viernes, 3 de septiembre de 2010

INFORME PARA EL DESENCANTO

03/septiembre/2010

*IV Informe de gobierno, nada qué ofrecer
*Escenarios a modo en Palacio Nacional

No fue como en otros años de la hegemonía priista. Cuando el día del Informe presidencial se convertía en “El día del presidente”; del recorrido de oropel por las calles, la reverencia incondicional y el besamanos. Tampoco del reporte de ciertos avances a estas alturas del sexenio, del IV Informe. Pero, salvo algunos anuncios poco trascedentes, como si lo fuera. Al menos por los aplausos que irrumpieron el hilo del discurso presidencial, de Felipe Calderón, desde Palacio Nacional ayer. Más no por los resultados.
Eso sí, sin las interrupciones, los gritos y sombrerazos de la oposición. Porque en el Informe sobre el estado que guarda la nación, ya no tienen eco siquiera los cuestionamientos opositores. Gracias a una reforma legislativa mal aprobada. Porque en lugar de enviarse por escrito, el informe debería discutirse de cara al Presidente por todos los partidos políticos, en un ambiente abiertamente democrático.
Lejos de eso, sin embargo, el documento fue presentado en tiempo y forma al poder legislativo. Lo hizo llegar el día 1 de septiembre el titular de Gobernación, Francisco Blake Mora. Lo de ayer fue la visión monotemática de Calderón. El reflejo de una realidad que no se ve desde Los Pinos. Menos en las pantallas de la televisión o desde la simbólica silla presidencial abandonada de Palacio Nacional.
Ante un público de invitados especiales conformado por el gabinete en pleno, gobernadores, representantes de los poderes Legislativo y Judicial, las Fuerzas Armadas, presidentes municipales; cuerpo diplomático, panistas, priistas, políticos, empresarios, académicos, que se concentraron en el patio principal de Palacio Nacional, Felipe Calderón leyó un mensaje a la Nación. Nada nuevo bajo el sol. Logros pírricos, y eso no en los principales problemas nacionales.
Por ejemplo, habló de Oportunidades y de Apoyo alimenticio, paliativos antipobreza electorera. Se olvida que el gobernante no debe entregar el pez sino enseñar a pescar. Y eso obliga, por lo menos, a crear condiciones de empleo, una promesa incumplida desde el inicio de su administración. Ninguna cifra ofrecida, sean 500 u 800 mil al año son suficientes. La demanda anual se suma al rezago histórico del millón 300, aproximados.
En materia de salud, el Seguro popular es un paliativo estadístico de 37 millones. En tanto se deterioran las instituciones del Estado, el IMSS y el ISSSTE. Ni se diga que los problemas estructurales del Seguro. Tan solo el tema de las pensiones pende de un hilo, y como espada de Damocles hoy está presente la amenaza para los jubilados sobre una posible reducción de sus pagos.
En educación, que es pilar fundamental para cualquier país, los rezagos son monumentales. Desde los niveles elementales, en donde no se actualizan los planes y programas de estudio ni se capacita lo suficiente a los maestros —¡bajo ese control del sindicalista oficial!—, hasta el nivel universitario donde los espacios son insuficientes para la demanda de jóvenes que carecen así de oportunidades tanto de educación media como superior. Ahí está el ambiente donde se generan los llamados despectivamente Ninis (jóvenes que ni estudian ni trabajan), siendo que su incorporación educativa y laboral es responsabilidad del propio sistema.
La dizque reducción salarial de altos funcionarios públicos es para taparle el ojo el macho, no para los programas sociales ni para depender menos del petróleo. Será, más bien, que prolifera la creación de fideicomisos, esas figuras jurídicas que luego resultan inescrutables porque son “particulares”, y a donde se están desviando (“invirtiendo”) los fondos públicos producto del subejercicio de las dependencias que no aplican sus presupuestos en tiempo y forma.
Nada se hace para depender menos del petróleo. Antes bien, los panistas ya se acabaron a Pemex, y dentro de poco México estará ¡importando petróleo! El régimen fiscal le clava los dientes al cautivo, y el gobierno no obliga a los grandes empresarios que tienen adeudos a pagar al fisco, porque o eluden o aprovechan cualquier hueco “legal” para no hacerlo. Las reservas internacionales por 106 mil millones de dólares son garantía para el inversionista extranjero. ¿En dónde están los 90 mil millones de dólares que le quitó Hacienda al Banxico, producto de las ganancias extraordinarias, que denunció Labastida?
¿En qué rubros de la economía se crearán los empleos con las reformas a la ley de competencia, para evitar las “prácticas monopólicas? ¿Dónde quedó el discurso de las “reformas estructurales”; será que acaso ya dieron resultados antes de entrar en vigor (pese a su tendencia meramente neoliberal)? Por cierto que uno de los anuncios espectaculares fue decretar para pasar de un sistema de televisión abierta analógica a otro digital de mejor calidad, como zanahoria para abrir la competencia en telecomunicaciones entre unos pocos, claro. ¿Si las inversiones van a generar empleos, en dónde están los que resarcen el daño a los despedidos del SME, tras la extinción de LyFC? ¿Será con los cambios a la ley laboral, si lo que hasta ahora se son despidos de trabajadores? ¿En qué consiste el fomento a la productividad y la modernización del mundo del trabajo?
No se diga en materia de inseguridad. Porque la guerra contra el crimen organizado está perdida. Seguirá así, por el camino de los golpes espectaculares pírricos. La detención de La Barbie, que mereció atención presidencial ayer, huele más a gato encerrado. El tiempo lo dirá, pero para ese asesino todos los capos son malos menos él. No extrañe que pronto pase a ser “testigo protegido”, mientras se lo disputan los productores de cine y la DEA. En tanto continúa la guerra antinarco que acumula ya los 30 mil muertos, con el desgaste innecesario de las Fuerzas Armadas. ¿Hasta dónde? ¿Hasta cuándo?
El caso es que el discurso de Calderón de ayer, no soporta el análisis porque no tiene resultados. Propósitos. Las necesidades de la población seguirán pendientes. El desempleo, la pobreza y la violencia en todo el país. Eso sí, Calderón ganó aplausos. Y en este contexto, los ideales de “los hombres que nos dieron patria” no merecen mención por simple respeto. Así no se celebran fechas clave como la Independencia o la Revolución.

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com

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