martes, 8 de febrero de 2011

ATENTADO A LA LIBERTAD DE EXPRESIÓN

08/febrero/2011

*Despido injustificado de Carmen Aristegui
*MVS alegó violación al “código de ética”

El presidencialismo trasnochado que se lleva a la práctica en México, arremete una vez más contra la libertad de expresión. En esta ocasión le tocó, por segunda vez —porque antes fue despedida de W Radio por cuestiones similares—, a la periodista Carmen Aristegui que sale de MVS Radio después de más de dos años y con el más elevado rating matutino por su importante noticiario de 6 a 10 am.
Como era de esperarse, como el que tira la piedra y esconde la mano, Presidencia se ha deslindado de la salida de Aristegui de la frecuencia radial, pero la decisión vertical y absolutamente contraria de la libertad de ejercicio periodístico, tiene visos de intolerancia y autoritarismo, sea de la empresa en cuestión o de la oficina presidencial. Más claro queda de dónde vino el manotazo, por el tema último tratado por Aristegui —el viernes 4, donde por cierto no afirmó sino sólo informó y luego demandó, en todo caso, que la misma Presidencia aclarase el contenido— sobre el presunto alcoholismo de Felipe Calderón.
Y si se cree de poca monta el poner sobre la mesa un asunto tan importante como delicado, no lo es. Todo lo contrario. Digamos. Más allá de la noticia que generó el despliegue de la manta de los diputados del Partido del Trabajo en el recinto legislativo de San Lázaro, en la sesión del jueves 3 de febrero, encabezados por Fernández Noroña, Mario di Costanzo y Jaime Cárdenas, con referencia al etilismo de Felipe Calderón, bajo el siguiente texto: “¿Tu dejarías a un borracho que maneje tu auto? No verdad, ¿y por qué lo dejas conducir al país?”; insisto, más allá de esa protesta partidista a que tienen derecho los diputados, tanto a los medios como a la sociedad les interesa saber si es verdad o no. ¿En manos de quién está la institución presidencial?
Por cierto que la protesta y posterior salida de los diputados del PAN —y del PVEM, de colofón; en palabras de Pablo Escudero— de dicha sesión, bajo el argumento esgrimido por el diputado Carlos Alberto Pérez Cuevas de que: “La bancada de Acción Nacional se retira de este recinto parlamentario en protesta por el agravio al presidente de la república, a los propios diputados a las instituciones, y sobre todo por el agravio a los ciudadanos que están cansados de ver este circo mediático [según la versión estenográfica de la sesión]”, no fue más que el arrebato de los panistas y el temor a abordar el asunto. ¿Por qué el temor; porque es rumor?
En primer lugar, el tema no es nuevo. Como dijo Aristegui, es corriente en las redes sociales. No sólo eso, mucho se ha comentado en los medios que el país tiene a un presidente de “medio tiempo”. ¿Dónde está la falta de respeto? La falta de respeto es para la sociedad, porque no sabe en manos de quién está, por una parte la “institución presidencial”; por la otra, el destino y las decisiones fundamentales de conducción del país. ¿Por qué en lugar de entrarle los panistas primero, Presidencia después al tema lo eluden?
¿Por qué correr a Aristegui, cuando sólo demandó una aclaración? ¿En dónde está la libertad de expresión? ¿Por qué tirar la piedra y esconder la mano? ¿La sociedad no tiene derecho a saber el estado de salud de su presidente? ¿Cuándo el propio aludido, Felipe Calderón ha desmentido el tema que no es nuevo? La sociedad tiene presente la carta del gurú de Calderón, Carlos Castillo Peraza, misma que fue publicada en Proceso, el 18 de octubre de 2009. O, si es un problema superado, ¿la sociedad tampoco tiene derecho a saberlo? Julio Scherer lo publicó en su libro Secuestrados [ayer lo citó Julio Hernández López en su columna Astilleros de La Jornada] Pero la carta salió en la revista.
Dirigida a Felipe Calderón por Castillo Peraza, seis meses antes de su salida definitiva del PAN, con fecha 31 de octubre de 1997, el autor habla del “sentimiento de frustración, de hastío y hartazgo” que pulula entre sus colaboradores. Dice así: “Llamó mi atención que, individualmente o en grupos menores del reunido, campea un sentimiento de frustración, de hastío y de hartazgo en relación con tu modo de encabezarlos. Las quejas generalizadas son que, al parecer, nadie puede darte el gusto, que das órdenes y las cambias, que pides trabajos intempestivamente —lo que frena las tareas en curso—, que invades las competencias de todos y cada uno de ellos, que los maltratas verbalmente en público y que mudas constantemente de opinión, tardas en tomar decisiones, das marcha atrás, no escuchas puntos de vista de tus colaboradores y haces más caso a ‘asesores fuera’ que a los miembros del equipo que quisiste fuere el tuyo. Se refirieron a contrataciones hechas por ti sin siquiera avisar al responsable del área afectada, y de ‘saltos’ de autoridad de tu parte y de parte de Cocoa [Luisa María Calderón, hermana de Felipe], que producen desorden, inseguridad y disgusto en tu estructura ‘staff’. Salvo Toño Lozano, todos los ahí presentes [se refiere un párrafo anterior a: “Además de Toño y de mi, Adrián, Jorge, Jordi, Gerardo, Juan, Ignacio. Raúl, Luis y Salvador”] expresaron (…) más o menos sentimientos análogos y, lo que es peor, algunos manifestaron que ya esta situación se les volvía personalmente ‘insoportable’ y opinaron que era perjudicial para el CEN y dañina para el partido opinión decidida y clara, y que todos manifestaran, en su turno de dar a conocer sus planes y proyectos, ‘a ver qué dice Felipe’, con inseguridad y con un sentimiento de que tú no confías en ellos. Esto ha trascendido y se comenta en círculos externos, tanto políticos como sociales”.
Y sigue: “Luego en Cocoyoc, llamó asimismo mi atención un tema reiterado de conversación: el de las aventuras más frecuentes —etílicas y demás— de algunos de tus colaboradores. Entendí o creí entender entontes por qué la vida comienza después de las diez de la mañana en el CEN, e incluso a esa hora los escritorios están poblados de tasas de café, vasos de refresco y comestibles; por qué es difícil encontrar a alguien entre las tres y las seis (a veces hasta las siete) y por qué en días como el de ayer, a las ocho de la noche ya no hay virtualmente a quien dirigirse en las oficinas de Ángel Urraza… Felipe está más solo que nunca, pero él es quien ha querido estar así porque no confía en nadie…Tu ‘operativo’ no opera porque espera(n) que tú digas qué y cómo, con tal de no recibir reprimenda pública o privada. Los sentimientos y las actitudes del equipo nacional impactan a dirigentes municipales y estatales, a funcionarios y legisladores”. ¿Secreto a voces?
Esta vez los legisladores del PAN protestaron para no recibir la citada reprimenda. Aristegui fue víctima de tamaños caprichos presidencialistas. ¿O no? Que lo aclare Presidencia. Ver el documento de protesta de la Asociación Mexicana de Derecho a la Información que preside Raúl Trejo Delarbre, donde dice que: “La Presidencia de la República tenía derecho a difundir una aclaración”. Porque el código de ética no basta para correr a Aristegui. Es más un exabrupto, que una justificación.

Correo: maniobrasdelpoder@gmal.com

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