04/mayo/2010
*Fabricación y colocación en otros países
*Política de Estado; los muertos, ajenos
“Las armas son instrumentos para matar y los Gobiernos permiten que la gante las fabrique y las compre, sabiendo perfectamente que un revólver no puede usarse en modo alguno más que para matar a alguien”: Giovanni Papini (1881-1956).
Primero que todo, la venta de armas es un negocio. Y es un negocio que va de la mano de la guerra. Porque la guerra es el gran negocio de este siglo, de la mano de las drogas que envenenan a los jóvenes y del petróleo que mueve a la gran industria. No se diga a la maquinaria-militar-industrial de los EU, con el Pentágono a la cabeza. Pero si bien resultó un negocio fructífero durante todo el siglo XX; lo fue más específicamente durante la segunda posguerra. El periodo de la conocida guerra fría.
Ni más ni menos porque la industria productora de armas (que acompañó a la “carrera armamentista” entre la antigua URSS y EU en los tiempos del mundo bipolar) desarrollada durante las dos guerras mundiales siguió produciendo y las tenía que vender. Y además de la URSS y los EU, otros países le entraron al jugoso negocio, como Israel, Francia, Alemania, etcétera. Estados todos que han hecho negocios bajo el agua para traficar con la muerte que acompaña a la venta y al tráfico de armas en todos los rincones del planeta. El mundo, armado hasta los dientes.
Particularmente para los EU y sus empresas que se dedican a la fabricación de los más diversos tipos, modelos y calibres —desde armas ligeras hasta ojivas nucleares (éstas bajo relativo control, por el temor de que caigan en manos terroristas; los nuevos enemigos del imperio) de armamento ligero y pesado. Eso sí, el negocito tiene tolerancia para EU siempre y cuando no sea una amenaza para su seguridad nacional. La venta de armas hacia afuera es permisible, no lo sería si se hiciera hacia adentro (su mercado interno).
Y por esa política belicista que comienza en EU —como decimos es un negocio altamente lucrativo para su industria nacional—, o desde EU hacia el mundo o contra él, es que como a cualquiera otra empresa nacional la diplomacia del vecino del norte les ayuda a proteger sus intereses, cuando de la venta de armas se trata. Ventas millonarias, claro. El que sigue es un ejemplo de los tantos.
No hace mucho —el 5 de febrero de 2010— nos enteramos que el gobierno chino sancionó a compañías estadounidenses involucradas en la venta de armas a Taiwán por un monto de 6.400 millones de dólares. Y en tanto el vocero (¡sí, el vocero!) de la Casa Blanca, Robert Gibbs, dijo que no se justificaban las sanciones de China en contra de las compañías de su país, el gobierno chino argumentó que eso iba en su contra. Porque si “EEUU sanciona a compañías de otros países, China tiene el derecho de sancionar a empresas extranjeras que atenten contra los intereses fundamentales de China”, dijo Tao Wenzhao, investigador chino del Instituto de Estudios Americanos de la Academia de Ciencias Sociales, a la agencia de noticias Xinhua.
La sanción por el paquete de armas frustrado a Taiwán, corresponde a las empresas como Boeing, Sikorsky, Lockheed Martin y Raytheon. Y eso porque China, que no había realizado una acción similar y en contra de empresas de EU antes, “no debe dar ni un paso atrás en asuntos que toquen sus intereses fundamentales”. Y le asiste la razón.
Pero porque además, países como China tienen con qué responder a las agresiones de los propios EU, y a sus intentonas bélicas. Porque agresión o intento de, sería la pretendida venta de armas a un vecino incómodo, como lo es el gobierno taiwanés para ellos. Erigido en una isla cedida a Japón por China en 1895; esto es muy independientemente de que los taiwaneses tengan su derecho de disfrutar de una independencia y libertad absoluta de los chinos, como un Estado autónomo.
Pero aquí el ejemplo de la prohibición del gobierno chino a la venta de armamento millonario para la isla, viene a colación porque desnuda la defensa que hace la propia diplomacia gringa a las empresas involucradas, aunque se tratara finalmente de un negocio frustrado. Pero al fin millonario negocio que va de la mano de la guerra misma.
El asunto le atañe a México porque la venta de armas desde EU hacia el sur de la frontera, no tiene límites. Y el flujo no cesa. Como tampoco el riesgo de muerte que trae consigo. Así lo han denunciado a El Universal investigadores de la Flacso (Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales) y la ATF (Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos), quienes aseguran que en el 90 por ciento de los delitos cometidos en México se utilizan armas adquiridas legalmente en EU. No obstante entren al país de manera ilícita. Los gobiernos de ambos países carecen de “las herramientas legales para combatir el contrabando de armas”.
Y la estimación es que alrededor de 15 millones de rifles y armas de todos los calibres, circulan en todo el territorio nacional, por dos razones: 1) en EU su Carta Magna garantiza a los ciudadanos la posesión y portación de armamento. Es decir, que no está prohibida la venta de armas; 2) en México, la Constitución en el Artículo 10 da el derecho a los habitantes a “poseer armas en su domicilio”. Y la ley de armas de fuego y explosivos “incita a la posesión ilegal de armas al permitir a los ciudadanos que las tengan en sus domicilios y las instituciones carecen de controles para rastrear el ingreso al país”, según reportó ayer el diario en cuestión.
El problema es que esa laxitud legal de ambos países, según denuncia Daniel Vice, investigador del Centro Brady para Prevenir la Violencia y el Uso de Armas, “las laxas y permisivas leyes acerca de las armas están matando decenas de estadounidenses y mexicanos cada día”. Vice olvida decir que los que están cayendo están de este lado de la frontera de su país. Esto es, los mexicanos víctimas de la consabida guerra contra el narcotráfico y el crimen organizado. Y de los propios criminales entre sí.
En tanto no cambien las leyes desde EU, la venta de armas seguirá dañando a México. Y, por mucho control que se ejerza desde las propias garitas en los cruces hacia el sur, las armas desde los arsenales de los EU y sus empresas dedicadas a dicho negocio millonario seguirán llegando. No importan los caídos del lado mexicano. En el lodo quedan las promesas de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, de que EU asumiría su responsabilidad con México. La venta de armas no es para EU un problema de seguridad nacional. Es un negocio.
Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
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