martes, 29 de mayo de 2012



Wal-mart, el trasfondo



*El escándalo que desató en México The New York Times
*El acoso del sistema financiero en tiempos electorales en EU
*Persecución por corruptelas de varias multinacionales



La revelación del periódico refirió que la multinacional, originaria de Arkansas, habría crecido en este país mediante sobornos, corruptelas pago en mano a funcionarios mexicanos por hasta 24 millones de dólares en pocos años.



“Hemos mejorado las medidas de cumplimiento, incluyendo políticas y procedimientos eficaces, los controles internos, la capacitación y procedimientos de auditoría, y tenemos protocolos de remediación. Además, la compañía está continuamente revisando y mejorando el cumplimiento de sus políticas corporativas”.



Hay señalamientos referentes a que familiares de políticos han sido empleados. Es el caso un primo de Margarita Zavala, un cuñado del extitular del Trabajo Javier Lozano, y dos hermanos de Marcelo Ebrard, quienes son o han sido directivos de la citada multinacional; además del involucramiento de ediles que seguramente la PGR investigará.



Sería a partir del año 2000, por cierto bajo la directriz de los gobiernos del Partido Acción Nacional, cuando la empresa adoptaría el cambio de razón social por el de Wal-Mart de México. Fue al año siguiente que las tiendas Aurrerá se convirtieron en Wal-Mart Supercenter o Bodega Aurrerá.



Hablando de ganancias. Tan sólo este año, el 2011, tuvo utilidades netas por 22 mil 254 millones de pesos, un 359.3 porcentual superior al registrado en 2002 —el segundo año de mayores operaciones en el país—, luego de un crecimiento operativo con 441 tiendas inauguradas con una inversión de 18 mil 352 millones de pesos el mismo 2011, contra las 136 abiertas en 2007.



Con ventas en el año fiscal 2012 por 444 mil millones de dólares aproximadamente —en 2011 facturó 421 mil 849 millones de dólares—, emplea a más de dos millones de asociados en todo el mundo. Por eso asegura en su portal que “Wal-Mart sigue siendo un líder en sustentabilidad, filantropía corporativa y oportunidades de empleo”.



Wal-Mart consigue mejores resultados en China; en efecto, ahora el 80 por ciento de los productos de Wal-Mart son producidos en ese país en pésimas condiciones laborales, a costa de la calidad y en varios casos demostrados, usando productos tóxicos por ser más baratos.



Las denuncias públicas sobre actos de corrupción en Wal-Mart de México no tendrían otro fin que debilitar a la gigante multinacional, ahora superada dentro del ranking mundial sólo por la petrolera Exxon Movil que le arrebató el primer lugar mundial según el último reporte de Fortune, y provocar su desplome en las bolsas de valores.



“Las multinacionales invierten sumas millonarias para cuidar la imagen de sus marcas. En donde ahorran es en las condiciones de producción. Como consecuencia, surgen relaciones laborales deplorables, pobreza y violaciones a los derechos humanos. En estos casos, el comportamiento social no es más que un truco publicitario.” Klaus Werner y Hans Weiss, El libro negro de las marcas.



Por Salvador González Briceño




Las prácticas al desnudo de una comercializadora gigante como Wal-Mart, una trasnacional de capital estadounidense que avasalla y destruye cualquier estructura mercantil de aquellos países en donde se instala, aplicando técnicas de guerra comercial de precios, como muchas otras empresas que representan la punta de lanza del imperialismo en esta etapa de una globalización hoy decadente.



No obstante el beneficio alcanzado por aquellas empresas matrices y del país promotor, cuyos gobiernos apuestan todo para proteger los intereses monopólicos de sus inversionistas, circunstancias que no se modifican salvo por intereses inevitables o insuperables como los que padece ahora Estados Unidos: una aguda crisis financiera y una campaña presidencial en marcha. Ese es el trasfondo, pero las secuelas se esconden a primera vista. Visto así el problema, está claro que son muchas las herramientas utilizadas —estrategias de mercadotecnia para la penetración de los países, inversiones, sobornos, prácticas desleales, explotación de trabajadores disponibles, etcétera; lo que tampoco se consigue en un día— por una empresa que se propone superar cualquier escollo, y avanzar en sus conquistas con fines abiertamente mercantil/capitalistas y de ganar/ganar.



El caso Wal-Mart no es nuevo, pero lo detonó recién el diario estadounidense The New York Times (NYT), como si lo fuera. Causó revuelo, principalmente en México. Porque la revelación del periódico refirió que la multinacional, originaria de Arkansas, habría crecido en este país mediante sobornos, corruptelas pago en mano a funcionarios mexicanos por hasta 24 millones de dólares en pocos años.



Como se puede ver, el asunto no es ni nuevo ni extraño. Por un lado se presta para señalar que desde los orígenes del capitalismo, las grandes empresas de los países desarrollados que con el tiempo pasaron de trasnacionales en los tiempos del imperialismo a multinacionales en la etapa de la globalización, crecieron barriendo pueblos enteros en aras de apoderarse de los recursos naturales y exprimir su mano de obra. Ya fuera mediante la esclavitud o la imposición de extenuantes jornadas laborales, en los países conquistados hasta alcanzar a la explotación infantil y juvenil.



En otras palabras, porque el hurto, la rapiña y el saqueo con lujo de violencia cubren páginas y páginas ocultas por la historia del surgimiento y consolidación misma del capital desde los tiempos de la llamada acumulación originaria hasta nuestros días. Un aspecto, apenas, de la naturaleza destructiva y usufructuaria del capital.



Por otro lado, se trata de una denuncia presentada desde septiembre de 2005, por un exempleado el abogado de bienes raíces Sergio Cicero Zapata, que había sido tan rechazada como enviada a los archivos; minimizada por Wal-Mart y olvidada por el Departamento de Justicia de los Estados Unidos. ¿Por qué sale a relucir esta historia precisamente ahora?



Cabe, señalamos ya, esta cuestión precisamente en una coyuntura electoral en puerta, y por la profunda crisis de su economía. Donde, renglón aparte, los que ganan siempre son los especuladores, así sean tiempos de apretarse el cinturón para los demás actores económicos. Lo que sí, seguro, el tema no salió a la luz pública por el actual proceso electoral mexicano, además que de la señalada corrupción de funcionarios no saldrán castigos ni culpables en un país de impunidades.


Facilidades



Zapata habría asegurado desde 2005, que en México la empresa Wal-Mart usaría el cohecho para agilizar “cambios de zonas en los mapas, (que) hicieron desvanecer objeciones ambientalistas, permisos que típicamente toman meses para su proceso mágicamente materializado en días”. Crecer/crecer. Una estrategia expansiva de negocios estimulada por el entonces director de Wal-Mart México, Eduardo Castro Wright, para construir tantas tiendas que la competencia no tuviera tiempo de reaccionar, con el aval de autoridades mexicanas.



De inmediato, los señalamientos del NYT provocaron reacciones de los directivos de la multinacional del comercio minorista, al indicar que no sólo están cooperando con las indagatorias referidas a los sobornos, también “cumplen con las leyes de los países en donde operan, relativas a la solicitud de licencias y permisos”. Pero nadie ignora que en México pulula la corrupción a varios niveles.



No obstante las autoridades de la empresa en México aseguran haber tomado toda una serie de medidas para combatir la corrupción. “Hemos mejorado las medidas de cumplimiento, incluyendo políticas y procedimientos eficaces, los controles internos, la capacitación y procedimientos de auditoría, y tenemos protocolos de remediación. Además, la compañía está continuamente revisando y mejorando el cumplimiento de sus políticas corporativas”.



Empero, en 2003 Castro-Wright es señalado como el estratega del expansionismo de la empresa en el país. Y ahora está en la mira de ser investigado por los actos de cohecho señalados. Mientras eso no suceda, el señor Wright fue ascendido en la jerarquía empresarial como ningún otro funcionario, y en 2005 ocupó el cargo de presidente ejecutivo de Wal-Mart en los Estados Unidos.



Implicados


Las páginas del NYT, sin embargo, pusieron en evidencia las corruptelas usadas en México por los operadores de Wal-Mart. Así, al número de tiendas creadas en 2011 —más las que se proyectan para este 2012—, hay que sumar el desdén por la justicia en el caso de los propios funcionarios (“alcaldes, concejales, oscuros planificadores urbanos o burócratas de bajo nivel que expedían los permisos de construcción”, conforme al citado informe) que han tolerado el expansionismo de la trasnacional en detrimento del comercio minoritario. Un impacto en las economías locales, así sean muy aledañas. Porque a donde llega Wal-Mart anula con sus bajos precios a la competencia local, para luego vender más caro al consumidor. Con todo y su eslogan es: “Para nosotros, el número uno es el cliente”.



Cierto que las denuncias generaron reacciones nada favorables que se reflejaron de inmediato en la cotización accionaria en el país y el mundo. Pero se corrió la voz entre los defensores de México. Así el presidente Felipe Calderón como el titular de la Bolsa Mexicana de Valores, Luis Téllez (salinista de viejo cuño), salieron en defensa de la multinacional una vez que las acciones de la misma cayeron en 10 y hasta un 15 por ciento.



Pero sería la propia empresa quien entrara al mercado a ejercer su derecho de “recompra” accionaria. Tan sólo el 24 de abril adquirió 488 millones de sus propias acciones, invirtiendo 12 mil 305 millones de pesos. Cuatro veces más, en unos días, comparado con el monto de los 3 mil 455 millones durante todo el 2011.



Sin embargo se dice que ya llegó la autoridad. La Procuraduría General de la República (PGR) investigará los actos de corrupción de dicha compañía en México. Con todo y no se cuenta con una denuncia en particular, el Ministerio Público, a través de la Subprocuraduría de Delitos Federales solicitará información a empresas, a las diversas dependencias del gobierno federal y a las propias autoridades estadounidenses, según declaraciones de la titular Marisela Morales Ibáñez, para analizar el posible involucramiento de servidores públicos en este asunto.



Por lo pronto hay señalamientos referentes a que familiares de políticos han sido empleados. Es el caso un primo de Margarita Zavala, un cuñado del extitular del Trabajo Javier Lozano, y dos hermanos de Marcelo Ebrard (ver Reporte índigo 25/IV/2012), quienes son o han sido directivos de la citada multinacional; además del involucramiento de ediles que seguramente la PGR investigará.



Como denunciara el regidor del ayuntamiento de Puebla, David Méndez Márquez, “sabemos que las licencias de alineamiento, número oficial y uso de suelo, que la trasnacional necesitaba en su momento para iniciar la construcción de un supermercado en terrenos de La Margarita, sí fueron entregadas por la ahora candidata al Senado y en ese entonces presidenta municipal Blanca Alcalá Ruiz”. Por citar un ejemplo concreto.



Altas ganancias



La empresa que maneja el concepto de tienda en autoservicio al alto volumen, como estrategia para derrotar a competidores grandes, pequeños y de medianos negocios en cuanto se posiciona del mercado, es originaria de Bentonville. Wal-Mart Stores Inc., fue fundada por Sam Walton en 1962 —hoy la familia conserva casi el 50 por ciento de las acciones—, e ingresó a la Bolsa Mexicana de Valores como socio del grupo Cifra controladora de Aurrerá, de Jerónimo Arango, en 1991 el tercer año del régimen de Carlos Salinas. Pero no adquiriría el control total sino hasta 1997.



Sería a partir del año 2000, por cierto bajo la directriz de los gobiernos del Partido Acción Nacional, cuando la empresa adoptaría el cambio de razón social por el de Wal-Mart de México. Fue al año siguiente que las tiendas Aurrerá se convirtieron en Wal-Mart Supercenter o Bodega Aurrerá. Además de Sam´s Club, Superama, Suburbia, Vips, El Portón, Ragazzi. Tiendas que a la fecha controlan más de la mitad de las ventas minoristas en el país, pues superan a todas las demás juntas. Llegó así el boom expansionista de la empresa trasnacional estadounidense, pues tan sólo obsérvese que entre 2001 y 2011 generó ganancias por 156 mil 635 millones de pesos.



Valga decir, como ejemplo además, que hasta las compras de Nacional Financiera (Nafin) a la multinacional para el gobierno en los 11 años citados, ascendió a 6 millones 898 mil pesos por varios conceptos. O el equivalente al 32 por ciento del total de adquisiciones de Nafin. ¡Una institución para beneficiar a empresas locales, de emprendedores mexicanos!



Y para 2012 prevé seguir adelante: aumentar en 436 tiendas, con una inversión de 12 mil 200 millones de pesos (no obstante, el 15 de abril El Universal confirmó de Calderón que la próxima inversión sería no de 12 sino de 19 mil 740 millones de pesos; unos 1,640 millones de dólares, con lo que se crearían 23 mil nuevos empleos permanentes), para un crecimiento proyectado del 12 por ciento. ¡En sólo un año! Por eso, ya al primer trimestre (enero/marzo de 2012) se han abierto 51 tiendas, con ventas netas por 95 mil millones de pesos, 14 por ciento más que el año anterior, y ganancias por 4 mil 712 millones de pesos, equivalente al 5 porcentual mayor al registrado durante igual periodo del 2011.



Hablando de ganancias. Tan sólo este año, el 2011, tuvo utilidades netas por 22 mil 254 millones de pesos, un 359.3 porcentual superior al registrado en 2002 —el segundo año de mayores operaciones en el país—, luego de un crecimiento operativo con 441 tiendas inauguradas con una inversión de 18 mil 352 millones de pesos el mismo 2011, contra las 136 abiertas en 2007. Y por si fuera poco, goza de un régimen fiscal favorable porque paga sólo 1.60 pesos de impuesto por cada 100 pesos que vende.



Por eso el Banamex-Citigroup reporta aumento en las acciones del 25.28 por ciento en su precio entre el 20 de abril del 2011 y el 20 de abril de 2012. De ahí también su segundo lugar en la BMV, después de América Móvil, con un valor capitalizable que asciende a 665 mil 156 millones de pesos a diciembre de 2011. Cuando mantenía también el primer lugar en su país con ventas mundiales avasallantes.





Lastre de alcance mundial





Según sus propias fuentes, Wal-Mart atiende a clientes y miembros —porque sus empleados adquieren la burda calidad de “socios”, con todo y reciben por aguinaldo la pomposa cantidad de 14.00 pesos en el caso mexicano diciembre 2011— en más de 200 millones de veces a la semana, en 10,130 unidades de venta al detalle por 69 banderas diferentes en 27 países en el mundo.



Con ventas en el año fiscal 2012 por 444 mil millones de dólares aproximadamente —en 2011 facturó 421 mil 849 millones de dólares—, emplea a más de dos millones de asociados en todo el mundo. Por eso asegura en su portal que “Wal-Mart sigue siendo un líder en sustentabilidad, filantropía corporativa y oportunidades de empleo” (www.walmartstores.com).  Fuente: Wal-Mart Stores, Inc.



Pero el boom de Wal-Mart no se limita al cohecho como estrategia de crecimiento en México y otras partes del mundo, porque tiene en su haber otro tipo de denuncias. Es el caso de la usura, por los elevados intereses que cobra por el manejo de su tarjeta de crédito, incluso por arriba de los bancarios. Como el alto costo anual total que incluye tasas de interés, costos y comisiones, que alcanzan hasta un 55.4 porcentual, superior al de los bancos establecidos en el país, según datos de la Conducef (Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros) y del Banco de México.



Además, el pago injusto a sus proveedores y la explotación de mano de obra de sus trabajadores —principalmente femenina— con agobiantes y mal pagadas jornadas laborales. Un ejemplo típico de la llamada superexplotación del trabajo en esta era global. Una estrategia de negocios cuya política es pagar salarios bajos y casi o nulos beneficios laborales. Por cierto que la empresa cuenta con prestadores de servicio de outsourcing, “sindicatos blancos” que compiten entre sí por ofrecerle los salarios más bajos.



Además, Wal-Mart es una empresa enemiga de los sindicatos, porque sus trabajadores están continuamente amenazados y son hasta corridos cuando incurren en cualquier tipo de denuncias, de organización o de protesta —cuanta con la más elevada rotación de personal, pues de cada 10 que ingresan salen cuatro—. De ahí las prácticas —que no siempre se convierten en procedimientos legales en su contra— por violaciones en su plantilla laboral, por el despido injustificado de personal, por la discriminación a personas con alguna discapacidad. Además de la explotación del trabajo infantil, del no pago de tiempo extra, de servicios de salud y explotación del trabajo de indocumentados, entre otras viciadas y antilaborales prácticas. Por ejemplo, en EU más del 60 por ciento de sus trabajadores carece de cobertura médica; en México la situación es peor.



Así lo describe “Christy Hoffman, subdirectora de la organización mundial de sindicatos UNI, que la trasnacional recurre a escala global a prácticas de corrupción para dominar el mercado de abastecimiento, violando en el camino los derechos más elementales de sus empleados, (además) afectando el medio ambiente y quebrantando a los pequeños negocios de la localidad donde se asienta, por lo que pide una investigación sobre su forma de actuar en todo el mundo” (La Jornada, 26/IV/2012).



De ahí que, abunda en la misma fuente Enrique Bonilla, líder del Frente Nacional contra Wal-Mart, en los últimos 10 años la empresa se ha ahorrado el pago de sueldos por 84 mil millones de pesos, al tener a su servicio a personas a las que no retribuye con un salario fijo y prestaciones como los empacadores o a quienes trabajan en los estacionamientos.



¿Y los derechos humanos?


El dilema va más allá. Porque la estrategia de Wal-Mart es típica de las multinacionales de altos vuelos de la globalización imperial estadounidense. Entre las imputaciones que recogen los autores de la obra citada en el epígrafe, destaca:



“Uno de sus secretos del éxito de Wal-Mart radica en los bajos salarios que paga en EE.UU. a sus empleados menos calificados. Numerosos ejemplos indican además que las empresas proveedoras de Wal-Mart ubicadas en el denominado Tercer Mundo no respetan los estándares mínimos en cuanto a la remuneración de los empleados, al tiempo que toleran la violación de los derechos humanos.



“En 1999, en la fábrica Beximco de Bangladesh (proveedora de productos para Wal-Mart), los empleados debían trabajar en las siguientes condiciones: jornadas laborales de 12 horas y media, siete días a la semana, casi sin días libres; el pago oscilaba entre los 9 y 21 centavos de euro por hora, quedando así entre un 40 y un 70 por ciento por debajo del salario mínimo que establece la ley.



“Numerosas multinacionales rompieron todo tipo de relación comercial con Myanmar (ex Birmania)… (bajo el argumento): es imposible hacer negocios en Birmania sin apoyar directamente al Gobierno militar (SLORC, 1988-2011) y a sus graves violaciones a los derechos humanos.



En agosto del 2000, Wal-Mart fue sorprendida in fraganti importando mercadería desde la dictadura Militar de Myanmar hacia Canadá, pese a que el gobierno canadiense, debido a las constantes violaciones a los derechos humanos, había exigido a todas las firmas que interrumpieran sus relaciones comerciales con Birmania.



En mayo de 2000 los trabajadores de una empresa proveedora de Nicaragua exigieron que les aumentaran el salario en un monto equivalente a 8 centavos de euro por hora. A raíz de esta medida fueron despedidos 700 trabajadores, y con ellos todos los sindicalistas. Tras una larga lucha en los tribunales, el 10 de mayo de 2001 la firma aceptó reincorporar a cuatro sindicalistas y dieciséis trabajadores”. (El libro negro…, p 291).



Todavía en 2003, una trabajadora de maquiladora en Bangladesh dijo a Los Ángeles Times, que su horario normal era de 8 de la mañana a 3 de la madrugada para sobrevivir en el nivel de pagos que fijaba Wal-Mart. Y agrega la fuente: “El gerente de esta maquila se quejó de que aún debía mejorar, porque Wal-Mart conseguía mejores resultados en China. En efecto, ahora el 80 por ciento de los productos de Wal-Mart son producidos en China en pésimas condiciones laborales, a costa de la calidad y en varios casos demostrados, usando productos tóxicos por ser más baratos. De todas las exportaciones chinas, 12 por ciento van a los anaqueles de Wal-Mart”. (Silvia Ribeiro “Wal-Mart, ¿manzana podrida?”, en La Jornada, 05/V/2012).


Depredación de lo barato


Pero la falta de escrúpulos se convierte, en los hechos, en mayores ganancias. Eso vale para todas las multinacionales que extienden sus brazos hacia cualquier país que les garantice buenas condiciones de mercado, de explotación de mano de obra y materias primas baratas. Como para Wal-Mart, México es la joya de la corona.



“Las firmas occidentales no sólo explotan a millones de trabajadores, también ejercen un control absoluto sobre las riquezas naturales de numerosos países. El mundo al revés: Angola, Brasil, Indonesia y Nigeria, al igual que la mayoría de los países en vías de desarrollo, poseen una reserva casi inagotable de tesoros naturales (petróleo, oro, diamantes, cobre, maderas nobles, café, cacao, bananas, etcétera).” (El libro negro…, p 30).



Un dilema de la mayoría de estos países es que carecen de recursos para invertir en tecnología, explotarlos y comercializarlos. Llegan entonces los inversionistas extranjeros, en condiciones favorabilísimas, pues “los países endeudados establecen impuestos que son irrisorios, si se tienen en cuenta las escalofriantes ganancias generadas por la exportación… A menudo se trata de dinero sucio, de sobornos obtenidos por las elites locales a cambio de condiciones ventajosas para las corporaciones internacionales. (Y) debido a la falta de controles transparentes, suele ser más el dinero que desaparece en los canales de la corrupción que el que se queda en el país en forma de impuestos.” (p. 31).



Y más adelante: “Es necesario obligar a las corporaciones a asumir responsabilidades. Las multinacionales disponen de un poder cada vez mayor. En muchos casos los presupuestos anuales superan el presupuesto total de los estados”. (p. 35). Pero no se olvide, como recuerdan los autores citados, Werner y Weiss, que: “Así como el poder de los representantes políticos es un poder conferido por el pueblo, el poder de las empresas es otorgado por los consumidores”. (p. 38).


Guerra de precios


En “Las guerras de precios: el modelo de Wal-Mart”, en el libro No Logo, Naomi Klein describe las políticas de vasallaje de la multinacional: “A mediados de 1999, Wal-Mart tenía 2.435 grandes tiendas en nueve países, que vendían desde casas para la muñeca Barbie y faldas y bolsos Kathie Lee Gifford hasta taladradoras Black & Decker y CD Prodigy. De estas tiendas, 565 eran <>, un concepto que combina el modelo de descuentos de Wal-Mart con tiendas completas de ultramarinos, peluquerías y bancos, y también 443 Sam´s Clubs, que ofrecen descuentos aún mayores por grandes compras y artículos caros, como muebles para oficinas.



“La receta que ha convertido a Wal-Mart en el principal mayorista del mundo, con ventas de 137 mil millones de dólares en 1988, es muy clara. Primero, hay que construir tiendas dos o tres veces mayores que las del competidor más parecido. Luego, atiborrar las estanterías con productos comprados en tal volumen que los proveedores se vean obligados a vender a precios substancialmente inferiores a los normales. Luego se reducen los precios de las tiendas, para que ningún otro minorista pueda competir con la política de <> que se practica.



“Todo lo referente a este minorista originario de Arkansas está pensado para lograr economías de escala, y por ello normalmente las tiendas de Wal-Mart miden 92 mil pies cuadrados, sin incluir los grandes acaparamientos obligatorios. Como su tarjeta de presentación son los descuentos, Wal-Mart debe mantener bajos sus costos fijos, y es por eso que las parcelas que compra para erigir sus tiendas sin ventanas se hallan en las afueras de las poblaciones, donde el suelo es barato y los impuestos inferiores. Con cada año de expansión de la empresa, el tamaño de las nuevas tiendas ha aumentado, y muchas de la antiguas, comparativamente pequeñas, se han convertido en supertiendas, algunas de la cuales tienen hasta 200 mil pies cuadrados.



“Otros elementos clave para reducir los costes es que Wal-Mart sólo abre tiendas cerca de sus centros de distribución. Por esa razón se extiende como el aceite, que es lento y espeso. La empresa no se traslada a una nueva región hasta haber cubierto de tiendas la anterior, que pueden llegar a cuarenta en un radio de cien millas. De ese modo la compañía ahorra dinero en transporte y en envíos y logra una presencia tan compacta en la zona que apenas le es necesario publicitar la marca. <>, explicó Sam Walton, el fundador de Wal-Mart. Luego la empresa construía otro centro de distribución en la región y repetía el proceso.



“Después de que Wal-Mart comenzara en el sur de EE.UU., abriéndose camino lentamente por Arkansas, Oklahoma, Missouri y Louisiana, Wall Street y los medios periodísticos occidentales tardaron algún tiempo en darse cuenta de la magnitud del proyecto de Sam Walton. Fue por ello que hasta principios de la década de 1990, treinta años después de la inauguración de primer Wal-Mart, la empresa no se enfrentó a oposición alguna. Los argumentos contra su estilo de comercio minorista —que ahora resulta tan familiar como el propio Wal-Mart— eran que los precios bajos atraen a los compradores a los suburbios, destruyendo la vida y las pequeñas tiendas de los centros de las ciudades. Las tiendas pequeñas no pueden competir con ella; de hecho, muchos competidores de Wal-Mart se quejan de que tienen que pagar a los mayoristas de los productos unos precios superiores a los que ofrece Wal-Mart al por menor.



“Se han escrito muchos libros sobre los efectos de las grandes tiendas, el más notable es In Sam We Trust del imperio Bob Ortega del Wall Street Journal. Como señala Ortega, Wal-Mart no es la única que enfoca el comercio minorista como una cuestión de volumen, sino simplemente el líder de una especie de comerciantes al por menor que emplean su poder para lograr un tratamiento comercial especial. En este sector, a Home Depot, Office Depot y Bed, Bath & Beyond, que suelen agruparse en calles comerciales llamadas <>, se las denomina category killers, porque penetran con tanta fuerza en cada ramo que suprimen casi instantáneamente a los competidores más pequeños.



“Este estilo de comercio minorista ha sido muy discutido y fue el responsable del primer movimiento contra las cadenas comerciales que apareció en la década de 1920. A medida que proliferaron tiendas de descuento como A&P y Woolworts, los pequeños comerciantes trataron de que el intento de las grandes empresas de lograr precios mayoristas inferiores, reduciendo así los precios al por menor, se declara ilegal. La retórica de aquella época, como señala Ortega, tiene una sorprendente semejanza con el lenguaje de los grupos de base de oposición que han surgido en docenas de pueblos estadounidenses cuando se anuncia la inminente llegada de Wal-Mart.



“En el frente legal, han aparecido demandas regulares por prácticas monopolistas, y no sólo contra Wal-Mart. En septiembre de 1997, por ejemplo, la Comisión Federal de Comercio de EE.UU. (FTB) dictaminó que Toys ‘R’ Us era responsable de presionar ilegalmente a los fabricantes para que no suministraran los juguetes más exitosos a las demás cadenas…”. (Ob. cit. Paidós, 2001. pp. 155-157).



Pero desde luego que en esta selva de globalización en decadencia, no se trata sólo de Wal-Mart —con todo y ahora es el caso—, porque otras “marcas” también trabajan haciendo negocios y cazando oportunidades vía prácticas deleznables. Así en países pobres o del Tercer Mundo para la obtención de materias primas y mano de obra barata y superexplotable, como en aquellos otros países y ciudades en los cuales se instalan para realizar los negocios.


Cazadores cazados


En ese tenor agrega Naomi Klein en su obra: “Las multinacionales de las marcas —Levi´s, Nike,  Champion, Wal-Mart, Reebok, The Gap, IBM y General Motors— no dejan de repetir que en el fondo son como cualquiera de nosotros: cazadores de oportunidades que buscan la mejor oferta en el mercado global. Son compradores exigentes y plantean exigencias específicas respecto a los diseños que imponen, las materias primas, las fechas de entrega, y sobre todo los bajos costos. Pero en esta engorrosa logística lo que no les interesa es cómo lograr  la reducción de los precios: la construcción de fábricas, la compra de máquinas y la contratación de mano de obra  barata quedan al cuidado ajeno.”



Creadores de oportunidades o ventajosos, lo cierto es que las políticas de Wal-Mart no son exclusivas. Son una constante de las multinacionales que buscan abaratar al máximo sus costos sin sacrificar sus ganancias, y para ello acuden a generar oportunidades de empleo en aquellos países de flexibilidad laboral. Por ello, ya muchas “marcas” han sido objeto de repudio y denuncias que parten desde la población por muchas razones afectada.



Los salarios de hambre y la superexplotación de la mano de obra son una constante para dichas marcas. Es decir: “Los fabricantes de las marcas más importantes y más ricas del mundo se niegan a pagar a los trabajadores chinos los 87 centavos de dólar que les permite mantenerse, ahorrar para casos de enfermedad y quizá enviar algún dinero a sus familias. Un estudio de 1998 sobre la fabricación de artículos de marca en las zonas económicas especiales de China descubrió que Wal-Mart, Ralph Lauren, Anna Taylor, Espirit, Liz Claiborne, Kmart, Nike, Adidas, J.C. Penny y The Limited sólo pagan una fracción de esos miserables 87 centavos, y algunos hasta 13 centavos por hora.” (No logo).



Luego entonces, la arremetida de The New York Times pareció selectiva. Y no se explica salvo bajo presión del sistema financiero. Porque las denuncias públicas sobre actos de corrupción en Wal-Mart de México no tendrían otro fin que debilitar a la gigante multinacional, ahora superada dentro del ranking mundial sólo por la petrolera Exxon Movil que le arrebató el primer lugar mundial según el último reporte de Fortune, y provocar su desplome en las bolsas de valores. Sucedió, porque sus títulos accionarios cayeron casi 5 por ciento en esos días; 4.52 equivalente a 59.63 dólares.



Porque los amos de la ganancia digital, los especuladores bursátiles no saben cómo ni de dónde generar ganancias en estos tiempos de debacle de la economía de EU. Eso explica también la participación de la Comisión de Bolsa y Valores de Estados Unidos (SEC) que generó un corolario de denuncias más allá de Wal-Mart, se lanzó contra 81 empresas en total (¿también para apoyar a Obama en su candidatura?), por “entrar en conflicto con la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (Foreign Corrupt Practices Act o FCPA). ¿Apenas ahora se descubren sus prácticas, cuando han sido una constante de las multinacionales?



Curiosamente están en la lista negra empresas como Morgan Stanley, Hewlett-Packard, Qualcomm, Avon, Las Vegas Sands y Koch Industries (el conglomerado de Texas dirigido por los destacados donantes republicanos Charles y Davin Koch), 20th Century Fox de New Corp, Disney y Dream Works Animation, Johnson & Johnson (en abril pagó 78 millones de dólares para resolver acusaciones de que violaba el programa de Petróleo por Alimentos de la ONU), Halliburton (que en 2009 pagó más de 550 millones de dólares para resolver reclamos de que funcionarios habían sobornado a funcionarios de Nigeria para la construcción de una planta de gas), Siemens (la empresa alemana que tuvo que pagar 800 millones de dólares, la multa más alta de la FCPA).



Según un experto en FCPA: “Definitivamente —dice—, la lucha contra la corrupción ha estado en la cima de la agenda de la aplicación de justicia recientemente… esta área de la ley que solía ser especialmente oscura”. Una serie de investigaciones que se han lanzado en el último año. Y curiosamente en este año electoral.



También, porque las medidas de política económica adoptadas por los gobiernos de EU, sólo sirven de barrera protectora para los principales responsables de la crisis, los operadores del sistema financiero internacional, principales artífices y promotores del arrastre que están padeciendo las economías del mundo —Europa dixit: con la próxima expulsión de Grecia comenzará la caída del euro, del dólar, de las bolsas del mundo, de la desUE, etcétera—, hacia una recesión que comenzó en 2008-2009 y no tiene la luz al final del túnel. Como si ellos requirieran ser blindados.



Por eso, como alega el economista Paul Krugman, en EU ya se está sobre el abismo, por tanta salida falsa. Mientras Obama anda de campaña, rumbo a su relección del próximo 6 de noviembre. Y las protestas crecen. Pero hay reacciones.



En el norte está la oposición organizada: las protestas masivas de los jóvenes que recorren las calles en decenas de ciudades europeas, gritando consignas en contra de las medidas de austeridad adoptadas por los gobiernos en turno; en EU el movimiento Ocupa que está fraguando conciencia entre el pueblo estadounidense sobre que él es el menos responsable por la actual crisis, y por lo mismo el gobierno no debe cargarle todo el peso de la misma.



En el sur, las medidas se toman sin recato, como la nacionalización de las acciones de la Repsol española en YPF por parte de Argentina, o el decreto para nacionalizar la red eléctrica que hizo Evo Morales en Bolivia el pasado 1° de mayo. Acciones valientes.



Lo de Wal-Mart, sacudido por The New York Times es, entonces —como se puede ver—, apenas la punta del iceberg de la debacle mundial global y de sus tretas. Tomado de ejemplo para las denuncias de corrupción, quien pierde es México, con gobernantes entreguistas por quedarse de brazos cruzados.



15/mayo/2012. 

miércoles, 16 de mayo de 2012

Amigos. De ahora en adelante publicaremos las reflexiones que aparecen en la revista Reporte México, de publicación en México, DF. Un saludo a todos. Y disculpen la espera. Gracias por su paciencia.


La ilegitimidad como negocio*

*Los presidentes mexicanos, o bien que no resisten a la presión de los intereses mezquinos de los grupos de poder, establecidos y fácticos, o están sujetos a ellos

*Porque la trampa neoliberal se sustenta, entre otros candados, en las privatizaciones —llamadas pomposamente “reformas estructurales”— y venta de garaje de los bienes nacionales del otrora Estado benefactor que los administraba



Por Salvador González Briceño

Director de Reporte México

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“La verdad adelgaza y no quiebra, y siempre anda sobre la mentira como el agua sobre el aceite”: Miguel de Cervantes Saavedra (1547-1616).

  

Resistencia al cambio

En la historia de los países hay circunstancias o coyunturas álgidas que, cuando se presentan dejan una buena impresión, o casi siempre una herida que no cierra fácilmente. Es el caso, por ejemplo, del estallido de revoluciones, la promulgación de constituciones, el fin de prolongadas guerras o la caída de tiranos, entre otros. Acontecimientos que trascienden y son inevitables porque se entrecruzan con el presente y amalgaman el futuro de los pueblos.

Como sucede en los países pobres y en “desarrollo”, México tiene en la actualidad un corolario de situaciones tan complejas, álgidas y hasta peligrosas. Para explicarlas hay que ver, como en la dialéctica, la dinámica interna que está en primera fila. Desde afuera, por su parte, hay que medir tanto el yugo geopolítico y geoeconómico imperial con el cual avasalla al mundo los Estados Unidos, como los coletazos de la llamada globalización neoliberal en declive.

Se trata, por un lado, de los síntomas de descomposición de un sistema político mexicano caduco y que se resiste al cambio; la democracia, que se alude cual si fuera mercachifle electoral, como un simple ardid publicitario. Los políticos se quedan con la revisión de los problemas nacionales y el diagnóstico, porque se niegan a emprender  la reestructuración. Por ello tanto parche a la Constitución y tantas leyes “complementarias”, porque los líderes de la clase política defienden privilegios —propios y ajenos, los del poder  económico— frente a cualquier intento de renovación, provenga de donde provenga.

Por eso también la llamada transición del sistema político no cuaja, y se queda en buenas intenciones y enredos discursivos. Porque no hay voluntad política desde la institución presidencial —vivimos en un sistema presidencialista y a ella le competen los primeros pasos—, sobre todo, para negociarla. Porque hay muchas resistencias. Pero se requieren estadistas, no gobernantes. Por eso transiciones como la española tienen mérito; seguro que por su casta imperial y por todos los favores que la vieja Europa le debía. Eso explica los apoyos recibidos.

Los presidentes mexicanos, o bien que no resisten a la presión de los intereses mezquinos de los grupos de poder, establecidos y fácticos, o están sujetos a ellos. Peor cuando se trata de un presidente sin credibilidad, ilegítimo y carente del apoyo de todos los sectores de la sociedad sin los cuales no pasa nada.

Por eso mismo la llamada alternancia del año 2000, se quedó en un simple cambio de estafeta —del ocupante de Los Pinos— entre el Partido Revolucionario Institucional y el Partido Acción Nacional, no se tradujo en beneficio alguno para el país. Nada para el sistema político, tampoco para el modelo económico; ese creador de encumbrados millonarios y tremendo socializador de pobres.



La ilegitimidad, el negocio



Corolario de esta compleja situación, resulta que el pueblo mexicano vive tiempos de inseguridad, incertidumbre, violencia, pobreza, abandono, y miedo en el campo y la ciudad, desde el norte hasta el sur del país. Y las elecciones como parteaguas sui géneris que son, forman parte importante de la renovación de un sistema político mexicano en crisis.

De ahí que la elección sea, como nudo gordiano, también soporte y reproductor dicho sistema político precario. Punto de encuentro o de confluencia entre las fuerzas políticas que se disputan el poder. Eso sí, funciona también como mecanismo legitimador, por el filtro del votante. Por eso no importa que sea legal, esa legalidad intrincada y saturada de normas. ¡Cuántas reformas a las leyes electorales!

¿Por qué y de quién tanta desconfianza?: ¡Que la democracia electoral! ¡Qué el respeto al voto ciudadano! ¡Que las campañas político-electorales! ¡Que los candidatos de los partidos! ¡Que los grandes recursos destinados a las elecciones! ¡Que las propuestas —ausentes— de los candidatos!

Pero, ¡no señores! Como diría Salinas, respeto de Luis Donaldo Colosio siendo el candidato presidencial cuando Manuel Camacho Solís atraía los reflectores como negociador del gobierno frente al EZLN: “No se hagan bolas”.

La verdad es que el fraude electoral es redituable. Es negocio para la clase político-económica porque la ilegitimidad es mejor para ellos. Un presidente ilegítimo no tiene la fuerza, ni consenso, ni credibilidad ni los hilos suficientes para emprender cambios de fondo que atenten contra sus intereses. Y a río revuelto ganancia de pescadores. Porque la elite político-económica presume que el modelo económico neoliberal llegó para quedarse. Y contra toda resistencia tiene la fuerza que manejarlo a su antojo: a la economía y a los políticos.

De ahí que en la práctica política de México, en el ejercicio del poder, la ilegitimidad se haya convertido en ilegalidad. Y la ilegalidad se considere como circunstancial pero a su vez como “normal”. Porque el modelo neoliberal que sirve sólo a los grandes intereses, tanto internos como externos porque desde afuera llegó el Consenso de Washington —así lo firmó, mediante Cartas de Intención en 1983, el ahora extinto presidente Miguel de la Madrid Hurtado y profundizó el ilegítimo Carlos Salinas—, es como cl “cuerno de la abundancia” o una gran alcancía. México es país agraciado de Latinoamérica por su distinción de su marcada desigualdad en la distribución de la riqueza. Y tiene para más, en tanto el modelo siga su curso.

De ahí la guerra continua de los ricos contra los pobres. Porque la trampa neoliberal se sustenta, entre otros candados, en las privatizaciones —llamadas pomposamente “reformas estructurales”— y venta de garaje de los bienes nacionales del otrora Estado benefactor que los administraba, para luego ir a parar a manos de particulares. Dizque por la eficacia del mercado. Patrañas, porque el neoliberalismo resulta a todas luces disfuncional y desarticulador de las economías reales y a beneficio de los capitales especulativos, golondrinos.

Por eso la llamada reforma del Estado en México generó en pocos años un montón de potentados, entre ellos a Carlos Slim ahora el hombre más rico del mundo. Y tantos más, como uno de los favoritos de Forbes, en estos tiempos Joaquín Loera El Chapo Guzmán, líder del cartel de Sinaloa.

¿No era Teléfonos de México una paraestatal? Al igual que el resto de las empresas privatizadas; algunas mal administradas, lo cual también es verdad, pero había una mejor distribución de la riqueza. Y la dinámica económica era otra, generaba empleos y reportaba índices de crecimiento del PIB del 6 por ciento —el llamado “desarrollo estabilizador”.

Por eso el acoso hacia Petróleos Mexicanos iniciado por Carlos Salinas de Gortari, continúa hoy por los panistas (Véase el libro de Ana Lilia Pérez, Camisas azules, manos negras. El saqueo de Pemex desde Los Pinos. Grijalbo, febrero 2010). Sustento del cuento legislativo para brincarse una Constitución que blindara Lázaro Cárdenas desde los tiempos de la nacionalización de Pemex, para impedir el saqueo con la explotación del sector por las trasnacionales petroleras. ¿A beneficio de quién? (Ahora la situación está mucho peor; el saqueo tiene origen corporativo, y el crimen organizado ya llegó. De la misma autora: El cartel negro). Por cierto que los mexicanos pierden, porque las gasolinas están entre las más caras del mundo.


El caso Pemex


Por merecer trato aparte —sigue siendo la empresa más importante del país—, del caso Petróleos Mexicanos en Maniobras del poder escribimos lo siguiente.


Pemex, nido de ratas

*De la expropiación a la privatización

*El saqueo que atenta contra la nación


No queda nada qué celebrar en 18 de marzo con motivo de la Expropiación Petrolera del general Lázaro Cárdenas de 1937-38. ¡Bueno! Ni siquiera el día, porque se perdió con las iniciativas de Vicente Fox, y el aval del Congreso de la Unión, que modificaron el calendario para recorrer algunos días “festivos” como éste, para el lunes inmediato anterior.

El petróleo expropiado se convirtió en petróleo privatizado, de unos años para acá. Y, a estas alturas, casi no hay áreas de Petróleos Mexicanos (Pemex) en las cuales no estén metidas las manos de particulares “amigos” y “contratistas”; sobre todo en la subsidiaria más importante: Pemex, Exploración y Producción (PEP). Bueno, ni siquiera pudieron esperar —los administradores y el gobierno federal panista—, a que la reforma de Calderón fuera aprobada por los legisladores en el Congreso. Hasta la presencia de inversionistas extranjeros ocurrió tiempo atrás.

Basta revisar el libro de Ana Lilia Pérez, Camisas azules… cit.), que desnuda las trapacerías de los panistas, para destapar la cloaca y ver solo algunas de las tantas transas que alimentan la voracidad de las mafias que trabajan en la paraestatal “de todos los mexicanos”, por los negocios que se ofertan (licitaciones amañadas) entre contratistas privilegiados.

Más lo que se acumula con el entreguismo a los beneficiarios mediante figuras anticonstitucionales como fueron los Contratos de Servicios Múltiples (CSM), para algunas empresas extranjeras. ¡Sí, a extranjeros!, porque el petróleo pasó de la Petroleum Company of California (hoy Chevron-Texaco), la Standard Oil Company (hoy Exxon-Mobil), la Pebb Mex Oil Company (hoy Penzoil), de los tiempos de Cárdenas, a las petroleras trasnacionales de ahora: Repsol, Petrobras, Teikoku, Oil Techint, Tecpetro, y D&S Petroleum (p. 47), en los tiempos del PAN. Entreguismo de ¡alta traición contra los mexicanos!

Por eso, a estas alturas del partido no hay nada para celebrar. Todo lo contrario. Hay elementos para castigar a los responsables de tamañas acciones anticonstitucionales y atentatorias de la propia seguridad nacional (el petróleo para cualquier país es asunto de seguridad nacional, ni mencionar a Estados Unidos que por ese motivo emprendió las últimas guerras en Asia Central), porque hay funcionarios que han estado entregando a manos privadas el patrimonio de los mexicanos; el fruto de la decimoprimera empresa mundial de un energético que todavía mueve al mundo de la industria y los servicios.

Denunciar y juzgar, es lo que anticiparon algunos legisladores de oposición al PRI/PAN la semana anterior (sesiones de martes 9 y jueves 11 en la Cámara), cuando panistas y priistas se dieron hasta con la cubeta con motivo de los enjuagues para proteger a Enrique Peña Nieto, rumbo a la elección presidencial del 2012 […], aún a costa del aumento en los impuestos en prejuicio de los mexicanos. Sesión en donde los priistas mostraron la portada del libro citado para arremeter contra César Nava, como amigo cercano de Calderón que —junto con los “treintañeros y arrogantes” yuppies, y el malogrado Juan Camilo Mouriño— hizo negocios privados de la empresa pública número uno del país.

Y así lo asienta Miguel Ángel Granados Chapa en el prólogo del citado libro. “La inclinación de miembros del PAN al latrocinio y al abuso alcanza hasta a los mejores, o que parecían ostentar ese título, hasta que la indagación de Ana Lilia Pérez los puso en su lugar”. Y arremete contra Nava, luego de tantos elementos que aporta la autora. “El caso paradigmático de cuantos están expuestos en estas páginas es el de César Nava. Duró poco tiempo en la oficina del abogado general de Pemex. Pero su huella es tan profunda que parece haber estado allí una eternidad. En poco menos de dos años —de octubre de 2001 a septiembre de 2003— protagonizó casos que en otras circunstancias lo hubieran llevado a los tribunales” (p.p. i, ii). Y en esas anda. Tirando línea como líder de los diputados panistas en San Lázaro.

Baste el tema de los llamados CSM, como lamentable ejemplo. “Documentos internos de la paraestatal y la SFP (Secretaría de la Función Pública) revelan cómo Nava Vázquez, al frente de la OAG (Oficina del Abogado General), autorizó el diseño de los CSM… a la firma Pricewarderhouse Coopers”. Con todo y que “violaba el artículo 27 constitucional, la Ley Orgánica de Pemex y su reglamento, así como la Ley de Obras Públicas y Servicios Relacionados con las mismas (LOPSRM)” (p. 47).

Así, “en el periodo en que Raúl Muñoz Leos era director general de Pemex, Luis Ramírez Corzo director de PEP, y César Nava abogado de la paraestatal, operaron para que ésta suscribiera contratos como si se tratara de una compañía privada, cediendo a terceros la exploración y explotación de pozos. Y al hacerlo pasaron por alto las consideraciones de especialistas adscritos a la OAG, quienes desde 2002, cuando se diseñaron los CSM, advirtieron que el modelo propuesto por Pricewarderhouse Coopers violentaba la ley” (p. 48).

Hay más triquiñuelas: “Al beneficiar a las trasnacionales con contratos por más de 4 000 millones de dólares que les permitiera explorar, explotar, producir, transportar o almacenar gas natural y sus condensados en la Cuenca de Burgos durante 20 años, Nava Vázquez les cedió actividades estratégicas de Pemex, por lo que habría incurrido en supuestas violaciones a los cuatro primeros artículos de la Ley Reglamentaria del Artículo 27 Constitucional, así como a la Ley Federal de Responsabilidades de los Servidores Públicos (LFRSP)” (Ibíd.).

Aparte de Nava, aparecen documentadas las transas de Mouriño, de los hijos de Marta Sahagún en el apoyo de Oceanografía, de negro historial, de Sain Martin. Y tantas personalidades más, como el diputado Nordhausen y Juan Bueno Tenorio. Por esto, el 18 de marzo nada se celebra. [18.3.10]. (Está en: //bit.ly/HymHjd).


Elecciones fraudulentas


Con algunos testimonios. En las últimas décadas, el país cuenta en su haber con un saldo de por lo menos dos elecciones tramposas. Dos elecciones presidenciales agudamente cuestionadas, al grado de cargar con el señalamiento de la ilegitimidad: la de Carlos Salinas de Gortari el 6 de julio de 1988, señalada como la “caída del sistema” porque las trampas impidieron a Cuauhtémoc Cárdenas ser el Presidente. La de Felipe Calderón Hinojosa en el 2006, quien se negó al recuento de votos pese a que la diferencia fue tan pequeña que no le garantizaba el triunfo per sé. Y menos con los engaños cibernéticos que todos vimos la noche del 2 de julio del 2006. Impidiendo así el arribo de Andrés Manuel López Obrador a la silla presidencial. (Véase a: José Antonio Crespo, 2006. Hablan las actas. Las debilidades de la autoridad electoral mexicana, Debate, 2008).

Elecciones de Estado, a fin de cuentas. Porque sin respetar la voluntad popular se construye la imposición de ganadores que deriva en el rechazo y el desencanto popular. Con Salinas se gestó el desastre nacional; con Calderón vino la estocada. Por ello, ambos presidentes requirieron golpes de timón para tratar de legitimarse. Y lo consiguieron a medias, pero cómo han castigado al país.

El primero pretendió lograrlo con El Quinazo, la detención de Joaquín Hernández Galicia líder del sindicato petrolero. Luego la sustitución de Carlos Jonguitud por Elba Esther Gordillo, en deterioro de la educación del país y para el uso político del sindicato magisterial. El segundo se sacó de la manga una guerra contra el narcotráfico, de la cual el país padece ahora las más graves y violentas consecuencias. Porque ningún número de muertos justifica una determinación presidencial de ese tamaño. Y ya van 60 mil, según la estadística, porque la justicia brilla por su ausencia. Sólo hay impunidad. Como si le faltara algo a un sistema político disfuncional, que se distingue también por su elevada corrupción en el ranquin mundial.


1988


Del primero hasta su mentor se arrepintió. Se trata del testimonio de De la Madrid sobre Salinas, que veremos ahora. Hay muchas opiniones, pero veamos sólo algunas. Primero en la reflexión de Porfirio Muñoz Ledo sobre el fraude electoral. Cita larga pero necesaria, porque su significado es mayúsculo para el país. Más cuando Salinas anda escribiendo libros autojustificatorios sobre su gestión. Que más bien son de cinismo y perversidad políticos.

“Un libro esencial —dice Muñoz Ledo— para el conocimiento del acontecer contemporáneo del país es 1988: El año que calló el sistema. Su autora, la noble periodista Martha Anaya. Leerlo es una experiencia estremecedora e imprescindible. Debiera generar un análisis responsable sobre los orígenes inmediatos de la tragedia nacional. No es un alegato ideológico sino un repaso objetivo y documentado de [los] sucesos que descarrilaron el cambio histórico. El abatimiento de los velos piadosos que han encubierto la enorme tradición cometida contra la voluntad popular: el juego suicida entre inercias y mezquindades que ha marcado desde entonces el despeñadero moral de la República.

“La obra en una crónica de las jornadas iniciadas el día de la elección y desarrolladas más tarde entre bambalinas, hasta que el sistema recobró el control político mediante la aceptación —interesada o medrosa— de una victoria oficial que nunca existió, por parte de quienes realmente la obtuvieran. Los testimonios de los actores no dejan lugar a dudas sobre las cuestiones a debate.

“Ante todo el verdadero resultado de los comicios, ¿Cárdenas obtuvo más sufragios que Salinas o sólo quisieron preservar una mayoría holgada para el régimen? Además de que los hechos relativos apuntan inequívocamente en el primer sentido, ninguno de los interrogados afirma que Salinas ganó la elección.

“Quien es titular del Ejecutivo dice: `portar el sambenito del fraude es penoso pero lo hubiera sido más perder el poder´; `a la izquierda no habría ni hay que dejarla llegar´. `Creo que  hice bien en impedirlo´. Aunque no haya sido obra de su firmeza, sino de las maquinaciones del beneficiario primordial.

“La célebre caída del sistema es más sustantiva de lo que muchos suponen. No fue sólo una decisión de emergencia para evitar la diseminación de cifras abundantemente favorables a la oposición en el Valle de México. Derivó también de obstrucciones informativas de los comités estatales, que improvisaban malabarismo para maquillar los resultados en todo el territorio nacional.

“El cúmulo de falsificaciones comprobables, el `escalofrío de Los Pinos´ descrito por la autora, el desconcierto de la clase gobernante, la perceptible neutralidad del Ejército, la convicción de nuestro triunfo en la opinión internacional y sobre todo el enardecimiento popular, habían creado las condiciones para exigir la nulidad de la elección e impulsar una genuina transición democrática.

“Así lo convinimos el 6 de julio en el Llamado a la legalidad redactado por Carlos Castillo Peraza y por mí: `En caso de que no se restablezca la legalidad de proceso electoral no aceptaríamos los resultados ni reconoceríamos a las autoridades que provinieran de hechos fraudulentos, por lo que procederíamos a defender los derechos del pueblo mexicano con todas las armas que la Constitución nos otorga´.

“Las evidencias del fraude eran mucho mayores a las que cualquier legislación establece para anular comicios, y la capacidad de movilización social muy superior a otras que desplomaron regímenes por la vía pacífica. La equiparación con el 68 es desproporcionada, y el hipotético `baño de sangre´, sólo una excusa a posteriori del discernimiento. No era factible, ni con Atila despachando en Palacio.

[…]

“Pudimos ser adelantados de la historia, pero los principales dirigentes carecían de los tamaños para entenderlo. Se requería, como escribió Jorge Castañeda, `una visión de largo plazo y la definición precisa de que la meta era la liquidación del sistema´.

“En aquél entonces le dije: `si dejamos que este chaparrito se recupere y reagrupe sus fuerzas, no nos lo quitamos de encima´. Así sucedió y la derecha se instaló en el poder durante dos decenios para ejecutar un programa radicalmente opuesto al plebiscitado por el pueblo.

“El desastre acaecido hasta hoy es nuestra responsabilidad por omisión y la pequeñez de algunos apenas se distingue de la complicidad.

“Afirma De la Madrid que, al entrevistarse secretamente con su contrincante, Cárdenas admitió la derrota: `Aceptó la victoria de Salinas en los hechos; se sentó con él a negociar´. A cambio de ninguna ventaja política comprobable, ya que todas fueron a las alforjas de Acción Nacional. Para acá reservaron la represión y finalmente el desprecio.

“No imagino a los conspiradores de Querétaro —cierra el autor apaleando a Cuauhtémoc—  negociando en la sombra posiciones con el virreinato ni a los maderistas o constitucionalistas enviando en la batalla mensajes subterráneos de retirada. Para infortunio de nuestra generación, los héroes no se dan en maceta ni la grandeza es un bien heredable”. Hasta aquí. (Tomado de: La vía radical. Para refundar la República. Grijalbo, 2010. P.p. 13-15).

También el periodista Martín Moreno califica: “Salinas de Gortari llegó a la presidencia mediante ese fraude”. (p. 126). Y resalta el diálogo de Martha Anaya con De la Madrid. (P.p. 126-128). “El fraude electoral… radica también en la actuación de los poderes establecidos: en las autoridades electorales, en los presidentes de casilla, en el Tribunal Federal Electoral, en los secretarios de Estado, y en el Presidente de la República”. (p. 128).

Y remata: “El fraude del 88 estuvo en el 50 por ciento de casillas no contadas por la oposición; en las 1 762 con votación absoluta para el PRI y ningún sufragio para otro partido; en el retardo de los resultados electorales. Pero fundamentalmente, estuvo en la intervención del presidente Miguel de la Madrid, utilizando todo el poder del Estado, para manipular y dar tiempo a los operadores priistas para `la votación y adjudicarle el triunfo a Carlos Salinas de Gortari. En resumen, 1988 fue un ejemplo mayúsculo del abuso del poder en México. De ellos, los priistas”. (En: Abuso del poder en México. Aguilar, 2012, p. 130).

En la entrevista con Carmen Aristegui para el libro Transición, De la Madrid no mencionó el fraude electoral, pero sí “rompió la regla de oro” de hablar de su sucesor. Se dijo decepcionado de él. En MVS Radio Noticias, se retransmite la entrevista el 13 de mayo de 2009.

Carmen lanza la pregunta: “¿Qué dice a la distancia de haber sido, porque no me lo va a negar, el factor para que Salinas llegara a la presidencia? ¿Se equivocó?

“MMH: Me siento decepcionado porque me equivoqué, pero en aquel entonces no tenía elementos de juicio sobre la moralidad de los Salinas; me di cuenta después que es conveniente que los presidentes estén mejor informados de la moralidad  de sus colaboradores.

“CAF: ¿Qué le decepcionó más de Carlos Salinas?

MMH: Principalmente esa inmoralidad que hubo.

CAF: Respecto al dinero. ¿Y de su gestión política?

MMH: También creo que cometió equivocaciones graves, que le trajeron la antipatía de ciertos grupos de la población”. (Grijalbo. 2011. p. 108).

Luego Salinas descalificó a su mentor obligándolo, por intermediación de su familia, a firmar un desmentido: que “sus respuestas carecen de validez y exactitud”. Salinas alegó en carta a la periodista sobre la “limitación de sus capacidades” del interlocutor. Hizo todo para eludir políticamente las consecuencias.

Y Aristegui concluye, en entrevista posterior con La Jornada: “Sin que haya un juicio de interdicción, aquí simplemente se aceptó porque Carlos Salinas lo decía. Los ejes de poder de este país silenciaron a un expresidente y por la noche el duopolio televisivo hizo caso omiso; esto último nos habla de uno de los principales asuntos que existen en este país, y que nos hacen pensar que la democracia en México, si es que es tal cosa, es de tan baja calidad que se atenta contra un derecho fundamental de los ciudadanos: el derecho a la información”. (27 de noviembre de 2009). Un régimen absolutamente rudo que lleva 20 años de continuidad, decía Camacho Solís con la entrevistadora.

Pero el dictamen estaba hecho tiempo atrás. Carlos Salinas no se salva del repudio popular, y menos del juicio de la historia.


2006


Sobre el modo bajo el cual Calderón llegó al poder, también se ha escrito lo suficiente como para saber que no ganó con votos sino a chaleco. Es decir con un dictamen torcido del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF). De ahí que en las calles —porque la gente común nunca olvida— el “presidente legítimo” siga siendo López Obrador.

El 30 de mayo de 2010 en la columna “Elecciones a la mexicana”, escribíamos: “El 3 de agosto de 2006, reunidos en un seminario especial de trabajo en el Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), 61 investigadores y científicos de diversas disciplinas pertenecientes a 25 instituciones del país, tras analizar y discutir cuidadosamente los resultados de trece estudios realizados en México y uno en la Universidad de Cornell, Estados Unidos de Norteamérica, con base en los datos publicados por el IFE, concluyeron que en la elección de Presidente de la República del 2 de julio de 2006 hubo anomalías lo suficientemente evidentes que no permiten decir que se haya cumplido con el principio rector de certeza”. (Tomado de: “Elecciones presidenciales. México 2006”, http://bit.ly/w0WUvY). Fraude cibernético.

¿Por qué no se anuló la elección? ¿A cuentas de qué el TEPJF benefició a uno de los candidatos, en su caso a Calderón, sin atender plenamente las anomalías de la citada elección? ¿Por qué el IFE declaró ganador a Calderón sin las evidencias plenas? ¿Los intereses de quién se impusieron para dar el triunfo al PAN? ¿Por no permitir la llegada de Obrador al poder? ¿Por temores de quién o quiénes? ¿Por qué no respetar la voluntad ciudadana? ¿Otro fraude después del 88? ¿Qué clase de presidente sería electo con tamañas anomalías? ¿Se merecen eso los mexicanos? Algunos pocos, los detentadores del poder dirían que sí; de hecho porque lo dijeron es que se validó la elección.

José Antonio Crespo, quien realizó una investigación seria, no pudo concluir que Calderón ganó; aunque tampoco dijo que ganara Obrador. Sólo sembró la duda, que el cúmulo de irregularidades no podía ser el basamento de una determinación legal para el TEPJF, pero lo hizo. Aquí una apretada síntesis de su indagación.

“La elección presidencial de 2006 —comienza diciendo el autor— representó un fracaso, en tanto no pudo generar consenso sobre el resultado, es decir, la convicción generalizada de que quien ganó oficialmente lo hizo en buena lid”.

La equidad en la contienda, la imparcialidad de las autoridades encargadas de organizar y calificar los comicios y la pulcritud del proceso electoral, son elementos que contribuyen a obtener el consenso electoral. Cierto. “Pero no siempre es posible garantizar tales condiciones al cien por ciento; o mejor dicho, casi nunca lo es.” (p. 17).

Dada la demanda del “voto por voto, casilla por casilla”, con la cual Obrador enfiló sus protestas partidistas y de simpatizantes ciudadanos, “me acerqué al PREP del IFE, para preguntar cuántos errores aritméticos detectaba entre los rubros del acta que estaban diseñados para coincidir. La cantidad resultó abrumadora: entre 800 mil y dos millones y medio, según los rubros comparados”. (p. 13).

Luis Carlos Ugalde, presidente del IFE, al difundir los resultados computados dijo: “La regla de oro de la democracia establece que gana el candidato que tenga más votos. Han sido los ciudadanos, y sólo ellos, quienes han decidido el resultado final”. No obstante, agrega Crespo: Si existen votos irregulares o inciertos en número superior a la diferencia entre el primero y el segundo lugar de la contienda, no es posible determinar cuál fue esa voluntad ciudadana de la que hablaba Ugalde.

Y en las conclusiones agrega que a la regla de oro citada por Ugalde suele omitirse que: “Si por un voto se gana o se pierde, basta uno solo que sea irregular, de origen incierto, espurio o que no se hubiera considerado en el cómputo total, para generar incertidumbre en el cómputo total, para generar incertidumbre sobre quién ganó”. (p. 165).

“…Mientras más cerrado es un resultado, más pulcra y equitativa debe ser la elección para que un veredicto estrecho genere, pese a todo, consenso y credibilidad entre los candidatos y sus respectivos partidarios. De lo contrario surgen la incertidumbre, la duda, la impugnación, el cuestionamiento sobre la legitimidad de la elección misma y de su ganador oficial”. (p. 18.)

Y la norma dicta: “La ley de impugnación establece que, cuando los votos irregulares en una casilla no permiten saber por quién votó el electorado de esa casilla, lo consecuente es anular la elección”. (p. 166). Y si los informes de IFE reportaban inconsistencias aritméticas “en las actas de aproximadamente 81 mil casillas (63 por ciento de las poco más de 130 mil casillas que se instalaron)…, el tribunal interpretó en su primera sentencia (5 de agosto) que el IFE debió abrir “todos los paquetes electorales cuyas actas registraran cualquier inconsistencia aritmética…”

Pero no. El IFE sólo abrió el 3.5 por ciento de los paquetes, lo que implicaba que el 96 por ciento restante no fuera abierto en ese proceso conforme lo estipulaba la ley. (p. 167). Así, ante la incertidumbre prevaleciente lo lógico hubiera sido declarar nula la elección, no por la citada ley de impugnación cuando por “la causal de nulidad abstracta… según la cuál  cuando se detecta alguna irregularidad que afecte gravemente alguno de los principios rectores de los procesos electorales —en este caso la certeza—, procede invalidar la elección respectiva”. (p. 172).

Sin embargo, “los magistrados determinaron que las irregularidades detectadas no habían sido determinantes en el resultado…”, pero “la verdad aritmética contenida en las actas electorales difiere, en este punto, de la verdad jurídica determinada por el Tribunal”. (p. 173). En fin, que “el propio tribunal estableció en su dictamen final (5 de septiembre) que la ley de impugnación electoral valía para desahogar los juicios de inconformidad, pero no era aplicable al hacer el cómputo final ni al ponderar la validez de la elección.” (sub. nuestro). (Ib.).

Concluye Crespo con la siguiente metáfora: “Al preguntarle a las actas electorales —únicas con valor oficial para determinar el resultado final— ¿quién ganó?, estas no nos respondieron, como muchos podrían suponer, que triunfó Felipe Calderón. Tampoco responden que ganó Andrés Manuel López Obrador, como muchos otros suponen. Lo que afirman es que  lógica y aritméticamente no es posible saber quién ganó.” Por lo tanto, “el triunfo inobjetable e inequívoco de Calderón se convierte, también a la luz de lo que dicen las actas, en otro mito”. (p. 171).

Luego entonces, “El Tribunal Electoral validó jurídicamente el triunfo de Calderón, para lo cual está facultado, pero no lo demostró fehacientemente. Lo hizo al margen de la información contenida en las actas, en lo que respecta a los votos irregulares”. (Ib.). Las actas dicen algo muy distinto a lo que los magistrados nos informaron que decían.


Un sistema caduco


Desde los asesinatos de Colosio, Ruiz Massieu y Posadas Ocampo, quedó más claro que los grupos políticos estaban dispuestos a seguir disputándose el poder a balazos. Como durante la posrevolución, cuando los generales y caciques controlaban el territorio nacional. Como lo plantea el ya clásico politólogo Don Daniel Cosío Villegas en El sistema político mexicano: “Y en 1928 la lucha facciosa concluyó con la muerte de los tres candidatos revolucionarios: los generales (Francisco R.) Serrano y (Álvaro) Obregón, asesinados, y Arnulfo R. Gómez, fusilado”. (Joaquín Mortiz, p. 37).

Hoy el país parece fuera de control. Sujeto a la voluntad de la élite político-empresarial. Ahora las disputas por una rebanada del pastel son sangrientas. La lucha contra el narcotráfico sacó a los militares a las calles y no hay contención alguna del flagelo. Más allá del arresto de narcos menores, no se vislumbra mayor solución porque la sociedad no encuentra el sosiego, la paz y tranquilidad familiar, la seguridad que necesita para el diario vivir.

Ni los presidentes ni los partidos parecen estar disciplinando siquiera a sus huestes. El autoritarismo presidencialista alentado por el PRI durante su vigencia de siete décadas, entró en descomposición desde los últimos sexenios del priismo neoliberal, y se agravó con la alternancia panista. Más resultó que el PAN llegó a instaurar un gobierno proempresarial todavía más agresivo. Por eso no hay solución a sus promesas. ¿Cuál “tele, vocho y changarro” como prometió Vicente Fox? ¿Cuál presidente del empleo, como lo dijo Calderón?

Las promesas, promesas son. ¡A juzgar por estos tiempos electorales!

¿Alguien de los políticos, aún los candidatos presidenciales (Enrique Peña Nieto por el PRI; Josefina Vásquez Mota del PAN; Andrés Manuel López Obrador por el PRD —con sus satélites los tres—, Gabriel Cuadri de la Torre por el Panal), se acuerda del sistema político mexicano? ¿Algún candidato sabe, y tiene presente que dicho sistema demanda cambios? ¿Qué el sistema político está en vías de descomposición?

El presidente en turno, como cabeza del Estado, es el responsable de las directrices nacionales y de las políticas de seguimiento. El garante del buen funcionamiento del entramado institucional y gubernamental, no para el laissez faire, laissez passer sino para resolver los problemas del país. En dos sentidos: 1) Cambios al propio sistema político mexicano; 2) A la política económica que comprende el modelo de desarrollo y el proyecto de país.

Sin desdeñar la relación de México con el exterior.


El contexto internacional


Por último, el titular del Ejecutivo es el responsable de rendir cuentas por lo que se hace y deja de hacer, ya interna como en política exterior. Y en el terreno internacional, el presidente debe estar atento a las políticas no diplomáticas sino de agresión, injerencista e intervencionismo de los Estados Unidos. No rendir pleitesía, como los últimos presidentes mexicanos, es o debiera ser el reto para el que gane el 1° de julio.

Nada más por tratarse de la cúpula económico-política del poder imperial, hay puntos que no pueden dejar de señalarse:

1.- La política exterior de EU es agresiva. Deriva por lo menos de cuatro momentos clave: a) una concepción geopolítica y geoeconómica trasnacional en Jauja, consolidada durante la segunda posguerra fría (su economía ganó con la fabricación y venta de armas a los países aliados, primordialmente durante la Segunda Guerra, y también con la reconstrucción europea); b) del trastrocamiento causado por la crisis petrolera de 1973, gracias al férreo control de la extracción y exportación por parte de la Organización de Países Exportadores de Petróleo, OPEP; c) ahora en decadencia con el arribo a la primera década del siglo XXI, manifiesta como una crisis inmobiliaria que devino en burbuja financiera en 2007 y estalló fatalmente como crisis profunda  en 2008, misma de la cual ni vísperas tiene de salir porque no ve la luz al final del túnel.

2.- A pesar de las revelaciones del portal Wikileaks que desnudaron por completo al estilo de ejercer la “diplomacia” en contra de todo el mundo, porque las embajadas operan como centro de espionaje, cuando no interviniendo abiertamente en acciones de clara competencia local. La historia latinoamericana redunda en ejemplos de tal intervencionismo.

3.- Los gobernantes mexicanos desdeñan también que de sus políticas de agresión, los EU desatan luego cruentas guerras por motivos de su “seguridad nacional”, como los energéticos petróleo y gas, según lo determinan los estrategas del Pentágono, la maquinaria militar/industrial de Eisenhower más grande del mundo.

4.- La reacción a los atentados del 11/S-2001, más que arremeter contra Osama bin Laden, otrora entrenado por la Agencia Central de Inteligencia para repeler la invasión soviética a Afganistán en 1979, fue el pretexto de EU para invadir ese mismo país en el año 2011, de interés por el control del cultivo de amapola; Irak en 2003, con todo y nunca se demostró la existencia de las “armas de destrucción masiva” en manos de Sadam Hussein, y Paquistán en 2008.

5) Téngase presente que en alianza con Israel, EU amenaza ahora a países como Irán y Siria, lo que puede desatar una guerra más amenazante para la región y el mundo.

Ante este mínimo panorama México carece de una visión geopolítica e institucional, no únicamente de las acciones imperiales de EU en el mundo, sino primordialmente en lo que atañe al propio país. Ni qué decir de un aparato de inteligencia que alerte sobre estas políticas ofensivas gringas. Los órganos locales existentes no funcionan. Sólo generan espionaje, pero contra los “enemigos internos”. Como si no supieran que la amenaza se está gestando desde afuera.

¿Alguien sabe qué intenciones hay atrás de los promotores de la violencia, con programas como la venta de armas a bandas del crimen organizado, a los carteles de las drogas en la frontera norte? Cuidado, porque no son almas de la caridad. Al menos tienen fines desestabilizadores en contra de México. Los energéticos están atrás. ¿Qué más? La ilegitimidad neoliberal le conviene a la elite político empresarial local, pero también al intervencionismo imperial de EU.

A México le urge enderezar el rumbo; esa es la más urgente demanda ciudadana. Para ello se requiere un presidente, sobre todo, legítimo. Estaremos viendo quién lo logra.


*Tomado del N° 1 de Reporte México, Revista de Reportajes. México, abril-mayo de 2012.