viernes, 20 de agosto de 2010

EVITAR NEOPARÁMETRO DE TERROR

20/agosto/2010

*Urgen empresarios neoloneses y sinaloenses
*Ecos de la guerra en la prensa estadounidense

La protesta de los empresarios neoleoneses encontró eco en The Wall Street Journal. Y ni se diga en México. El sector de los hombres ricos del estado que viven y trabajan en Monterrey —ciudad conocida como La Sultana del Norte— padece el infierno, el cual es provocado por la violencia que han desatado los cárteles del narcotráfico. Se dice que es terreno en disputa entre el cártel de Joaquín El Chapo Guzmán y Los Zetas. Y hace tiempo que ese pleito transcurre a plena luz del día y con saldos trágicos.
El miércoles pasado fue publicado en la prensa nacional el desplegado con un grito desesperado: “Ya basta”. Con un llamado tanto al Presidente Felipe Calderón como al gobernador del estado, Rodrigo Medina de la Cruz, además de los presidentes municipales, los partidos políticos, medios de comunicación y sociedad de Nuevo León. Firmado por organismos como la Cámara de Industria de la Transformación (Caintra), el Consejo Cívico de Instituciones de Nuevo León y la Confederación Patronal de México (Coparmex) que agrupa a la mayoría de “patrones” empresarios del país.
Especialmente para plantear sus demandas de mayor seguridad. Exigen el envío “inmediato a Nuevo León de tres batallones adicionales del Ejército y uno de la Marina” —quizá no sepan por qué esa cantidad de efectivos; pero es el tamaño de su desesperación— para el combate de la violencia en el estado. Así, el “ya basta” es para impedir “que las autoridades se coordinen con lentitud cuando lo que necesitamos es decisión y celeridad. Ya basta de que los distintos órdenes de gobierno se echen la culpa cuando lo que necesitamos es una estrategia común. Ya basta de que subordinen el trabajo en diferentes frentes a sus fines individuales y partidistas”.
El llamado tiene otra finalidad: “Evitar que las bandas de criminales establezcan un nuevo parámetro de terror…, necesitamos responder con decisión, serenidad, fuerza y unidad”, dijeron en el citado desplegado. A partir de que en las últimas semanas la tensión aumentó en ese estado, por el lanzamiento de granadas a varios negocios y los casos más recientes —recuerdan ellos— ocurrieron el miércoles en los municipios de Santa Catarina y Apodaca, y el fin de semana una más fue lanzada a las instalaciones de Televisa Monterrey”.
Limpiar los cuerpos de seguridad, es otra de las peticiones, así como la llamada coordinación de mando única de las fuerzas policiales, para evitar la dispersión en la toma de decisiones. Ese es un tema pendiente, porque recuérdese que el propio Calderón habría prometido enviar una iniciativa para la desaparición de los 2000 cuerpos municipales y fundirlos en las 32 corporaciones únicas. Un asunto que no ha ocurrido, pero que tampoco se ha discutido abiertamente porque no cuenta con todo el apoyo.
La petición se hace en lo particular y en el marco de la desesperación en el que están metidos los empresarios, pero no sólo ellos sino la sociedad neolonesa y el país en general. Por el problema de la proliferación de la violencia emprendida por los cárteles. Reconocen, además, la cada vez mayor colaboración de la sociedad que ha contribuido para que la captura de secuestradores se haya duplicado con respecto a 2009, durante este 2010.
El mismo día del desplegado, miércoles, apareció el cuerpo sin vida de Edelmiro Cavazos, alcalde de Santiago, Nuevo León, secuestrado la noche del domingo inmediato anterior en su domicilio, lo que llenó todavía de mayor indignación al país entero. El temor invade también a los ciudadanos, por los bloqueos continuos (más de una docena ya), los llamados narcobloqueos, a las vialidades de la propia ciudad, que atrofian el tráfico durante varias horas en el día.
La violencia en Monterrey, dice el WSJ en su edición de ayer, es un signo de que la guerra del país contra las pandillas de las drogas se está extendiendo cada vez más de los campos de batalla, a lo largo de la frontera a los enclaves más ricos del país. La gente no creía que iba a pasar aquí, dijo Carlos Jáuregui, oficial de alta seguridad en el estado, pero “ahora la mayoría de nuestros cuerpos policiales han sido infiltrados por la delincuencia organizada”, comenta el WSJ.
Y con dicha apreciación de Jáuregui coincide, también, Sandra Paredes, la dirigente estatal del PAN, en el recuento interesante que hace del tema El Universal (aparecido también ayer bajo el título de “Cómo empezó el infierno”), cuando afirma: “Hay que ser clara y directa: la ola de violencia que vivimos en Monterrey no es sólo producto del enfrentamiento entre grupos rivales del narcotráfico; el problema de fondo ha sido, desde la administración de González Parás, la enorme corrupción de funcionarios. Y eso recrudeció con la llegada de Rodrigo Medina, el actual gobernador”. Señalamiento preciso.
Pero no sólo en Nuevo León. El viernes anterior (día 18 de agosto), también los empresarios de Sinaloa agrupados en la Coparmex, emitían un desplegado para asimismo llamar la atención del Presidente Calderón y del gobernador del estado, Jesús Aguilar Padilla, y manifestar su repudio al aumento de los índices de violencia. Ya “basta de violencia e impunidad”, advertían, porque le han fallado al pueblo sinaloense.
La crítica fue: “Los desfiles no disuaden el delito, ni capturan criminales”; “ya no queremos más declaraciones, discursos y promesas, la seguridad pública es función esencial del Estado y exigimos de los gobernantes el cumplimiento de su compromiso constitucional con el pueblo de Sinaloa”. Aparte que, el 99 por ciento de delitos que quedan sin castigo en el país, refleja “el alto grado de descomposición institucional”.
Siguen: “Causa sorpresa a la sociedad, advertir que en el trabajo de seguridad se den palos de ciego en lugar de utilizar la información de inteligencia, de la que seguramente se dispone, para potenciar la eficacia y obtener resultados”. “Es incuestionable el gran despliegue de recursos y muy lamentablemente y vergonzoso que en lugar de avanzar, la situación de inseguridad viene empeorando”. Y cierra: “Sí, se necesitan mejores leyes, pero sobre todo, se necesitan valor político, inteligencia y coordinación en las fuerzas del Estado para garantizar la paz y la seguridad a los mexicanos. No se puede cambiar la realidad por decreto”. Conciso. Urgen acciones con resultados, el clamor.

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com

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