ARREBATA EL PRI, PIERDE CALDERÓN

05/julio/2011

*Gubernaturas en disputa, ganan priistas
*Pierde el ciudadano, pierden PAN y PRD

No hay plazo que no se cumpla. Y las tan esperadas elecciones locales del 2011 se realizaron este domingo 3 de julio. Entraron al rejuego las gubernaturas de los estados de Nayarit, Coahuila, Estado de México y las alcaldías del estado de Hidalgo. En todas arrasó el Partido Revolucionario Institucional (PRI). Es decir, que las elecciones le favorecieron.
A contracorriente, el partido del poder, el Partido Acción Nacional (PAN), no fue rival porque, como era de esperarse, hasta perdió lo antes ganado, incluso en municipios como Naucalpan, antiguo bastión azul. Claro está que dio la batalla, por ejemplo, en el estado de Nayarit —no así en las otras entidades—. Porque ahí el porcentaje o la distancia de la candidata panista, Martha Elena García, no fue tan grande comparado con los datos electorales que registró el priista ganador, Roberto Sandoval Castañeda; 38 a 46% entre primero y segundo lugar.
En Coahuila, Rubén Moreira por la alianza PRI, Partido Verde, Nueva Alianza, alcanzó un 57%, contra Guillermo Anaya del PAN en segundo término con el 35%. En las elecciones locales del estado de Hidalgo, el PRI perdería 11 alcaldías en total de las que antes gobernaba, pero se queda con 31 municipios. Contra 8 del PAN, 7 del PRD.
El Estado de México fue la comidilla. El candidato del PRI, Eruviel Ávila, que fue en coalición con el PVEM y Nueva Alianza, se quedó con un 63% del total contabilizado. Seguido por Alejandro Encinas, segundo lugar de las preferencias con el 21%. El PAN apenas pintó, con el 12%. Con todo y que el abstencionismo, en el Edomex fue alto, del 58%, Eruviel ganó en proporción de 3 a 1.
Y con un abstencionismo que podría llegar al 52% del total, sin embargo, con el 94.2 del cómputo del Programa de Resultados Preliminares, Eruviel acumula ya 2 millones 862 mil 066 votos en total. Un triunfo del 3 por 1 del PRI con respecto a sus competidores; la votación más elevada en los últimos 20 años. Claro que todos los datos, de los cuatro procesos electorales, no son los definitivos, porque aún no termina el conteo total, pero por supuesto que las tendencias no cambiarán.
Los priistas están de plácemes. Porque el PRI se mira de regreso en la cumbre del poder, en la silla presidencial. Desde luego que el 2011 no es el 2012, como lo aseguró una panista suspirante a la candidatura presidencial, Josefina Vásquez Mota. Pero está claro que el desencanto de los panistas entre la población no es menor. Los panistas no han sabido gobernar, no han querido o no han podido ofrecer resultados. Y estas elecciones, del 2011, sí que son sintomáticas. Nada menos que si hoy mismo fueran las presidenciales el PAN seguro que perdería.
Por su parte, tampoco los perredistas se han sabido ganar al electorado, sea la sociedad civil organizada, o siquiera a los grupos sociales que le dieron origen. Lo siento por la gente que, perdida la esperanza con el PAN, no tiene más alternativa que el PRI. Porque el PRD no ha arraigado lo suficiente. Haciendo política al estilo del viejo sistema dinosáurico, practicando el acarreo de las “masas”, el corporativismo de grupos más que el acercamiento con la gente y la respuesta a sus demandas, esa es la política que lo ha caracterizado. Además del mero golpeteo desgastante, y sin propuestas de solución de fondo a los grandes problemas nacionales tampoco.
En otras palabras, el PRD no ha podido o tampoco sabido cómo hacer política social; o para apoyar a las mayorías en sus principales demandas frente al poder, ya sea del PRI o ahora el PAN. Sin desdeñar que tampoco el PRD ha sabido erigirse en el partido de la izquierda que dictan sus preceptos, y sobre todo que requieren los mexicanos en el ejercicio de la política mexicana.
No es el caso de juzgar al recién candidato al Edomex, Alejandro Encinas. Me refiero a la práctica política, si se quiere llamar así, del PRD en el escenario político nacional, y de todos los perredistas incluidos los Cárdenas; Cuauhtémoc y Lázaro; López Obrador y Los Chuchos, y el resto de las corrientes que disputan entre sí meros cachitos del poder. Todos han fallado porque miran sus propios intereses.
Por eso es que el PRI está de regreso. Ganó en el Edomex, como lo dijeron los medios impresos mexicanos, a carro completo, al viejo estilo. Porque siendo una entidad gobernada por el PRI, con el gobernador que mayormente despunta para ser el candidato rumbo a la presidencial del 2012, Enrique Peña Nieto, tampoco se podía dar el lujo de perder. Y ganó porque, como denunciaron algunos como el propio Encinas, se llevó a cabo una elección de Estado en el Estado de México.
Se anuncia pleito en tribunales electorales. Pero eso difícilmente prosperará porque las distancias entre el primero y el segundo lugar no tienen lugar a dudas. Y las irregularidades, más allá de las viejas prácticas de la compra del voto, la cooptación de líderes, la entrega de despensas o los acarreos que pudieran acreditarse, no parecen ser tantas que tiren la elección. Por lo tanto, el PRI en Edomex será declarado ganador y con ello el propio ahora gobernador se estará enfilando hacia la precandidatura de su partido rumbo a la presidencial del 2012.
El triunfo le dará peso con respecto a su otro competidor de partido, Manlio Fabio Beltrones. Pero nada está escrito todavía. Y menos en política donde, como dicta el refrán, del plato a la boca se cae la sopa. Pero quien pierde mayormente es el PAN. Lo quiera o no. Desde luego que los ciudadanos también bajo la continuidad del PRI, pero como digo no tiene más alternativas.
Por lo tanto, pierde Gustavo Madero, como presidente de ese partido, pero sobre todo el gran perdedor es el presidente Felipe Calderón. Porque suya es la responsabilidad de que los ciudadanos no los quieran o los repudien para seguir ocupando espacios de poder. Falta mucho, desde luego para que se definan las cosas rumbo al 2012 presidencial, pero el PAN sigue acumulando desventajas.

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