02/junio/2010
*Nada, por contener la descomposición
*Su principal batalla la está perdiendo
“La incompetencia es tanto más dañina cuanto mayor sea el poder del incompetente”: Francisco Ayala (1906-2009).
En estos momentos, en México vale la siguiente interrogante: ¿en dónde estamos y hacia dónde vamos? Por el ángulo que se le mire, el rumbo de país no está claro con el Partido Acción Nacional que gobierna ahora desde el poder presidencial que encabeza Felipe Calderón. El diagnóstico de la problemática nacional tampoco se ve claro. ¡Y vamos para dos sexenios ya!
El clima de inseguridad, acompañado de la generalización de la violencia en todo el territorio nacional, es lo característico. El enturbiamiento de la política por los golpes bajos perpetrados entre los partidos —máxime en la coyuntura electoral presente— y la desatención de los procesos económicos, son algunas de las señales claras de que la directiva está fallando. Y a todo esto se suman los vicios del pasado. La corrupción que permea todo el sistema, y la impunidad en las acciones que deja sin castigo a operadores que violentan la legalidad desde el poder.
Porque el rumbo se fija desde arriba. Porque la dirección la lleva el Presidente, según la evaluación que tiene a la mano. Al menos así nos tiene acostumbrados el ejercicio del poder presidencial en el país. Es un contrasentido, por supuesto, porque compuesto por servidores públicos el gobierno no debería hacer otra cosa (aplicación de políticas públicas, claro está), que operar con las propuestas, los consensos y proyectos de la propia sociedad organizada. Incluyente, esto es, con el punto de vista de todos los sectores involucrados; porque si no, dichas políticas se vuelven sectarias. O a beneficio de unos pocos.
Pero el presidencialismo nunca ha funcionado de esa manera. El autoritarismo y la imposición, antes que todo, son algunas de las características del sistema político vigente. No obstante cada presidente le coloca su sello propio; su “estilo personal de gobernar”, en la caracterización de don Daniel Cosío Villegas. El uso y el abuso de las facultades que le tiene reservadas, y las que no también (las llamadas “facultades metaconstitucionales”, en el lenguaje de Jorge Carpizo) la Constitución actual.
Así, donde no está claro el rumbo que le impone el gobierno actual. Tampoco el proyecto de país, mucho menos lo estará la directiva y la aplicación de las políticas y decisiones que den en el blanco de los problemas. No lo hizo Vicente Fox, no lo está operando Calderón. Ni para el mediano, menos para el largo plazo. Tampoco para el bienestar general.
La falta de visión trae aparejada la respuesta desmedida y coyuntural. Problema es que atender la inmediatez responde sólo a fines muy especiales o particulares, que terminan distorsionando y complicando más la realidad. Al menos así está ocurriendo con el abordaje del principal problema nacional; el de la inseguridad que deriva del desbordamiento de las ilícitas actividades del narcotráfico y del crimen organizado.
Está más que claro que la estrategia anticrimen ha fallado. Y nada se hace por recomponerla. Como si detrás de esto hubiera intereses perversos, como para no repensar la lucha contra el narco. Dice el adagio: ves la tempestad y no te hincas. Y así el saldo sea de miles de muertes (23 mil por lo menos), Calderón no escucha. El PAN tampoco, porque no endereza las cosas. Porque en su estilo personal de ejercer el poder, Felipe Calderón no escucha a nadie. ¿O acaso creerá en verdad que su estrategia es única? ¿Y que de verdad así va ganando la guerra antinarco?
Porque analistas, columnistas, especialistas, académicos, políticos, sociedad civil, todos se lo han dicho: que revise. Ni siquiera se le ha propuesto que abandone la lucha contra el narco. Cualquiera estaría loco de proponerlo. Al contrario, que se haga más eficiente. Más directa y discreta. Que le pegue al corazón de las finanzas, como lo dicen los que se han enfrentado al mismo flagelo en otros países. Que se revisen las acciones de lavado de dinero, dentro del sistema financiero; todo, bancos, casas de cambio, etcétera. ¿A que le teme?
Se lo han dicho también colombianos, expresidentes y hasta el propio Uribe; también los italianos, que revise su estrategia. Pero nada. Por eso no hay más que de dos: o no le interesa contenerlo o de plano su política es deliberada para que falle, o lleva otros fines (tiene, como dicen, gato encerrado).
El ambiente de zozobra ha metido ruido en todo lo demás. La economía camina por inercia pero no hay salidas viables para ninguno de los principales problemas comenzando por la crisis, desempleo, pobreza, el campo y todo lo demás. La política entre los partidos anda de la greña. Cada partido aplicando su propia estrategia para ganar-ganar en las elecciones en puerta, y de ahí colocarse bien rumbo al 2012, para la elección presidencial.
Los casos recientes, el manoseado caso de la niña Paulette, el secuestro del Jefe Diego, y el encarcelamiento del candidato a la gubernatura de Quintana Roo, no habla bien de la estrategia del gobierno ni de la aplicación de la justicia. En un caso, la niña Paulette, se mira la incompetencia de un procurador. En el otro, el mensaje parece ser con destinatario; así fuera sólo secuestro. Y del declarado culpable, Gregorio Sánchez, deja el sinsabor de la judicialización de la política, al menos en estos tiempos electorales. ¿Por qué no se le detuvo antes?
Ayer dijo el representante del programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Magdy Martínez-Solimán, que en México el Estado tiene “las manos atadas hasta cierto punto” para evitar que la delincuencia organizada se infiltre en las campañas políticas, porque no hay un consenso de los partidos sobre el tema. Pero el problema no son sólo los partidos políticos. El problema es del gobierno. El riesgo de la narcopolítica que ya toca a las puertas del gobierno. ¿Vamos hacia un narcoEstado? ¡Cuidado!
Ciertamente, como dijo Martínez, el crimen organizado es “una lacra a la que hay que ponerle fin”. Y propone que México de “un paso o dos” para lograr los consensos en la lucha contra el crimen. El caso es que no son “uno o dos”, sino muchos más para salir del marasmo actual. Y esa es una tarea del presidente Calderón y del PAN. Pero no lo harán. Calderón no condujo bien al país los dos primeros años, no lo hará después. El PAN está ideando su estrategia para no perderlo todo, como se anticipa para la presente elección y rumbo a la presidencial del 2012. Como dijo Carlos Fuentes: “No creo que el PAN esté hecho para el gobierno”. La gente lo piensa igual.
Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
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