miércoles, 11 de agosto de 2010

MODELO ANTILABORAL

11/agosto/2010

*La quiebra como maniobra neoliberal
*La de Mexicana, una crisis anunciada

¡Ejemplar antisocial! Coludido entre las partes, o mafioso. Con todos sus derivados. Más lo que sigue. Así resulta el sistema retrógrado proempresarial, antilaboral y explotador, que se aplica en México. Esa es la característica primordial del modelo neoliberal, por cierto muy a la mexicana, tramposo porque va con todo y contra todos.
Casi el Paraíso, como la novela de Luis Spota. Ideal para los reyes, los príncipes, los hombres del dinero, pues. Con terreno fértil. En donde la creación de riqueza y su falaz distribución en la modalidad de renta, ha profundizado durante los últimos 30 años —o, digamos, los últimos cinco sexenios, para ponerle nombre y apellido; desde Miguel de la Madrid hasta Felipe Calderón, pasando por Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Vicente Fox— la polarización entre ricos y pobres.
El gobierno “es de empresarios y para empresarios”, de plano lo dijo Fox en su momento. Y hubo de todo; incluso “manos libres” para los narcos. Los otros no lo dijeron, lo defendieron a manos llenas. Léase la privatización dirigida de Salinas para los prestanombres. El lastre Fobaproa-Ipab de Zedillo contra la nación a cuenta del fisco. Los negocios en Pemex para los cuates de Calderón y los panistas. Y la riqueza nacional es el botín. No expuesto, pero sí dispuesto para el más avezado en los negocios. El resto, así sean las mayorías, que se jodan.
A grado tal, que el nuestro es el país con las mayores diferencias distributivas en este terreno en Latinoamérica. Aquí está la elite de muchos de los empresarios más ricos del mundo, comenzando por Carlos Slim [¡y el sonado Joaquín Archivaldo Guzmán Loera, alias El Chapo! Barón de la droga a quien gusta enlistar la revista Forbes entre los potentados. Más no el gobierno mexicano, quien nada sabe de él desde su fuga del penal de Puente Grande, en los tiempos de Fox, como tampoco de su escondite y de sus inversiones ilícitas, o de su cuantiosa fortuna. Pero anda libre], como igualmente el mar de pobres.
La pobreza que avanzó desde la desintegración de la clase media empujándola hacia abajo, orillándola a confundirse con el resto de las clases pobres; empleados, trabajadores de fábricas (nacionales o de maquila), campesinos e indígenas, quienes ganan un salario cada vez más ingrato que no alcanza para lo básico (donde lo básico llega hasta la tortilla y los frijoles). También los indigentes, sector de la pobreza extrema en donde se está arrinconando a los adultos mayores, que cada vez aumentan con pensiones raquíticas y sin atención médica; peor con una política social inexistente o que los reivindique. Nada. Porque el Estado es un instrumento para los menos.
En pocas palabras: crecen los ricos, aumentan los pobres, bajo la simple fórmula de + ricos + pobres. Ese es el saldo neoliberal en México. Se puede revisar cualquier dato estadístico, y la percepción no cambia. Al contrario, se aclara. Cierto que el saldo tampoco es exclusivo de aquí, pero es ejemplar. Es el modelo clásico de los Chicago boys, pero peor que en Chile. Es mejor aquí para los inversionistas, los especuladores, los grandes empresarios (por cierto que los “nacionalista” ora están acá, donde les conviene; ora navegan para allá, pero nadan casi siempre en la indefinición) y los políticos aliados o simplemente amigos de los hombres más ricos del país. El resto no les importa.
Para ello, útil resulta el proceder aplicado. Muy propio de la clase político-empresarial de este país, que es arremeter en contra de los creadores de riqueza —un principio que con regularidad se olvida—; es decir, de los trabajadores. Ahí está el asunto ahora de Mexicana de Aviación. Pero es sólo un ejemplo como tantos otros del actual y los anteriores sexenios indicados.
Golpear a los trabajadores en aras de conseguir el objetivo primordial: mayores ganancias. Un proceder absurdo. Porque en realidad, los trabajadores que se venden como mano de obra, son los creadores de valor y por tanto de ganancias. No al revés.
Pero como el precepto neoliberal, atentatorio de sus principios de “libre mercado”, indica que correr a los empleados o presionarlos para que se “amarren el cinturón” y así no presionen por un aumento salarial, coadyuva a la eficiencia y la productividad —porque reduce los costos—, pues entonces la meta es golpearlos y no precisamente por motivos de la crisis económica.
Para lograrlo hay muchas maneras. Pero entre las más favorecidas están al menos tres: 1) Amenazas y cumplidos de despidos para aligerar la plantilla laboral. 2) Incumplir los acuerdos previos, de contratos colectivos de trabajo, de revisión al alza de las cotizaciones salariales anuales. 3) Desconocimiento de los acuerdos sindicales internos, como la “toma de nota”. Esta última medida corresponde a la secretaría del Trabajo. Y la negativa se ha convertido en desestabilizadora de la representatividad y con ello de la legitimidad de los liderazgos sindicales. Pero con dedicatoria para aquellas empresas que se pretende desintegrar con fines económicos o de los propietarios. La minera, la eléctrica y ahora la de aviación son ejemplos claros.
Con una acotación importante. Recuérdese que los famosos “topes” del salario, de por sí muy bajos, para contener la inflación son viejos. Datan desde el primer gobierno neoliberal de Miguel de la Madrid. Bajo la promesa de regularlos en tanto se contuviera el alza inflacionaria, a la fecha es tiempo que la recuperación duerme el sueño de los justos. Al gobierno se le olvidó, y a los líderes sindicales también. Ese es uno de los déficits de los “representantes”.
El haberse coludido con el poder en beneficio propio y en perjuicio de los trabajadores y de la sociedad en general. La colusión neoliberal de los líderes charros. Serviciales al sistema. Crías de los gobiernos del PRI. Lo reconozcan o no, pero así es. Serviciales en agravio así del poder adquisitivo del salario. Más bien, enemigos de los trabajadores. Tremendo peso cargan sobre sus espaldas. Por útiles que parecen luego.
Finalmente, lo que acontece hoy con Mexicana de Aviación, más que crisis de subsistencia de la empresa, porque es muy rentable, va contra los trabajadores. Amenaza para pilotos y azafatas; la nómina del personal de tierra, administrativo, mecánico y de tráfico, en cuestión. No obstante, en 2006 la negociación entre dueños (Grupo Posadas) y pilotos (ASPA) garantizó para cuatro años no aumentar el salario, reducir la plantilla, aumentar las jornadas, reducir los descansos, ajustar el aguinaldo y la prima vacacional, pagos por hora nocturna y aterrizaje. ¿A quién le sobra voluntad? La voracidad primero.

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com

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