’ de autoridad de tu parte y de parte de Cocoa [Luisa María Calderón, hermana de Felipe], que producen desorden, inseguridad y disgusto en tu estructura ‘staff’. Salvo Toño Lozano, todos los ahí presentes [se refiere un párrafo anterior a: “Además de Toño y de mi, Adrián, Jorge, Jordi, Gerardo, Juan, Ignacio. Raúl, Luis y Salvador”] expresaron (…) más o menos sentimientos análogos y, lo que es peor, algunos manifestaron que ya esta situación se les volvía personalmente ‘insoportable’ y opinaron que era perjudicial para el CEN y dañina para el partido opinión decidida y clara, y que todos manifestaran, en su turno de dar a conocer sus planes y proyectos, ‘a ver qué dice Felipe’, con inseguridad y con un sentimiento de que tú no confías en ellos. Esto ha trascendido y se comenta en círculos externos, tanto políticos como sociales”.
Y sigue: “Luego en Cocoyoc, llamó asimismo mi atención un tema reiterado de conversación: el de las aventuras más frecuentes —etílicas y demás— de algunos de tus colaboradores. Entendí o creí entender entontes por qué la vida comienza después de las diez de la mañana en el CEN, e incluso a esa hora los escritorios están poblados de tasas de café, vasos de refresco y comestibles; por qué es difícil encontrar a alguien entre las tres y las seis (a veces hasta las siete) y por qué en días como el de ayer, a las ocho de la noche ya no hay virtualmente a quien dirigirse en las oficinas de Ángel Urraza… Felipe está más solo que nunca, pero él es quien ha querido estar así porque no confía en nadie…Tu ‘operativo’ no opera porque espera(n) que tú digas qué y cómo, con tal de no recibir reprimenda pública o privada. Los sentimientos y las actitudes del equipo nacional impactan a dirigentes municipales y estatales, a funcionarios y legisladores”. ¿Secreto a voces?
Esta vez los legisladores del PAN protestaron para no recibir la citada reprimenda. Aristegui fue víctima de tamaños caprichos presidencialistas. ¿O no? Que lo aclare Presidencia. Ver el documento de protesta de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información que preside Raúl Trejo Delarbre, donde dice que: “La Presidencia de la República tenía derecho a difundir una aclaración”. Porque el código de ética no basta para correr a Aristegui. Es más un exabrupto, que una justificación.

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