jueves, 15 de abril de 2010

2010, CAMBIO EN REVERSA

16/abril/2010

*Una guerra antinarco sin salida
*EU, agazapado para intervenir

“El hombre nace libre, responsable y sin excusas”: Jean Paul Sartre (1905-1980).

Puesto en perspectiva, pareciera que el esperado cambio de los 10 en la historia de México se está cumpliendo, pero a la inversa y con grandes consecuencias. Es decir, el cambio de este 2010, en honor al 1810 de la guerra independentista de España, iniciada por los criollos con el cura Hidalgo como personaje inteligente y culto; un hombre distinguido. Y en honra también al 1910, de una lucha que devino en popular y revolucionaria pero fue iniciada por el terrateniente Francisco I. Madero, en contra del dictador pero modernizador también del país, Porfirio Díaz.
Se trata de la guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado emprendida desde el Estado, la cual avanza a contracorriente porque se inició sin una estrategia clara, sin una planeación inteligente. Una guerra que nació en diciembre de 2006 más como una ocurrencia —parte de un proceso legitimador por una elección presidencial altamente cuestionada, o hasta como una herramienta útil para amedrentar a la sociedad—, puesto que si bien existía el problema de las drogas que, digamos, justificaba un acción de contención, ello resultaba a todas luces insuficiente para meter apresuradamente a las Fuerzas Armadas en su laberinto sin salida. Como se hizo. Y como se ve ahora.
Y a más de tres años, ahí están los resultados de una guerra absurda: todos negativos. No hay un saldo a favor más allá de la detención de algunos cabecillas, la muerte de algunos capos importantes que luego son relevados, y la incautación de armamento y drogas. Cierto. Pero todo insuficiente, porque en el fondo la violencia crece peligrosamente.
Y donde la sociedad llora a sus muertos. Claro que hay bajas entre los soldados, los policías y los narcotraficantes; pero también hay personas inocentes que son vistas como “daños colaterales”: hombres, mujeres, jóvenes y niños. Y los cárteles siguen avanzando en el negocio de la venta de drogas, aquí en México y en el mercado más grande del mundo: en los Estados Unidos, cuyos consumidores pagan en dólares.
Por eso las ganancias son millonarias para los narcotraficantes. Y por eso mismo el negocio es boyante. Ilegal pero próspero. Y los cuantiosos montos van a parar a inversiones para el blanqueo, o a los bancos propios o a los extranjeros. Cuando no a los paraísos fiscales, donde luego las fortunas se incorporan a los flujos globales del capital financiero.
Con ese mismo poderío económico, los cárteles compran armas para participar en la guerra. Para defenderse, o para ir en contra de los otros cárteles que disputan el país como un territorio por partes, por regiones o por estados. Pelean por un negocio del cual, al final de cuentas, hasta los vecinos del norte disfrutan las ganancias. Por eso EU no hace nada para contener el flagelo; porque no le interesa. Tampoco por evitar la violencia; por eso vende las armas, porque México pone los muertos.
Por eso mismo EU, que dice proteger la frontera sur porque el problema de la violencia atenta contra su “seguridad nacional”, no hace lo propio por controlar, que tampoco acabar, con el negocio de las drogas. Como no lo hizo en Afganistán, cuando el Pentágono llegó a controlar también el negocio de la producción de opio. En este sentido, de la lucha contra el narcotráfico, México no cuenta con un aliado. Tiene a un lobo con piel de oveja, dizque con la intención de ayudar pero más bien de intervenir con sus fuerzas armadas. Porque además tiene otros fines: los relativos a la energía.
Más bien que EU es su propio aliado. Como ha ocurrido siempre cuando ve sus intereses amenazados. Como intervino en tiempos de la Revolución Mexicana para el derrocamiento de Madero, o como participó agazapado para dar el golpe tan pronto pudo atentar contra el territorio mexicano, en los tiempos de la independencia. Recuérdese que a principios del siglo XIX, EU estaba en plena intentona expansionista, a partir del aniquilamiento de los nativos. Luego vendrían los zarpazos contra México para apropiarse desde Texas hasta California, entre 1846 y 1848. Y posteriormente la “compra” de Arizona y Nuevo México en 1853.
Ahora que México hace el trabajo sucio en la frontera con EU, ese país se apresta a intervenir. Por eso el rechazo nuestro a que eso ocurra. Por eso el no a la presencia militar en la frontera norte de México. Como si EU aprovechara cualquier inestabilidad del vecino para arremeter en su contra; por eso mismo lo del Estado fallido desde allá. No se ve claro pero las intenciones las tiene el Congreso estadounidense, como se dijo recientemente. Así, en este sentido, pareciera como si el flagelo del narcotráfico estuviera creciendo para justificar la presencia norteamericana. Si no lo es, ojalá porque en México esto no se ve con claridad, mejor. Pero el riesgo que eso implica es latente, y el peligro está vigente.
Además de los caídos por la guerra antinarco en México, ha ocurrido un tremendo desasosiego social. La sociedad tiene miedo a las batallas indiscriminadas, se dice que por la persecución de narcotraficantes, en aquellas ciudades como Juárez, Monterrey, Reinosa, Tijuana, etcétera, donde se presentan las balaceras y caen los inocentes. Hay parálisis y temor por los bloqueos en las calles principales de algunas ciudades. Hay también ciudades y estados completos, como Chihuahua, Nuevo León, Michoacán, Sinaloa y Tamaulipas, donde la violencia es del diario. Y los peligros de convertirse en una víctima más también.
El propio Ejército mexicano está sufriendo un tremendo desgaste, por participar en esta guerra para la cual no fue más que enviado. Obedeciendo órdenes del jefe supremo. Pero los militares han sido obligados a realizar tareas no propias de su función. Por lo mismo, las señales de un retiro parcial del campo de batalla, nos indica que la guerra está perdida tal y cual la estrategia inicial. Hay un cambio de rumbo, pero no está tampoco muy claro de por dónde se camina.
Se dice que urge legislar desde el fuero militar hasta la capacidad de investigación del propio Ejército. Ese es un déficit legislativo que llevará tiempo. Pero también se dice, desde el Congreso, que se legislará para dar mayores armas e investigar desde el corazón de los cárteles: el mundo de sus finanzas vía las casas de bolsa. Pero eso está por verse porque seguramente hay muchos implicados en eso. ¿Hasta los propios bancos?
Parece, en fin, un cambio a la inversa en este 2010, para conmemorar los cambios revolucionarios de otros siglos. ¡Vaya remembranza!

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com

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