miércoles, 11 de mayo de 2011

CALDERÓN-LUNA, LA INOPERANCIA

11/mayo/2011

*Espaldarazo al titular de la SSP federal
*El mensaje que pidió Sicilia no llegó

Por donde se le mire, el hombre no es de confiar. Es el responsable de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP), Genaro García Luna, y de brindar seguridad a los mexicanos pero sin resultados en su haber. Se trata del funcionario cuyo puesto público pidió Javier Sicilia el pasado domingo en el Zócalo capitalino, cuando encabezó la Marcha por la Paz con Justicia y Dignidad que partió del corazón de Cuernavaca en protesta generalizada contra la violencia desatada en el país.
La movilización y el discurso central hicieron eco en todo el país, incluida la clase política que pronto respondió a los reclamos de la marcha. Claro está que la protesta tampoco se hizo solamente para pedir la cabeza de García Luna. El planteamiento de Sicilia fue: “Quiero pedir la renuncia del Secretario de Seguridad Pública. Queremos oír un mensaje del Presidente de la República con esa renuncia diciendo que sí nos oyó”. Luego entonces, se pidió la renuncia, sólo como un mensaje de que el presidente oyó y no se hace el occiso.
La petición no tuvo eco en el gobierno federal. O sea que Calderón no oyó o no entendió el motivo principal de la protesta de los miles, como tampoco reaccionó retirando del cargo a García Luna, sino todo lo contrario; el espaldarazo se dio de inmediato para no tocarlo de donde está, a pesar tanto de no ofrecer resultados a la sociedad en materia de seguridad pública, como tener en su haber señalamientos respecto a su colusión con actividades ilícitas como el secuestro y otra más.
En el primer sentido, basta tener presente el hecho de que las Fuerzas Armadas están haciendo el papel de policía en las calles del país [no obstante ese hecho en sí tiene muchas lecturas, políticas todas], nada menos porque la policía federal no funciona para lo que está. Ni se diga que esa dependencia goza del ejercicio de presupuestos millonarios para equipo, personal y la más moderna tecnología, como medios para incumplir su papel.
En el segundo sentido, recuérdese que en el secuestro y muerte del niño Fernando Martí apareció una mujer de nombre Lorena González Hernández, que resultó ser integrante de la Agencia Federal de Investigación (AFI). Primero el subsecretario Facundo Rosas aseguró que Lorena “no se encontraba en activo dentro de la AFI”; para ser desmentido después por su jefe, García Luna, al afirmar que “Lorena tiene plaza vigente porque sí es agente en activo y tiene derechos laborales como policía en la AFI”, con todo y no estar “adscrita” o vinculada a ningún área “vinculada con el secuestro dentro de la corporación”. Además de Facundo Rosas se menciona a Luis Cárdenas Palomino y al extinto Edgar Millán, como parte del equipo de Luna.
Las denuncias recientes de la periodista de Reporte Índigo, Anabel Hernández, autora de libros como Los señores del narco y Los cómplices del Presidente, sobre las amenazas de muerte que tiene directamente de Genaro García Luna, son no sólo por las publicaciones donde se describe su mansión en Paseos del Sur en Xochimilco —su millonaria inversión no justificada con su sueldo como funcionario público—, sino también por su red de complicidades con el crimen organizado. Sobre esto escribe Miguel Ángel Granados Chapa: “Harto [García Luna] de la información sobre sus nexos [proporcionada por Anabel] con la delincuencia organizada y la actividad ilícita de la plana mayor que lo acompaña desde sus días en la Policía Federal Preventiva” de la cual fue titular. [Ver Proceso 1801, de fecha 05-07-2011].
Pero entonces el presidente no oyó sino que lo apoyó. Al menos el vocero en la materia, el secretario técnico del Consejo de Seguridad Nacional, Alejandro Poiré, salió a decir que “si alguien ha impulsado incansablemente la formación de la policía civil profesional, apegada a la ley, bien equipada y con la capacidades de inteligencia que garanticen la seguridad de la población, esa persona es Genaro García Luna”. Fue el eco de Calderón.
Por lo mismo, y sin el mensaje que pidió Sicilia, como voz de los marchistas por la Paz y contra la violencia, más pronto que tarde se hicieron escuchar los organizadores sobre la inutilidad de acudir al llamado de Felipe Calderón de “reunirse con los principales promotores” de la marcha. Sólo refirió a “voluntad de diálogo franco y honesto” de su equipo de gobierno. Porque, reiteró: “Yo también quiero un México en paz”. También, porque “la inseguridad es un tema —dijo Calderón— de relevancia que debe ser visto como un asunto de todos: gobierno y ciudadanos, y su solución es tarea de todos los mexicanos, a través de las profundas transformaciones institucionales y sociales” [reporte de La Jornada, 10/V/2011].
Palabras, porque así como no movió un dedo para retirar del cargo al titular de la policía federal, menos lo moverá para correr a un funcionario que ni tiene resultados en su haber y sí señalamientos de involucramiento. Todavía falta, sin embargo, que Calderón se sacuda las críticas de los partidos políticos. Pero ni eso será suficiente. No lo fue tras las movilizaciones de 2004 y 2008, no lo será ahora empecinado como es de tal carácter que lo caracteriza por su cerrazón.
Y si no da ese paso de correr a un funcionario inepto, tampoco dará el salto que implica todavía una mayor complejidad: recular en su estrategia de combate al crimen organizado que no pasa de la confrontación directa; llevando a las Fuerzas Armadas a hacer el trabajo sucio, en tanto otros son los que se llevan los laureles: el dinero del gasto en seguridad y las medallas por lo que dejan de hacer.
De seguir las cosas como van, sólo quedará el mecanismo de presión anunciado también por Sicilia en el Zócalo el domingo: la de verse las caras en el proceso electoral con el llamado a no votar. A la sociedad no le dejan medio alguno, institucional desde luego, de opinar y ser tomada en cuenta sobre la recomposición de situaciones tan graves como la inseguridad cual lastre nacional. Que la piensen los actores de la política, de Felipe Calderón ni se diga, porque la sociedad organizada pasará a llevar a cabo acciones de resistencia. De ese tamaño es la inoperancia de Felipe Calderón, seguido de su denostado titular de SSP García Luna. La sociedad tiene la palabra.

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
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