13/mayo/2010
*El 16 de mayo, ¡acéitense máquinas!
*Los indicios del 1° de julio presidencial
“Una esperanza reaviva otra esperanza; una ambición, otra ambición”:
Lucio Anneo Séneca (2 AC-65).
La elección de este domingo 16 de mayo es clave para el escenario político de México. Es la primera del 2010. Pese a que no hay gubernatura en juego, porque se elegirán, en el estado de Yucatán, a 106 alcaldes de igual número de municipios y se renovará el congreso local compuesto por 25 diputados, 15 de mayoría relativa y 10 por el principio de representación proporcional. La mayor disputa estará en Mérida, la capital. Los principales partidos, el PAN y el PRI.
En los hechos se trata de una elección pequeña, pero trascendental por lo que pudiera presentarse en ella. “Un parteaguas para el PRI”. “El destino de muchos territorios del país”, para el PAN. Por eso los ojos estarán puestos ahí. Porque los partidos políticos contendientes tendrán una primera oportunidad para lo que resulte como el “experimento” electoral a poner en práctica en este 2010. Es decir, porque partidos y candidatos sentarán la base de sus estrategias para la elección del 4 de julio entrante. Preludio del 2012, cuando haya relevo presidencial. De ese tamaño. Ni más ni menos.
Por eso, la jornada del domingo es importante. Porque representa mucho más que elegir al congreso local y a los ayuntamientos. Se trata de una elección de prueba, un laboratorio en pequeño para lo que viene después; así sean las alianzas partidistas, el juego limpio o sucio de los partidos contendientes, y de sus respectivos candidatos. Las elecciones, pues.
Porque puede haber de todo. Desde las viejas prácticas priistas de fraude electoral, como el acarreo y la compra de votos, hasta los intentos de “reventar” la elección por otras vías, a manos de Acción Nacional. Al menos en el escenario preelectoral, los mismos dirigentes nacionales hablan ya de “guerra sucia”, entre los contrincantes. Así como de “intrusos” de otros estados, que están presentes en Mérida para actuar.
Hasta podrían utilizarse los métodos modernos de arrebatar el triunfo vía el manoseo de las estadísticas o el manipuleo de los resultados finales de la votación. Sobre todo si hay una elección muy competida; o aunque no la haya. Por desgracia, los antecedentes en el país sientan bases para pensar en eso y más, como posibles estrategias partidistas para ganar a como dé lugar. Así sea sin legitimidad, luego tan indispensable para las instancias de gobierno o de representación. Qué más da.
Por un lado, el PRI está confiado porque las preferencias electorales colocan a su candidata, Angélica Araujo, hasta con 20 puntos de diferencia y por arriba de su contrincante panista, Beatriz Zavala. Entre ellos está la disputa con mayores posibilidades. Y aparecen los descalificativos: mientras los priistas acusan al PAN de utilizar el programa Oportunidades para coaccionar el voto, los panistas señalan que la de Mérida será una elección de Estado por la intromisión de la gobernadora yucateca, Ivonne Ortega. Y solicitan la intervención de Gobernación, de ser posible con la participación de la fuerza pública.
Pero para esta elección, el meollo del asunto estará en lo que hagan las dirigencias de los partidos para ganar. Porque nadie quiere perder. El PRI se siente ganador ya. El PAN, por su lado, no querrá dejar la alcaldía en la que lleva dos décadas. Así, ambos le apuestan a la fórmula ganar-ganar. Los detalles se verán el día de la elección. Y puede haber algunas sorpresas. Los ases bajo la manga de los partidos, de los candidatos y hasta de los operadores (mapaches y hackers incluidos). Claro que entre más limpia la elección, mejor será para todos. Eso está por verse.
El caso es que la elección de Mérida delinearía lo que se estaría tramando para el 4 de julio próximo. Esa sí que es una elección que preludia el 2012 presidencial. El año de la sucesión del Presidente de la República. Y la disputa entre el PRI y el PAN será con todo. Sin descartar la potencial sorpresa de un tercero en discordia. O hasta un posible desconcierto por la vía de las alianzas, como otra alternativa. ¿Por qué no entre al PAN y el PRD para un candidato externo, si ya lo vienen cocinando para la elección del 4 de julio, en estados como Oaxaca y Sinaloa? ¡Triste papelón del PRD, por cierto! Pero por ahí pueden andar los temas a discurrir para el 2012.
Entre tanto, más allá de Mérida, lo que ocurra dentro de 52 días, el próximo 4 de julio será definitivo. Porque ese día se movilizará (sumando Yucatán) al 40.13 por ciento total del padrón electoral nacional, o lista nominal de electores. Para 14 entidades federativas. Ese día habrá renovación de poderes en 12 estados, con igual número de gubernaturas, congresos locales y ayuntamientos. Salvo en Hidalgo donde se elegirá gobernador y diputados, pero no hay renovación de alcaldes. Y en los estados de Chiapas y Baja California, habrá elección únicamente de diputados y ayuntamientos.
Al viejo estilo, el PRI quiere “carro completo”; son las preferencias. En Aguascalientes: PRI, 35, PAN 26 por ciento. En Chihuahua la proporción es: PRI 35 vs. 26 PAN. Durango: 45 a 22 en alianza. Hidalgo: 48 a 26. Puebla: 36 a 27 en alianza. Quintana Roo: 43 PRI, 15 el PRD, 12 PAN. Tamaulipas: 50 a 32. Veracruz: 45 a 22. Sinaloa: 40 PRI vs. 37 PAN-PRD. Tlaxcala: 26 PRI, 25 PAN, 14 PRD. Zacatecas: 24 PRI, 20 PRD, 17 PAN. Oaxaca: 34 PRI, 39 PAN-PRD. El PRI se supone ganador.
Eso se veía venir desde la elección de 2009, donde tanto el PAN como el PRD perdieron bastiones importantes. En porcentajes, el PRI ganó con el 36.89 porcentual. Contra el PAN que quedó en un 27.98 por ciento y un PRD con un 12.20. Tan sólo en el Congreso el PRI pasó de tercera a ser la primera fuerza; el PAN, de mayoría a primera minoría. Y el PRD de segunda a tercera fuerza. Sin contar que muchos municipios importantes del Estado de México, antes en manos del PAN (el llamado “corredor azul”) y otros (el llamado “corredor amarillo”) otrora en manos del PRD regresaron al PRI.
Lo peor para el PAN fue que, aparte de perder la mayoría en el Congreso, igualmente el PRI ganó cinco de las seis gubernaturas en disputa: Campeche, Colima, Querétaro, Nuevo León y San Luis Potosí. Ese es un escenario que no quiere el PAN en 2010. Por eso irá con todo. Para eso las alianzas. Para no perder la Presidencia el 1° de julio de 2012. Hasta allá alcanzan los ecos meridanos. El PRI la ve segura con Peña Nieto. Pero en política no hay nada escrito.
Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
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