jueves, 7 de abril de 2011

EU, ARTILUGIOS NEOIMPERIALES

07/abril/2011

*México, país que más reciente los impactos
*Atrás está la intentona intervencionista gringa

“¡Pobre México! Tan lejos de Dios y tan cerca de Estados Unidos”: Porfirio Díaz (1830-1915).

Si hace como pato, camina como pato y grazna como pato, es un pato. Si Estados Unidos actúa como imperio, entonces lo es. Lo es muy activamente contra el mundo; lo es con su vecino del sur, México. Así, no hace falta ser un experto en el tema de la relación México-Estados Unidos, o principalmente en los asuntos de la seguridad nacional correspondiente a ambos países, para sopesar —atendiendo a las políticas de cada cual— el impacto y alcance de sus acciones y respectivos nexos.
Se mira en todo, incluso en aspectos de la coyuntura. Ni se diga ahora que, por un lado EU cambió sus parámetros de seguridad a partir del 11/S-2001, y con ello las políticas de sus órganos de inteligencia con prácticas cada vez más sofisticadas; o que México también modificó —a la inversa— los términos de la relación con su vecino del norte soltando deliberadamente tantos hilos como su descuido y entreguismo se lo ha permitido, en sendos sexenios del Partido Acción Nacional.
Estados Unidos, para comenzar, emprende políticas hacia el exterior todo rasero —y México no es la excepción, con todo y comparta una frontera de más de 3 mil kilómetros—, atendiendo al resguardo de sus intereses como nación. Y en primera instancia está su seguridad nacional en materia energética. De ahí su proyección geoeconómica y geopolítica. Primordial resulta la supremacía imperial en el mercado mundial, como garante de la operación económica de sus empresas y el negocio de sus inversionistas en todas las ramas de la economía globalizada; comenzando por un muy activo sector financiero cínicamente especulador. En apoyo está el soporte de la política interior y exterior.
En las políticas contra el mundo, EU no escatima nada; y eso incluye la guerra. Ya promueve en otros países garantizar la instrumentación de modelos económicos como el neoliberal, utilizando a sus organismos afines; o políticos de consenso con el aval tipo Naciones Unidas, que domina a su antojo vía el Consejo General y las cuotas. Ya emprende políticas desde organismos estilo G-7 u OCDE; ya inversiones en sectores clave de las economías —si para ganar-ganar tiene que comprar toda una rama económica lo hace—. Ya en deuda pública de otros Estados —en aras de una estabilidad falaz, porque la misma nunca sirve a intereses locales—. Ya en el sector especulativo —cuando no se apodera del control de las bolsas de terceros, incluso las variables macro—, y todo lo tocante a los negocios formales de la economía globalizada.
O bien utiliza las actividades informales para igualmente conseguir sus metas. Desde los negocios ilícitos como el tráfico de armas, drogas, personas, órganos, lavado de dinero, ¿secuestro?, etcétera. Actividades cuyos dividendos pasan a formar parte de sus fines económicos e imperiales.
Para ambos rieles de su actuación neoimperial, EU utiliza la intriga política, la compra de conciencias [de traidores]; usa el espionaje, el descrédito o descalificación, el complot, inventa ideológica y propagandísticamente al enemigo que para eso cuenta con el aparato televisivo y la industria del cine más grandes del mundo, etcétera. A eso dispone recursos, personal capacitado y las más modernas tecnologías de la comunicación y el cómputo. Es claro que no actúa solo contra el mundo, pues para eso son los socios. Y entre los incondicionales destacan, Gran Bretaña en Europa, Canadá en América, Israel en Medio Oriente, y tantos más en Asia, África y Latinoamérica que se someten a los designios imperiales sin chistar.
Claro está que a la caída del Muro de Berlín y quedarse sin el enemigo al frente, EU inventó el “choque de las culturas o de civilizaciones”. De ahí surgieron los nuevos objetivos, que vinieron a suplir a la antigua URSS y demás países socialistas: los países poseedores de grandes reservas energéticas, su mayor problema —dada su escases de reservas, aún con las que posee en Alaska— para la seguridad nacional.
En objetivos rebeldes se convirtieron países como Irak y Afganistán [el paso geoestratégico en Asia Central, para las venas del petróleo y el gas], porque el resto de reyezuelos y sultanes están abiertamente controlados y sometidos, como sucede con Arabia Saudita, Emiratos Árabes, Kuwait luego del rescate de las manos de Sadam Hussein, entre otros países. El invento del 11/S [auto atentado vil] sirvió para erigir a un contrario: Al Qaeda —comandado por Osama bin Laden, un antiguo socio de empresarios texanos y que sigue vivo, porque no se le cazó como a Hussein—, un grupo de enemigos terroristas a quienes había que perseguir por doquier.
En todo ese contexto de guerra internacional, so pretexto de su seguridad nacional, para EU se dio el replanteamiento de sus políticas con el exterior. En ese marco entró México con dos gobiernos abiertamente sometidos también o claramente entreguistas. Para eso también, a contentillo de EU, en México se dio apertura a un ambiente de guerra. Y, a sugerencia o no, el caso es que la guerra contra el narcotráfico ofreció el pretexto ideal a EU para aplicar contra México toda su estrategia, geopolítica y geoeconómica imperial.
Es claro que no se maneja abiertamente así, pero si se mueve como pato y grazna como pato, luego entonces es un imperio. Contra y a pesar de México. ¿Qué le interesa de México a EU? Sus energéticos. Romper los candados constitucionales para permitir el ingreso a flor de piel de sus empresas a apoderarse del petróleo y el gas. Así tenga que comenzar por la frontera, que para eso le interesa también generar un clima de Estado fallido en esos espacios territoriales.
No de gratis llegó a espiar, y para abastecer a sus servicios de inteligencia, a Carlos Pascual, un experto en Estados fallidos, para hacer de México eso. De ahí la urgencia de la sociedad de presionar, tanto al presidente actual Felipe Calderón, como al propio Congreso —particularmente al senado— a un replanteamiento de programas como el intervencionista Plan Mérida. Ni se diga un replanteamiento del combate al narcotráfico. Porque, también en este contexto analizado, más parece que el crimen organizado hace el trabajo sucio de EU, porque contribuye a desacreditar todo lo que suene a institucional [incluidas las Fuerzas Armadas] y da pie a cualquier intentona intervencionista militar gringa. En mala hora.

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com

1 comentario:

  1. Mi estimado y respetado master y amigo, agradezco profundamente la deferencia que me dispensa y la oportunidad de tener un diâlogo epistolar contigo... MI RESPUESTA A TU COMENTARIO recibido recientemente es extensa por eso te la dejo de esta manera...
    http://www.kaosenlared.net/noticia/aclaraciones-exclamaciones-comentarios-resultas-sobre-dilogo-epistolar
    saludos

    ResponderEliminar