martes, 13 de julio de 2010

EL FUTURO INCIERTO

13/julio/2010

*Nada seguro, con el PAN y el PRI
*Se desdibuja la izquierda del PRD

“Nada está perdido si se tiene el valor de proclamar que todo está perdido y hay que empezar de nuevo”: Julio Cortázar (1914-1984).

¿Cuál es el balance para México luego del post 2010 electoral? Incierto. Con más perdedores que ganadores, en los hechos la realidad se torna nebulosa. Ya sabemos que el primer gran perdedor fue el presidente Felipe Calderón. Y lo es, en primera instancia porque ha encabezado un gobierno sin resultados (por no decir fallido), y el Partido Acción Nacional cosecha ese desencanto ciudadano. Por tanto, su partido es el segundo perdedor.
El Partido Revolucionario Institucional ganó, pero perdiendo. Con todo y que se consolida como el partido de las mayorías en el país, perdió importantes bastiones, como fueron Oaxaca y Puebla —Sinaloa también—, y le fueron arrebatados por la oposición gracias al desgaste de sus gobernadores. Tanto Ulises Ruiz como Mario Marín representan a lo más deleznable del antiguo régimen priista. Recuérdese que en ambos estados el PRI cumplía 81 años en el poder, de un gobierno feudal-autoritario, caciquil y represor.
El otro gran perdedor resultante de este proceso fue, desde luego, el Partido de la Revolución Democrática. El partido que dice representar a la izquierda de este país. Y ese será el legado de Jesús Ortega, como el dirigente que en su momento ganó la dirigencia, cuando el Tribunal Federal Electoral se la entregó en las manos. Es un liderazgo tan ilegítimo como el de Calderón.
Con la parada obligada que representarán las elecciones que siguen en el 2011 en el país, llama especialmente la atención la del Estado de México donde será el cambio del gobernador. Habrá elecciones en siete estados más —para un total de ocho gubernaturas en juego—, pero la del Edomex será el espacio que defina tanto las estrategias de los partidos hacia la elección presidencial del año siguiente (2012), como las opciones que le dejen o le quiten al candidato “natural” priista Enrique Peña Nieto quien, aparte, se perfila como el presunto “triunfador” para el siguiente periodo presidencial.
Pero el 2010 fue más de zozobra. Con todo y que dieron el resultado esperado las alianzas entre los partidos del extremo ideológico y político nacional, el PAN y el PRD (los dos declarados: el uno a la derecha y el otro a la izquierda, del espectro), porque unidos le arrebataron al PRI Oaxaca y Puebla, a partir de ahora no se sabe qué pasará en esos estados. Porque los ganadores, no siendo de extracción panista ni perredista de compromiso, ¿gobernarán para resolver los problemas de la gente?
Y si antes, tras la firma de las dichosas alianzas se generó una gran polémica, ahora —después de las elecciones— todavía no para. Las críticas son más que merecidas. ¡Que si meramente pragmáticas dichas coaliciones, sobre todo cuestionada la del PAN-PRD! Que si meramente utilitarias. Que si “el poder por el poder”; como el fin que justifica los medios. Y en esto el PRD está recibiendo, merecidamente, los peores señalamientos: que si se derechizó, por sumarse a la derecha. Que si ya perdió la brújula, porque los principios ideológicos y políticos —históricos, además— fueron tirados a la basura. Que ahora sí se confirma su concertación con el PAN y con el presidente Calderón. O, como se afirma, que el PRD se unió al PAN desde que Ortega recibió del Tribunal la estafeta de la presidencia.
Porque en el fondo, y como para alimentar la incertidumbre, también salió a flote que, tanto el PAN como el PRI no hacen por resolver los problemas nacionales. En primer lugar, porque a Felipe Calderón le quedó grande la banda presidencial. Sin diagnósticos, ni planes ni proyectos de solución para el país. En segundo término, tampoco el PRI está fungiendo como la principal oposición ante el gobierno. Por eso se habla de que ambos partidos representan lo mismo.
Aparte, que los priistas han acompañado al PAN, en todo. Desde el apoyo para que Felipe Calderón pudiera tomar protesta, aún de pisa y corre, en el recinto de San Lázaro en 2006. Hasta la otra crítica merecida para el PRI, porque ha palomeado las principales reformas propuestas por el mismo Calderón, desde el poder legislativo; o no ha cuestionado asuntos como la fallida estrategia contra el crimen organizado, ni propuesto más remedios. Pero, peor tantito, porque el PRI que compite tanto en estas elecciones como en las posteriores, tampoco estará modificando sus viejas prácticas.
El PRI está de regreso tal cual. Ni se diga que en la punta de la pirámide se asoma la estrategia del expresidente Carlos Salinas. Dicen los críticos del sistema que el PRI está acostumbrado a una figura recia, una dirigencia con presencia. Al presidencialismo de antes. Por eso Salinas ha conseguido un lugar en eso. El problema, se supone que Salinas está fuera. Más en estos momentos.
Tampoco, como sucedió en Zacatecas por ejemplo, el PRI retorna por sus fueros. No por sus propuestas, cuanto por los pleitos entre el partido de la gobernadora Amalia García y los simpatizantes del exgobernador Ricardo Monreal. Y ese es el partido que se enfila como el ganador hacia el 2011 primero, y rumbo al 2012 después. No obstante, las alianzas dieron sus resultados ahora. Se presume que será lo mismo en 2012. Desde ya, los aliancistas se frotan las manos para seguir con el experimento. Todavía no hacen siquiera el balance de los resultados. Y no tanto por los votos cuando por los desgastes que les traerá dicho examen.
Y no tanto al PAN. Para quien todo lo que caiga es bueno, porque fuera de eso no tiene con qué. Pero el PRD está en riesgo de perderlo todo. O casi. Como lo hemos dicho en otra ocasión: ahora no lo ven los Chuchos, pero el futuro lo espera. Hay quien afirma que será su desaparición. Es posible. Ortega cosechará lo sembrado ahora. Pero ciertamente el PRD cargará con parte del costo político del gobierno fallido de Felipe Calderón.
Peor aún. Así como el PAN no es garantía de resultados. Así como apunta el PRI al no cambio, ¿no es ahora cuando el PRD debería estar buscando su consolidación como partido ante la sociedad, precisamente cuando los del PRIAN se descaran a favor de los mismos intereses? Los perredistas dicen que le apuestan a la democracia, y a que el PRI no regrese al poder en el 2012. Pero, ¿se puede apostar a ganar por ganar sin los principios? Le apuesta a gobernar sin compromisos. Craso error.

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com

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