domingo, 15 de agosto de 2010

2012, SUCESIÓN ANTICIPADA

15/agosto/2010

*Escenografías criminales, alianzas turbias
*El nuevo libro de Rafael Loret de Mola

La sucesión presidencial siempre ha sido un acontecimiento importante en la vida política de los mexicanos. Un parteaguas dentro del sistema político. Sea de “sucesión” pacífica o de “cambio”. En los últimos años apunta a lo segundo, porque es la oportunidad cumbre para los grupos en disputa, de hacerse del control del Estado y los intereses que corren por sus rieles. Por ello, no siempre ha discurrido en un mar de calma; incluso antes, de plena hegemonía del PRI.
Por lo mismo, son más las intrigas palaciegas desatadas —incluso previa designación de candidatos dentro de los grupos y partidos con mayores posibilidades de triunfo—, conformando escenarios de una encarnizada lucha por el poder. Se entiende, porque entra en juego algo más que la Presidencia de la República. Es la herramienta del aparato estatal para los fructíferos negocios de las camarillas y sus compinches.
Más en los últimos tiempos cuando el Presidente ya no es, precisamente, el fiel de la balanza de la era priista que por dedazo —votaciones “legitimadoras” de por medio, de Plutarco Elías Calles a Carlos Salinas— elegía sucesor. Agitadas aguas, pero las añagazas futuristas de la política mexicana ya entraron en acción. A eso se presta la sucesión presidencial que tendrá lugar el 1° de julio del 2012. Precisamente ahora, a estas alturas del sexenio de Felipe Calderón, que representa a un gobierno que acumula más errores que resultados en la conducción del país. Un desencanto que su antecesor, Vicente Fox, también se ganó a pulso con saldos negativos. Porque el PAN no ha sabido gobernar.
El ambiente siniestro, de traiciones entre los grupos en pugna del pasado reciente, por un lado. Los actores de carne y hueso y sus ambiciones “ocultas”, por el otro, que ya están en el rejuego de la grilla. Los anticipados y remisos. Por eso comienza la revisión de los escenarios posibles. Es el caso de Rafael Loret de Mola cuyo libro: 2012: La Sucesión. De las escenografías criminales a las alianzas turbias. (Edición 2010, Océano), que agarra al toro por los cuernos.
Con esta obra, el autor se dice “volver por sus fueros”. Es su nuevo arrojo por los circuitos de la política para abordar, con ese estilo legible pero contumaz a que nos tiene acostumbrados, lo posible y lo importante con escenarios y actores. Como las secuelas del proceso electoral de 2006 que analizó en Confesiones y penitencias (2007). O su atrevida reflexión que le mereció el mote de “nigromante”, cuando todavía en 1993 se asomó al futuro para plantear, en Presidente interino, “con la ansiedad que proviene de la angustia, la muerte violenta del candidato oficial a la Presidencia de la República” (ocurrida el 23 de marzo del 94), dicho sea en sus propias palabras (2012: La Sucesión…, p. 259). Pero donde sólo había retratado el referente de Carlos Galán en Colombia.
Hoy, en 2012: La Sucesión…, Loret de Mola describe esa atmósfera donde ya se respira, nuevamente, la posibilidad de la “alternancia”. O la opción del PRI (las anteriores “mafias del poder”) para retornar a la residencia oficial de Los Pinos después de dos sexenios de panismo trasnochado.
Sin pretender una reseña —el espacio no da—, el libro está dividido, en dos partes: una para echar un vistazo a los escenarios criminales propios de los años recientes, donde se da cuenta de los últimos baños de sangre y de las víctimas, como ardid del sistema perverso cuyo “arreglo” sirve para reproducirse a sí mismo. Otra, para el diálogo directo y claro, con los suspirantes; los posibles candidatos. A manera de escudriñar sus ambiciones personales, tanto para enlistarse como para alcanzar la cima.
Ahí están los crímenes, al desnudo, de los “ideólogos” que persiguen el sendero de la democracia, o les estorban a quienes se creen los dueños de México —símiles aparte—. Desde Francisco I. Madero, Manuel Clouthier del Rincón El Maquío, José Ángel Conchello Dávila, Manuel Buendía Tellezgirón, Luis Donaldo Colosio, José Francisco Ruiz Massieu, Carlos Alberto Madrazo Becerra, Ramón Martín Huerta, Juan Camilo Mouriño y Eduardo Medina Mora. Las muertes sospechosas de dos elementos del Estado Mayor Presidencial, el 14 de noviembre de 2005, ambos “asignados a la seguridad de la entonces llamada ‘primera dama’, Marta Sahagún Jiménez, desaparecieron” (p. 82). Y las no menos sonadas muertes de María Elena Josefina Sañudo Villarreal, esposa del entonces gobernador de Hidalgo, Manuel Ángel Núñez Soto, y de Mónica Pretelini Sáenz de Peña, esposa de Enrique Peña Nieto, gobernador del Edomex. Una revisión que forma parte de las Escenografías de la Sucesión. (Pp. 21 a 107).
Y las entrevistas con los actores, políticos todos: Fernando Gómez Mont, Beatriz Paredes Rangel, Carlos Navarrete Ruiz, Norberto Rivera Carrera, Ernesto Cordero Arroyo, Marcelo Ebrard Casaubón, Manlio Fabio Beltrones, Monseñor Christophe Pierre, Javier Lozano Alarcón, Santiago Creel Miranda, Alonso Lujambio Irazábal, Fidel Herrera Beltrán, Humberto Moreira Valdés, Josefina Vázquez Mota, Enrique Peña Nieto, Jesús Ortega Martínez, Juan Ramón de la Fuente Ramírez, Heriberto Félix Guerra y César Nava Vázquez. Además las revelaciones de Leopoldo Gómez González Blanco, vicepresidente de noticieros Televisa y Roy Campos Esquerra, de Consulta Mitofsky.
Todos con declaraciones importantes. Unos más, otros menos, pero siendo fieles al sistema que los cobija. Y al Presidente en turno, aunque todos quieren relevarlo llegado el momento. Casi todos sienten que tienen cualidades. Salvo Andrés Manuel López Obrador que no se dejó entrevistar por Loret de Mola. “Por su arrogancia”, “por su soberbia” coinciden De Mola y Jesús Ortega.
El libro, 2012: La Sucesión, fue escrito, dice el autor en el arranque mismo: para “Abrir brecha entre los pantanos de la demagogia y las resistencias sectarias, con la validación de interlocutores empeñados en exaltar sus propios proyectos, ambiciosos siempre (que), no es tarea sencilla. Mucho menos cuando se trata de encontrar, libre de prejuicios y partidismos, el punto de equilibrio para abordar serenamente el análisis de la realidad y así comenzar a construir el juicio inapelable de la historia”. (p. 15).
Y cierra con la siguiente reflexión en Desenlaces: “De todos los escenarios, el más factible es el del retorno del PRI…, Esto sería la demostración de que los flujos históricos marchan a contracorriente de los ideales, de la utopía del porvenir, en la senda de una democracia cada vez más compleja porque nos estamos quedando, otra vez, a la mitad de nada, entre el presidencialismo dictatorial y el parlamentarismo arrinconado por los sectarismos.
La sucesión en 2012 habrá de resolver la coyuntura. No sabemos si en busca del bien… o para la consolidación del mal (sin maniqueísmos). En todo caso, los mexicanos no tendremos la última palabra”. (p. 273). Un libro para pensar.

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com

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