23/junio/2011
*Narcos mexicanos, invasión mundial
*Desde EU para Europa, Asia y África
Estados Unidos puso el grito en el cielo, y con razón, cuando descubrió que la actividad de los narcotraficantes mexicanos estaba en al menos 48 de los 50 estados del país —y en algunas provincias de Canadá—, apenas en enero de 2011, con por lo menos 235 centros de distribución. El estudio lo mandó hacer el Laboratorio de Investigaciones del Ejército al Center for a New American Security, y entonces el Departamento de Justicia se apresuró a declarar a los carteles mexicanos, como “la amenaza más grande del crimen organizado en la Unión Americana”.
Entre los estados donde las bandas del narco de México tienen un mayor control, destacan California, Texas y Washington, al igual que el resto, pero no se registra actividad en Vermont y Virginia del Norte. El informe fue elaborado por el excoronel Robert Killeberew y la investigadora Jennifer Bernal y, entre otras cosas, concluyó dos importantes: 1) Las redes que enlazan a los carteles y a los distribuidores mayoristas y minoristas son una amenaza, cuya metástasis ha adoptado una nueva forma de insurgencia criminal que amenaza a los gobiernos y a las sociedades civiles y, cada vez más, a Estados Unidos; 2) Hay un incremento de la violencia causada por los carteles mexicanos en EU y Canadá —donde tienen una mayor presencia— y la indicación de que dichas bandas operan también en países de Europa y África Occidental.
Pero poco antes, en noviembre de 2010 —la nota la dio a conocer el diario mexicano Excélsior—, el reporte del National Gang Center, “Bandas Cárteles y Seguridad Nacional” [de fecha 29 de septiembre], indica que los carteles mexicanos han “instituido un sistema de franquicias” con pandillas locales, incluso de corte racista como la Aryan Brotherhood, Hermandad Aria. Pero lo que preocupa a los EU es el avance del Barrio Azteca, convertido en el primer grupo criminal binacional y cuyo crecimiento amenaza volverse en “insurgencia criminal” [el término “narcoinsurgencia” pronto, y bien, fue rechazado por México].
El estudio fue enviado a los senadores mexicanos por autoridades del vecino país, como soporte de la consideración del narcotráfico como amenaza para su seguridad nacional. La “más grande”, como la catalogarían unos meses después; incluso la brutalidad que se les atribuye hacen “que Al-Qaeda parezca suave”, a decir de viejos policías. Anthony Coulson, por ejemplo, exsupervisor de la DEA en Arizona dijo a NBC: “No puedo explicar cómo alguien pierde su humanidad y recurre a tales extremos”.
Ahí se indica también que los carteles más poderosos de México, “el cartel del Golfo, La Federación de Sinaloa, cartel de los Beltrán Leyva, de Juárez, de Tijuana, La Familia Michoacana y los Zetas”, aparte de extender sus tentáculos a 230 ciudades de Estados Unidos y Canadá, tienen “oficinas” donde hacen presencia comercial —negocios ilícitos, pues— en otras 17 naciones de América, Europa, Asia y África.
En otras palabras, que las bandas del narcotráfico mexicano se apresuraron a suplantar el tipo de “negocio” global que antes era del predominio de los carteles colombianos e italianos, o al revés. Tampoco se olvide que el crimen organizado tiene presencia mundial porque no podría operar de otra manera dadas sus características tanto de producción-cultivo, elaboración como de los mercados. Y que, en fin, se trata de uno de los síndromes más corrosivos y peligrosos de la descomposición del capital-imperialismo mundial sobre todo para las sociedades, aunque no sea así para las finanzas internacionales a donde van a parar los cuantiosos recursos. Por eso, la actividad de los narcos mexicanos se ha globalizado y por ende avanza en sus redes en otros países, aliándose o formando ligas con tantas bandas del crimen como el negocio se los permite.
Unos años atrás, en diciembre de 2008, según reportes de Inder Bugarin en BBC-Mundo, ya los especialistas mostraban preocupación por la presencia del narcotráfico mexicano en Europa. “La mayoría de la cocaína traficada por mexicanos está destinada al mercado estadounidense, pero parece que la situación está cambiando y que Europa se convierte en un mercado atractivo”, dijo Carel Edwards, el jefe de la Unidad Antidrogas de la Comisión Europea. Y agregó: “A nivel bilateral y comunitario [se refiera a la (des)Unión Europea] estamos siguiendo de cerca a los carteles mexicanos, porque es evidente que están diversificando sus actividades en el exterior”.
¿Saturación de mercado o ampliación del negocio? No importa, el caso es que los carteles se expanden allende las fronteras mexicanas, y en Europa cuentan con un mercado extenso, tan sólo cuatro millones de personas consumieron cocaína los últimos 12 meses [se está hablando de 2008], donde en 2006 al menudeo el precio oscilaba por gramo entre 50 y 75 euros.
Los tentáculos alcanzan varios países, que según la policía belga llega a las bandas holandesas, belgas, francesas, españolas, polacas, israelíes y argelinas. En Italia, según la policía de ese país, la ‘Ndrangheta, importaba mensualmente diez kilos del cartel del Golfo que después vendía en varios puntos de Europa. Y para los carteles mexicanos, Europa es importante no sólo por el mercado de consumo, sino también como centro de producción de drogas sintéticas y puntos de enlace con países de África e India. Y así ha crecido la hidra.
Pero eso sí, la actividad del narcotráfico crece incontenible. Y personajes como Joaquín El Chapo Guzmán siguen en las listas de Forbes entre los hombres más ricos del mundo. Con todo y recientemente se dijo, también desde EU, que El Chapo se ha convertido en el más peligroso y el más buscado del mundo de la mafia.
Y el negocio es el negocio. Y jugoso negocio de al menos 400 mil millones de dólares al año que ¿a dónde van a parar? Seguro que no a engordar las almohadas o colchones de los narcos. Van a dar a los mercados financieros internacionales después de ser lavados para incorporarse al mercado formal. Mal por EU que omite hacer algo. Fuertes son los intereses que hay atrás del negocio. Por eso, pese al peligro que representa para el mundo —no sólo para México— nada se hace a nivel global. El dilema es que no parará tampoco la violencia que conlleva. [Véase la nota de Contralínea que inspiró esta columna. Número 238, “Expansión mundial de carteles mexicanos”, de Nancy Flores].
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