15/octubre/2010
*Ahorro de 5 mmdp a favor de la televisora
*A “beneficio” del mercado y el consumidor
“El favoritismo nos grava más pesadamente que muchos de deuda”: Edmund Burke (1729-1797).
Ante las evidencias presentadas, las presiones y argumentos de los propios diputados del Partido Acción Nacional —el partido del presidente Felipe Calderón—, como Teresa Reyes y sobre todo Javier Corral, a Juan Molinar Horcasitas, titular de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes (SCT), no le quedó más que aceptar el entreguismo en favor de Televisa-Nextel de la concesión para operar la banda de 1.9 megahercios con un descuento del 41.4 por ciento, equivalente a 5 mil 075 millones de pesos, en perjuicio del erario público y en contra de otras empresas, también licitadoras, como Telefónica y Telcel.
Fue el miércoles 13, durante una comparecencia del funcionario a puerta cerrada en San Lázaro, en oficinas del PAN de la Cámara de Diputados, donde además de cuestionársele a Molinar sobre el descuento a las empresas mencionadas, lo que atenta contra el patrimonio del Estado, se dijo claramente que el proceso como tal tenía destinatarios. Que fue para favorecer, pues, a Televisa-Nextel en el manejo del espacio radioeléctrico de la oferta pública concedida vía la licitación 21. “¿A cambio de qué?” Le cuestionó Corral.
Y es que, presuntamente, en el proyecto de telecomunicaciones del gobierno de Calderón, se dice emprender una mayor apretura y un acceso digamos democrático a los espacios radioeléctricos sin favoritismos y en contra de la monopolización de empresas prestadoras de aquellos servicios que redundan en beneficio directo de la sociedad. Una falaz propuesta no sólo del gobierno calderonista sino, en general, del modelo neoliberal que pregona dicho como mecanismo para justificar lo que luego revierte. Como en este caso.
Entreguismo a modo. Puesto que, en la argumentación de Molinar, “las bases de licitación se configuraron para abrirle la puerta a Televisa-Nextel con el fin de igualar la competencia y dotarlos de un segmento que en su mayoría tenían Telcel y Telefónica” (ver recuento de La Jornada de ayer). En otras palabras, otorgar un mercado en condiciones similares del otro competidor. Pero, y ¿eso no es privilegiar por parte del Estado, en su caso de la SCT que él encabeza, un bien que debe someterse a condiciones legales como toda licitación?
Sin ser abogado eso es más que obligado. Pero Molinar no lo hizo y ahora se justifica. Así, al tratar de explicar la triquiñuela del “descuento a Televisa-Nextel —agrega la relatoría del diario—, afirmó que si bien esa asociación pagó 180 millones de pesos contra 5 mil millones de las otras compañías que compitieron [¡nótese la regalía!], y ello representa ‘una enorme diferencia de 96 por ciento entre uno y otro pago, y se dice ‘esa es la ganga’, la cifra puede ser engañosa”.
Al aportar datos se descubre la trampa. Dijo Horcasitas: “No se toman en cuenta los pagos que por 17 mil millones debe hacer Televisa-Nextel durante el plazo de la concesión [¿extensivo al tiempo?] ni la inversión que por 18 mil millones de pesos que ambas firmas tendrán que realizar para montar su red [¿en otras palabras, financiarles con recursos públicos hasta su propia infraestructura?].” O sea que, la suma tanto de los pagos en el tiempo de los 17 mmdp como de los 18 en inversión, nos da el monto: “El costo para las empresas por explotación del espectro radioeléctrico de los 35 mil millones”. Y así, asunto arreglado.
El colmo está en su ejemplo para comprar casa: “Es como si ustedes van a comparar una casa y consideran que con el enganche ya han pagado la casa. El enganche les da derecho a la propiedad y al uso de ella, pero tienen la obligación de seguir pagando. Es lo mismo aquí”. No pagos de contado sino parcialidades, además de entregarle la licitación con descuento del 42 por ciento (“redondeado”, dijo). El proceder del titular de la SCT.
De plano, Juan Molinar Horcasitas, “reconoció que las bases de licitación se configuraron para abrirle la puerta a Televisa-Nextel con el fin de igualar [sic] la competencia y dotarlos de un segmento que en su mayoría, alegó, tenían Telcel y Telefónica”. Por eso la concesión fue a modo y se entregó sin considerar la diferencia con las otras empresas, quienes pagarían más en beneficio del erario público. No como finalmente resultó.
Por eso la diputada Teresa Reyes le cuestionó, que la SCT “no preservó los intereses de Estado al otorgar una concesión por un pago reducido con tal de cubrir un proceso a la medida”. Y Corral, que: “Con esta decisión se está dando un golpe letal al Estado de derecho y al mismo Estado. El dilema es moral, no técnico ni de números, sino de la simulación de una maniobra leguleya, la ‘ventana de oportunidad’ legal que se abrió para entregar el título de concesión. La mentira ofensiva o la verdad”.
Tan amañado estuvo el proceso de licitación, denunció Corral, que “él y todo el grupo parlamentario sufrieron la presión de Molinar y de Mony de Swaan para flexibilizar la postura a favor de Televisa”. Por eso la pregunta inicial: ¿A cambio de qué o a beneficio de quién se hizo el “traje a la medida”?, cuestionó Corral. “Es en esa pérdida de nuestros principios donde está la explicación de por qué muchos ciudadanos nos han retirado su confianza. No podemos sentarnos a ver pasar un acto dañino para la nación; tenemos que llevarlo a las autoridades competentes como miembros de un partido que tiene trayectoria y dignidad”.
Eso es parte de lo que ha perdido al PAN. Aunque hay panistas con dignidad, como el propio Corral, quién férreamente ha cuestionado el entreguismo desde la promulgación de la llamada “Ley Televisa”. Hay materia, entonces, para soportar las demandas en contra de la licitación 21. Por lo pronto, está en pie la suspensión provisional del juez de Toluca, no así el recurso con la juez cuarta administrativa en el Distrito Federal, donde se negó a Iusacell el recurso, “porque causa perjuicio al interés social y contraviene al interés público”.
Todavía Molinar tendrá que enfrentar la denuncia penal del Grupo Salinas, pese a una orden judicial en contrario. Tal vez nada revierta el proceso licitatorio tendencioso a favor de la dupla Televisa-Nextel. De lado queda el interés de la sociedad, que demanda tanto la apertura para la competencia, como una visión más allá del encajonamiento falaz [de la caja idiota] de la programación de Televisa. Ya sea para espacios radiales o de imagen. ¿A favor de quién? Dice Molinar que del “consumidor, de la industria”, y a “satisfacción de una buena política pública”. ¿Será?
Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
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