16/junio/2010
*La inseguridad es punta de iceberg
*Urge, revisar modelo de desarrollo
“El ideal de todo gran gobernante se formó pensando en los demás”: Anónimo.
Como si fuera monotemático el asunto, hace tiempo que en México no se habla ya del tipo de país que se quiere construir. Desde una visión integral, articulada. A partir de todos los ámbitos: de la vida económica (el modelo de desarrollo), política (el sistema político) y social (como satisfactor de necesidades), y con otros países (el tipo de relaciones con el exterior). De lo que la sociedad necesita, demanda; de lo que el país exige.
No se habla, sobre todo, desde los últimos cuatro o cinco sexenios. Digamos que desde que entraron en vigor los gobiernos neoliberales. Ni desde el poder, como tampoco desde otras instancias que podrían o deberían estarse planteando y exigiendo cambios en el tipo de nación que hace falta construir —como pudieran ser los mismos partidos políticos—. Nada.
O se habla muy poco, como si estos fueran temas tabús. Basta preguntarse: ¿Qué hacer para conseguir el desarrollo de México? ¿Cómo conseguirlo? ¿Cómo conducir al país hacia esa meta? En su momento puras promesas. Con Carlos Salinas (con De la Madrid, la crisis el vacío de poder, el desorden y el caos) la meta era alcanzar el Primer Mundo (castillos en el aire), en tanto se destruían los cimientos de la economía real y se desbarató al Estado (el otro caos pero con más orden). Para Zedillo sólo hubo crisis (1995) y el reto de salir de ella. Lo logró mediante el maravilloso invento de rescatar a los hombres ricos del país vía el Fobaproa. Amolada la población.
El gobierno del “cambio” de Vicente Fox resultó un fiasco. Cero transición democrática, pese a sacar de Los Pinos al PRI a “patadas”, luego de sus 71 años de estancia en la Presidencia. El desencanto total, arguyendo la falta de mayoría en el Congreso. Fue el gobierno “de los empresarios para los empresarios”, y del jet set de “la pareja presidencial”. Felipe Calderón es el de la visión más monocromática y vertical. Para él no existe más que la amenaza a la seguridad del crimen organizado y del narcotráfico. Lo demás no existe. Pero esa es tan sólo la punta del iceberg.
Por tanto, el de Calderón es el gobierno para la inseguridad. No ve más allá. Ni la vida política, o económica y social. Pero como si fuera el único problema que demanda atención. Lo único por resolver. Aisladamente. Lamentable será cuando todo el edificio se cimbre, porque la desatención lo está desgastando y debilitando peligrosamente.
Cierto que el tema de la inseguridad es de una alta preocupación. Pero tampoco es la única demanda. El país es más que eso. Digamos que no está mal pensar en la inseguridad. Pero debe ponerse en su contexto: resolver el problema implica también —aparte de revisar la dichosa estrategia para la cual Calderón no admite fallas; ver su desplegado personal del domingo 13— atender todas las necesidades de la sociedad. Porque la vida del país no transcurre por una sola vertiente nada más. No es un tren de una sola vía.
En otras palabras, resolver la inseguridad tienen que ver con abordar, simultáneamente, todo lo demás. No sólo porque nunca funciona colocar los huevos en una sola canasta. Como el actual gobierno que le apuesta todo a un único problema. Y todavía peor, Felipe Calderón no dice hacia dónde conduce al país; porque no muestra algún proyecto de nación. No hay rumbo fijo, ni meta qué perseguir.
Pero si tan solo hay que ponerse en los zapatos de la gente. Para entender que es tan importante la seguridad como las demás necesidades: trabajar, tener un techo, alimentarse, estudiar, ropa y calzado; velar por la salud y atender el esparcimiento (que no la enajenación que alienta la programación televisiva). Para resolver todo de un jalón. O empujar el carro completo, y no tan sólo forcejear con una llanta.
Por eso es que no se mira la luz al final del túnel, con Felipe Calderón. Él supone que todo es la lucha contra la delincuencia organizada. Pero ni siquiera para eso tiene visión. No sólo porque no atina a revisar su estrategia (el texto mencionado: “La lucha por la seguridad pública” persiste en lo mismo desde inicio del sexenio) y muestra una sola preocupación. Y nada hace por el resto de la problemática nacional.
Como tampoco muestra interés en revisar el modelo actual, tan caduco y con tanto remiendo. En este sentido propone el rector de la UNAM, José Narro Robles, cuando dice que la violencia, la inseguridad, el narcotráfico, las adicciones y la desesperanza forman parte de las lacras de una modernidad mal entendida. ¿Por qué? El actual modelo de desarrollo económico y social ya resulta, por decir lo menos (agrega), insuficiente e injusto, al tener como meta primordial la acumulación de bienes.
No obstante, dicho modelo está “condenado al fracaso más estrepitoso, al tiempo que ha generado numerosas crisis e incluso desaparecido sus indicadores de éxito individual y colectivo, como valores esenciales como la laicidad, la honestidad, la solidaridad, el trabajo, la justicia y el pleno respeto a los derechos humanos”. Vertientes todas que se están desgastando y a punto del desmoronamiento. El riesgo de la catástrofe social. Desatendidos los problemas, y agudizados por el flagelo de la violencia desatada.
La revisión del modelo sería lo mínimo para comenzar a revertir también el activismo del narcotráfico y el crimen organizado. Para refundar la República, como se ha demandado en tantos foros y espacios de discusión y de propuestas. Porque de lo que se trata, en definitiva, es de resolver los problemas de fondo. No paliativos. No con una visión monotemática. Miope o de corto plazo. Como tampoco sin un diagnóstico fiel de la realidad que enfrenta el país en todos los terrenos de la vida económica, política y social.
Se olvida, por ejemplo, que sin la participación o colaboración del exterior (en esta caso, como dice Calderón en su citado desplegado: “Del país que tiene el mayor consumo de drogas a nivel mundial”, los Estados Unidos), México no podrá resolver solo el problema del tráfico de drogas. Ni siquiera en eso hay “revisión”. Se olvida que en tanto la demanda existe sobrevivirá la oferta. En otras palabas: sin proyecto de nación, sobrevivirá la desarticulación.
Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
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