01/septiembre/2010
*El peligro para la seguridad nacional
*Detención La Barbie, cerca del Informe
La masacre de Tamaulipas de los migrantes centroamericanos y sudamericanos abrió muchas lecturas sobre el problema que representa el crimen organizado en México, a estas alturas de la declarada guerra por parte del gobierno federal desde la llegada de Felipe Calderón al poder. Otro tanto ocurrió con la detención en Lerma, Estado de México, de uno de los capos más violentos del crimen organizado, Edgar Valdez Villarreal, de origen texano y mejor conocido como La Barbie, por parte de la Policía Federal y presentado ayer a los medios de comunicación, junto con otros cinco delincuentes.
Dos hechos altamente singulares, por varias razones. Primero sobre el acto delictivo masivo de San Fernando. Porque abre la ventana de riesgo para la seguridad nacional de México. Por varias razones. 1) Porque el control de amplios territorios a manos de bandas del crimen organizado, pone en cuestión al propio Estado: muestra su debilidad por la agudización de la violencia y da al traste con la gobernabilidad del país. El reto de aclarar la masacre no es compromiso solo nacional, es internacional y latinoamericano en particular. 2) La actividad delincuencial como tal, actúa en completa impunidad desde el momento en que la autoridad dejar de perseguirla para indagar los crímenes cometidos (el ministerio público designado para investigar la masacre apareció días después asesinado, un ejemplo), o por temor o por mero contubernio (por todos lados aparecen las narcolistas y no pasa nada).
3) La exposición de los migrantes procedentes del sur de México, que circulan por la franja territorial que va de Chiapas a Tamaulipas —el estado fronterizo con Estados Unidos—, a la extorsión y todo tipo de vejaciones por parte de las bandas que vieron el traslado de ilegales como negocio —de la mano de autoridades de migración, policías estatales, ¿y militares?—, y la necesidad de los criminales de reclutar gatilleros para el negocio de las drogas, orilló a los asesinos a la masacre de las 72 personas el fin de semana antepasado en el municipio de San Fernando. Un acto que, por lo demás, causó indignación en México y repudio generalizado mundial, no sólo de Ecuador, El Salvador, Honduras, Brasil.
4) Deja en claro que los EU no hacen lo propio para contener el flagelo —la demanda de su propio mercado—, puesto que colocan el negocio por delante. Por los miles de millones de dólares que representa para su sistema financiero, tanto el lavado de dinero de procedencia ilícita, como los depósitos bancarios y los ingresos por la venta de armas en la frontera que cae a manos de los narcotraficantes mexicanos. ¿Eso esconde la intencionalidad de EU, que por un lado los criminales hacen el trabajo sucio para justificar la inoperancia del Estado mexicano, y por el otro amenazar con enviar tropas bajo el argumento de su seguridad nacional?
5) O, de plano, como lo asumió en su editorial The New York Times el pasado 29 de agosto, para quien la masacre de Tamaulipas confirmó que desde EU: “Hemos delegado a los señores de las drogas el trabajo de manejar nuestro suministro migratorio, justo como ya manejan nuestro suministro de narcóticos. Los resultados son claros”. Es decir, que para el NYT, EU estaría echando mano de las bandas de criminales para ambos abastecimientos: de drogas y de migrantes. Eso explica, también, la masacre de los 72 inmigrantes centroamericanos y sudamericanos, dice. Porque “tales cosas no existen en aislamiento. Los cárteles mexicanos de las drogas son alimentados desde fuera por el dinero estadounidense, las armas pesadas y la adicción, el imán hacia el norte de los inmigrantes es alimentado por nuestra demanda de mano de obra barata”, concluyó. Y el gobierno mexicano ni está previendo esta serie de circunstancias, ni Calderón está haciendo lo propio en su relación con EU para exigirle a Obama la tan prometida coadyuvancia en el control del múltiple negocio criminal.
Después, sobre la detención de La Barbie, claro está que el gobierno no puede echar las campanas al vuelo. Porque una cosa es el impacto mediático que la captura de tamaño criminal pueda tener, y otra muy distinta que el hecho en sí esté minando a los cárteles de las drogas en México. Tampoco puede ocultarse que se trata de uno de los asesinos más crueles, desde luego. O que la Policía Federal se gane una estrella en la frente. Porque este presunto cabecilla del cártel del extinto Arturo Beltrán Leyva, impuso el estilo sanguinario de descabezar y mutilar a sus víctimas, en las disputas por las plazas importantes.
Tomó notoriedad, se sabe, primero en Tamaulipas [“la joya de la corona, dice Ricardo Ravelo en su libro Los Capos, porque “Nuevo Laredo es uno de los cruces fronterizos más exitosos: siete mil camiones pasan todos los días hacia Estados Unidos, la mayoría de ellos sin ser revisados por las autoridades”], a donde habría llegado enviado por Joaquín El Chapo Guzmán a disputarles el terreno al cártel del Golfo encabezado por Osiel Cárdenas, entonces custodiado por su todavía brazo armado conformado por Los Zetas, exmilitares captados por la delincuencia.
Se dice también que a la fuga de El Chapo de Puente Grande, Jalisco, La Barbie le habría brindado protección con un grupo de seguridad formado ex profeso. El bisoño se habría formado al cobijo de El Chapo, El Mayo Zambada, Nacho Coronel y Arturo, El Jefe de jefes. A la muerte de este último le estaría disputando el liderazgo a Héctor, el hermano de Arturo. A La Barbie se le adjudica la violencia desatada en Guerrero, especialmente Acapulco y en Morelos. Además de la comercialización mensual de una tonelada de cocaína en el Distrito Federal y los estados de México, Morelos, Nuevo León, Tamaulipas y Quintana Roo, además de Guerrero. Tiene cuentas pendientes con la justicia en EU, y por eso todavía la autoridad no decide qué hacer son esa “papa caliente”. Pero es claro que primero debe pagar acá por sus crímenes, más lo que resulte.
Pese a la captura, el crimen organizado no se atiende sin una visión múltiple y global. Tampoco sin el apoyo de los estadounidenses. Pero sin amenazar la seguridad nacional de México. La captura de los capos es apenas el impacto mediático. Pero la realidad no está en las pantallas de televisión. Lejos queda Calderón de acabar con las peligrosas bandas del crimen organizado. Como lejos está de evitar la suspicacia de que la detención de La Barbie se dio programada, apenas dos días antes del IV Informe de Gobierno.
Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
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