martes, 27 de julio de 2010

NARCOTRÁFICO, MÁS PREGUNTAS

27/julio/2010

*Calderón, atrapado sin salida
*El problema que se desborda

“El hombre que escucha la razón está perdido. La razón esclaviza a todos los que no son bastante fuertes para dominarla”: George Bernard Shaw (1856-1950).

La política del avestruz resulta fallida. Como la realidad es inocultable. Y no es, como si se tratara únicamente de una definición de términos. Todo lo contrario. Para México y los mexicanos hablar en estos momentos del problema principal —derivado de la violencia del crimen organizado; sea por la pugna entre bandas del narcotráfico, o por la guerra fallida que en su contra emprendió el presidente Felipe Calderón desde 2006 con el uso del Ejército— que nos aqueja resulta fundamental. Es de la más elevada prioridad.
Es de consenso generalizado, que el primer paso para la solución de un problema está en su reconocimiento. Plantearlo y definirlo es lo que sigue; forma parte dé, para salir del túnel. Así, sopesarlo, revisarlo y analizarlo, para luego sacar conclusiones y decidir qué hacer con él, resulta como de ejercicio elemental. Y no se diga que como cuestión de método resulta muy complicado (algo que seguramente no enseña la Libre de Derecho; lo del método, claro, donde estudió Calderón). Es de simple comienzo, porque no hay más. Y sin diagnóstico no hay solución posible.
Y, en el tema de la inseguridad cabe la siguiente interrogante: ¿Está México haciendo lo pertinente para contrarrestar la violencia derivada de las bandas del narcotráfico, que están luchando entre sí por el control de las rutas, por el trasiego y la entrada por la frontera al mercado consumidor de los Estados Unidos, por un negocio multimillonario? ¿Ha alcanzado niveles de violencia por arriba de los alcanzados en Colombia?
Bueno, y otras preguntas: ¿Se ha prestado siquiera, el actual gobierno que encabeza Calderón, a sopesar el problema y aquilatar sus posibles soluciones, más allá del encierro de Los Pinos o del cónclave panista que le acompaña y es parte de su gabinete presidencial, o de sus discursos televisivos sin mayor sustento en la realidad que las luces de las cámaras? ¿No será que se ha empecinado, que no escucha otras propuestas desde la sociedad porque en verdad considera que las suyas son acertadas y únicas posibles? ¿No ve que está perdiendo la susodicha guerra? ¿O de verdad Calderón considera que la va ganando?
¿En qué momento, o en qué artículo constitucional, se dice que quien sea investido con la banda presidencial tiene en lo adelante la verdad absoluta, como el diagnóstico y la solución de uno y de todos los problemas, simples o graves, como este del narcotráfico que ha infiltrado a todas las estructuras del Estado, quién sabe con qué finalidad —violentarlo o desestabilizarlo con fines perversos, intolerable osadía—, sobre todo porque agrede la estructura social?
Si la cantidad de muertos ronda la cifra de los 25 mil, ¿hasta dónde y cuándo parará esta masacre de mexicanos, muchos de ellos inocentes? Recién el propio Calderón dijo que quería que todos los sectores opinaran sobre el qué hacer para, entre todos, contrarrestar el problema del crimen organizado, pero especialmente el del narcotráfico. ¿Qué han hecho sus cabilderos? ¿A qué llegó el nuevo flamante titular de Gobernación; el tan cuestionado como desconocido Blake Mora? ¿Por qué si Calderón está perdido en la lucha antinarco sostiene todavía al titular de la secretaría de seguridad pública, Genaro García Luna en el cargo?
No se diga que en lo adelante el gobierno aplicará la política (muy grave) de la reacción; es decir, después de los acontecimientos. Cuando otros ponen la pauta. ¡Peligro si son criminales! Como ha ocurrido días después de la difusión del video de youtube sobre el interrogatorio al expolicía Rodolfo Nájera por desconocidos (presuntos Zetas), donde da pelos y señales de las actividades de los reclusos del Centro de Readaptación número 2, de Gómez Palacio Durango, que de noche salían a cometer crímenes por encargo, como el de los 17 asesinados en la quinta Italia Inn el 18 de julio pasado, entre otros. Actividades delictivas bajo el consentimiento y apoyo de la directora del Cereso en cuestión, Margarita Rojas Rodríguez y sus secuaces, cómplices todos por comisión u omisión.
¿O acaso Calderón cree que basta reunirse con el líder del Senado, Manlio Fabio Beltrones, para un buen comienzo? ¿Por qué como presidente no convoca a los interlocutores sociales válidos; acaso por el temor a encararlos como sucedió con las madres de los deudos de la Guardería ABC, de Hermosillo, que le exigieron respuestas que no dio y medidas que no tomó?
Porque no precisamente los “representantes populares” son los interlocutores válidos. Muchos, como el propio Beltrones, traen su propia jugada política. Él busca lo suyo: estar preparado para montarse a la candidatura presidencial del 2012 en caso de que el candidato de Televisa y puntero, Peña Nieto, no soporte las presiones de aquí al golpeteo pre y electoral y se busque relevo.
¿Qué no se ha dado cuenta el propio Calderón, que desde que llegó a Los Pinos (debiera ser Palacio Nacional), carece del diagnóstico apropiado? ¿Y que su propia ilegitimidad le restó poder de convocatoria desde un comienzo? No sólo eso. También que entre más avanza su sexenio más débil y mayor es el golpeteo y daño a las instituciones.
¿Por qué seguir ocultando lo inocultable con la política del avestruz? Si los bombazos de Morelia en 2008, los de Culiacán en 1992 y Guadalajara en 94, el granadazo al consulado de EU en Nuevo Laredo el 10 de abril, la explosión del coche bomba en Ciudad Juárez apenas el día 15 de julio, o tras tropelías de los narcos en contra de policías primero y ahora en contra de la población son actos propios de narcoterroristas, ¿por qué negarlo en lugar de reconocerlo para actuar en consecuencia?
Así lo hizo el embajador de México en Washington, Arturo Sarukhán el día 20 pasado. Le siguió el juego el representante de EU en nuestro país, Carlos Pascual: ¡no es narcoterrorismo! ¿Hasta cuándo replantear la lucha contra las drogas, la estrategia pues? Los desmintió luego el exzar antidrogas de EU, Barry McCaffrey, “no hay duda, lo de Juárez es narcoterrorismo a una escala muy alta”, como declaró a Proceso esta semana.
¿Por qué no aceptar las sugerencias? La sociedad está dispuesta. Las medidas aplicadas en otros países también. Desde Colombia hay propuestas muy claras. Y de otros países también. Pero nada. Felipe sique empecinado. ¿Hasta cuándo? Entretanto, hay más preguntas que respuestas. La patria se lo reclamará. Y no falta mucho…

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com

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