08/agosto/2010
*CISEN, fallas en la inteligencia nacional
*Política de Estado, revisar para fortalecer
Como en muchas otras áreas del país, no hay una política de Estado en materia de Seguridad Nacional a la altura de las circunstancias. Menos con un enfoque geopolítico de largo plazo elaborado en el contexto de la globalización. Porque no existe un proyecto de nación —tanto económico como político— alejado de los caprichos presidenciales sexenales o de los vaivenes partidistas, útil para responder a la coyuntura en la que se desenvuelve, por ejemplo, la lucha contra el crimen organizado frente a la cual están comprometidas las fuerzas militares y policiacas de este país, además de los órganos de inteligencia mexicanos.
Y sin política de Estado, seguirán los palos de ciego; los errores que pueden devenir fatales se muestran ya. De ahí se derivan las múltiples faltas, cometidas en detrimento y a título del Estado (la calificación del Estado fallido favorece más a los intereses de Estados Unidos, y como término deberíamos evitar), así como el desgaste acumulativo derivado para instituciones respetables como las Fuerzas Armadas. Se olvida que ellas hacen su trabajo en acatamiento a la ordenanza jerárquica e institucional del Presiente de la República en turno, pero no les compete (al menos no) exclusivamente a ellas.
Los resultados muestran que la inseguridad no cede y que los cárteles del narcotráfico —principales atizadores de la violencia— persisten en su amenaza por controlar amplias zonas territoriales para la venta y el trasiego de las drogas en detrimento del Estado. Y con estrategias de ataque cada vez más sofisticadas al grado del narcoterrorismo. Si el gobierno no lo reconoce, Washington lo taladra: “Los cárteles de manera creciente usan tácticas terroristas estilo militar para atacar a las fuerzas de seguridad (mexicanas)”, dijo el Departamento de Estado el jueves 5. Es decir, el narco se volvió terrorista. Lo que sigue es el alto impacto para la sociedad (28 mil muertos, según el último dato del director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, CISEN, Guillermo Valdés Castellanos), y el clima de inseguridad creciente en todo el país.
Cuánta razón le asiste a la doctora Elena Jeannetti Dávila, cuando desde 2007, en su libro titulado Institucionalización de un nuevo sistema de inteligencia para la seguridad nacional en México, por el cual recibió el premio a la mejor publicación en “inteligencia y seguridad nacional” por la Asociación Internacional de Analistas en Inteligencia (IALEIEA), pero desoída aquí —un estudio que aborda “los principales factores estratégicos que afectan la seguridad nacional de nuestro país”, y es bien conocido en los órganos de inteligencia como el propio CISEN, la SSP, Sedena y la Marina—, está proponiendo la creación de un Instituto de Estudios Estratégicos en Seguridad Nacional. Pero va más allá.
El análisis parte del contexto mundial y la muda de las políticas tradicionales de EU (seguido por Inglaterra y Europa), a raíz de los atentados terroristas de Nueva York el 11/9, cuando la visión del mundo obligó a cambiar rápidamente las estrategias de seguridad nacional como asuntos de la más alta prioridad. En EU, dice la doctora Jeannetti: “La reacción fue rápida, creando nuevas estructuras y dotándolas de marcos jurídicos y financiamiento, (que) se ha complementado con la presentación pública de la Estrategia de Seguridad Nacional (2006) y la Estrategia de Inteligencia Nacional (2005)”. (p. 11).
En México, en cambio, pese a las sugerencias de los especialistas —académicos, más que apologistas— en el tema, los cambios no llegan. En parte porque el país está prendido de las estrategias de seguridad estadounidense (¡craso error!) como el ASPAN (Alianza para la Seguridad y el progreso de América del Norte) y el Plan Mérida, profundización y sojuzgamiento para México del TLCAN. Por otro lado, justamente la falta de visión estratégica de los gobiernos, comenzando por los dos presidentes surgidos de las filas del PAN. Vicente Fox, firmó en 2005 el ASPAN, con EU y Canadá. Felipe Calderón, luego de una elección tan cuestionada, se vio forzado a tomar medidas prontas sin un diagnóstico sobre la capacidad del enemigo.
“México ha sido incapaz —continúa Jeannetti— de reaccionar rápidamente en el fortalecimiento de sus estructuras de inteligencia, de seguridad pública y de procuración de justicia. Lo anterior puede derivarse de que no ha existido una convocatoria oportuna, que podría concentrar los esfuerzos de especialistas mexicanos en temas estratégicos y ubicarlos en una sola entidad y con un objetivo definido.
“En el advenimiento del nuevo gobierno para el periodo 2006-2012, es necesario adaptar las nuevas estrategias y reconocer que los cambios estructurales ya están ocurriendo en las diferentes regiones del mundo. Es importante señalar que la mayor parte de los países están basando sus planes gubernamentales con un enfoque prospectivo al 2025, por lo que el plan sexenal tradicional de México podría quedar obsoleto” (pp. 18-19) a la vuelta de la esquina. Como fue.
Lo más que se avanzó: el 7 de enero de 2005 se creó (todavía con Fox), el Gabinete de Seguridad Pública y en 2007 (ya con Calderón), el acuerdo donde “se fortaleció la estructura de la Secretaría de Seguridad Pública, con la creación de nuevas subsecretarías”. Sin embargo, agrega la especialista: “Prevalece el conflicto de coordinación debido a la dispersión de las funciones de seguridad en las estructuras de la SEGOB, el CISEN, la SSP que integra a la PF, y la Procuraduría (PGR) que incorpora a la AFI, al Centro Nacional de Planeación, Análisis e Información para el Combate a la Delincuencia y a la INTERPOL”. (p. 34). Ver su “Propuesta de Comunidad de Inteligencia en México”, de la página 489.
Ya para terminar: “Es evidente, dice, que en el sistema mexicano se ha cometido un grave error en materia de Seguridad Nacional al depender parcialmente de un solo Centro para el análisis de información y generación de productos de inteligencia…” (p. 499), se refiere al CISEN. Peor aún cuando, según palabras de su director, Guillermo Valdés, la semana pasada en el marco del “Diálogo por la seguridad, la evaluación y fortalecimiento”, hay “algunos rezagos” —que son muchos—, en dicha institución que decepcionan. Puso el dedo en la llaga, eso sí, para emprender cambios urgentes. El tiempo llegó. La palabra es de todos, según dijo Calderón. A ver si es cierto. Porque especialistas como Jannetti tienen mucho qué decir sobre las debilidades de la seguridad nacional en México. Y es de alta prioridad. El país está en juego.
Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
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