07/julio/2011
*Saldos de la Caravana encabezada por Sicilia
*Demanda a Calderón ante CPI por crímenes
La violencia nunca se ha resuelto con violencia. Y eso lo saben desde el asesino solitario hasta el dictador de triste calaña surgido de cualquier país —recuérdese el precepto bíblico: “El que a hierro mata…”, y todos sabemos cómo termina—. Por lo mismo, el consenso comienza abrirse paso entre la sociedad civil mexicana y llegará muy pronto a posicionarse como vox populi vox dei: ¡castigo a los responsables de tan flagrante y extensiva violación a los derechos humanos, ocurrida en muchos estados del país!
Claro está que a estas alturas no faltará quién, desde el gobierno ose justificarse preguntando —amenazante y con absoluto dejo de irresponsabilidad—, como Vicente Fox en su momento: “¿Y yo por qué?”. Pero la evidencia indica que no todos los más de 41 mil, que ya suman a la fecha, caídos en esta absurda guerra antinarcóticos estaban implicados de cualquier modo. Pero incluso hasta los que, digamos en alguna medida estaban involucrados merecen justicia. ¡Los crímenes deben aclararse y los criminales que andan sueltos pagar por sus delitos! Es lo mínimo en un Estado de derecho.
La impunidad, sea de cualquier tipo de encubrimiento o de asesino, no puede seguir tan campante como Pedro por su casa, como la corrupción que nos aqueja porque en aquél caso está costando vidas humanas. Y es, además de todo, responsabilidad del Estado prestar seguridad y hacer valer las leyes ante cualquiera que violente los derechos humanos o elementales del individuo; sea de origen interno o externo. Así se trate, incluso, de quienes formen parte del propio Estado, porque como la corrupción tampoco la impunidad avanza aisladamente.
Así, a unos días de ocurrido el encuentro entre el contingente de dolidos —aquellos que han perdido algún hijo-hermano-padre o familiar procedentes de muchas partes del país, pero sobre todo de Ciudad Juárez—, participantes de la Caravana del Consuelo y encabezó el poeta Javier Sicilia con el presidente Felipe Calderón en el Castillo de Chapultepec, algunas vertientes comienzan a despuntar orientadas hacia enfrentar el problema con medidas de fondo y sin importar quién o quiénes sean los implicados.
Cabe antes aclarar que las críticas vertidas contra Sicilia por dicho encuentro, muchas de ellas merecidas pero otras un tanto apresuradas, son porque se trata de un movimiento joven, estuvo encabezado por un escritor venido a dirigente político —y por lo mismo expuesto a cometer errores, aún como padre que perdió a un hijo a manos de los criminales—, y porque no se trata de un asunto sencillo o fácil de enfrentar ante el poder. En eso tuvo razón Sicilia cuando dijo de botepronto que se estaba rompiendo el cerco del gobierno. Aquí dijimos que el diálogo siempre abre posibilidades, y cerrarse era tanto como perder la oportunidad de presionar al interlocutor, o de obligarlo a asumir responsabilidades.
Luego entonces, la primera secuela es que, a partir del encuentro de Chapultepec, se alzaron las voces de los familiares de las víctimas, porque hasta entonces habían sido ninguneados, desoídos o maltratados por las dependencias del gobierno local y estatal, al igual que en las propias instancias de derechos humanos y de procuración de la justicia. Se abrieron las exigencias a los medios de comunicación y las demandas de las víctimas comenzaron a existir [sic] para el gobierno. En otras palabras, para las tantas organizaciones de la sociedad civil y cientos de familias a título personal, la reunión a ese nivel abrió las esperanzas de obtener respuestas, o mínimamente exigir los compromisos de aclarar desapariciones y crímenes.
La segunda consecuencia es que comienza a tomarse conciencia de la importancia de enjuiciar a los responsables de la explosión de la violencia que se padece en todo territorio nacional. En primer término, de quien tomó la determinación de abrirse a una guerra sin cuartel contra un enemigo cuyo potencial no se ha minado desde sus raíces y su poder real. Ni antes ni ahora. Y el saldo es de 41 mil mexicanos muertos. Y por eso queda claro que alguien debe responder. Los muchos caídos inocentes, catalogados como “daños colaterales” de una guerra fratricida que no se emprendió, en todo caso, más con fines de legitimidad que sopesando el tamaño del enemigo y del problema sin medir las consecuencias. Dizque para brindar seguridad a la sociedad mexicana y librarla de las bandas del crimen organizado. Pero el asunto va de mal en peor.
A este espacio han llegado las sugerencias en el sentido de que una vez generalizada, la idea es proceder a la demanda de enjuiciar políticamente a Felipe Calderón. También así lo hemos planteado acá [Ver: http://maniobrasdelpoder.blogspot.com/2011/04/juicio-politico-felipe-calderon.html]. Pero incluso las exigencias apuntan más allá. Este martes se abrió la posibilidad de que un conjunto de organizaciones sociales emitan pronto una petición de juicio en contra del presidente Felipe Calderón ante la Corte Penal Internacional (CPI).
¿Por qué? Ni más ni menos que por “crímenes de lesa humanidad”. ¿Los motivos? También porque en esta guerra Calderón no ha garantizado que el Ejército, la Marina y las fuerzas policiacas se apeguen al respeto de los protocolos de conflictos armados entre dichos cuerpos y la protección de la población civil. Pero la demanda no será solo contra Calderón. También la petición de juicio estará encaminada hacia el titular de la Seguridad Pública, Genaro García Luna, los secretarios de Defensa y Marina, Guillermo Galván y Francisco Saynez, respectivamente, y contra el narcotraficante Joaquín Loera El Chapo Guzmán y otros funcionarios y personajes del gobierno que se pasean impunes.
Luego entonces, para la sociedad comienzan a abrirse las posibilidades de solución. Al menos hacia el esclarecimiento de los crímenes impunes. ¿Y el castigo a los responsables? En vista de que el presidente pone oídos sordos a las exigencias de replantear la guerra contra el narco, que a todas luces es fallida, luego entonces la propia sociedad busca las respuestas. Porque como la impunidad no es eterna, el poder tampoco lo será.
Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
http://maniobrasdelpoder.blogspot.com
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