jueves, 3 de febrero de 2011

POLÍTICA DE ESTADO VS INSEGURIDAD

03/febrero/2011

*Comparecencia de Genaro García Luna
*Inexistente política de Estado anticrimen

De secreto a voces… a los cuatro vientos. De improvisación a… ineptitud. De ilegitimidad a… zozobra, generalizada por la violencia en el país. De un Estado medianamente controlado y gobernable en el pasado, hacia un clima de ingobernabilidad creciente hoy. Eso y más contiene el mensaje, y los sinsabores, que dejó con sus afirmaciones durante su comparecencia el titular de Seguridad Pública frente a los legisladores mexicanos, el pasado lunes 31 de enero, el secretario Genaro García Luna. Dejó más errores que aciertos; vacíos que soluciones.
Veamos por qué. Si como dijo el funcionario, en los cuatro años que corren ya desde “la declarada guerra contra la delincuencia organizada, el actual gobierno no ha podido consolidar una política de Estado en materia de seguridad pública”. Y reconoce que una de las claves “para combatir [a] las bandas [del crimen organizado] es terminar con la protección oficial que se les [brin]da desde la administración federal, las estatales y municipales”. ¿A qué se refiere, cuando habla en esos términos, el responsable de la seguridad pública en este país?
A primera vista se trata de dos cosas: 1) la falta de una política de Estado contra el crimen organizado, y 2) el contubernio o el proteccionismo que se le brinda a las bandas de delitos graves como el narcotráfico, desde las instancias del propio gobierno. Ni más ni menos. Es decir, que aparte de la inoperancia —por inexistencia— de las políticas del Estado, y la inutilidad de los funcionarios encargados de brindar seguridad para con la sociedad, en cuatro años no se ha podido elaborar ni consolidar, como dijo el secretario García Luna, una política adecuada. Problema grave.
Es cuando brotan las interrogantes. ¿Y las respuestas quién las proporciona? Comencemos por la segunda parte. ¿Quiere decir eso que no hay avances porque no se hacen las indagatorias, o las averiguaciones judiciales correspondientes, de quién o quiénes desde “la administración federal” están detrás de tamaño contubernio con las bandas de delincuentes? ¿En cuatro años no se ha avanzado en dichas indagatorias? ¿Y desde cuándo vienen operando así las bandas de delincuentes? ¿En dónde están y quiénes son los funcionarios que proveen dicha protección? ¿Por qué armó el gobierno casos como el michoacanazo, para luego pedir disculpas porque se equivocó? ¿Chivos expiatorios?
¿Dónde se esconden los operadores de la administración federal? ¿En qué estados se brinda o se presenta dicha colusión con todo tipo de actividades ilícitas? ¿Es por la debilidad, o el abandono en el que se encuentran los municipios por la carencia de recursos, o porque son los más cercanos al campo, fracciones del Estado, donde prolifera dicha participación?
De la primera parte. ¿Entonces el actual gobierno, o bien no sabe cómo atender el problema, o hay contubernio vil y sabe quién lo proporciona? ¿Por qué cuatro años han sido insuficientes para elaborar y apuntalar una política de Estado? ¿Es decir que lo que comenzó mal, nunca se descubrió en el camino que sigue peor? ¿Acaso el gobierno, en materia de seguridad, no puede con el paquete o se aventó al ruedo sin medir medianamente las consecuencias? ¿Se fue sin el diagnóstico correcto y por lo tanto, igualmente sin la estrategia pertinente?
¿Confirma entonces, el secretario García Luna, que Felipe Calderón dijo la verdad cuando reconoció frente al expresidente español José María Aznar —como se reveló en los cables de la diplomacia gringa dados a la luz por Wikileaks, nunca desmentidos— que subestimó la magnitud de la corrupción y el alcance del narcotráfico como problema [Ver mi artículo: “Michoacanazo, el retroceso”, en http://maniobrasdelpoder.blogspot.com]? ¿Acaso fue considerado por ello como un problema menor? ¿Y por qué no se han hecho los ajustes pertinentes, una vez que salieron a flote las consecuencias? ¿Acaso no cuentan los más de 34 mil asesinatos? ¿Por qué no se ha atendido la presión generalizada de revirar en la estrategia contra el crimen organizado, desde que se vio que no brinda resultados?
¿Por qué se minimizó el problema? ¿A costa de quién? ¿No se ve que el Ejército fue sacado de los cuarteles para hacer tareas que no le corresponden, o sólo para hacer el trabajo sucio en el combate al narcotráfico, cuando era tarea de la policía federal, estatal y hasta local? ¿Acaso se trató del desgaste sin sentido o para atender otros intereses u otras presiones? ¿De afuera o de adentro? ¿A beneficio de quién o de quiénes? ¿La carencia de una política de Estado muestra la debilidad o que es deliberada para abrir las puertas a la intromisión de Estados Unidos, a través del embajador Carlos Pascual, en los asuntos internos del país? ¿Eso se quiso siempre?
¿O qué papel juega EU cuando participa, tratando de dividir a las Fuerzas Armadas mexicanas, apoyando a la Marina y vilipendiando a los militares del Ejército—como quedó en claro también con los cables Wikileaks? ¿Por qué entonces, se les otorga información sólo a —los considerados ahora— marines y no la propia Sedena? ¿Acaso porque ellos son muy nacionalistas y los marinos no? Todavía más, ¿Por qué en la capacitación que está brindando EU a policías y soldados mexicanos, inculca sólo tácticas de confrontación?
¿Acaso EU no aprendió, luego de tantas guerras en el extranjero, que resulta muy difícil el combate a una fuerza irregular —como el pueblo vietnamita que le hizo guerra de guerrillas—, sin atender otros asuntos como los recursos y el abastecimiento de armas? EU está pasando, tímidamente, del espionaje al intervencionismo. Y ese es un problema porque atenta contra la seguridad nacional de México.
¿Por qué se incluye EU en los asuntos internos de México, prometiendo recursos vía su geopolítico Plan Mérida, para luego incumplir? ¿Contribuye en algo más que al espionaje desde la embajada que dirige Pascual, EU cuando promete corresponsabilidad con México al combate al crimen organizado? ¿Por qué permitir el flujo de armas desde la frontera, que viene a parar a manos de los criminales mexicanos? ¿Sólo importa el negocio por la venta de armamento todo calibre? ¿Qué otra intención hay atrás de esas políticas antimexicanas aplicadas de EU? Eso no tiene una respuesta sencilla.
Ineptitud, ese es el síntoma que le brota por los poros al actual gobierno. Y Calderón lleva cuatro años combatiendo al crimen organizado sin más estrategia que el enfrentamiento, con armas, dinero y protección boyantes. Entre más violencia mayor es la ingobernabilidad. Porque no hay política de Estado.

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com

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