miércoles, 31 de agosto de 2011

LASTRES DEL VIEJO SISTEMA POLÍTICO

31/agosto/2011

*Ante el vacío de poder, renuncia de Calderón
*Amenaza intervencionista de EU a México

En México no hay más un ¡“solitario de Palacio”! Esa condición típica de otros presidentes —en el marco del presidencialismo trasnochado a la luz característica del viejo sistema político mexicano; ese que presidió el Partido Revolucionario Institucional (PRI) durante 70 años—, a estas alturas de un sexenio que en los hechos y por sus secuelas ya se terminó, presente a uno débil ante tamañas circunstancias.
Porque la situación de ahora tienen al presidente mexicano, Felipe Calderón Hinojosa, si no perdido frente a la gravedad del país por el síndrome que representa el crimen organizado y su fallida estrategia para combatirlo, sí controlado desde afuera y sin poder evitarlo. Porque de Washington parecen provenir muchas decisiones de gobierno, sobre todo por la amenaza de últimas fechas de intervenir militarmente en suelo mexicano so pretexto de combatir a las bandas del narcotráfico y resguardar su “seguridad nacional”, sin que ello motive una réplica contundente y clara de parte del gobierno de Felipe Calderón, ni del Senado de la República. Ahí hay una corresponsabilidad.
En gran manera por la irresponsabilidad de no enfrentar los retos [desde adentro y hacia afuera] de renovar al viejo sistema político, herencia del PRI, con muchos síntomas de descomposición; entre ellos la corrupción, la impunidad y la irrupción de la violencia como método para resolver las controversias, cotos de poder e intereses, al interior de la propia clase política —recuérdense los asesinatos en los meses negros del sexenio de Carlos Salinas de Gortari—. Una tarea que desdeñó, precisamente, el ganador por el Partido Acción Nacional (PAN), Vicente Fox en el año 2000, con toda la legitimidad alcanzada. Por cierto que frente a EU cuajó el sometimiento irresponsable y vil.
Precisamente porque al no encarar la transición democrática del régimen político, al tiempo que los síntomas de descomposición apenas asomaban la cabeza y no el cuerpo completo como ahora, las contradicciones se agudizaron sobremanera al grado del descontrol que hoy representan. Y por eso una oportunidad de oro se perdió. Porque ahora las circunstancias muestran una faz perversa, en muchos sentidos tanto internos como externos. Es decir, que a la suma de contradicciones que presentaba el sistema político priista, se agregaron otras que resultan peores todavía desde que el PAN está en el poder, con sendos presidentes, Fox y Calderón.
Por ejemplo, el presidencialismo devino en un engendro todavía peor, porque por un lado el ejercicio institucional consintió las viejas facultades —constitucionales y metaconstitucionales—, y por otro en la práctica hubo un desequilibrio de poder entre el Presidente, los demás poderes y las otras instancias del Estado, la sociedad incluida. Y así los poderes se entramparon y con ello se asentó la ingobernabilidad. Porque ante los conflictos las contradicciones se hicieron expresas y anidaron con secuelas de violencia.
¿Alguien duda que el peligro que representa el crimen organizado es un síndrome del propio sistema político en descomposición [puesto que lo que no se atiende a su debido tiempo sigue putrefacto]? Un síndrome precisamente porque surgió al cobijo de instancias policiacas, o de otra índole desde las propias corporaciones encargadas de la seguridad pública y del Estado. Porque es un consenso que el crimen organizado no habría crecido, sin colusión o comisión, al grado del desbordamiento actual si el problema es atendido en tiempo y forma, con la ley en la mano.
Es decir, castigando a los responsables tanto desde adentro del propio sistema putrefacto como persiguiendo a los delincuentes antes de que aparecieran en las listas de Forbes. Como nada se hizo, ahí están las consecuencias ahora. Y eso incluye, desde luego en cuanto a responsabilidad, tanto a los priistas que heredaron el cochinero como a los panistas que hoy mantienen el poder. Porque el síndrome no creció únicamente durante los últimos dos sexenios. Aunque la responsabilidad sea de ahora; de Calderón que tiene el problema como titular de un Estado cuya —una de tantas— tarea es brindar seguridad a los mexicanos como lo prometió.
Pero no sólo es el problema de la inseguridad. Es el dilema del proyecto de nación que está detrás; mejor dicho, que no está. Algo en lo que tampoco el PAN ha mostrado algún interés. Como que el laissez faire, laissez passer del libre mercado que instalaron los últimos presidentes priistas [De la Madrid, Salinas y Zedillo] llegó para quedarse. Como que se ha instalado en el país y nadie tiene la capacidad para hacer algo por remediar sus letales consecuencias, pese a que el país se hunde.
Mucho se dice, por ejemplo, que para atacar de fondo el problema que representa para la sociedad mexicana en la actualidad el crimen organizado, se tiene que hacer algo por generar empleos remunerados [el “presidente del empleo” resultó un fiasco], brindar una educación de apertura y calidad para los jóvenes, una política social amplia también en atención de la juventud —que incluye la asistencia médica y sicológica—, una política cultural que admita amplias posibilidades de expresión, una reforma integral al sistema penal y de justicia que resulte apegada a las leyes y al respeto a los derechos humanos, entre otras acciones. Amén de atacar de raíz problemas de fondo como la corrupción y la impunidad.
Pero nada de eso se da sin un cambio en el proyecto de nación, que ni antes los últimos presidentes priistas ni ahora los presidentes panistas, quieren emprender por sometimiento a Estados Unidos. Porque desde los últimos lineamientos impuestos a México por el Consenso de Washington —aquéllos años reacios de la crisis de los 80— las cosas no cambian porque el modelo económico se colgó de los preceptos impuestos por los gringos.
Y la absurda dependencia de México quedó sellada desde las firmas de los grandes tratados de sometimiento [TLCAN, ASPAN, Plan Mérida], también de los últimos presidentes del PRI. Y los panistas no han más que avalado lo anterior. Porque no les interesó más que gobernar sin gobernar para todos y sin el peso de EU. Luego entonces, a un año de que concluya el actual sexenio, Felipe Calderón no está solo. Es un títere controlado desde Washington. Por eso EU está aprovechando las indecisiones y debilidades de un presidente cuya legitimidad vendió al mejor postor. Carta que compró EU. Un presidente que mejor debiera ¡renunciar!

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martes, 30 de agosto de 2011

¿QUIÉN LE PONE EL CASCABEL AL GATO?

30/agosto/2011

*Propuestas del juez Baltasar Garzón, en El Universal
*Revisión en cuatro tiempos para combatir al crimen

Importante, porque no es un observador cualquiera. Y hay como cuatro ejes centrales en lo dicho en México por el juez español y asesor de la Corte Penal Internacional, Baltasar Garzón, en torno al problema del narcotráfico que enfrenta el país y cómo resolverlo, en la entrevista publicada por el diario El Universal: 1) Revisar seriamente lo que se está haciendo, para ver si está bien o no; 2) Enfrentar el fenómeno como un dilema internacional, porque todos los países —unos de un modo y otros de otro— lo están padeciendo; 3) Cualquier acción tiene que ser integral, y; 4) La sociedad debe ser vista como un elemento fundamental e ineludible de este asunto.
Con todo y que los entrevistadores, Carlos Benavides y Roberto Rock, lo ponen en tres estrategias y lo dicen en los siguientes términos sintéticos: “La coordinación entre todas las instituciones del Estado, la participación de la sociedad civil y la lucha sin tregua contra la corrupción, [como] son los tres ejes en los que debe girar una estrategia completa para acabar, no sólo con el narcotráfico, sino con el crimen organizado en todas sus vertientes”. Y en donde “todos deben remar en un mismo sentido”.
Pero entrarle a lo segundo depende de cómo se haga lo primero que hemos señalado. Veamos por qué. El punto 1 tiene a su vez dos vertientes: Porque ciertamente el combate lleva décadas y sin conseguir los éxitos que se pretenden, tal y como fue planteada —en su última etapa— la estrategia por el presidente Ronald Reagan de los Estados Unidos, por un lado; Aceptar los errores cometidos por dicha estrategia en México por parte del gobierno de Felipe Calderón es una batalla continua, porque el presidente no acepta ya no digamos recular, siquiera revisar en qué y por qué está fallando [lo que indica que hay gato encerrado o hay línea desde alguna parte], por otro lado.
Sobre lo mismo. Con todo y los mexicanos sabemos que el gobierno de Calderón se equivoca con la estrategia de combatir al narcotráfico en particular y al crimen organizado en general, sobre todo porque ni siquiera hay avances aún con la detención de algunos cabecillas —capos de importancia secundaria— y los decomisos de armas y drogas, que compensen los cuantiosos daños colaterales, crímenes derivados que sobrepasaron ya los 50 mil mexicanos caídos. Luego entonces Calderón difícilmente reconocerá que “se equivoca” en el planteamiento de cómo abordar el problema pero no hace lo que la sociedad mexicana le exige, que pasa por la revisión de lo conseguido hasta la fecha, desde que decidió enviar a la calle a los militares. Y también con la idea señalada por Garzón en el sentido de advertir “aplicar alternativas, como la posibilidad de que se despenalice la venta y consumo de algunas drogas”. Entre otras medidas como la educativa y la creación de espacios de vida saludable.
En segundo término, sobre abordar el problema como un asunto internacional, habida cuenta que si Estados Unidos no hace lo propio como prohibir la venta de armas y su paso —tarea de los dos países que comparten una frontera demasiado porosa— al sur, en cuanto flujo de armas desde su mercado que vienen a parar a los carteles mexicanos, no va a parar la violencia derivada [también hay gato encerrado aquí, porque sabido es que la operación Rápido y furioso se hizo bajo el consentimiento, tolerancia o planeación, de autoridades importantes del Departamento de Estado de EU, y no sólo de la ATF, Buró de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos].
En materia de lavado de dinero, que pasa por el sistema financiero de EU tampoco se hace lo pertinente. No se diga que el país vecino representa el primer consumidor y demandante de drogas para su mercado interno. Como también que EU aprovecha este asunto de la guerra contra las drogas para hacer presencia de “inteligencia” y hasta “militar”, tanto en México y Colombia como en el resto de Centroamérica. “El nuevo triángulo de oro” de las drogas integrado por Guatemala, El Salvador y Honduras, y señalado por Garzón.
Bien dicho sea, en el mismo sentido, que resulta “imposible” vencer a este fenómeno aisladamente, porque “el problema es general, universal, es trasnacional…”. Porque “vivimos en un mundo globalizado” y sin un enfoque así, general no funciona la lucha anticrimen. Como no está resultando en México en este sexenio pero sí deriva en extrema violencia.
En tercer lugar, sobre la integralidad de las acciones, es claro que —como lo plantea Garzón—, “integral que abarque a todas y cada una de las instituciones de forma y alcance equivalentes a la gravedad y complejidad del fenómeno”. Donde “todas las instituciones tienen que remar en un mismo sentido”. Una coordinación efectiva, sin pretextos, “entre las diferentes estructuras” de combate a este tipo de fenómenos. Y menciona, el juez que enjuició al dictador Pinochet, la propuesta de la UNAM [trabajada por nosotros en tres partes] donde se tocan desde la academia todos estos temas.
Y al aspecto de la integralidad de las diversas instancias que desde el gobierno se aboquen a tomar el problema por su gravedad y de manera coordinada, brinca desde luego el asunto del involucramiento directo de la sociedad, que es el último punto tomado aquí. Porque “la organización de la sociedad civil resulta básica”. “Cualquier política de seguridad que se haga tiene que contar con la sociedad civil, tiene que contar con ciudadanos a los que va dirigido”. Las políticas de seguridad fracasan porque se hacen a espaldas de la sociedad. Como cuando las pautas, diseñadas desde un escritorio, no coinciden con la realidad.
Luego entonces, para llevar a cabo estas medidas que resultan como muy mínimas —Garzón plantea también el asunto del poder judicial y de los jueces en el ejercicio de una total independencia y libertad, sujeta a un Estado de derecho—, se requiere mucha voluntad política desde la cabeza del sistema político para abajo [lo que el presidente Calderón no tiene], un ejercicio independiente de las políticas internas —de afuera, porque resulta a todas luces que en México hay línea desde afuera atendiendo a las presiones de la geopolítica del buen vecino del norte—, el reconocimiento de que la estrategia no sirve, y el trabajo de un estadista y que cuente con absoluta y completa legitimidad [para poder tomar la iniciativa], algo con lo que tampoco cuenta Calderón y menos a estas alturas de un sexenio que casi terminó con un país prendido en llamas.
De ahí la cuestión de, ¿“quien le pone el cascabel al gato”, para la “coordinación”, la “participación” y el combate a la “corrupción”, si el mal está desde el gobierno y de ahí deriva la descomposición y la apertura para que EU intervenga?

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lunes, 29 de agosto de 2011

UNAM, PROPUESTA PARA LA SEGURIDAD [3]

29/agosto/2011

*Prioritario brindar a los jóvenes atención, educación y empleo
*Una revisión exhaustiva, como pocas, del problema nacional

La atención institucional a la juventud es prioritaria. El Estado tiene una gran responsabilidad con los jóvenes. Y no son ellos el peligro sino quienes están “en peligro”, porque carecen de oportunidades de empleo y educación [cultura]; como el riesgo de caer en problemas de drogadicción o ser reclutados por organizaciones criminales. Problemas de nutrición y salud, por la situación económica de los padres, derivan en una elevada deserción escolar. Es urgente, como lo propuso recién la Conago, iniciar la campaña nacional de inserción masiva de jóvenes a los espacios educativos y laborales.
Un ejercicio cívico de construcción de comunidad es importante, como componente de seguridad ciudadana, aplicando mecanismos alternativos de solución de conflictos personales, entre vecinos y comunidades que derivan en problemas. Atender la violencia intrafamiliar, el maltrato infantil; la violencia interpersonal y comunitaria, como actos que a menudo alientan la violencia desde el nivel municipal. En pocas palabras: el ejercicio cívico de “construcción de comunidad, es un componente prioritario de una política de seguridad ciudadana”, en donde la víctima no sea objeto de victimización secundaria del sistema de justicia. Lo que sea, para sanear o reconstruir el tejido social.
De la construcción de comunidades seguras y policías modernas, sigue el restablecimiento de un Estado seguro y no al revés. Una reforma policial parte de la responsabilidad de construir políticas públicas democráticas de seguridad, y de una política social responsable que coloque al ciudadano en el centro. Eso supone “la inclusión de un concepto amplio del nuevo papel del ciudadano no sólo como receptor de las políticas de seguridad y policía, sino fundamentalmente como actor”. Implica adoptar un modelo de seguridad ciudadana como política derivada de la seguridad humana. Eso plantea “un cambio estructural en la relación del Estado con la sociedad (protección de las personas, respeto a los derechos humanos, ejercicio de la ciudadanía y de la participación social, solución pacífica de los conflictos interpersonales y sociales, fortalecimiento de las instituciones y obtención de impactos durables y de largo plazo)”.
Desmilitarizar la policía. “La policía es una institución civil” para resolver conflictos de la ciudadanía; debe desvincularse de la institución militar y acercarse a la sociedad civil. Es necesario redefinir los valores y normas sobre su rol constitucional, vinculado a la defensa de los derechos humanos”. Percibir mejores salarios y condiciones laborales. Con evaluación externa.
La política actual en relación al uso de la fuerza se utiliza como la primera herramienta pero debe ser la última del sistema de seguridad, “principalmente en función de la participación de las fuerzas armadas”, con un amplio despliegue desde 2007; porque el “empleo desproporcionado de las capacidades de uso extremo de las fuerza del Estado es un síntoma de un problema sistémico”. Es importante, por ello, la resolución de la Corte donde el fuero militar se ajuste a los términos del 13 constitucional y a las disposiciones de la Corte Interamericana de DH. No obstante el legislador debe resarcir los pocos elementos normativos para “la determinación de los límites al uso de la fuerza en tareas de seguridad”. “Que imponga límites al uso legítimo de la fuerza en los términos de la legalidad, excepcionalidad, protección de derechos…”.
Urge una reforma profunda al sistema de justicia penal. Que “se racionalice el empleo de los mecanismos de la justicia penal para resolver conflictos”. Se requiere una “profunda revisión para despenalizar conductas inocuas y revisar sanciones penales al justo grado del daño causado a la sociedad en cada caso, teniendo siempre como objetivo la readaptación social”. El componente de gestión en la procuración y administración de justicia, garantizará una política criminal transparente, que coloque en el centro la protección de los derechos de las víctimas y los inculpados. La autonomía de los ministerios públicos y de las procuradurías de justicia, con carrera ministerial, como medidas contra la corrupción, la impunidad, la seguridad pública, el uso de la acción penal como política o razón de Estado, entre otras medidas.
Las acciones contra el lavado de dinero —“uno de los instrumentos más importantes contra la delincuencia organizada”— son insuficientes, pues el número de sentencias entre 2006 y 2010 fue de solo 53. El negocio se estima entre 19 mil y 29 mil millones de dólares anuales. Seguir las huellas al lavado en bancos, aseguradoras, constructoras e inmobiliarias. “La lucha contra el crimen organizado necesita de la colaboración regional e internacional. México fue uno de los países más activos en proponer mecanismos de colaboración entre los países para afrontar esta lucha, así como la discusión de asuntos tan delicados como el intercambio de información, el tráfico de armas, el lavado de dinero y la posibilidad de la legalización de algunas drogas. Es necesario que México retome esta bandera, y en unión con otros países vuelva a proponer foros internacionales para la discusión y acuerdos de colaboración sobre los puntos anteriores”.
En los sistemas de inteligencia del país —Cisen, Sedena, PGR, Segob, SCT, SHCP, hay descoordinación y desconfianza. Sobre todo entre instancias civiles y militares. Pero una coordinación entre instancias, además urge atender la naturaleza trasnacional de las amenazas a la seguridad nacional. Apoyar el Consejo de Seguridad Nacional por parte del legislador.
Conocer cómo operan las estructuras financieras del crimen organizado en México, Estados Unidos y Centroamérica. Atender el lado trasnacional del crimen organizado, como la trata, secuestro de migrantes, tráfico de armas en ambas fronteras. “La políticas de seguridad en la frontera sur debe reflejar el valor de proteger la vida y la dignidad de las personas que transitan por el territorio nacional”. Desde EU, el flujo de armas es un dato en la comisión de delitos. Urge una estrategia de seguridad en ese sentido. EU hace hincapié en la disuasión terrorista, no en el tráfico de drogas y armas. México debe cambiar eso, porque hasta ahora ha mostrado debilidad. Una revisión de los programas de cooperación entre vecinos.
Hasta aquí la breve reseña de un documento de 42 páginas. Las 36 “acciones” propuestas por la UNAM pueden verse en el sitio: www.ddu.unam.mx/imgs/inicio/SeguridadYJusticia/propuesta_s_AGO11.pdf.

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viernes, 26 de agosto de 2011

UNAM, PROPUESTA PARA LA SEGURIDAD [2]

26/agosto/2011

*La política incluye una transición para la seguridad
*Partir de una visión integral, con participación social

En términos absolutos —sigue el diagnóstico—, los recursos disponibles para la seguridad pública, según datos de Sistema Nacional de Seguridad Pública, crecieron entre 1998 y 2011 en un 350%. El consumo de marihuana y cocaína creció de un 3.33% en 1998 a un 6.8% en 2008, entre la población de 12 a 65 años de edad. La distribución policial es irregular en el país, pues 20 entidades muestran déficit y 12 superávit. Aumentan las quejas contra autoridades federales, policiacas y militares por violación a los derechos humanos y recomendaciones de la CNDH. De la población penitenciaria 4 de cada 10 no han sido condenados; de 429 centros carcelarios, 48 tienen sobrepoblación.
Un gran número de personas participan del crimen organizado, y mueven estimados 29 mil millones de dólares anuales. Un “10% del sistema financiero mexicano opera con dinero proveniente del narcotráfico”. Funcionarios de EU estiman que los movimientos de tráfico de drogas que operan en EU generan utilidades ilícitas hacia México de entre 17 y 35 mil millones de dólares. Además, el Banxico valida la percepción que uno de los principales frenos de la economía es la inseguridad.
Una política de seguridad integral, exige el respeto de los derechos humanos y apegarse a las normas nacionales e internacionales. Más aún: “La intervención militar debe ser excepcional y restringida al máximo posible y, en todo caso, sujeta a controles que aseguran la preeminencia del régimen constitucional de los derechos humanos”. Aparte, se requieren modelos integrales de políticas públicas, porque la fragmentación degenera contradicciones, ineficacia e ineficiencia y resultados contraproducentes. Integralidad y transversalidad, para que todas las áreas involucradas manejen criterios y enfoques similares, que deriven en acciones coordinadas.
“Todos los actores políticos e institucionales deben hacerse responsables de sumar sus proyectos de partido a la construcción de una auténtica política de seguridad y justicia”. Hacer a un lado los intereses partidistas. Por lo mismo, toda acción pública debe estar sujeta “a la mayor transparencia posible”. La rendición de cuentas como máxima, para ganar confianza y legitimidad social. “De ahí que la sociedad deba tender hacia mecanismos participativos que fortalezcan su impulso a la justificación pública del quehacer institucional”.
Una evaluación constante; atención prioritaria a quienes enfrentan mayor riesgo y vulnerabilidad, así como centralidad de la política de género. ¿Con la participación de quienes? De todos. La corresponsabilidad de “todos los actores sociales”. Pero la responsabilidad [primera] de garantizar la seguridad es jurídica y políticamente el deber del Estado en su conjunto y en cada ámbito de gobierno”. La política debe estructurarse con un “horizonte nacional”. Y cada líder del poder público tiene una responsabilidad: el Congreso, los poderes judiciales, derechos humanos, etcétera. “Todos los actores sociales compartimos la responsabilidad de aplicar nuestro trabajo y liderazgo para sostener un esfuerzo de largo aliento.
Los liderazgos económicos también tienen un papel fundamental para sostener el impulso hacia el fortalecimiento del Estado de Derecho. “Los jueces deben conducir los procesos y resolver las controversias con estricto apego a la ley”. Y “la sociedad debe hacer escuchar sus opiniones, destacar los problemas existentes y exigir las soluciones respectivas en materia de seguridad y justicia”. Los medios de comunicación para dirigir el impulso y las instituciones de educación superior asumir en el ámbito de su responsabilidad. “Es importante que el Sistema Nacional de Seguridad Pública se valga de lineamientos para la adopción de parámetros en la recolección, acopio, manejo y disposición de datos personales de exfuncionarios, detenidos y procesados, así como de víctimas y testigos”. Pero, en general, “las instituciones de seguridad y justicia deben fijar prioridades y metas de desempeño y orientar los recursos institucionales al cumplimiento de ellas”.
El Estado, en materia de seguridad, “enfrenta retos enormes de diseño y combate a la corrupción, la impunidad y la violencia. La crisis en estos asuntos es una oportunidad para transformar el ejercicio del poder público y fortalecer nuestras instituciones”. Emprender la transición, “la transición para que la seguridad y la justicia adquieran un perfil auténticamente democrático, [por lo que] debe someterse a la más alta responsabilidad política”, con un enlace entre secretarios de Estado como los de seguridad pública, educación, salud, desarrollo social y el titular de la PGR. Pero ninguna reforma puede conducirse adecuadamente sin una política financiera sustentable y de largo plazo; aplicando criterios de evaluación y desempeño, eficacia y eficiencia, con rendición de cuentas y fiscalización.
La justicia penal debe colocarse en su justa dimensión respecto a la política social; es ilusorio suponer que aquélla resuelve la compleja problemática del delito. Más bien la justicia penal debe encaminarse a generar la confianza en las instituciones y la cohesión social. De “la política criminal, debe enfocarse a la prevención del delito, el abatimiento de la impunidad y a reducir el número de muertes y lesionados, la preservación de la libertad y la integridad de las personas”. Es más, “El Estado debe orientar su política a obstaculizar la participación en las redes criminales mediante una fuerte estrategia de prevención”. Además, atender las sentencias de la Corte Internacional de Derechos Humanos.
Vital resulta: “La investigación de los delitos, la protección de víctimas, la reparación del daño y el control democrático de las policías y miembros de las fuerzas armadas son medidas simple y llanamente impostergables”. El control de adicciones pasa por considerar al adicto un enfermo, no un delincuente. Es urgente la medida de prevención y el diagnóstico temprano. Una política preventiva eficaz debe alcanzar “la reincorporación del adicto a la sociedad”. Asunto en el cual el Estado debe modernizar los servicios de atención.
De “altísimo perfil” es la planeación por el Estado de políticas públicas en el ámbito “municipal”, para un modelo centralizado en la “seguridad ciudadana”. Pero también, la planificación debe pasar por ciudades y comunidades, para brindar certidumbre a mujeres, jóvenes y niños. Sobre todo atender el problema de la violencia contra las mujeres. Finalmente, debe buscarse la “recuperación del espacio público en sectores estratégicos, siempre con la participación ciudadana”; que es como finalmente se podrá ganar esa terrible batalla desde el municipio hacia las grandes ciudades, pero con políticas de Estado claras.

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jueves, 25 de agosto de 2011

UNAM, PROPUESTA PARA LA SEGURIDAD [1]

25/agosto/2011

*Compromiso de la institución con la sociedad
*Para la Construcción de una Política de Estado

El documento de la UNAM, “Elementos para la Construcción de una Política de Estado para la Seguridad y la Justicia en Democracia”, producto de un amplio foro realizado en las propias instalaciones de la Universidad, en colaboración con el Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional, donde se discutió sobre los temas de “Seguridad y Justicia en Democracia”, entre el 6 y 10 de junio, es de una importancia fundamental.
“Esta propuesta [que va dirigida] al Estado mexicano —dicta el documento—, se nutre del espíritu y letra de la legislación citada [la Ley Orgánica de la UNAM, cuyo propósito es servir al país], de un ánimo de colaboración con la sociedad y el Estado, con un deseo solidario de contribuir a encontrar soluciones a nuestros problemas actuales de seguridad y justicia en democracia. En la Propuesta y sus recomendaciones existe un ánimo propositivo. Es momento de unir voluntades y esfuerzos, ni de dividirnos”.
Lo que sigue es una muy sucinta paráfrasis. Sólo para brindar algunos elementos para la discusión, tan urgente como necesaria. Sobre todo porque le incumbe a la sociedad directamente involucrarse en la redefinición o replanteamiento del problema urgente del restablecimiento de la seguridad, tanto “pública” como “social”.
La dimensión que ha alcanzado la violencia en numerosas regiones del país, causando un daño irremediable a personas, familias y comunidades, llegando incluso a debilitar el proyecto de desarrollo nacional, multiplica la preocupación en todos los sectores de la sociedad sobre la manera como los gobiernos federal, estatal y municipal están enfrentando el problema. Las más diversas expresiones sociales de todos los sectores evidencian la necesidad de “transformar el paradigma dominante en la seguridad y la justicia”. Incluso porque el presidente Felipe Calderón “ha solicitado propuestas sobre los cambios requeridos”. Eso es lo que anima a la Universidad a elaborar una propuesta.
Una política de Estado resultaría estéril si no se toman decisiones y realizan acciones contundentes, desde las más altas responsabilidades y liderazgos privados, “para reducir las prácticas de corrupción e impunidad”. Por otro lado, es evidente que la estrategia actual que goza de una “creciente disponibilidad de recursos para las fuerzas de seguridad y el aparato de justicia”, así como reformas y adecuaciones a las estructuras administrativas “se ven superados por la realidad”. Por ello, las políticas púbicas en materia de seguridad presentan algunos problemas como los siguientes.
Hay un soporte teórico y conceptual insuficiente. Pese a una amplia producción académica y profesional en México y el mundo, del marco de análisis “está desvinculada la política de gobierno”. “Esta debilidad se manifiesta en la confusión general de conceptos como ‘seguridad nacional’, ‘seguridad interior’, ‘seguridad pública’, ‘seguridad ciudadana’ y seguridad humana’”; confusión que tiende a sobrecargar el concepto de “seguridad nacional”. Desdeñando, incluso, que la Constitución refiere expresamente la “seguridad interior”, la “seguridad nacional” y la “seguridad pública”.
La práctica institucional en la materia, además que no se adecúa al marco constitucional sobre seguridad y los derechos humanos, coloca en el centro a las instituciones y desdeña al ciudadano poniéndolo al margen. Igualmente, las políticas en materia de seguridad pública y justicia, están desvinculadas de los fines que persiguen, porque los objetivos del Estado no están en un marco de acciones de corto plazo sino en fines políticos y hasta electorales.
La prevención está desatendida. Se han privilegiado las acciones legales y las penas por encima de las medidas preventivas. Así, el presupuesto público está destinado al castigo, mientras se ignora “el gasto en educación, salud y empleo”, que por sí mismos son inversión en prevención, pese al discurso público. En realidad está limitada porque el Estado “pone las intervenciones policial y militar en el centro de las políticas”. La “centralidad en la fuerza militar parte del menosprecio del potencial de la prevención como estrategia eficaz para construir comunidades seguras. El hecho opera exactamente en sentido opuesto a la tendencia internacional dominante para atender contextos en riesgo”.
También, el Estado emprende acciones y decisiones coyunturales y reactivas, en la “ausencia de una visión integral y coordinada al corto, mediano y largo plazos”. Falta una “política pública” de carácter general. Además, la “formulación de políticas e instrumentos no funcionan como punto de encuentro, consenso y soporte de decisiones del Estado”, sino para la confrontación política influenciada por intereses de partido. También, “el empleo de las fuerzas armadas en funciones de seguridad pública y procuración de justicia, ambas ajenas al mandato [constitucional] que le es natural, está directamente asociado a la neutralización de los liderazgos civiles capaces de encabezar y consolidar exitosas políticas de seguridad”.
Urge consolidar sistemas de rendición de cuentas, así como la instalación de programas serios y duraderos para la capacitación en todas las áreas y jerarquías. Asunto de la mano, es que la “incapacidad generalizada de las políticas de seguridad para servir a la sociedad ha terminado por extender la desconfianza ciudadana hacia las instituciones. Peor aún, buena parte de los gobiernos ha optado por decidir y actuar sin la validación de la legitimidad ciudadana”.
La retórica de la confrontación, cuando el gobierno lo pone en términos maniqueos entre “buenos” y “malos” —“la lucha se va ganando porque mueren más del otro bando”—, propicia la radicalización de las posturas y la superficialidad en el análisis de la respuesta adecuada del Estado”. Contrariamente, el avance de la violencia se palpa porque “se contratan guardias personales, se forman grupos paramilitares para la defensa y el ataque, las poblaciones pobres lanzan organizaciones armadas en los pueblos, los jóvenes en situación de marginación están sujetos a un mayor riesgo potencial de criminalizarse… En particular es alarmante el aumento de la violencia en contra de las mujeres, mismas que se encuentran en una situación de mayor riesgo y vulnerabilidad”.
El diagnóstico es parte de la solución. O como lo dice el documento de la UNAM: “La solución de un problema comienza por su adecuada definición”. Y esta a su vez, depende de la calidad de la información. Ésta se tiene gracias al trabajo de los medios de comunicación, de la academia, de la sociedad civil y de las autoridades. Partiendo de esa base se puede caracterizar a los múltiples problemas.
Los homicidios dolosos pasaron de menos de 3 mil a más de 15 mil en 2010. Menos del 5% de los delitos denunciados son objeto de proceso penal. “En 2010, 6 de cada 10 mexicanos cree que la delincuencia organizada está ganando la lucha al gobierno”.

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miércoles, 24 de agosto de 2011

LIBIA, ¿CUÁL TRANSICIÓN?

24/agosto/2011

*Occidente, intereses geoeconómicos y geopolíticos
*Los recovecos de la democracia, aquí y en China

No hay “transición hacia la democracia” —con sus bemoles en esto de la democracia— más complicada, que aquella que avanza desde un “gobierno autoritario” [como lo plantearon Guillermo O’ Donnell y Phillippe C. Schmitter en su obra Transiciones desde un gobierno autoritario, para el caso Latinoamericano] hacia otro pretendidamente más abierto [no en el sentido liberal únicamente como lo planteó Karl R. Popper en su La sociedad abierta y sus enemigos, sino] y dispuesto a atender la demanda social o de la población en un Estado que ha padecido un régimen dictatorial.
Es más, cuando un gobierno autoritario cae, casi siempre el futuro resulta incierto porque las variables pueden ser muchas. Desde la restauración de un nuevo tipo de gobierno represor, o un desenlace confuso con rotación de gobiernos para una solución al problema de institucionalizar tanto al gobierno en cuestión como al sistema político, hasta procesos que den lugar a nuevas confrontaciones violentas con otros fines, pero sin descartar las opciones revolucionarias.
Casos típicos, los que se han vivido en América Latina, porque sabemos que el fin de los gobiernos autoritarios no llega por decreto. Los pueblos que han padecido dictaduras, en países como Cuba, México, Argentina y Chile durante el siglo XX, por ejemplo, saben de lo que se trata. En otras partes del mundo los procesos no son muy diferentes, como es el caso de las transiciones desarrolladas en los países de la otrora órbita soviética. La conclusión —apresurada si se quiere—, es que la democracia no se instala con un proceso electoral si es que se plantea como forma de vida para una sociedad; más no como una eventualidad coyuntural o a contentillo de un sector de dicha sociedad.
Y en los países del norte de África y Medio Oriente, en donde estalló la “Revolución de los Jazmines”, las cosas no serán en los hechos muy distintas. Los gobiernos autócratas que están viendo su fin en países como Egipto, Barhein, Libia, Yemen, Arabia Saudita, Argelia o Siria, no precisamente darán vida a gobiernos “demócratas”, sino a otras cosas. Y será, o a un “nuevo tipo de gobierno represor” o a otros cuya “rotación de gobiernos” no terminen por definir un avance democrático y sobre todo “independiente e institucional” del poder local. Para ir en el sentido señalado por O’Donnell y Schmitter.
En otras palabras, porque lamentablemente en el fondo las cosas no cambiarán mucho; al menos por ahora, y en esta coyuntura. Porque como en Latinoamérica los gobiernos dictatoriales, autoritarios o autocráticos, no dieron pie a gobiernos democráticos en lo subsiguiente. Tampoco ha ocurrido en la exórbita soviética. Pero —a ver—, otro ejemplo: ¿Cuánto le ha costado, en todos los sentidos, a Alemania la reunificación de la parte oriental a la occidental, incluso en el marco del libre mercado con una democracia maniatada como la de los países europeos, que por un lado pregonan libertades pero al menor pretexto reprimen a las gentes? Por donde se mire es un dilema.
Digamos que hay otras dos razones de peso para anticipar que la situación libia será tan compleja como complicada. Al menos no en el sentido del restablecimiento o inauguración de un régimen democrático, como seguramente lo desean los jóvenes rebeldes que participan en sus países con la llamada “Revolución de los Jazmines” [lo dicho valga para que, en todo caso, tomen las medidas pertinentes sobre todo aquellos grupos que tendrán en sus manos la negociación para la tan anhelada transición democrática].
Las dos razones: 1) la geopolítica, 2) la militar. La primera, en dos sentidos: a) porque los mares de petróleo y gas del subsuelo del conjunto de países árabes constituyen las mayores reservas del mundo, y; b) porque en la zona está el estratégico Canal de Suez, el único paso mercantil y miliciano que hay entre el Mar Mediterráneo y el Océano Índico. La segunda, porque el avance de los rebeldes contrarios a Muammar Kadafi fue conseguido gracias al apoyo estratégico y militar de la OTAN, encabezado por Estados Unidos, Francia y Gran Bretaña, y avalado por Naciones Unidas.
Y una dupla de circunstancias más: 1) que los regímenes autócratas han sido aliados permanentes de occidente, coludidos con los intereses ajenos a sus pueblos con tal de mantener los privilegios de permanecer en el poder durante décadas —la corrupción como conducta característica de los gobiernos dictatoriales—, mostrándose serviles con la entrega incondicional de los recursos naturales, léase los energéticos aquí; 2) y una cuestión, en los hechos: ¡qué tipo de gobiernos se han gestado o se crearon en Irak o en Afganistán, países que en su momento han sido militarmente invadidos…!, ¿democráticos? A contentillo de occidente, más bien.
¿Gobiernos democráticos? Todo lo contrario. Unos representantes títeres que responden a los intereses de la geoeconomía y geopolítica occidentales, y no otros prestos y dispuestos a servir a sus propios pueblos. Pero sólo teniendo presente todo esto se puede revertir la tendencia. Téngase en cuenta todo lo que está en juego ahora en Libia, por ejemplo. Los rebeldes están felices porque han llegado hasta la guarida de Kadafi. Y es verdad que este personaje puede caer de un momento a otro. Pero falta lo mejor; mejor dicho, lo peor. Se trata de la definición del rumbo.
¿Hacia dónde irán los libios? ¿Con qué autoridad, cuando no todos los grupos participantes de la rebelión contra Kadafi reconocen al Consejo Nacional de Transición (CNT) —reaccionario, radical y oportunista— como su representante [el divisionismo es natural, y más sin la autoridad moral de un líder que unifique, o un grupo representativo]? Los que han apoyado militarmente meterán su cuchara en todo momento. Es más, otra batalla civil es posible todavía, aún tras la caída de Kadafi —recuérdese que aún preso el dictador, todavía los hijos andan en la batalla y tratarán de incidir en la recomposición del gobierno de su país.
Libia se constituyó en el muro con el cual se topó la “Revolución de los Jazmines”. No habrá mayor avance, sin un control del proceso totalmente autónomo e independiente de las potencias occidentales. Pero al parecer eso ya no es posible porque militarmente han estado presentes países que exigirán su rebanada del pastel en cuanto comiencen la definición y el reparto. Pero el pastel en cuestión es geopolítico y geoeconómico, y no democrático de interés popular. Los invitados habían llegado solos pero con los platos y los dientes afilados para exigir su parte. Esa segunda batalla es la que viene. Y los participantes no tienen buenos modales, porque están acostumbrados al arrebato y el despojo. La democracia, como se ve, tiene muchos recovecos.

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martes, 23 de agosto de 2011

CHILE, EL PINOCHETISMO DE PIÑERA

23/agosto/2011

*Protestas contra el modelo educativo neoliberal
*La movilización exige cambiar la Constitución

El presidente de Chile, Sebastián Piñera, enseña el cobre. No el de la industria minera privatizada de ese país hermano sudamericano, sino el de su gobierno de derecha —típico latinoamericano servicial a las políticas imperiales, y por tanto neocoloniales— de entreguismo a los lineamientos y políticas de los Estados Unidos, como sucede ahora con Felipe Calderón en México.
Como en México, también en Chile ahora Piñera le sigue apostando a la privatización de todo lo que antes era manejado [¡que no propiedad!, porque los servidores públicos confunden el caldo con las albóndigas; cuando tienen cargo en el gobierno les entra la codicia y ambicionan el enriquecimiento ilícito personal y a toda costa] por el Estado. Un Estado moderno, liberal y democrático, dizque, simples argucias para emprender los cambios en reversa al interés de los pueblos.
Porque siguiendo la tradición de la dictadura golpista pinochetista [1983-1987], primero ese país fue catalogado alumno ejemplar por los Chicago Boy de gringolandia; luego México le arrebató tamaña distinción, porque los neoliberales [los itamistas (los egresados licenciados del ITAM, alumnos que luego estudian maestrías en universidades de EU para captar bien el dogma), como gusta de mofar Alfredo Halife-Rahme en sus columnas] resultaron más papistas que el Papa. Más liberales que Milton Freedman, cuyas ideas alimentaron la construcción de las tesis de instituciones financieras como el Banco Mundial (BM) y Fondo Monetario Internacional (FMI) [¡para servir al imperio!, como otros tantos organismos internacionales de peso: la OTAN, la ONU, la OCDE, el G-7, etcétera].
El caso es que hoy el gobierno de Piñera [atrás quedó el solidario rescatista de los 33 mineros aquél 13 de octubre 2010; hoy el presidente goza de una aceptación social de apenas un 26%, el más bajo desde que se hacen estas mediciones en 1990] se mira en el espejo de la dictadura que heredó muchos problemas; entre ellos el de la propia Constitución y de colofón una serie más. La prevención social, la salud y la educación, dilemas que ahora hacen brincar a las calles de muchas ciudades chilenas a la clase media, en general. En donde especialmente los estudiantes de diferentes niveles desde secundaria hasta universidad [también cuentan con el apoyo de los padres], elevan sus voces de protesta y arremeten en contra de la privatización de los servicios educativos, exigen mejoras en la calidad educacional, demandan una nueva Ley fundamental y se pronuncian a favor de la renacionalización de la industria del cobre, la más importante para las exportaciones e ingresos externos de Chile.
Es decir, lo que comenzó con protestas en contra del modelo educativo que fomenta la educación privada y le resta recursos del Estado [la demanda es por educación gratuita y de calidad], se ha vuelto en pro de demandas fundamentales porque alcanzan hasta la propia Constitución. En otras palabras, que se modifique la Constitución neoliberal, aquella heredada por la dictadura del golpista y dictadorzuelo Augusto Pinochet que sigue vigente.
Las movilizaciones han sido multitudinarias —coloridas e ingeniosas expuestas las demandas en mantas y cartulinas—, y comenzaron siendo realizadas por los estudiantes. Pero se han extendido a otros sectores de la sociedad, la clase media en general y los obreros —quienes cada vez gozan de peores niveles salariales—, en particular, que apoyan las demandas de cambios de fondo.
Y por eso los mismos organizadores, aquellos que encabezan las movilizaciones, aseguran que Piñera ha utilizado la fuerza pública —cualquier símil con la dictadura es mera coincidencia— como única respuesta, y por eso mismo se ha quedado solo y “lleno de pánico”. Aparte que no hay interlocutores políticos viables, pues lo cierto es que la clase política chilena está igualmente asustada. Recuérdese que tampoco cuajó la postura del presidente Piñera, quien pretendió parlamentarizar el conflicto pero fue rechazada por la representación que ahora se expresa en las calles. Tampoco el principal partido opositor está capitalizando el descontento; es más, carece del apoyo popular la llamada Concentración de Partidos por la Democracia.
Las protestas contra Piñera incluyen el clásico cacerolazo, muy utilizado en contra de la dictadura, con respuestas también muy típicas pinochetistas de opresión, por el uso de bombas de gases lacrimógenos, los cañones de agua, la caballería montada y los miles de policías; ni más ni menos que los métodos dictatoriales para la dispersión y la represión. Como los miles de policías que resguardan el palacio de la Moneda, prestos a impedir el arribo de los manifestantes. Sobre todo a unos días, cuando se cumpla el 38 aniversario —el próximo 11 de septiembre— de aquél fatídico golpe militar operado por el títere de la CIA y Washington, Augusto Pinochet, en donde murió el entonces presidente electo democráticamente, Salvador Allende. Un ícono de la democracia para América Latina.
Pero eso pasa todavía por los días 24 y 25, este martes y miércoles, cuando se realice el “paro nacional” al que se están convocando los organizadores, y donde realmente se mostrará la fuerza de un descontento que cumple ya tres meses, y tiene en la mira tanto las acciones de Piñera como las medidas de corte neoliberal heredadas por el pinochetismo. Es decir, un movimiento que se ha generalizado solidariamente, tomando fuerza, y que está cuestionando fuertemente los preceptos de esa democracia endeble que empujan los partidos de la derecha, títere de los intereses de Estados Unidos en la región. Por eso el repudio a medidas como la nacionalización del oro en Venezuela operado por el presidente Hugo Chávez, porque atenta contra los intereses de las trasnacionales gringas.
Hoy en Chile, como en Argentina en el momento álgido de la crisis económica de 2001, el consenso para refutar a los políticos fue “que se vayan todos” porque ninguno tenía propuestas viables. Así, Bachelet es acusada de promover la Ley General de Educación, avalada en 2009 que no tomó en cuenta las propuesta estudiantiles cuando la Rebelión de los Pingüinos de 2006. Lagos es refutado porque él promovió el crédito con aval del Estado para los estudiantes, pero a tasas de endeudamiento más altas del mundo. La salida no está a la vista. Mientras Piñera ofrece “migajas”, los movilizados exigen soluciones. Hay un plebiscito propuesto de por medio, para que decidan todos qué hacer. La demanda Latinoamericana debe ser: ¡“Que se vayan todos” los neoliberales serviles de Washington, de este continente!

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lunes, 22 de agosto de 2011

PEMEX, ¡EN VENTA!

22/agosto/2011

*Campos maduros, a manos privadas
*Guía neoliberal, entreguismo a EU

Argucias del tamaño del mundo. Porque nunca, durante los últimos casi 30 años que comenzó en México la privatización de empresas públicas, aquellas propiedad de la Nación cuyo manejo era a través del Estado, se ha cumplido la promesa engañabobos de que la venta [más bien licitación=asignación] serviría para hacerlas más eficientes en manos particulares, beneficiar a los mexicanos y con los fondos obtenidos sanear las finanzas públicas del país. Puras mentiras de los gobiernos de Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, principalmente.
Instrumento neoliberal, la venta de empresas paraestatales más bien ha sido útil a los capitales foráneos —empresas, bancos y países—, sobre todo de los Estados Unidos que son los principales beneficiados, en la medida que una gran parte de esos fondos van a parar vía pago de intereses de deuda a su propia banca; o que se abren las puertas a inversionistas también externos, donde los mismos gringos tienen mano porque México amarra su relación sólo con EU.
Ni se diga de las empresas estratégicas, como es el caso de Petróleos Mexicanos, cuyos activos son más que atractivos y están en el ojo del imperio desde que se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), luego la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN), y es un objetivo permanente de los geoestrategas gringos. No se olvide que los energéticos de origen fósil, todavía el petróleo y su acompañante el gas natural —de donde se extrae una gran variedad en productos— mueven a la industria tradicional y sobre todo a la militar-industrial de EU.
Y por ello mismo, el energético está en la lista de las prioridades de la geopolítica y la geoeconomía estadounidense. Y con ese pretexto promueve invasiones contra países “enemigos”, que no por casualidad son poseedores de grandes reservas energéticas y juegan un importante rol en el mercado internacional del petróleo. Países que se reservan una cierta autonomía, porque no ocurre con aquellos que se someten a un relativo control y responden favorablemente; los saudíárabes, por ejemplo.
En México no hay empresa más codiciada por el capital extranjero que la energética Petróleos Mexicanos (Pemex); sigue siendo la séptima empresa productora más importante del mundo. Y las presiones desde EU han sido continuas, y sobre todo han cuajado con los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón, de procedencia panista. También los priistas habían cedido paulatinamente a esas presiones [Salinas aplicando el principio de “divide y vencerás”, fraccionando a Pemex en cuatro subsidiarias; Zedillo aplicando los inconstitucionales instrumentos llamados Contratos de Servicios Múltiples para el arribo de capitales privados a la paraestatal], sobre todo haciendo hasta lo imposible para brincar el impedimento legal impuesto en la Constitución mexicana que impedía la presencia de capital externo en la paraestatal.
La última reforma al sector energético, la de octubre de 2008 promovida por Calderón y avalada por la dupla PRIAN en el Congreso mediante los famosos 7 dictámenes, dejó al descubierto la posibilidad deseada por el capital extranjero para participar de la riqueza petrolera de México. Es decir, que el Congreso —que está para vigilar, en un marco de plano equilibrio de los poderes y resguardo de los interese nacionales— avaló una contrarreforma constitucional atentatoria de la energía del país, al palomear la presencia de capital extranjero en una empresa otrora nacional como Pemex y siguiendo la absurda perorata neoliberal.
Al tema se vuelve desde el poder cada vez que es necesario —lo tratamos ya en http://maniobrasdelpoder.blogspot.com. Ver: “La reventa de Pemex”, 3/II/2010; “Pemex para EU”, 8/IV/2010; “Pemex, sigue la ordeña”, 4/III/2011; “Pemex, plancha privatizadora”, 24/III/2011—, y por eso el jueves de la semana pasada se anunció [a puerta cerrada y vía internet; por el miedo y el tamaño de la decisión: la traición que eso significa para los mexicanos, y lo saben] que Pemex “cede a empresas privadas la producción en campos maduros”.
El anuncio lo hizo el director de la paraestatal, Juan José Suárez Coppel. Y se trató del fallo de la primera ronda [siguen otras] de licitaciones de los contratos integrales para exploración y producción de campos maduros en la región sur del país. Las empresas beneficiadas resultaron: la británica Petrofac Facilities Management Limited, para los campos Santuario y Magallanes; y la mexicana Administradora de Proyectos para el área Carrizo, ubicados en el Golfo de México pero en costas de Tabasco. Se trata de un paso, apenas inicial y considerado “legal”, para beneficiar a empresas extranjeras ¡y mexicanas!
En esos campos se producen unos 15 mil barriles diarios, pero se pretende alcanzar los 55 mil barriles por día. Bajo el objetivo de “elevar con operación privada la producción de estos campos”, ¡en beneficio de México!; más ¿cuál beneficio? ¿A manos de quién? Este es el primer resultado de la reforma del 2008 de Calderón. Este es el primer golpe al corazón del ramo energético manejado suciamente desde Pemex en el interés del capital privado. Es el primer zarpazo del tigre liberal contra la industria nacional otrora celosamente resguardada desde la nacionalización promovida por Cárdenas bajo resguardo del Estado mexicano.
Rendido ante los intereses privados del capital extranjero, principalmente de EU, Calderón lo había prometido ya en varias ocasiones [recuerdo ahora el nuncio hecho en Nueva York, el 11 de mayo de 2011, cuando el presidente usurpador prometió modernizar Pemex “de una manera parecida a la brasileña Petrobras”, ¡nada más alejado!; antes, en enero de 2010 en Davos, anticipó también la participación de “los principales jugadores de la industria” del sector de hidrocarburos en México]. Lo está cumpliendo.
Nunca le sobran las tantas justificaciones a Pemex; que está en crisis por no tener inversión pública, a causa de las continuas crisis económicas del pasado. Pero, eso sí, siempre se le extrae el 40% de los recursos generados por producción/exportación/venta, no en beneficio de los mexicanos que pagan una de las gasolinas más caras del mundo, sino de los que aquellos grandes empresarios que incumplen con el fisco e igualmente se benefician de la paraestatal. ¿Cómo seguirá la ordeña de Pemex? Además de rematarla, pagando energéticos más caros. ¡Tamañas argucias de entreguistas y traidores!

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viernes, 19 de agosto de 2011

IGLESIA CATÓLICA, INSTRUMENTO DE PODER

19/agosto/2011

*Tras escudo espiritual esconde terrenalidad
*Repudio generalizado a Ratzinger en España

La jerarquía de la Iglesia Católica Apostólica Romana que se presume forma parte del poder espiritual de la sociedad —pero más bien está coludida con el poder terrenal—, es la Iglesia Cristiana [distinta de la Ortodoxa y Anglicana] más grande del mundo con el 17.4% de la población mundial. La máxima autoridad es un Papa y asienta sus poderes en el Estado de la ciudad del Vaticano, uno de los más pequeños y ricos del mundo, hoy encabezado por Benedicto XVI y de visita en España.
Desde su consolidación como corriente religiosa en el siglo III en los dominios del imperio romano —originariamente denominado cristianismo primitivo, pero fiel a los principios de Jesucristo propagados por sus discípulos—, hasta su expansión por todo el mundo occidental y llegar a estas fechas, la Iglesia ha marchado de la mano de los poderosos o, incluso durante grandes periodos ha encarnado el mismísimo poder.
Por etapas, y por la fuerza, pero sobre todo durante la oscura Edad Media, su poder era incuestionable. No había decisiones de autoridad alguna que no pasaran por los lineamientos de la Iglesia. Después, tiempo hubo que la Iglesia sirvió como aval de los gobiernos, sobre todo monárquicos [no tanto liberales porque éstos se lanzaron contra aquélla], y eso mismo les mantuvo en el poder.
Es decir, que las monarquías europeas debían contar con el palomeo de las jerarquías católicas, al tiempo de erigir a sus “reyes” como portadores de la ley y el orden divino aquí en la tierra. Incluso los designados para tamaña autoridad tenían que pasar por la colocación de los galardones, la corona real incluida, de manos de aquellos considerados jerarcas terrenales de Dios.
Vista desde el cedazo de la historia, queda claro que mientras la Iglesia tuvo la sartén por el mango, entre los siglos III a principios del XII, todo marchó sin grandes sobresaltos; del siglo V al XI se expandió por toda Europa y parte de África, gracias a la labor de los benedictinos. Y más allá del cisma que sacudió y hasta dividió a la Iglesia, y dio vida a la sección oriental que hoy se denomina ortodoxa, ocurrida en el año 1054 entre los patriarcas de Occidente y Constantinopla por la cláusula filioque, todo marchó sobre ruedas [luego a costa de la hoguera].
La enciclopedia popular y libre Wikipedia define esta polémica en los siguientes términos: “La Iglesia de Oriente difiere de la Occidental, en lo que expone el Credo Miceno acerca del Espíritu Santo. En la forma oriental se dice: El Espíritu Santo <>. En la forma occidental se añaden las palabras: <> (escrito en latín: filioque). La iglesia occidental confiesa una doble procesión del Espíritu Santo: <>. La Iglesia oriental considera que esto es una herejía”. Y no es una disputa de términos sino del trasfondo doctrinario.
Los cónclaves, desde el Concilio de Nicea I [del año 325 llevado a cabo por el emperador romano Constantino], hasta el Concilio Vaticano II, organizado por el Papa Juan XXIII en 1962, han tratado poner orden a la Doctrina del cristianismo que pregona la Iglesia católica de Roma. Pero nunca se han puesto de acuerdo en temas fundamentales.
Desde la disputas de Martín Lutero [ante eso la Contrarreforma de finales del XVI-mediados del XVII; el Concilio de Trento se realizó en 1545-1563, en varias etapas que dieron surgimiento a la Compañía de Jesús] e Italo Calvino, hasta las pérdidas de fieles de la actualidad gracias a menudas inconsistencias, abusos y remiendos. Por ello el uso y abuso de la fuerza —por los rencores y las disputas religiosas y hasta teológicas, y para no perder fieles—, es que se ha dado pie a que la Iglesia instituyera prácticas inquisitoriales, para orientar y sobre todo ordenar a los perdidos y rebeldes herejes. Para imponer a toda costa sus preceptos y creencias, así sean tan falsos como los modernos billetes nominales sin metal refinado como apoyo.
Así, se instaló durante siglos la llamada Santa Inquisición; que de santa tenía lo que cualquier demonio habitante del “infierno” de La Divina Comedia de Dante Alighieri, entre el siglo XII y ¡hasta mediados del XX! Desde la primera etapa inquisitorial establecida en 1184 en Langedoc, Francia, contra los cátaros, los albigenses y los valdenses. Pasando por la península española, en 1249 en Aragón [la primera instrumentada desde un Estado y dirigida ¡por Torquemada!]; luego en Castilla, donde adquirió el sello de “Inquisición española” entre 1478 y 1821 [un trabajo que la monarquía de España trasladó hasta la descubierta América en 1492]. La Inquisición portuguesa que duró desde 1536 hasta1821, y la romana que prevaleció entre 1542-1965, mejor conocida como “Santo Oficio”. ¡El sello de la muerte impuesto y operado desde la misma Iglesia!
Pese a concilios y debates, internos y externos, contra otras corrientes de afuera y de la propia disidencia, los jerarcas del catolicismo no han sabido llevar al creyente las enseñanzas básicas del cristianismo. Más bien ejercen un cristianismo torcido. Tan tergiversado e ingrato como los pederastas que van a contracorriente de cualquier precepto religioso.
Bueno, pero después de que Juan Pablo II recorrió muchos países, como Papa viajero para reencontrarse con el rebaño, con sus políticas cercanas al poder político occidental donde él mismo se prestó para minar el poder de un país como la exUnión Soviética y contribuir a su caída, el descontento quedó sembrado en la mente de muchos fieles por la discriminación y cerrazón a tantos temas de urgente actualidad. No obstante es ya beato y pronto será santo [¡sic!].
Ahora Benedicto XVI recoge gran parte del descontento que se ha ganado a pulso la Iglesia de Roma. De visita por España se lleva el repudio generalizado de los jóvenes madrileños, a quienes les costará millones una visita que no pidieron. ¿Por qué no fructificó tu semilla, Papa-Roma? Preocupados deberían estar los jerarcas católicos. Y los sacerdotes de pueblo [recuérdese que la aldea ahora es global], por tantas ofensas a nombre de Dios.
Ratzinger no pedirá perdón por el apoyo al dictador Franco. Y si lo hace, ¿olvidarán eso los españoles? Como Juan Pablo II que pidió perdón por el Holocausto. Pero la Iglesia del poder terrenal sigue igual o peor que siempre.

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jueves, 18 de agosto de 2011

NARCONEGOCIO DEL SISTEMA

18/agosto/2011

*Oídos sordos de un gobierno implicado
*Para servir a los señores de las finanzas

Ilícito, pero el narcotráfico —cultivo, procesamiento, trasiego, distribución en países y puntos específicos, y la venta— es uno de los peores negocios que impactan más negativamente a la sociedad. Pero jugoso negocio. Como en el caso de México que padece agudamente ese flagelo, y posee a uno de los narcotraficantes más sonados del mundo por encumbrado entre los hombres más ricos, según las listas de la revista Forbes. Y hasta prófugo, porque ¡se escapó de una cárcel de alta seguridad!
Pero es un negocio del sistema, desde el momento en que se señala a muchos operadores surgidos del gobierno, o que trabajan dentro de las estructuras del mismo; ya resulte que son protectores, infiltrados o implicados directos en alguna de las tantas tareas que exige, ya sigilosa, soterrada o descaradamente. Lo peor de todo es cuando el Estado no se ocupa de brindar seguridad a los ciudadanos, pero ¡es su responsabilidad!
Por lo tanto, el narcotráfico puede ser catalogado como uno de tantos negocios ilícitos, pero que como tales forman parte del propio sistema. Así sea de la descomposición del mismo. Es cuando el destino alcanza a un país, y el florecimiento de este tipo de actividades desborda un estatus de relativa normalidad social y convivencia pacífica. El ejemplo del paciente que está bien porque controla su enfermedad, hasta en tanto las secuelas lo colocan en un hospital y obligan a llevar un tratamiento complementario, y/o resulta que hasta le hace falta una nueva dosis o erradicar el mal con cirugía.
En una circunstancia similar se encuentra México. Porque el síndrome o el engendro del propio sistema, sobrepasó los límites de lo permisible, y de pronto se aparece por todas partes y de manera más cínica y agresiva se vuelve contra el sistema mismo. El Frankenstein que se vuelve contra su creador; el narco que vuelve cargado con millones de dólares, sin importar que en el camino queden miles de caídos.
De ese modo, cuando el negocio antes acotado brinca las trancas para entrar en disputa con el vecino de enfrente, lo hace porque aquél demanda el control del negocio en todas sus facetas: cultivo, territorio y mercado. Cuando los carteles de las drogas poseen cierto poder, por los ingresos millonarios del negocio, se dan a la tarea de disputarle al otro los términos del mismo. Y, una de dos, o gana el más fuerte o el que tiene la mayor protección o los mejores vínculos.
La sociedad es la que sale perdiendo en todo este galimatías. Por varias razones: es la que pone los muertos; es quien padece la violencia; carga con todas aquellas secuelas relativas a la descomposición de las familias, sociales y sicológicas, desarticuladas y empobrecidas; resulta víctima de la inacción del gobierno y el abandono del Estado, en todas aquellas tareas de su incumbencia, como la demandas de justicia y atender las violaciones a los derechos humanos.
Porque el narcotráfico es un jugoso negocio, es que no se atiende el problema como debe de ser. Por eso mismo se emprenden acciones por una sola vía; la ruta armada, como en el caso mexicano donde las Fuerzas Armadas (FA) están haciendo un trabajo que no les compete, constitucionalmente hablando. Por eso en la lista de responsabilidades por tamaña estrategia fallida está el jefe supremo de tales FA.
Porque, como dice el crítico estadounidense Noam Chomsky: “Cuando los líderes aplican durante décadas políticas que no tienen consecuencias para el objetivo declarado [combatir a las bandas del crimen organizado] y son muy costosas, uno debe preguntarse si están diciendo la verdad y si esas políticas son para otro objetivo, porque no reducen el uso de las drogas… [Y] sólo hay dos respuestas posibles: o todos los líderes están colectivamente locos, lo cual podemos descartar, o simplemente persiguen otros objetivos. En el extranjero [fuera de EU] es una campaña de contrainsurgencia; en casa, una forma de deshacerse de una población superflua —hay una correlación muy cercana de raza y clase—, no perfecta, pero casi: de hecho, los hombres negros están siendo hechos a un lado. En Colombia lo llamarían limpieza social. Aquí simplemente los ponen en las cárceles”. [Ver La Jornada, 17/VIII/2011, nota de la revista electrónica Guernica].
¿Por qué en México el Estado es utilizado para acciones unilaterales de este tipo, si el compromiso del gobierno de Felipe Calderón es proporcionar seguridad a la población, según sus propios dichos? ¿Por qué se combate frontalmente cuando se deja intacto el corazón [las finanzas, el lavado, la venta de armas, etcétera] del ilícito negocio? ¿A qué intereses se protege entonces?
¿Cuando el gobierno panista muestra su incompetencia, es porque avanza en acciones de contrainsurgencia? ¿Por qué México no protesta clara y abiertamente, también denuncia a nivel internacional las acciones de violación de la soberanía, por la política de intervención directa de Washington y sus agencias de espionaje y guerra en territorio y asuntos de interés sólo nacional?
¿Qué tanto está coludido el gobierno mexicano del PAN con el gobierno estadounidense de la “derecha” demócrata de Barack Obama, que el negocio del narcotráfico sigue avanzando en lugar de contenerse? ¿Por qué si la estrategia mexicana es fallida, el gobierno de Washington no hace lo propio para resolver el problema en su propio territorio? Máxime cuando, como señala el crítico estadounidense, Chomsky, el dilema no está en México sino en Estados Unidos.
En sus palabras: “El problema de las drogas está en Estados Unidos, no en México. Es un problema de demanda y tiene que ser abordado aquí, pero no es así. Se ha demostrado una y otra vez que la prevención y el tratamiento son mucho más efectivos en costos que la acción policiaca, operaciones fuera del país, control fronterizo y más. Pero el dinero va en otra dirección y nunca tiene impacto”.
En fin, que el del tráfico de drogas no es más que otro negocio del mundo de los negocios, donde a unos les toca trabajar y a los otros disfrutar sin hacer nada. Así son los negocios en el mundo de las finanzas, ¿no? Porque, “los gobiernos no están para servir a sus ciudadanos; trabajan para sus bases [jefes] principales”, que son sobre todo los intereses del sector financiero. Un narconegocio donde la sociedad pone todo lo demás.

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miércoles, 17 de agosto de 2011

CRACK DEL CAPITALISMO GLOBAL

17/agosto/2011

*Crisis profunda del imperio, ¿superior a 1929?
*Un análisis desde la óptica de los marxistas

Se avecina una debacle similar a la de 1929 del siglo XX en el sistema capitalista e imperialista, que golpeará a todo el mundo comenzando desde los países del norte desarrollado hacia sus satélites. Y puede desatarse en cualquier momento, incluso desde los Estados Unidos. Hay quienes, como el propio estadounidense Immanuel Wallerstein, argumentan que eso podría ocurrir dentro de dos o tres años [entrevista a IW por Sally Burch, “Se vienen años de incertidumbre y caos mundial”].
Como todo sistema o modelo que tiene sus límites, al de la producción y reproducción del capital globalizado, económico y financiero, le está llegando su hora. Porque sus mismas contradicciones lo tienen al borde del colapso. El sistema padece una quiebra no únicamente técnica sino profunda. En otras palabras, el capitalismo global está en una recesión comparada sólo con la de los años 30.
Siguiendo la propuesta del ruso Kondratieff, la economía mundial sufre ciclos largos de crecimiento, seguidos de periodos recesivos igualmente profundos. Dentro de esos ciclos de larga vida transcurren otros de corto aliento, que dan la apariencia de que la vida es Jauja para el capitalimperialismo, y que sus contradicciones son pasajeras. Así, la primera parte del actual ciclo comenzó entre el fin de la Segunda Guerra, en 1945, y 1975 cuando vino el impacto también a nivel mundial por la crisis del petróleo. Fue un periodo de gran auge de la producción industrial.
Ahora estaríamos en la segunda parte del ciclo mencionado. En su contraparte. Así lo explica, por ejemplo, Wallerstein: “La extraordinaria expansión de la economía mundial en los años de posguerra (más o menos de 1945 a 1970) ha estado seguida de un largo periodo de estancamiento económico en el que la fuente básica de la ganancia ha sido la pura especulación sostenida por sucesivos endeudamientos. La última crisis financiera no derribó el sistema; simplemente dejó en evidencia su vacuidad. Nuestras recientes ‘dificultades’ son meramente la penúltima burbuja en un proceso de expansión y pinchazo que el sistema mundial ha estado atravesando desde aproximadamente los [años] 70. La última burbuja será del endeudamiento del Estado, incluyendo a las llamadas economías emergentes, lo que conducirá a [las] bancarrotas”.
Este análisis se corresponde con los preceptos marxistas; y el mismo analista alemán, Ernest Mandel [1923-1995], coincidía con esta visión estructural de las crisis cíclicas del capitalismo mundial —véase, por ejemplo, su libro: Las ondas largas del desarrollo capitalista—. Ni qué decir de los también marxistas estadounidenses Paul A. Baran [1910-1964], autor de La economía política del crecimiento, y Paul M. Sweezy [1910-2004] autor de la Teoría del desarrollo capitalista y la influyente revista “Montley Review”; ambos de gran trayectoria analítica y crítica, sobre el capitalismo de su propio país pero también del mundo en desarrollo.
La característica última del funcionamiento ahora en crisis es la etapa de la financiarización de la economía. Veamos un planteamiento de otro marxista —son ellos los que abordan más nítida y convincentemente el análisis del capitalismo imperial, desde su fundador, en todas sus fases de desarrollo y contradicciones—, el economista egipcio Samir Amin. Porque para él el sistema capitalista “no es sólo neoliberal y mundializado”, sino que la característica “fundamental” que presenta es que se trata de un “capitalismo de una oligarquía de grandes grupos financieros e industriales” que comandan unos pocos.
Y para respaldar que se trata de una economía financiera, apoyando la tesis de Wallerstein que alega la “especulación financiera”, Samir Amin agrega que mientras en 1990 el flujo financiero mundial representaba “menos de un trillón de dólares”, en 2005 la cifra ascendía a los “1.406 trillones de dólares”. Lo que evidencia “que la economía no se ha multiplicado por 1.400 veces”. Por lo tanto, las actuales turbulencias financieras desembocarán en una “profunda recesión económica”, fruto de la “crisis estructural del sistema capitalista”. Esto es, una sacudida motivada por la economía casino, de la ganancia fácil de las últimas décadas tanto generada en Wall Street como en las demás bolsas del mundo.
Precisamente EU carga con gran parte de tamaña responsabilidad. Y por eso mismo la debacle ha estallado primordialmente en la economía estadounidense, como se manifestó en 2008 como burbuja financiera con los valores subpime. Ese fue el pretexto en la superficie económica de EU. El asunto lo hemos abordado ya en este espacio. Ahora veremos cuáles son las posibles salidas que tiene el sistema en crisis.
No hay muchas opciones para el repunte, en tanto siga vigente el esquema ortodoxo de proteccionismo del sistema financiero, el que concentra los mayores ingresos del mundo y paga menos impuestos que el resto de la sociedad. Menos cuando los Estados se prestan para servir de rescatistas a los bancos cuando presentan incluso leves síntomas de caída, aún a costa de la sociedad. Incluso el economista Joseph Stiglitz alega que hasta un “prolongado letargo aparece ahora como el escenario [más] optimista”.
En estos tiempos, el Estado tiene más problemas que soluciones en puerta. “La situación en Estados Unidos va a emporar porque se va a eliminar la posibilidad que el gobierno sostenga gastos necesarios en este momento, creándose una situación peor a la actual”, agrega Wallerstein, sobre el tema. Y Amin plantea un escenario con “tres posibilidades”: 1) Que las políticas puestas en marcha por los gobiernos europeos y estadounidense funcionen; 2) Que éstas causen una ‘catástrofe’ en la que la consigna sea ‘sálvese quien pueda’ con la consiguiente ‘militarización del planeta’; 3) Que se consoliden ‘estrategias nuevas’.
En otras palabras, que antes de encontrar una salida a la crisis aguda, los países tenderán a profundizar todavía más el empobrecimiento y los niveles de deterioro por una crisis que no comenzó en 2009 sino en 2007 y todavía no termina [eso en el periodo corto, según la explicación de las ondas largas de Kondratieff]. Con menos creación de empleos, menores ingresos; más desempleo, mayor subempleo y una caída de los mercados internos. Porque con abultadas deudas, elevados déficit fiscales y una baja en los ingresos vía impuestos, el Estado tiene poco margen de maniobra.
Dado que el modelo de acumulación ha derivado en una polarización creciente de la sociedad por la elevada concentración de los ingresos globales, su futuro apunta a la debacle. Recesión profunda, y hasta peor que la de los años 30. Porque, “las posibilidades de acumulación del capitalismo han tocado techo”; y “el capitalismo no existirá en 30 años”: Wallerstein. Tal y como lo avizoró Marx.

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martes, 16 de agosto de 2011

MÉXICO, SEGURIDAD NACIONAL VEJADA

16/agosto/2011

*“Carta de entendimiento”; Calderón firmó sentencia
*Por seguridad nacional, se impone estrategia gringa

Lamentable, la situación de México en estos días. Estados Unidos impone sus intereses geopolíticos y como país desarrollado invade, soterrada primero —vía el espionaje— y descaradamente después —con la presencia física—, con sus órganos de inteligencia hasta entrometerse en los asuntos de política interna mexicana, siempre bajo el consentimiento de un gobierno totalmente entreguista como resultó el de Felipe Calderón.
Claro está que entre los estrategas estadounidenses impera la visión de un México donde se vive una guerra no convencional, atizada por un presidente que emprendió la batalla contra el crimen organizado sencillamente sin una estrategia bien armada, planificada e inteligente, múltiple. Y donde el combate solo fue directo, utilizando contra los carteles de las drogas a las Fuerzas Armadas —una institución por demás creada para fungir como protectora precisamente de la seguridad nacional, más no para hacer tareas que le corresponden a las fuerzas policiacas federales—, y ahora sólo cosecha miles de víctimas [ya suman más de 50 mil].
La guerra, vista como un instrumento más de la política exterior de EU que le genera grandes dividendos a sus empresas prestadoras de servicios en el mundo —sin importar el coste de vidas humanas—, y como ahora que se siembra en terreno fértil para una intervención directa en asuntos de cualquier índole local. Como resultó a la postre, desde que se presume Calderón hizo acuerdos con Barack Obama en 2007, como la firma de una “carta de entendimiento” que allanó el camino para tamaña intromisión.
Precisamente a raíz de ello es que los organismos de inteligencia como la Agencia Central de Inteligencia (CIA), la agencia antidrogas (DEA) y el Pentágono, se hicieron los aparecidos con agentes presentes en instalaciones en territorio nacional —en Reforma 265 en el Distrito Federal, su centro de operaciones; y en Escobedo, Nuevo León— para hacer su trabajo de “asistencia técnica”, y “apoyando” a las policías mexicana en las tareas de combatir a los carteles de las drogas.
¿Qué hacen las mismas instancias de inteligencia estadounidenses para contener el flujo de armas desde su propio país hacia México por varios estados de la frontera común? ¿Cuándo controlarán la venta desde sus propias armerías sembradas a lo largo de la frontera común? ¿Qué para promover acciones como Rápido y furioso, que alimentaron con armas de grueso calibre a los carteles de las drogas aquí, so pretexto de su detección y detención, pero más bien para atizar con leña un fuego que resultó para sobrecalentar la violencia en el norte de México?
Pero hay más. ¿En dónde quedaron las promesas de Obama y su secretaria de Estado, Hillary Clinton, de colaborar con el gobierno de México bajo el principio de la corresponsabilidad para el combate al crimen organizado? ¿Qué hace el gobierno de EU, si realmente le interesa a las instancias de inteligencia coadyuvar con México, para controlar tanto demanda interna como el consumo en su país? ¿Por qué la CIA, la DEA y el Pentágono no se dan a la tarea de desarticular, en todo caso, a las bandas del crimen organizado en su propio territorio?
Pero no. Pues si lo que les interesa a los estadounidenses es precisamente aprovecharse de la situación de guerra mal llevada y que se padece en México, para sus fines geopolíticos y geoestratégicos. EU va por el negocio, porque ataca por todos los medios —política exterior, diplomacia, espionaje y movilidad de tropas— en función de sus intereses nacionales, económicos e imperiales.
Porque a EU le interesa el petróleo y el gas mexicanos. De colofón el negocio que significa el tráfico de las armas que compran los carteles mexicanos. El negocio de las drogas es millonario, y muchos de los fondos que se generan van a parar a su sistema financiero [incluso se lava dinero en sus bancos; véase mi nota “Wachovia Bank, lavadero del narco”, del 06 de abril de 2011]. Más los negocios ilícitos que se pongan enfrente. Y si para eso hay que intervenir en la política mexicana, pues lo hacen.
Al fin que para eso sirve un gobierno ilegítimo ávido de reconocimiento internacional de un triunfo que no ganó con votos en el 2006. No de gratis se dice en México que con Calderón Washington logró lo que no pudo en décadas; el sueño dorado de contar con espías trabajando en el propio territorio mexicano, en el corazón del país, el propio DF. Intervencionismo directo. Y tamaña intervención ha llegado al grado que los funcionarios que sirven de informantes a las agencias de inteligencia de EU, tiene que pasar sus exámenes de confianza para ser validados como “interlocutores”; entre ellos los titulares de la SSP federal y la mismísima PGR.
Es decir que la CIA, la DEA y el Pentágono se han metido hasta la cocina, porque además de fungir como informantes sobre el paradero de los capos de las drogas proporcionando datos específicos como números telefónicos, colaboran como supervisores de los operativos de las corporaciones mexicanas. Aparte de proporcionarles el equipo técnico necesario y capacitar en labores de “inteligencia”.
De ahí también que los estrategas de EU estén proponiendo que la dichosa Iniciativa Mérida quede en el pasado, y sea sustituido por otro plan que vaya Más allá de la Iniciativa Mérida, con otras ambiciones de por medio. Mayor injerencismo de EU en México. Como mayor apoyo para seguir sosteniendo la guerra. Recuérdese que apenas hace unos días el Pentágono precisó al diario El Universal, que EU ha incrementado los apoyos a México de 2007 al 2011, en ¡373%, al pasar de 15 millones 508 mil dólares, a 71 millones 674 mil dólares en 2011!, para “entrenamientos, modernización de equipos, construcción, inteligencia y otros varios tipos de ayuda no letal para militares y fuerzas policiacas”.
En fin, que se trata de una geoestrategia de avanzada, la del gobierno estadounidense, contra México. En tanto, con un cero a la izquierda para Presidencia, apenas los legisladores mexicanos —senadores de la República— se conforman con pedir que Calderón aclare aquello de la “carta de entendimiento”, porque es ilegal de “pleno derecho” [¿acaso alguien no se había dado cuenta de eso?]. Mientras tanto, la violación de la seguridad nacional de México por el intervencionismo de EU en los asuntos internos camina a pasos acelerados [“agigantados”, dirían los clásicos]. Y la paga quien menos la debe y debería ser protegida; la sociedad mexicana, como dijo recién el juez Baltasar Garzón.

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lunes, 15 de agosto de 2011

ESTRATEGIA, NO “GUERRA MULTIDIMENSIONAL”

15/agosto/2011

*¡Cuidado, los halcones gringos vuelan sobre México!
*Bajo el control de la extrema derecha, el peligro late

Ahora que la extrema derecha ha doblegado definitivamente a Barack Obama en el terreno económico y en el político rumbo a la reelección del 2012, hay que desconfiar tanto del presidente “demócrata vuelto a la derecha” como de los proyectos impulsados por los agrestes halcones del Partido Republicano. Ni se piense que el mundo pude esperarse otra guerra en estos tiempos de recesión profunda, porque en condiciones similares el imperio —el Pentágono y demás órganos de “inteligencia”— arguye siempre un distractor.
Porque no se trata sólo de lo que esa sujeción implica para la política interior estadounidense, sino lo referente a su política exterior. La relación del imperio con el mundo. Eso incluye, digamos, una suerte de replanteamiento de sus prioridades en materia de “seguridad nacional”, y su referente/pretexto es México porque la dichosa “guerra contra el narcotráfico” emprendida por Felipe Calderón ahí está y toca “peligrosamente” las puertas de una frontera compartida.
Es decir, que a partir de ahora —¡ojo senadores y sociedad civil de México!— lo que puede esperarse es un cambio de prioridades desde la política exterior estadounidense, que amenaza profundizar el corolario intervencionista y violatorio, ese sí, de la “seguridad nacional” de México, puesto en acción desde el arribo del PAN al poder por el entreguismo de Vicente Fox y Felipe Calderón.
Esto viene a la preocupación, precisamente porque las tesis del “sector de inteligencia” más importante, donde están las principales escuelas militares de EU como el Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos, el Comando Norte, la Universidad Militar Americana y del Centro de Estudios Avanzados sobre Terrorismo, son que la administración del presidente Obama cambie el Plan Mérida por otro de “mayor alcance”. Donde quede claro que el problema del narcotráfico en México sea catalogado como de “riesgo estratégico” para la seguridad nacional de EU.
Y esos son, claramente, los preceptos de los halcones que promovieron las guerras en Afganistán e Irak, contra Al Qaeda y el Islam cuyo “terrorismo” y “enemigo ideológico”, respectivamente, estuvo detrás de los atentados a las Torres Gemelas de Nueva York, aquél fatídico 11/S de 2001, cuando el equipo de influyentes asesores de George Bush Jr. hacía de las suyas en el gabinete para desatar neoguerras modernas, todavía por el control para las petroleras texanas del energético de aquella región del Asia Central.
Pues resulta que a estas alturas, “Los halcones estadounidenses de la guerra consideran que Al Qaeda y el Islam ya no son amenazas tan graves, razón por la cual están volando sobre México”, según revelaciones de la revista mexicana Proceso, en su N° 1815. Una tesis extrema y digna de llamar la atención por los peligros que se avecinan para México. ¿Intervencionismo velado o descarado? ¿Militar?
Claro que gran parte de la amenaza es interna; surgida desde México. Y tiene origen en el entreguismo de los gobiernos panistas que abrieron las puertas de par en par al espionaje de los organismos de inteligencia estadounidenses; CIA, DEA, Pentágono, hasta donde sabemos. No es problema de ahora, pero se ha vuelto descarada y cínica. ¿Y por qué el Senado mexicano no hace lo propio para impedirlo? ¿Porqué los mexicanos tienen qué pagar cara la ilegitimidad de Calderón, con la intervención de EU en las políticas de México? ¿Acaso EU quiere pretextos para una invasión armada de México? Ese es el peligro.
A EU las justificaciones le sobran. Pero “alentados por la permisividad del gobierno de Felipe Calderón, especialistas… militares de Estados Unidos esgrimen el término ‘narcoinsurgencia’ para proponer que México combata más decididamente al crimen organizado… y si es con ayuda de sus tropas, mejor”. El ‘imperativo estratégico’, aseguran, debe cambiar de Irak y Afganistán a México, donde hay, afirman, una ‘delincuencia de alta intensidad’ que debe combatirse con ‘campañas de contrainsurgencia’, alerta Proceso “Sin duda, México está en guerra”. En ese contexto hay un replanteamiento de prioridades “estratégicas” que incluye “la guerra multidimensional” para combatir el narcotráfico en México. El “riesgo estratégico” de la seguridad estadounidense vuelto peligroso para los mexicanos.
Es el comentario/revelación de la publicación de tales “especialistas (que) han publicado sus trabajos a título personal en Small Wars Journal (http://smallwarsjournal.com), ‘un sitio no gubernamental, oficial o corporativo’ administrado por la Small Wars Foundation, creada por integrantes de los cuerpos de Marina para promover la defensa de los intereses nacionales de Estados Unidos”.
Ahí, Johnny M. Lairsey Jr., “especialista en planes del Comando Norte, fuerza militar estadounidense encargada de la seguridad de Estados Unidos que abarca Canadá, México y parte del Caribe”, en su texto “¿Una estrategia para México?” propone: “que ante las condiciones de violencia en este país, Estados Unidos ‘deberá hacer valer sus poderes nacionales para derrocar a las organizaciones de delincuencia trasnacional y ayudar a mejorar las condiciones en México’. Las Fuerzas Armadas constituyen uno de esos ‘poderes nacionales’”.
Pero hay más: “Explica ‘cuatro razones’ por las que México debe ser visto como una preocupación para su país: El desborde de la violencia hacia Estados Unidos, la extensión de la corrupción en México, el impacto en el Producto Interno Bruto de los dos países y posibles ataques desde áreas sin gobierno en México. Cada una de ellas, dice, tiene ‘la posibilidad latente de desarrollarse y amenazar la soberanía de Estados Unidos’”.
Así, frente a lo que M. Lairsey “define como un ‘riesgo estratégico significativo’ para Estados Unidos y después de lo que considera como ‘éxito limitado’ de la Iniciativa Mérida y su ampliación hecha por el exembajador Carlos Pascual, más allá de la Iniciativa Mérida, propone ‘maximizar el uso de los poderes nacionales’ de su país. Eso supone estrategias y no planes, para ‘derrocar a las organizaciones de delincuencia trasnacional y ayudar a mejorar las condiciones existentes en México”. [Hay más, pero véase la fuente].
Claro que el lenguaje de los estrategas halcones es de “guerra multidimensional” y no de estrategia multidimensional, porque eso incluiría la revisión de todas las acciones de intervencionismo de EU en México —como Rápido y furioso, espionaje constante, infiltración de agentes de inteligencia, ingresos millonarios ilícitos a su sistema financiero, etcétera—, abierta y soterradamente aún bajo la complicidad calderonista.

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viernes, 12 de agosto de 2011

NO ESTAMOS SOLOS, SOMOS MILLONES

12/agosto/2011

*“¿De verdad estamos solos?”
*Denuncia: Efraín Bartolomé

“Son las 4:43 de la mañana del día 11 de agosto de 2011. Hace aproximadamente dos horas un grupo de hombres armados irrumpieron en mi casa ubicada en Conkal 266 (esq. Becal), Col. Torres de Padierna, 14200, México, D.F. Comenzamos a escuchar golpes violentos como contra una puerta metálica y me extrañó porque se escuchaba demasiado cerca y no hay ninguna puerta así en la casa. Prendí la luz.
Los golpes arreciaban ahora como contra nuestras puertas de madera. Quité la tranca que protege la puerta de nuestra recámara y me asomé al pasillo: hacia el comedor veía luces (¿verdosas? ¿azulosas? ¿intermitentes?) acompañando los golpes violentos contra el cristal que da al sur. Mi mujer me gritó que me metiera.
Así lo hice apresuradamente y alcancé a poner la tranca de nuevo. Oí cristales rompiéndose y pasos violentos hacia nuestra recámara: rápidos y fuertes. ‘¡Abran la puerta!’ era el grito que se repetía antes de que empezaran a golpear con violencia mayor nuestra puerta con tranca. Nos encerramos en el baño y busqué a tientas un silbato que cuelga de un muro sin repellar: comencé a soplarlo con desesperación, unas diez veces, quizá.
Mi mujer está llamando a la policía. Les dice que están entrando a la casa, que vengan pronto por favor, que nos auxilien. Yo sigo soplando el silbato con desesperación. En la oscuridad, mi mujer se ubicó tras de mí mientras oíamos que la tranca de la puerta se quebraba y los hombres entraban. ¿Tres, cuatro, cinco?
Quise cerrar la puerta del baño pero ya no alcancé a hacerlo. Empujé unas cajas hacia dicha puerta y en algo estorbó los empujones. ‘¡Abran la puerta! ¡Abran la puerta, hijos de la chingada...!’ gritaban mientras empujaban y metían sus rifles negros hacia el interior. Quise detener la puerta con mis manos pero no tenía sentido: vencieron mi mínima resistencia y entraron.
Policías vestidos de negro, con pasamontañas y lo que supongo que serían ‘rifles de alto poder’. ‘¡Al suelo! ¡Al suelo! ¡Al suelo, hijos de la chingada! ¡Al suelo y no se muevan!’. Uno de los hombres me da un manazo en la cabeza y me tira los lentes. Alcanzo a pescarlos antes de que toquen el suelo.
Me quita el silbato. −¡No golpee a mi esposo! –grita mi mujer.
−¡El teléfono! ¡Déme el teléfono! –le responde y pregunta si no tenemos otro teléfono o un celular. Ella y yo nos arrodillamos primero y después nos medio sentamos en el suelo de cemento de este baño sin terminar. Policías jorobados y nocturnos, como en el romance de García Lorca.
Quién lo diría: aquí, en nuestra amada casa donde cultivamos y enseñamos la armonía. Aquí... Justo aquí estos hombres de negro, con pasamontañas, con guantes, con rifles de asalto, con chalecos o chamaras que tienen inscritas las siglas blancas PFP, nos apuntan con sus armas a la cabeza. Uno de ellos, siempre amenazante, nos interroga. Dos más permanecen en la puerta.
−¡Las armas! ¡Dónde están las armas! −Aquí no hay armas, señor, somos gente de trabajo.
−‘¡A qué se dedica!’. −Soy psicoterapeuta y escribo libros.
−¿Desde cuándo vive aquí? −Desde hace treinta años...
−Cómo se llama. −Efraín Bartolomé.
−Cuántos años tiene. −60.
−A qué se dedica. −Ya se lo dije, señor, soy psicólogo y escribo libros.
−Usted cómo se llama... Se dirige a mi mujer. −Guadalupe Belmontes de Bartolomé.
−A qué se dedica. −Soy arqueóloga y ama de casa.
−Cuántos años tiene. −54.
−Tranquilos. Respiren profundo... Voy a verificar los datos. El hombre sale. Oigo ruidos en toda la casa. Están vaciando cajones, abriendo puertas, pisando fuerte sobre la duela de madera. Oigo ruidos afuera, en el cuarto de huéspedes, en la torre, en el estudio de abajo. Nos cambiamos de posición. Mi mujer pone algo sobre el frío piso de cemento. Cinco o siete minutos después regresa el hombre y repite su interrogatorio. Si recibimos gente en la casa, con qué frecuencia, cada cuánto salimos de viaje, quién cuida entonces.
Respondemos a todo brevemente. Dice nuevamente que va a verificar los datos y que volverá a decirnos porqué están aquí. El tiempo pasa. Oímos que abren nuestro carro en el garaje. Voces ininteligibles en el patio del norte. Más tiempo. Varios minutos después se oyen motores que se prenden y carros que arrancan. Mi mujer y yo seguimos en la oscuridad.
Comenzamos a movernos. Sólo silencio. Nos incorporamos con cierto temor. Salimos del baño hacia la recámara iluminada. Desorden. Cajones abiertos. Cosas volcadas en el buró. La chapa de la puerta en el suelo. Restos de la tranca destrozada. La puerta de tambor machacada y rota, pandeada en su parte media. Salimos al pasillo: un cuadro en el suelo y abiertas las puertas de lo que fueron las recámaras de mis hijos. Desorden en el interior: maletas y cajas abiertas, cajones vaciados. Vamos hacia el comedor: uno de los vidrios roto en su ángulo inferior izquierdo, muchos cristales en el piso.
La puerta de la sala está rota de la misma forma en que rompieron la de nuestra recámara: la chapa en el suelo y fragmentos de duela en el piso. Está abierta la puerta de la torre y prendidas las luces del cuarto de huéspedes. Salimos por la puerta de la sala y nos asomamos con cierto temor. Nada. Mi mujer llama por segunda vez a la policía. Es en vano: piden los datos una vez más. Dicen que ya enviaron una unidad. Llego a la barda y me asomo: no hay carros.
El portón del garaje está intacto. Bajamos las escaleras hasta la puerta de acceso: rota igual que las de adentro. El estudio de abajo está con las luces prendidas. De por sí desordenado, ahora lo está más. Vamos hacia la torre y entramos al cuarto de huéspedes: cajones volcados, revistas en el suelo, cosas sobre la mesa, puertas del clóset colgando, zafadas de su riel inferior. Subo al tercer piso: una esculturita de alambre volcada pero no se nota demasiado desorden.
Subo a los pisos superiores: no hay daño en la salita de arte. En el último piso dejaron abierta la puerta a la terraza. Volvemos al interior: queremos tomar fotos pero no está la cámara de mi mujer que estaba sobre el buró. ‘¡Tampoco está la memoria de mi computadora!’, grita. También se la llevaron. Quiero ver la hora y voy al buró por mi reloj: ha desaparecido mi querido Omega Speedmaster Professional que me acompañó por casi cuarenta años. Tiene mi nombre grabado en la parte posterior: Efraín Bartolomé.
Oímos que un auto se estaciona y nos asomamos. Mi mujer llama una vez más a la policía: lo mismo. Ya tienen los datos pero nunca enviaron apoyo.
Indefensión. Del auto blanco baja un joven y avanza hacia la esquina. Se asoma y regresa. Lo saludo y responde. Le preguntamos qué pasa y responde que viene en atención a una llamada de su amiga que vive a la vuelta y a cuya casa también se metieron. Mi mujer pregunta de qué familia se trata, cómo se apellida. Magaña, responde el joven.
¡Es Paty!, dice mi mujer. Salimos a la calle y voy hacia allá. Encontramos a Patricia Magaña, bióloga, investigadora universitaria, acompañada de su papá, en la calle. Entraron a ambas casas la de ella y la de sus padres, con la misma violencia que a la nuestra. Patricia y su hija estaban solas. Sus padres octogenarios también estaban solos. Volvemos a nuestra casa vejada y con la puerta rota. Atranco la destruida puerta de la calle. Con todo, mantenemos una sorprendente calma.
‘Pudieron habernos matado’, dice mi mujer. Yo imagino por unos segundos nuestros cuerpos ensangrentados en el baño en desorden. ¿Sabe el presidente Calderón esto que pasa en las casas de la ciudad? ¿Lo sabe Marcelo Ebrard? ¿Lo sabe el procurador Mancera? ¿Ordenan Maricela Morales o Genaro García Luna estos operativos? ¿Sabrán quién fue el encargado de este acto en contra de inocentes?
Antenoche volvimos a casa levitando, en la felicidad más plena, tras la amorosa y conmovedora recepción del público ante nuestro libro presentado en Bellas Artes. Un día después, en la atroz madrugada, la PFP irrumpe violentamente en nuestra casa, quiebra nuestras puertas, destruye los cristales, hurga sin respeto en nuestra más íntima propiedad, nos amenaza con armas poderosas a mi bella mujer y a mí, a la edad que tenemos...
Y pensar que también son humanos los que hacen esto contra su prójimo.
Subo al estudio a escribir esto. Allá, abajo, la ciudad parece embellecida por la calma. Arriba la impasible Luna de agosto, casi llena. Son ya las 6:35 de la mañana. La luz de oriente comienza a colorear y a inflamar el horizonte. La policía nunca llegó. ¿De verdad estamos tan solos?”
El procurador de justicia del Estado de México, Alfredo Castillo Cervantes, “admitió que durante la madrugada se catearon tres viviendas, en una de las cuales se irrumpió violentamente y se causaron algunos daños”. Era la casa del poeta chiapaneco Efraín Bartolomé Rodríguez. El citado procurador dice que los daños “serán resarcidos en su totalidad”; ¿de verdad se resarce ese tipo de daños? ¿Quién castiga los errores de un procurador?
Entretanto recordemos que no estamos solos, somos millones.

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jueves, 11 de agosto de 2011

EU-GRAN BRETAÑA: DEMOCRACIA FALAZ

11/agosto/2011

*Un disfraz para el imperio de la fuerza
*Violencia juvenil versus discriminación

Cuando Noam Chomsky profundizó en el sentido del lenguaje de los políticos y las noticias de la prensa escrita, comenzó a hacer corajes y a descubrir la versión falaz que esconde el poder tras la pantalla del disfraz democrático. El doble lenguaje responde a que, por un lado, el imperio estadunidense dice una cosa a sus conciudadanos para justificar sus guerras [perdón, ¡sus políticas!], y por otra en el mundo opera haciendo uso de la fuerza para conseguir sus metas. El fin que justifica los medios.
Pero eso indigna sobremanera al menos versado en materia de política exterior de los Estados Unidos, con mayor razón a un hombre comprometido con su gente. Y pronto, de ese modo, el mismo intelectual crítico del sistema imperial mejor se dedicó a desenterrar de la historia las mentiras de su país ofertadas por los gobiernos estadounidenses, en lugar de seguir hurgando en los dilemas del lenguaje [recuérdese que Chomsky comenzó como gramático y filósofo, más que político]. Así lleva escritos un gran número de libros donde cuestiona la política interior, exterior y diplomática de su país; las atrocidades de la guerra también. “La diplomacia —dice en El miedo a la democracia—, entendida como un disfraz para el imperio de la fuerza”.
Es decir, que entre los principales pregoneros de la democracia en el mundo están los gobiernos estadounidenses [su gente; el pueblo igualmente explotado, es tan víctima de las políticas imperiales como el resto del mundo]; pero priorizando, o bien la política de la zanahoria para los amigos, los vecinos y los competidores, o peor aún el mazo del Pentágono con la fuerza de la invasión militar y de la guerra para los considerados enemigos.
El ardid democrático por delante. Dice Chomsky: “Una sociedad es democrática en la medida en que sus ciudadanos desempeñan un papel significativo en la gestión de los asuntos públicos. Si su pensamiento es controlado o sus opciones son estrechamente restringidas, no está, evidentemente, desempeñando un papel significativo: sólo los controladores y aquellos a quienes sirven lo hacen. El resto son acciones sin significado, falsas y formales. Existe por tanto una contradicción. Sin embargo, ha habido una importante corriente de opinión intelectual que se inclinaba hacia lo contrario, que afirmaba que el control del pensamiento era esencial precisamente en aquellas sociedades que son más libres y más democráticas, incluso cuando medios institucionales limitaban las opciones disponibles en la práctica. Estas ideas y su puesta en marcha, están, quizás, más avanzadas en los Estados Unidos que en ningún otro lugar, reflejo de que la suya es, en los aspectos más importantes, la sociedad más libre del mundo”.
Pero tanto se ha dado en EU como en el resto del mundo “desarrollado” donde también los gobiernos se dicen sostener regímenes libres; una democracia de parapeto o real en tanto no pone en jaque al sistema. O que funciona en tanto sirve para los fines que los poderes establecidos mandatan o hacen de aceptación general por todos los medios, y eso incluye a los de comunicación servil del sistema. Un sistema de explotación desde los instrumentos que el capitalimperialismo ha generado también históricamente.
Por eso, cuando los esquemas se modifican; es decir, si las condiciones cambian y los pueblos protestan en las calles [porque los sistemas representativos no les dejan más opciones], aparecen los aparatos represores —policías antimotines, de choque o de plano militares— y los gobiernos se olvidan de la democracia. Sucede siempre. Máxime cuando el propio sistema agota sus esquemas de autosatisfacción o autorreproducción del capital, y en tiempos de crisis profunda como ahora sucede en todo el mundo desarrollado; en Estados Unidos pero sobre todo en Europa.
Y siempre la cadena se rompe por los eslabones débiles, cuando revienta el asunto. Entonces la democracia deja de ser democracia o pierde su carácter libre. Es cuando el régimen se olvida de las elecciones, de la libre participación, de la libertad de asociación, de la expresión de las ideas, de la libre manifestación en las calles, etcétera. Es cuando aparece el Estado represor, que es la antítesis de la democracia.
En pro del orden se utiliza la fuerza pública. Los pretextos sobran. Desde viejas rencillas entre grupos sociales con las policías locales, hasta problemas raciales añejos. En el Reino Unido fueron las dos cosas: conflictos por la discriminación que padecen los grupos étnicos en todo el territorio [subsaharianos, afrocaribeños, turcos]; problemas añejos irresueltos entre estos grupos y la policía. Hoy un problema similar al de hace 30 años: violencia por asuntos de discriminación. Hoy la muerte de un joven negro desató las protestas en Tottenham el sábado 6.
El problema tiene en vilo al Reino Unido. Ciudades como Londres, Liverpool, Birmingham, Manchester, Wolverhampton, Salford o West Bromwich. David Cameron suspendió sus vacaciones en Italia para acudir al llamado con el envío de 16 mil agentes este miércoles a fin de contener violencia y saqueos. Es “pura y simple criminalidad”, dijo Cameron. Nada qué ver, según el primer ministro, con los registros del mal trato a los grupos étnicos que habitan en esas y otras ciudades importantes del Inglaterra, o las carencias de empleo, satisfactores sociales por parte del Estado o ingresos aceptables. Tampoco con la discriminación o la xenofobia. Nada importa.
De ahí el doble lenguaje. Porque los problemas no son nuevos. Tampoco las respuestas mediante el uso de la fuerza, ahora con la Policía Metropolitana lanzando gases lacriomógenos, pelotas de goma, cañones de agua y el uso de vehículos acorazados. También saqueos a comercios e incendios a establecimientos o quema da autos, ciertamente. Pero la crisis estalló porque el joven Mark Duggan murió por arma de fuego disparada por un policía y la exigencia de justicia al caso. El problema creció como el fuego en leña seca.
Lo mismo que en otras partes del mundo desarrollado, donde no hay solución a los dilemas de la población. Es decir, que las expresiones de inconformidad se convierten en violentos cuando los gobiernos no dejan alternativas. Es cuando desaparece la democracia y aparece el uso de la fuerza. El extremo son las bayonetas y las armas. Lo mismo que ha sucedido en otras décadas en los países pobres, y que reproducen ahora en los países ricos. No es culpa de los jóvenes que se comunican vía twitter, sino de los gobiernos que incumplen la demanda ciudadana. Cuando la democracia se vuelve inútil. En Chile el gobierno de Piñera no canta mal las rancheras. El disfraz de la democracia que señala Chomsky.

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