viernes, 13 de mayo de 2011

MÉXICO, DOBLEGADO A EU

12/mayo/2011

*Política neoliberal, al servicio gringo
*Cuando lo invisible se hace evidente

Nada más basta con echar un vistazo hacia el mediano y largo plazo a la historia económica, política o social de México, para percatarse de algo que resulta lamentable: más que gobernantes del país, los últimos presidentes, hayan sido del Partido Revolucionario Institucional (PRI) o los últimos del Partido Acción Nacional (PAN), parecen ejercer sus funciones sobre todo como empleados del gobierno de los Estados Unidos (EU) [¡que por eso son alumnos egresados de Harvard o cualquier otra universidad gringa!], porque han respondido a rajatabla a los designios de la geopolítica y la geoeconomía imperial.
La razón es muy sencilla: los últimos presidentes, desde Miguel de la Madrid, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox y Felipe Calderón, se han sometido a las políticas procedentes, impuestas, de los EU. Desde los acuerdos visibles —porque en la invisibilidad está la incidencia de todos los organismos de inteligencia de ese país que trabajan sobre México—, como el antiguo GATT (Acuerdo General sobre Aranceles y Comercio), luego las políticas del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, el TLC que derivó en TLCAN cuando se incluyó a Canadá, la OCDE —para llevar al país al primer mundo—, hasta el injerencista Plan Mérida y la intentona invasionista operada por los órganos de inteligencia de EU a raíz del pretexto sucio de la guerra contra el narcotráfico que está cerca de su [no se olvida que antes fue territorio de México] frontera.
La firma de tales acuerdos, tratados, planes, convenios, todos, ha servido para legalizar, con carácter de institucionalización en el aparato estatal de sendos países, la desventaja que tiene México frente a los EU, como se dice de la doble tracción, todo terreno. Se tiene en la economía —colgada la mexicana de aquélla en un 80 por ciento—, vía capitales, inversiones, deuda, operaciones comerciales, etcétera; se sopesa en la política que se ejecuta aquí bajo la vigilancia continua, por no decir que opera bajo la presión constante del espionaje gringo; repercute en la sociedad que es la más dañada en sus niveles de vida.
No resulta exagerado decir que en todos los aspectos de la relación México-EU —que en la práctica es EU-México; ni se hable del papel de la diplomacia de Relaciones Exteriores, que sólo sirve para poner manteles en la mesa donde se sientan a presionar, porque no es a negociar, los gringos con los mexicanos— ha salido perdiendo México desde principios de los años 80 para acá. Y los presidentes del PRI/PAN, simplemente han convalidado todo el atropello porque no han sabido negociar, y sí en cambio entregar a manos de los estadounidenses todo y en su beneficio. Ellos, encantados porque así conviene con sus intereses estratégicos.
Se ha entregado el país en el terreno económico, porque a los presidentes que ejercen el control del Estado mexicano para nada les importa el desarrollo nacional, y la política porque los actores se han dormido en sus laureles. En parte porque igual conviene —y por eso existe la cooptación de líderes, de representantes partidistas y legisladores— a los presidentes y de ese modo se sacuden a los opositores de enfrente, en parte también porque así lo exigen los gringos bajo el argumento de los apoyos que dicen otorgar. Los más sonados son intervencionistas; léase el aval a los triunfos de presidentes cuestionados electoralmente, porque no ganan en las urnas sino con trampas como ha sido el caso de Salinas y de Calderón.
El caso es que ningún presidente ha llevado a cabo una reforma política integral —más allá de los vaivenes coyunturales o sexenales— que busque el acuerdo nacional con inclusión, el avance de la democracia con equilibrio de todos los poderes del Estado, sin dejar de lado a la participación ciudadana. Ni lo uno ni lo otro; es decir, ni el cambio de régimen político ni el rumbo democrático. Todo lo contrario. El régimen político se vuelve tirante porque el presidente ejerce, cada vez más, un presidencialismo autoritario, muy a pesar de las oposiciones internas al sistema. No digamos que la tan anhelada transición democrática se quedó en el pasado, como meta sin cumplir. La tiró por la borda el mismo anhelo por el cambio que le imprimió uno de los presidentes más mentirosos de México: Vicente Fox Quesada.
Y como siempre, la sociedad es la que paga los platos rotos. México es un país cuya desigualdad social es arrolladora. Sin desarrollo económico la industria está deprimida, ni se diga la pequeña y la mediana, la que realmente genera empleo. El campo abandonado. La contención salarial del primer Pacto de Solidaridad de De la Madrid para contener la elevada inflación, se eternizó. La contracción de la economía sirvió solo para crear desempleo. Los pocos ricos son todavía más ricos, por el modelo que genera desigualdad, pero los pobres aumentan y la clase media casi se depauperó.
La situación se complicó desde que los negocios sucios y la ganancia fácil se apoderaron del mercado. Gran parte de la responsabilidad la tienen, desde luego, los políticos comenzando por los presidentes que han dejado intacto el avance de las actividades ilícitas. Pero EU también ha contribuido a eso.
No contentos con el servilismo de los dirigentes de México, los EU han presionado en todos los sentidos. No se olvide que lo que EU no consigue por las buenas lo arrebata y por las malas. Recuérdese que desde la aplicación de los lineamientos neoliberales recomendados por el Tesoro estadounidense, la Casa Blanca, el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional e tutti quanti, México se doblegó a EU. Eso se hizo por las buenas.
Pero por las malas, al negocio del narcotráfico EU le está sacando todo el jugo, porque las principales ganancias están en sus bancos. Incluso muchos de los narcos que trabajan en México viven en EU sin ser molestados. No estaría de más agregar la siguiente hipótesis sobre el origen de programas como Rápido y furioso para la introducción de armas hacia los carteles de las drogas para desgastar a las Fuerzas Armadas de México.
Si EU emprende guerras por el petróleo y el gas del que todavía depende su economía, no estaría de más pensar que el ardid del trabajo sucio de los narcos tiene que ver con la intentona de EU de desestabilizar el norte de México para invadir y apropiarse de las reservas de gas de los estados del norte. Esa es una de sus prioridades geoestratégicas de su relación con el mundo, y México no sería la excepción. No quiere a competidores extraños, como España, país a quien la derecha mexicana del PAN se acercó demasiado en los primeros tiempos de Fox. A contentillo, ahora Calderón está prometiendo abrir más la empresa Pemex a los inversionistas de EU. Eso es entreguismo, o cuando la invisibilidad se vuelve visible.

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
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