16/mayo/2010
*El marasmo y la ineptitud de la derecha
*Un partido que gobierna para los ricos
“Lo malo, cuando se finge bueno, es pésimo”: Francis Bacon (1561-1626).
No así para Nicolás Maquiavelo, porque nunca lo escribió. Pero para el Partido Acción Nacional sí: “El fin justifica los medios”. Porque lo practica como mística de gobierno a nivel nacional, desde que tiene en sus manos el poder presidencial: una vez como “esperanza de cambio” con Vicente Fox, quien ganó en el 2000 por amplia mayoría derribando al PRI que tenía 71 años en el poder; otra como arrebato porque Felipe Calderón no ganó en las urnas sino con la ayuda de las computadoras. Por eso llegó por la puerta de atrás, hasta la sede del Congreso el día de la toma de posesión, el 1 de diciembre de 2006.
El partido que usurpa la Presidencia en México, el PAN, guiado por la doctrina de la derecha que lo rige [yunquista de corazón azul; su relación con la derecha española de abierta tradición franquista es muy estrecha] y con la voracidad de hacer negocio de todo lo que se le ponga enfrente [las revelaciones del libro: Camisas azules, manos negras, de Ana Lilia Pérez, adquieren el carácter de denuncia pública por las trapacerías ocurridas en Pemex durante los últimos años, comenzando por el flamante dirigente blanquiazul, César Nava cuando fungió como director jurídico de la paraestatal], utiliza todas las herramientas que le proporciona el Estado para conseguir sus fines. Incluido el uso de la fuerza.
Porque en los hechos, luego del sexenio de desatinos de Fox y lo que va del actual gobierno pleno de tropelías de Calderón, el PAN ha demostrado que no le importa gobernar al país. Administra la riqueza de la camarilla en el poder. Marasmo para México. El botín para unos cuantos. Por eso, de colofón, tanto el gobierno de Calderón como el de Fox en su tiempo, se han dedicado al atropello de absolutamente todos los derechos de los mexicanos. No a ser gobierno.
A ambos presidentes no les interesa la gente. Tampoco su bienestar. ¡Cuánta riqueza amasó Fox!, todavía no se sabe. Pero Marta [émulo grotesco de Eva Perón, como en su momento ella se lo creyó, hasta ¡con aspiraciones presidenciales!] que aprovechó el casorio para ejercer el tráfico de influencias desde la Presidencia y ayudar al enriquecimiento de los hijos, tiempos aquellos cuando en los chismes de “alfombra roja” se decía que México era gobernado por la “pareja presidencial”.
¡Qué más da pasar por encima de la legalidad! Sin importar, incluso, lo que dicta la Constitución, sobre aquello de gobernar para todos y procurar el bienestar de los mexicanos. Nada. Por eso no hay proyecto de nación panista: ni sexenal ni anual. Las metas están en el papel. Por eso tampoco hay solución de los problemas más urgentes, como el de la inseguridad desbordante. Sobre todo desde la guerra atroz en contra de las bandas del crimen organizado y del narcotráfico.
Una guerra desmedida y sin planeación alguna. Más como acción de botepronto de Calderón de sacar a las Fuerzas Armadas del país a las calles, antes que todo utilizando la fuerza para legitimarse en un poder que no ganó con legitimidad. La fuerza como arma de legitimación. Luego, más que resultados, la “guerra” contra el narcotráfico se le ha complicado. Y a estas alturas del sexenio, lo único que ha hecho es verter sangre de miles de mexicanos en esa guerra sin inteligencia. Eso ha costado muchas vidas: más de 22 mil, según el dato reciente del gabinete de seguridad.
Así, con tres años y medio en el poder, Felipe Calderón sólo le ha traído desgracias al país. Lo lleva hacia el desfiladero, porque además se han agudizado los demás problemas. Y la distracción del combate al crimen organizado es el garlito para no resolver. Aparte de proyecto inexistente de nación, no hay la intención mínima de sacar al país adelante. Ni más ni menos que George Bush, a quien los halcones de la derecha tras el ataque a las Torres Gemelas, lanzaron al Pentágono a la guerra en Asia Central a matar terroristas y dominar la región petrolera. El caso es que Osama bin Laden, el personaje capacitado por la CIA para confrontar a Rusia tras la invasión a Afganistán, sigue vivo. Como a Calderón se le esfuman los principales capos de la droga.
El Estado es utilizado, pero no para componer las cosas. Qué importa si la crisis le afecta a la clase media y a los más pobres. Por eso las crisis le pegan tan duro a México. Porque no hay diagnóstico ni medidas preventivas. A lo mucho hay una tímida reacción. Lo que avanza en la economía, por cierto, que lo hace por inercia, no por las políticas del gobierno federal.
Por ejemplo, la estabilidad macroeconómica que heredó al país el PRI desde la adopción del dogma neoliberal, sólo sirve para satisfacer el interés de los organismos internacionales de Estados Unidos. Y a la élite de los negocios: al sector financiero de la economía. Todavía, el equilibrio que se consigue es fraudulento —de estabilidad de precios vía la contención salarial, control de la balanza de pagos— porque las otras variables igualmente importantes para dicha estabilidad están en el abandono: el pleno empleo, el crecimiento económico y la redistribución del ingreso. Todo va en perjuicio de la población trabajadora y de la población en general.
Por cierto que el sacrificio de las clases trabajadoras acumula ya los casi 30 años de vigencia del ajuste neoliberal. De ahí la pérdida del poder adquisitivo del salario cercano al 70 por ciento, con base en 1970. De ahí también la acelerada concentración del ingreso del país en pocas manos, al grado de contar con el hombre más rico del mundo, pero el 50 por ciento de todos los pobres de América Latina (datos del Banco Mundial).
Más daño que bien le ha hecho el PAN a México. Y el PRI haciéndose el occiso, o en pleno contubernio. Porque como oposición también ha acompañado al gobierno y al partido en el poder. Desde la política y desde el poder legislativo. Por eso el deterioro social es general. El sistema de salud [IMSS e ISSSTE] está en el abandono. La educación [en manos de la incondicional Gordillo] está en la calle. El derecho al trabajo [Calderón se vendió como el “presidente del empleo”] es violentado, como le ocurre a los 44 mil trabajadores del SME. La seguridad pública no existe, porque en la mayoría de ciudades del país personas temen salir a las calles. No se diga con los indígenas. Igual ocurre con la protesta social que se criminaliza.
Gracias a Fox: el líder del Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, de San Salvador Atenco, Ignacio del Valle, purga una condena de ¡112 años de prisión! Por “impedir” la ampliación del Aeropuerto en el DF. Gracias a Calderón: el Sindicato de Electricistas está en la calle, porque “estorba” para la privatización de la fibra óptica. Son los costos de un PAN que está, por la fuerza, en el poder. Lastre, por sus propios medios.
Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
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