martes, 31 de mayo de 2011

E. A. WAYNE, EMBAJADOR DE GUERRA

31/mayo/2011

*En la visión de la “seguridad nacional” de EU
*Es la “seguridad energética”, la prioridad

Con todo y que Felipe Calderón denosta aquellos que internamente hablan mal de México —¡mugrosa realidad que da motivos!—, no hace lo mismo con otros que, de afuera, conciben de peor manera la situación por la que, de colofón, transita el país durante su sexenio. Y para muestra, un botón.
El personaje que se perfila para ser embajador de Estados Unidos en México, Earl Anthony Wayne —el apellido nos resulta familiar por el actor de las películas de pistoleros y bandoleros del oeste, John Wayne—, desnuda la percepción que del vecino del sur tienen en Washington el presidente Barack Obama —quien lo propuso, siendo el segundo en Afganistán, el pasado 24 de mayo— y sus organismos de inteligencia, la Agencia Central de Inteligencia y demás instituciones de guerra continua como el Pentágono.
Pero el tema va más allá. Se trata de la intencionalidad que permea con dicha propuesta —poco falta en México para que se avale al recomendado de Obama—, del vecino potencial del norte para con su vecino frágil del sur. Porque pasó de: 1) Un embajador espía como Carlos Pascual, operador u atizador de acciones como Rápido y furioso para desestabilizar a México —al fin experto en estados fallidos—, luego quemado por los cables de Wikileaks, pero con secuelas graves para México, a; 2) Otro que pronto presentará sus cartas credenciales a Calderón, en representación de EU, y asumirá cargado con la experiencia/exigencia de un estado en guerra [más bien invadido por su país] como Afganistán.
Eso significa entonces, por lo menos, que EU ve a México como un estado en guerra y como tal su agenda bilateral no dejará el sentido miope [pero intencionado] de la “seguridad nacional” gringa. Sueña Calderón si espera un trato diferente, no digamos del nuevo embajador sino desde Washington, más allá de las prioridades de Obama y la derecha que ya lo tiene controlado. Pero también, que de Wayne podrá esperarse cualquier cosa. Ahí está, en su haber, el conflicto que les generó a los Kirchner siendo embajador en la Argentina, al acusarlos sin pruebas de financiar campañas del venezolano Hugo Chávez, y por eso estuvo a punto de ser expulsado.
Ah, pero eso sí, de Wayne se ha dicho en México, por ejemplo, que es especialista en colocar inversiones, aparte que ¡tiene tres maestrías! No se dice inversiones de qué tipo ni en qué sectores, pero él habla de la importancia económica de la relación de EU con el mundo en esta etapa de globalización. Como tampoco faltó un diputado mexicano que expresó su ignorancia al afirmar que “no importa” que el propuesto embajador de Obama proceda de Afganistán. Pero no da lo mismo de dónde venga. Menos al tratarse del representante gringo. Porque de eso dependerá justamente la agenda y el tratamiento de los temas importantes de la relación bilateral. Pero en fin, que como está sometido a los intereses gringos, ahora representado por el gobierno panista de Felipe Calderón, ni siquiera se cuestiona la propuesta que seguramente será avalada en México.
¿Pero, cabe la pregunta, a qué viene entonces Earl Anthony Wayne? Está claro que los temas no pasarán de los asuntos de la seguridad de EU. ¿Será que llega para profundizar la tirada de Pascual? Entonces es claro que se pueden esperar otras intrigas peligrosas. ¿No vendrá a provocar conflictos internos en México? ¿Vendrá a controlar el flujo de armas de EU a México? ¿Viene acaso a vigilar el proceso electoral de 2012, para que no se descarrile por causes ajenos a Washington? Pero si no es un negociador —porque más allá de su afán rockero y manía de fans de firmar personalmente las visas, o sus lágrimas de cocodrilo como falso sentimentalista—, y es de hablar corto en un español inentendible [se hace alarde que lo aprendido en cuatro meses], entonces viene a imponer.
Más que claro quedará en los primeros meses de su actuación. Porque a ojos vistas, seguro que el gobierno de Calderón no le pondrá peros a Obama; con todo y debería preguntarle a su homólogo la finalidad de un embajador de guerra o, sobre todo, exigirle cambios en el tratamiento de los temas de la relación bilateral. Pero eso no ocurrirá, como tampoco se cuestionó claro/duro y fuertemente el trabajo de Pascual en el país; no lo hizo el gobierno ni tampoco el Congreso. El entreguismo del PAN y de Calderón a los fines gringos del imperio del norte, además del apuntalamiento tras el cuestionadísimo proceso electoral de 2006 cuando usurpó la presidencia, no se lo permite. Problemas de fondo para México. Por eso es que Wayne será el flamante embajador, con todos los peligros que implica su formación y experiencia personal.
El 13 de diciembre de 2004, Earl Anthony Wayne platicó de muchos temas con el entrevistador Harry Kreisler. Entonces Wayne era Secretario Adjunto para Asuntos Económicos y de Negocios del Departamento de Estado. Ahí, a la pregunta de “qué se necesita para hacer bien el trabajo en el servicio exterior”, Wayne respondió que resulta importante dentro de una administración, de gobierno, construir una coalición tras una amplia política para alcanzar los objetivos de Estados Unidos, y trabajar por eso. Además, al repensar cuando terminó la Guerra Fría el significado de eso para EU, se concluyó que no fue sólo el poder político sino “el poder económico por excelencia”.
Al responder sobre “algunas de la tareas interesantes que se encuentran bajo la cartera como consecuencia del 9/11”, Wayne retrotrae algunas “conclusiones” destaca la importancia de la “seguridad energética”. Y se pregunta: “¿Cuántas fuentes de petróleo y gas hay en el mundo? ¿Podemos desarrollar más fuentes? ¿Qué necesitamos hacer para mejorar el clima de inversión en algunos lugares o para aumentar la capacidad de producir?”… Así que comenzamos con una idea muy simple: “No es sólo dinero, sino cómo se utiliza”. Dichas estas palabras no tan lejos, en 2004, salieron de un diplomático todavía no tan experto; pero ahora sí que lo es. Por eso viene a México sin cuestionamiento alguno de por medio.
En otras palabras, hay una constante, esa sí, en esta suplencia de embajadores por parte de EU ahora con respecto a México. México está en la órbita imperial, y además es parte de la seguridad energética por las reservas de petróleo y gas que posee. Mejor dicho, la importancia de México no es porque sea vecino sino porque entra en la lista de las reservas para EU. Eso es lo que no cambia, sea con Pascual o con Wayne como embajadores espía. Eso es lo que no está sobre la mesa de la discusión en México ahora.

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
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