martes, 26 de octubre de 2010

MÉXICO, EN PELIGRO

26/octubre/2010

*Tiempo del rescate, desde la sociedad
*Espejo roto, un llamado de atención

“Una injusticia hecha al individuo es una amenaza hecha a toda la sociedad”: Montesquieu (1689-1755).

¡México está en peligro! Ahora. Como país o como nación. Y no sólo institucional. El caso es que la viabilidad es un riesgo latente. Explicable desde dos puntos de vista, o dos motores principales. En primera instancia, por las causas internas que muestran claros signos de descomposición. En segundo lugar por los derivados externos que presentan un franco deterioro.
La dinámica interna abarca una amplia gama de situaciones —porciones de la realidad—, que en su mayoría presentan ahora un estado de grandes desperfectos. El impacto externo que muestra signos de atraso. Es decir, que la viabilidad como país depende de las imprescindibles decisiones internas, los necesarios proyectos. Porque la dialéctica, la dinámica de una nación, es la que determina sus variables o expresiones: económica, política, social, cultural, etcétera. De ahí las consecuencias hacia afuera. Las políticas externas como espejo de lo que ocurre adentro.
Internamente, México muestra solo los síndromes de su corrosión. Los síntomas de la descomposición que están en el sistema económico, en el político y afectan al esquema también social con su resto de secuelas. Es por la falta de un proyecto viable de nación y su seguimiento. Porque no se diga que a esta alturas de la historia de México no se puede elaborar y llevar a cabo un determinado plan de largo plazo. Todo depende del capitán del barco. En esta caso, del titular del poder Ejecutivo. Es decir, de la cabeza —presidente o estadista— como el pilar del mismísimo Estado-nación.
Bajo el sistema presidencialista que nos rige, pues entonces es tarea del Presidente, que en su caso recae en Felipe Calderón. Pero eso es, con toda precisión, inexplicablemente lo que el presidente actual de México no tiene. Calderón no ha mostrado un proyecto de país, sexenal siquiera. Por eso es que las circunstancias, los problemas, la realidad ha rebasado a las presuntas soluciones. Trátese de las situaciones presentes o de aquellas que han sido enquistadas en el pasado mediato o con alguna historia ya.
Ni en materia económica hay alternativas para contrarrestar las secuelas destructivas del modelo neoliberal. Lo que es lo mismo, no hay una propuesta económica alguna para sacar al país del atraso; siquiera de la coyuntura actual en la cual está postrado por una crisis tan persistente como recurrente. Siguen en pie los preceptos instalados en el país desde los tiempos de Miguel de la Madrid.
Tampoco en materia política hay muestra de avances. La política está en un terrible entrampamiento. Los actores están en todo menos en presionar al gobierno, o en elaborar propuestas para el largo plazo. La élite del poder está dividida, tras la pugna partidista que se disputa las preferencias ciudadanas. Hoy está en juego la definición de las precandidaturas. El 2012 ya domina claramente la actividad política de los actores, partidos y posibles candidatos. Las agendas y las discusiones las dominan los intereses partidarios o de grupo. Que si las alianzas o candidaturas únicas, que si el papel de la derecha o los roles de la izquierda. Cualquier cosa menos el país.
La sociedad está amenazada y padeciendo las secuelas por todos lados. El deterioro de la economía. El impacto por las indefiniciones presidenciales. La falta de apoyo y determinación desde los órganos de representación y por los gobiernos en los tres niveles. El golpeteo desde los órganos de difusión, por el ambiente preelectoral adelantado. Y las presiones para definir al “mejor” candidato rumbo a las próximas elecciones presidenciales.
Y lo que es peor, la agudización y proliferación de la violencia en la mayor parte del territorio nacional, que deriva de la inseguridad desatada desde las organizaciones criminales, particularmente las bandas del narcotráfico que se disputan ciudades completas para el multimillonario negocio de las drogas. Esa constituye la mayor amenaza para la institucionalidad del Estado.
Por eso se habla del Estado que pierde el control de amplias zonas territoriales del país. De estados completos como Sonora, Chihuahua y Tamaulipas. O de Guerrero, Sinaloa, Michoacán, entre otros. Del alcance que llega hasta la pérdida del 71 por ciento del territorio nacional a manos del narcotráfico, según la radiografía que presentó recientemente la Comisión de Desarrollo Municipal de la Cámara de Diputados.
La inexistencia de un proyecto de nación contribuye a la proliferación de los problemas que afectan al país en todos los sentidos. Especialmente por el flagelo del crimen organizado que está sometiendo a la sociedad mexicana al miedo y al Estado a la subordinación. Cada vez aparecen las historias del terror que se vive en muchas ciudades en disputa. Al igual que la inoperancia de las autoridades para contener el problema. Aparecen en los medios casos lamentables como el de Ciudad Juárez y del estado de Chihuahua. La falta de respuesta o colusión de las autoridades, como el señalado caso de la procuraduría de ese estado y los oídos sordos del exgobernador.
Pero principalmente de un presidente que no ha sabido enfrentar los retos que el país representa. Porque es más un dirigente de su partido. Por eso, por su ineficacia, asoman los problemas con el exterior también. De ahí que la amenaza de una posible intervención armada de Estados Unidos está presente. Porque el espejo está roto. Así sea mediante la ampliación del Plan Mérida al estilo del Plan Colombia. La sola mención como posibilidad ya representa una amenaza real. Tanto para la viabilidad de la independencia nacional como para el propio Estado mexicano.
Pronto, Estados Unidos puede alegar riesgos para su frontera con México, por la violencia desatada por el narcotráfico. Así ellos no hagan lo propio para evitar el flujo de armas a México que viene a dar a manos de los criminales. Por corrupción, impunidad, colusión u omisión, el caso es que el crimen organizado ha infiltrado en las altas esferas del poder político en México desde los tiempos de Miguel de la Madrid, y eso ahora se ha convertido en violencia y muerte para la sociedad y en una amenaza para la viabilidad de México como nación.
Por eso, por su dinámica interna sin proyecto de nación ni control del narcotráfico, es que el país se ve amenazado en su integridad e institucionalidad. Como en su seguridad nacional. Por eso el llamado de atención. El rescate será desde la sociedad.

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario