jueves, 28 de julio de 2011

INTERVENCIONISTA, RÁPIDO Y FURIOSO

28/julio/2011

*Afán republicano antiObama desnuda plan perverso
*Armar a carteles, como mercenarios al servicio de EU

“Pobre México, tan lejos Dios y tan cerca de los Estados Unidos” (Porfirio Díaz).

Tiene fines perversos, por donde se le vea. Porque el programa Rápido y Furioso fue —si no es que sigue activo, porque nada hay que impida el paso de armas por la frontera de Estados Unidos hacia México, y tampoco que prohíba la venta en las armerías de los estados sureños de dicho país—, o sigue siendo, un plan temerario para desestabilizar a México. Sobre todo en la parte norte del territorio, en los estados fronterizos. Y, por consiguiente, un método más que injerencista, intervencionista procedente del buen vecino.
Precisamente porque con Rápido y Furioso se armó no a uno sino a tres de los principales actores del crimen organizado: al cartel de Joaquín El Chapo Guzmán, la célula de Teodoro García Simental, El Teo y a La Familia michoacana, generadores todos de más o menos violencia en el país. Carteles, como otros, que están en la disputa de territorios para el control del trasiego, desde los plantíos, los laboratorios o el paso de las drogas procedentes de Sudamérica, hasta el mercado consumidor más grande del mundo, los Estados Unidos también. Otros como Los Zetas que por supuesto están bien desarmados, ¿en dónde se abastecen de los arsenales decomisados?
Porque, eso sí, EU sabe cómo generar desestabilización interna en los países mediante el uso tendencioso de la violencia; armando al enemigo del país en cuestión elevándolo a la calidad de aliado. Y los carteles son enemigos de los mexicanos, por mucho que haya traidores —funcionarios o dependencias— que les brinden protección. Cantidad de conspiraciones, golpes de Estado e invasiones orquestadas por la Agencia Central de Inteligencia (CIA), en muchos países también, han funcionado bajo este procedimiento. El vecino del sur no tendría por qué ser la excepción, menos cuando está dentro de la órbita imperial y, por tanto, geoestratégica por los energéticos.
Lo de menos es saber si el presidente Barack Obama estaría enterado, o no, del plan perverso Rápido y Furioso, porque él está sujeto a una presión constante, desde adentro, en muchos asuntos del interés de la derecha republicana. ¿Cuántos temas están siendo manejados hoy por hoy por los halcones, como herencia del gobierno de los Bush, padre e hijo? ¿Cuántos con impacto para la política interior estadounidense, léase el tema presupuestal y todo el repudio que salpican en los medios de comunicación contra su presidente? ¿Cuál impacto para la política exterior, como las falacias con las que el Pentágono, la CIA y todos los órganos de inteligencia de ese país [la OTAN incluida] utilizan para justificar las guerras?
No obstante el escándalo por el operativo intervencionista alcanzó al titular del Departamento de Justicia, Eric Holder, resulta increíble que el superior del ramo; es decir, la señora Hillary Clinton, no estuvo enterada. Porque la secretaria del interior de Estados Unidos, no podría estar ajena a un programa de ese tamaño, destinado a desestabilizar a su vecino del sur. ¿O alguien creería que ella no sabía? Por supuesto que no. Más bien que han tratado de ocultar las redes que apuntan para arriba, es claro que se pretenden dos cosas: 1) Disipar en funcionarios menores para ocultar el alcance, o 2) Pasar por alto los fines últimos del operativo Rápido y furioso.
Lo anterior también responde, como tema espinoso, al uso político-electorero del plan Rápido y furioso para zaherir al propio Obama que tiene miras reeleccionistas. Porque las investigaciones las está realizando el Comité de Supervisión del Congreso que preside el republicano Darrel Issa, y él y su colega Charles E. Grassley han presentado el último informe. Más no tanto para aclarar los fines perversos del programa que arrancó en Phoenix, Arizona, hacia finales de 2009 y hasta las primeras acusaciones de enero 2011, tras el crimen perpetrado contra el agente de la patrulla fronteriza, Brian Terry.
Dizque Rápido y furioso fue un plan para desmantelar la red de armamento que iba a parar a los carteles de las drogas en México. No para armar a dichos carteles. Pero lo reconoció el mismo jefe en activo de la Oficina de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego (ATF) de EU en México, Carlos Canino, este día 26 en comparecencia ante el Comité citado: “Armamos al cartel. Es repugnante”. Se refiere al de El Chapo. “Esto quiere decir que —agregó—, como resultado de esta investigación, el cartel de Sinaloa pudo haber recibido tantas armas como las que se necesitan para un regimiento”, de rangers. Rápido y furioso fue una “tormenta perfecta de idiotez”.
La estimación presume que se trató de permitir el flujo de más de 2 mil armas. ¿Pero quién confía en ese dato y no fueron más? Y además bajo la supervisión de la ATF. Son los documentos del Congreso en dónde se revela que las armas vendidas a la vista de la Agencia, fueron a parar a las tres organizaciones criminales citadas: de El Chapo, El Teo, La Familia.
Sobre todo para los legisladores republicanos, el caso se infló con la comparecencia de varios funcionarios que participaron directa o indirectamente en el operativo. Se trata, de acuerdo con el recuento del diario mexicano El Universal, de la comparecencia de “William McMahon, asistente del director para Operación de Campo en Phoenix y México; William Newell, exagente especial a cargo de la División de Campo de la ATF en Phoenix; Carlos Canino, adjunto a cargo de la Oficina de la ATF en funciones en México; Jose Wall, agente senior en Tijuana; Lorren Leadmon, especialista en inteligencia de la ATF; y Darren Gil, exjefe de la Oficina de la ATF en la embajada de Estados Unidos en México”. ¡Todo un cuerpo de inteligencia! ¡¿Y Hillary Clinton, dizque no sabía!? Fue Neewell, quien informó que tanto las autoridades de México como los agentes destacados en este país estaban al tanto del operativo desde noviembre de 2009.
Dicho sea en otras, pocas palabras: EU sólo arma a un aliado [los carteles que asumen el papel de mercenarios en su propio país, en aras del millonario negocio de las drogas] cuando el que está enfrente [el país y los mexicanos, porque el gobierno del PAN es entreguista y vendepatrias] es considerado un enemigo [y el Ejército mexicano haciendo el trabajo sucio, en obediencia a una orden jerárquica superior] al que puede invadir militarmente; o cuando a dicho enemigo [México] se le pretende debilitar para intervenir en sus asuntos internos [tirar línea en su política interior] en pro de sus propios principios, y para arrebatarle algo importante que posee [el petróleo y el gas, pero desde luego] conforme a sus intereses geoestratégicos e imperiales. Un acto de idiotez que transcurre en penumbras entre las autoridades mexicanas.

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
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