viernes, 3 de junio de 2011

GUERRA MUNDIAL ANTIDROGAS FALLÓ

03/junio/2011

*México, sin logros del gobierno federal
*Cambio de paradigma, la visión global

“La única cosa que no podemos hacer es continuar pretendiendo que la guerra contra las drogas está funcionando”: César Gaviria.

“La guerra global a las drogas ha fracasado”. Con esta frase lapidaria comienza el “Informe de la Comisión Global de Políticas de Drogas, Junio 2011”, dado a conocer ayer jueves por sus integrantes, entre quienes destacan Carlos Fuentes, César Gaviria, Ernesto Zedillo, Fernando H. Cardoso, George P. Shultz, Javier Solana, Kofi Annan, etcétera. Y las consecuencias son “devastadoras, para individuos y sociedades alrededor del mundo”. A 50 años de la Convención Única de Estupefacientes y 40 años de que el presidente Richard Nixon, “lanzara la guerra a las drogas del gobierno norteamericano, se necesitan urgentes reformas fundamentales en las políticas de control de drogas nacionales y mundiales”.
El fiasco está documentado con datos irrebatibles. Porque los “inmensos recursos destinados a la criminalización y a medidas represivas orientadas a los productores, traficantes y consumidores de drogas ilegales, han fracasado en reducir eficazmente la oferta o el consumo”. Las aparentes victorias en eliminar una fuente o una organización de tráfico son negadas casi instantáneamente por la emergencia de otras fuentes y traficantes. Además, “la producción y el consumo de estupefacientes se ha incrementado de manera dramática, justo durante las décadas en que se proclamó esa guerra. Según cálculos de la ONU, en la década que va de 1988 a 2008 el consumo de opiáceos se incrementó 34.5 por ciento, el de cocaína 27 y el de cannabis 8.5 por ciento”.
Es decir, que “la guerra contra las drogas ha fracasado en reducir el uso de estupefacientes, pero ha llenado nuestras cárceles, ha costado millones en dólares de los contribuyentes, nutrido al crimen organizado y causado miles de muertes”. De ahí se desprende que se necesita un nuevo camino, “uno que retire el poder de las manos del crimen organizado y trate a gente con problemas de adicción como pacientes, no como criminales”.
Al menos en materia de costos, el gobierno de Felipe Calderón, en lo que va de su sexenio, ha gastado 255 mil 108 millones 280 mil pesos en acciones destinadas a “garantizar” la seguridad y la soberanía nacionales. Dicho monto significa el 247 porcentual del presupuesto total de 2011 para la educación superior, de 103 mil 267 millones; o el 533.91 por ciento del total de recursos federales destinados a promover la ciencia y la tecnología, con 47 mil 781 millones. [Con datos de Contralínea, N° 235 del 29 de mayo].
De esos 255 mil millones, las “tácticas de guerra” se habrían llevado 174 mil 756 millones 800 mil pesos”; en tanto la “inteligencia” habría rebasado los 20 mil millones de pesos, según datos de la Cámara de Diputados en materia presupuestal. Presupuesto alto y miras alicaídas, porque la prioridad del gobierno de Calderón ha sido “anular” las amenazas tipificadas en cinco: “La delincuencia organizada, el narcotráfico, la guerrilla, el terrorismo y la vulnerabilidad de las fronteras”, según el análisis del Programa para la seguridad nacional (2009-2012). Ningún logro, o alcance pírrico.
Pero el gobierno mexicano está empecinado en seguir por la senda de muerte, de la confrontación violenta y nada más. No atina en revisar, en discutir abiertamente sus erratas, menos en cambiar una estrategia a todas luces fallida porque las consecuencias son drásticas. Los más de 40 mil muertos, el aumento en el número de carteles de la drogas —de seis a 12—, el incremento exponencial de la violencia en casi todo el territorio nacional —y con ello el clima de inseguridad— el crecimiento de reclusos en las cárceles del país, el acrecentamiento en el consumo de las drogas y la impunidad porque los crímenes no se investigan.
La cerrazón del gobierno mexicano, incluso a discutir temas como la legalización de la cannabis y sus consecuencias, es de una postura lamentable. Pero ahí están las recomendaciones de la citada Comisión de Naciones Unidas, luego del diagnóstico atroz sobre la forma de combatir a los carteles de las drogas y al narcotráfico en general. Ha llamado a “un giro en el paradigma de cómo abordar el asunto de las sustancias ilícitas, que incluye la despenalización y hasta su regulación legal”. Así como “impulsar una revisión internacional de las actuales estrategias de la guerra antidrogas”.
Revisión así como “un nuevo debate” basado en las pruebas empíricas, para “la elaboración de nuevas políticas y medidas que respeten los derechos humanos para reducir en daño que causan las drogas a los individuos y a las sociedades”. En ese tenor, se trata de poner fin a la criminalización y marginación de las personas que consumen droga sin dañar a otros, así como instar a la experimentación por parte de los gobiernos, con modelo de regulación legal de drogas como la cannabis, a el fin de minar el poder del crimen organizado y proteger la salud y la seguridad de los ciudadanos.
De igual modo, ofrecer programas de tratamiento por el abuso de las drogas y la aplicación de principios y políticas de derechos humanos, reducción de daños para consumidores y para individuos que están involucrados en el escalafón más bajo de los mercados de drogas, incluso hasta los granjeros. Cambio de visión, para un cambio de políticas y subsecuente cambio de estrategias.
Un dilema que, ciertamente, no sólo de México sino global, pero los cambios deben arrancar de casa; peor aún cuando se pasa por una situación de gravedad continua. “A pesar de que cada vez hay más pruebas de que las políticas actuales no están logrando los objetivos, la mayoría de los hacedores de política a escala nacional e internacional han preferido evitar el escrutinio abierto o el debate sobre alternativas”. Por ello el informe insta al “cambio de paradigmas”. Un “cambio de paradigma global sobre la prohibición de drogas, sustituyendo las políticas y estrategias antinarcóticos, impulsadas por ideología y conveniencia política, con políticas fiscalmente responsables y estrategias basadas en la ciencia, salud, seguridad y derechos humanos.
Presionar es lo que queda, porque al gobierno mexicano no le cabe la opción del cambio en bien de una lucha que, por donde va, se enfila claramente hacia la derrota. Las secuelas de la dichosa guerra calderonista están a la vista. Seguir los estudios internacionales, convocar al debate con el gobierno del PAN, es lo que queda en México donde la lucha contra las drogas ha tomado tintes en rojo.

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
http://maniobrasdelpoder.blogspot.com

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