30/junio/2010
*Lágrimas de cocodrilo, o es de verdad
*Recortes en el gabinete, si es que va
Lo primero que tiene que hacer el Presidente Calderón, además del llamado “a todos a un encuentro por definir para, entre todos, hacer un frente común” contra la delincuencia organizada y el narcotráfico, es pedir disculpas. Disculparse con los mexicanos por los penosos resultados que ha dejado su guerra fallida contra el narcotráfico. Los más de 25 mil muertos. Reconocer que falló. Y que seguirá como hasta ahora si no cuenta con el apoyo, ahora sí, de todos comenzando por la misma sociedad. Y no sólo de la clase política, de los dirigentes partidarios, de los gobernadores del país, del poder legislativo, del poder judicial, etcétera.
El siguiente paso, si es que le sale del alma “convocar a todas las fuerzas políticas del país, a todos a quienes creemos y defendemos la democracia, a que dialoguemos sobre éste y otros desafíos que México enfrenta de manera directa, a que demos juntos una respuesta unida y firme frente a quienes atentan contra la vida democrática, y la paz de los mexicanos”, es hacer una purga. Sí. Sacar del gabinete a todos los hombres que están directa e indirectamente ligados con esa fallida lucha en contra del crimen organizado. Comenzando por el titular de Seguridad Pública, Genaro García Luna, un poder tras el poder que no ata ni desata, y sólo jala agua para su molino pero peca de absoluta ineptitud. Le sigue el titular de la PGR, Arturo Chávez Chávez, un chihuahuense que no da pie con bola. Ni investiga ni da resultados. Sigue con los brazos cruzados como cuando estuvo a cargo del tema de las mujeres “muertas” de Juárez, un tema que tanto se le echó en cara cuando se le propuso para el cargo actual. Luego también al propio titular de Gobernación, Fernando Gómez Mont, porque sólo caldea los ánimos, en lugar de mediar y negociar para desatorar los conflictos políticos, tan solo entre su partido, el PAN y el resto de los partidos. Ya no digamos para tender los lazos y canales adecuados que se requieren para generar el clima de gobernabilidad que demanda la marcha del país en estos tiempos. Más se ha convertido en un hombre que saca frases rimbombantes, y hace declaraciones de banqueta para la televisión. Y con los menos.
Sin estos mínimos primeros pasos, el presidente Calderón no estará en condiciones que, “frente al desafío que hoy nos plantea la delincuencia organizada, no hay margen para pretender dividendos políticos”. Un tema que también le alcanza a su propio partido, el Partido Acción Nacional y a su dirigente, César Nava Vázquez. Un señor que porta un traje de tal soberbia, que no está para hacer política sino para meter leña al fuego. Porque, claramente, con la idea de ganar (ganar a como dé lugar) utiliza las descalificaciones y la “guerra sucia”, como estrategia de su partido en contra de los demás para arrebatarles las cuotas del poder que están en juego en estas elecciones, lo que no se gana gobernando ni con el buen ejemplo, comenzando por su propio presidente Calderón. Tan siquiera por dignidad, el mismísimo Nava debe dejar el cargo para lo que no opera, no funciona ni entrega resultados.
Si Felipe Calderón considera que con lágrimas de cocodrilo convencerá a los convocados para que colaboren como lo solicita, está soñando. Para determinar si ciertamente, como dice: “Ha escuchado, y de manera muy atenta, el llamado que durante el día de ayer (lunes 28, tras la sentida muerte del candidato por Tamaulipas, Torre Cantú), diversos actores políticos y sociales han expresado para que nos reunamos de manera urgente para dialogar, y dar una respuesta unitaria y eficaz. Una respuesta serena y determinante, que sea reflejo de causa común de todos los que representamos a los ciudadanos [¿sólo a los ‘representantes’, ¡pues en qué quedamos!?], y no sólo del Presidente, una respuesta que implique unidad de esfuerzos y voluntad política de todas las representaciones partidistas”. Si parte de la exclusión, como dicta el refrán popular, la puerca ya torció el rabo.
El presidente debe reconocer que la principal convocada debe ser la sociedad. “Se requiere el apoyo de los ciudadanos y la colaboración franca y sin titubeos de las fuerzas políticas y sociales del país”. De las fuerzas políticas, desde luego. Pero también de la sociedad organizada. Calderón no debe olvidarse que la sociedad es la principal afectada. ¿Acaso no valen cientos o miles caídos, tantos inocentes en el “fuego cruzado”, como en los “daños colaterales” que refiere el Ejército para lavarse las manos?
Pero todavía falta, porque no basta con eso. La convocatoria debe ser para elaborar el replanteamiento de la estrategia en contra del flagelo del crimen organizado. ¡Nunca más sólo para la foto! Reconocer definitivamente que se equivocó y que asuma las consecuencias. Y todo lo que se derive, como el principal responsable de tomar la determinación de sacar al Ejército masivamente a las calles del país. Ahora dice que requiere una estrategia conjunta. Cierto. Porque debe reconocer también en los hechos, que se requiere “el dialogo y ‘directo’, necesario porque sólo unidos se podrá vencer”. Porque en su afán presidencialista y autoritario de creer que tiene siempre la razón, ha tomado decisiones sin consultar y sin antes medir las consecuencias. Y ahora ahí están los resultados.
La gobernabilidad del país está en peligro. Calderón no lo dice, porque no le conviene, pero así es. Acepta que “en la división entre los mexicanos donde los criminales encuentran los espacios y las vulnerabilidades para dañar a México”. Y son muchos los espacios que están más bien bajo el control del crimen organizado, porque no hay más autoridad que la que imponen los delincuentes. Los ejemplos sobran. Y en varios estados del país. Así que no es sólo en la “división” donde los “criminales encuentran los espacios”. También son los territorios con vacío de autoridad que ponen en peligro la gobernabilidad. El presidente justifica el llamado a la unidad, “porque unidos, los mexicanos, podemos vencer, y venceremos, a un enemigo común, que hoy amenaza con destruir, no sólo nuestra tranquilidad, sino también nuestras instituciones democráticas”.
Sólo entonces, adoptando algunas medidas como las señaladas, aceptando que se equivocó y la urgencia de redefinir la estrategia, se le podrá tomar en serio el llamado a colaborar. Si no, su discurso quedará en el papel y en la gaveta del escritorio de los convocados. Es lo mínimo, para “convocar también a la sociedad, a los sectores productivos, a los empresarios, a los trabajadores, académicos e intelectuales del país, a los medios de comunicación para que cada quién en el ámbito de su competencia y de influencia podamos crear juntos un frente común contra quienes pretenden imponer su voluntad por encima de la ley”. Pero señor Calderón, la voluntad se gana. A Ud. le tocan los primeros pasos para dar una “respuesta del Estado Mexicano”. No sólo del gobierno ni del Presidente, como bien lo dice.
Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
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