lunes, 5 de abril de 2010

DE LA SOCIEDAD Y EL PODER

05/abril/2010

*El Estado, simple herramienta
*Contextualizar desde lo global

“Para que no se pueda abusar del poder, es preciso que el poder detenga al poder”: Montesquieu (1689-1755)

Es muy viejo el precepto —desde Aristóteles— de que el hombre es un “animal social”, así como un “animal político”. Es decir, que en una sociedad no hay para dónde hacerse. Porque no existen los ermitaños. Por más que algún individuo diga que no le interesa ni siquiera hablar de política —como tampoco de religión— donde no hay posibilidad de acuerdo, el hecho de vivir dentro de un núcleo social, grande o pequeño de un país como México, ya lo hace parte integral de dicha sociedad.
Todavía más, porque toda actividad desempeñada para la subsistencia (y por lo tanto productiva y/o que genera alguna retribución económica) está relacionada con otras actividades más grandes que la comprenden, hasta llegar a una de las mayores esferas de la estructuración social y de la ordenación política como la que representa el Estado.
Por lo mismo, es tan extraño escuchar cuando alguien dice no interesarle la política, como si pudiera vivirse en un país de ensueño. O en el limbo. Como si se pudiera hacer uso de un sistema como el educativo, el cultural o el electoral, etcétera, sin pertenecer a ninguno de ellos. Como si se tuviera una credencial de identificación de aceptación general, útil sólo para llevarla en el bolsillo pero no para ejercer el derecho del voto, como ocurre con la credencial de elector.
Lo cierto es, todavía más, que todo individuo pertenece a una cierta clase social, es depositario de determinadas obligaciones y asume ciertos derechos como ciudadano —parte integral— dentro del Estado. En un territorio determinado y con un sistema político previamente definido, acordado y aceptado por todos. Como todo sistema económico, político y social, que es adoptado tras un consenso obligado por y para todos los sectores y clases, quienes en última instancia forman parte de una sociedad históricamente determinada.
Pero el asunto de la sociedad y del poder no para en eso todavía. Si bien hablar de una sociedad cualquiera es andar el camino desde el individuo hasta la pertenencia a una clase social determinada de dicho individuo; hablar del poder es revisar desde el orden político dentro de un sistema erigido para la solución de conflictos de una sociedad, como de las atribuciones otorgadas a algunos ciudadanos para la representación y toma de decisiones dentro de un periodo definido también.
Así, hay quien refiere que el poder como definición es “dominio, imperio, facultad y jurisdicción que alguien tiene para mandar o ejecutar algo” (de la RAE, academia de la lengua española). Pero el poder es aceptado como expresión de la libertad de hacer lo que yo quiero, a la vez que como dominación, o “conseguir que otros hagan lo que quiero”.
En otras palabras, el poder es como lograr que unos individuos hagan u obedezcan las ordenanzas de otros bajo los fines establecidos por estos y en pleno acatamiento o adopción de la mayoría como un acto voluntario y pacífico. En este marco se han desarrollado los estados como instrumentos de dominación y de ejercicio del poder de los unos sobre los otros. Donde los que detentan dicho poder someten a los que solo obedecen las condiciones impuestas, muchas veces como reglas de aceptación también general, y según normas políticas determinadas.
No obstante que en el orden económico, político y social, que es materia del Estado, tampoco es posible hablar del Estado sin más. No hay un Estado aislado y sin relación con otros estados. No ya como Estado nación. Tampoco ahora, en esta era de la globalización de los servicios, o de la globalización financiera y neoliberal, donde el todo abarca hasta lo más elemental. Es decir, que para hablar de la sociedad, del Estado y del poder, hay que hablar también del orden (más bien desorden) internacional. De los estados nacionales y de su interrelación como estados neoliberales. Desde lo individual hasta lo global.
Por lo tanto, tampoco se puede hablar simplemente del Estado sin referencia previa de las otras esferas globales que lo comprenden e integran, como una parte del ejercicio del poder que extiende sus redes también al nivel global. El análisis debe ser, por tanto para entender fenómenos como el que nos interesa a partir de ahora —del poder y sus maniobras—, desde ese contexto general. El poder como instrumento de unos cuantos, donde no interesa el impacto y hasta la descomposición social.
Hay fenómenos recientes, como el del narcotráfico y el crimen organizado, que representan auténticos lastres para la sociedad e incluso amenazas para los propios estados como el mexicano, y cuya compresión resulta parcial en tanto no se vean desde el contexto en que se desenvuelven: desde el ámbito general como problema y negocio intrincadamente global. Es lo global que impacta a lo local.
Pero tampoco queda claro el papel de los protagonistas del poder establecido —o de quienes detentan las riendas del Estado, con los instrumentos que el mismo proporciona— con respecto a quienes igualmente utilizan herramientas aceptadas pero no establecidas para ejercer sus cuotas de poder, con fines similares de control y de dominación.
En otras palabras, más que utilizar el poder para cumplir con los fines que la sociedad demanda, se emplea aún contraviniendo sus principios y en contubernio muchas veces con el poder no establecido pero fáctico que ha penetrado y corroído a la estructura formal aceptada para gobernar y dominar con fines privados.
Contraviniendo su origen y sentido, el poder se deslinda de la sociedad que le da sustento y bajo el cual surgió utilizando al Estado. El poder de unos cuantos se vuelve en contra de su origen, y atenta contra la sociedad. Escudriñar para establecer los límites entre estos instrumentos, será siempre interesante. Hoy se dice que el interés está poniendo los ojos sólo en el Estado. Pero el enfoque es engañoso porque el poder se interpone. Hay que regresar la mirada hacia la sociedad que les da soporte. Hacia allá vamos.

Correo: sgb33@hotmail.com

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