miércoles, 21 de julio de 2010

CAOS DEL SISTEMA DE SEGURIDAD-EU

21/julio/2010

*Top Secret America, reportaje del Post
*De elefante blanco a modelo kafkiano

“Hasta el 11 de septiembre de 2001, la sociedad norteamericana vivía en el concepto de la invulnerabilidad”: Elena Jeannetti Dávila.

A los escondrijos del Sistema de Inteligencia y Seguridad Nacional de los Estados Unidos, hasta allá se ha metido la extensa investigación que se llevó dos años, firmada por los periodistas Dana Priest y William M. Arkin, que aparece en The Washington Post los días 19, 20 y 21de julio, bajo el título genérico: “Top Secret America. A Washington Post Investigation”. Todo para describir su funcionamiento en términos generales, pero también para mostrarlo como una especie de monstruo de las mil cabezas que además opera fuera de todo control.
Un sistema que se expandió alentado por el propio gobierno después de los atentados a las Torres Gemelas del 11 de septiembre del 2001, que: “Se ha vuelto tan grande, tan difícil de manejar y tan secreto, que nadie sabe cuánto dinero cuesta, el número de personas que emplea, cuántos programas existen, o exactamente cuántas agencias hacen lo mismo”, dice el Washington Post en la edición del 19 que aparece bajo el título de “Un mundo oculto, creciendo más allá de control”. No sólo eso, tampoco se sabe si cumple con la encomienda primordial: “brindar seguridad a los ciudadanos” estadounidenses.
Tipificado y reconocido como uno de los más desarrollados del mundo, por la incorporación de las más altas tecnologías — de punta: militares, electrónicos, de cómputo, telecomunicaciones y esquemas de espionaje a escala mundial—, las mejores inteligencias, buena infraestructura y un elevado presupuesto (y no de ahora), del sistema de seguridad de EU se presumía su invulnerabilidad; sin embargo, fue incapaz de anticiparse a los atentados terroristas ocurridos aquél fatídico 11 de septiembre, incluso en las instalaciones del Pentágono en Arlington, Virginia, la sede del Departamento de Defensa. Desde entonces quedó en entredicho en el marco de un mundo globalizado que presume tener todo bajo control.
Pero ahora. Con unas 1,271 organizaciones gubernamentales y 1,931 compañías privadas, que trabajan en programas relacionados con el contraterrorismo, la seguridad interna y labores de inteligencia en alrededor de 10,000 lugares en EU, con cerca de 854,000 personas con autorización para manejar asuntos secretos de seguridad. En Washington se han construido unos 33 complejos de edificios que hacen trabajo de inteligencia súper secreta desde septiembre de 2011. Entre ellas, unas 39 organizaciones hacen análisis de inteligencia, son 26 que realizan inteligencia técnica y 18 que hacen operaciones psicológicas para complementar los análisis.
La magnitud de esta burocracia ha provocado redundancia de recursos y desperdicio de recursos, ya que 51 organizaciones federales y comandos militares ubicados en 15 ciudades de EU, se dedican a rastrear el flujo de dinero proveniente y destinado a las redes terrorista, y las agencias de espionaje producen 50,000 informes de inteligencia cada año, un volumen tan alto que “muchos son rutinariamente ignorados”. El caso es que: “A nueve años —como dice la investigación y reproduce Radio Francia Internacional— de gastos sin precedentes, el sistema instalado para proteger a Estados Unidos se volvió tan denso que es imposible establecer su eficacia”.
El propio jefe del Pentágono, Robert Gates, en una de las entrevistas que respaldan la indagatoria de Dana Priest y William M. Arkin, atina en afirmar que: “La red de inteligencia ha crecido tanto desde el 11 de septiembre de 2011, que abarcarla es una tarea imposible para cualquiera, incluidos el Director de Inteligencia Nacional, el director de la CIA o el propio Secretario de Defensa”, como asegura en la primera parte del Top Secret America, la edición de antier.
No obstante que ya el director interino de Inteligencia, David Gompert, en respuesta al reportaje de investigación del Post, ayer se justificó en los siguientes términos: “Aceptamos que operamos en un ambiente que limita el volumen de información que podemos compartir” (¿compartir?). Pero “así es como los agentes estadounidenses han impedido ataques, y están logrando a diario éxitos no revelados”; con una superposición de agencias “muchas veces intencional”.
Seguramente esta especie de “elefante blanco”, o sistema kafkiano, como calificó a dicho sistema de seguridad nacional de EU la agencia oficial China Xinhua, tiene toda una explicación. Empero, el hecho es que cuenta con una muy compleja y sofisticada red de espionaje e investigación, que además interviene todo tipo de comunicaciones (ver el caso Echelon en: http://maniobrasdelpoder.blogspot.com ), en la conformación también de redes internacionales dedicadas al servicio de inteligencia extranacional. Y algún o muchos beneficios le ha de traer, no obstante tratarse de actividades a todas luces condenables. Ya se indague a individuos, ya a comunidades, ya a cualquier tipo de organizaciones o países enteros.
El caso es que The Washington Post ha puesto al descubierto la operación de un sistema de inteligencia y seguridad que, seguramente, como reconoce el titular de defensa, Gates, “se ha vuelto demasiado grande para su gestión”. Y, por ello “se revisarán los programas”, dijo. Agrega: “A nueve años del 9/11, tiene mucho sentido echar un vistazo a esto y decir: ‘Muy bien, hemos construido tremenda capacidad, pero tenemos más de lo que necesitamos?’”, reflexionó para los reporteros.
Habrá muchas reacciones a esta investigación de Priest y Arkin del Post, pero recapacitarán, más que refutarán los resultados. Porque la investigación se basó en “documentos oficiales y contratos, descripciones de trabajo, registros de propiedad”; así como en “la creación de redes empresariales y sociales, sitios web, registros adicionales y cientos de entrevistas con la inteligencia, los funcionarios militares y de las empresas y los exfuncionarios. La mayoría pidió el anonimato, ya sea porque se les prohíbe hablar en público o porque, dijeron, temían represalias en el trabajo…”.
Un trabajo de top secret, del alcance y nivel de esos a los que nos tiene acostumbrados The Washington Post, desde los reportajes que se convirtieron en el escándalo Watergate que provocaron la caída del en su tiempo presidente Richard Nixon.

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com

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