jueves, 18 de noviembre de 2010

MÉXICO, CONSUMIDOR CHATARRA

18/noviembre/2010

*El país pobre con el mayor número de obesos
*Nuestra cocina, patrimonio cultural inmaterial

Al amigo y doctor Federico Estrella López. Nutriólogo excelente.

México está invadido de alimentos basura. Chatarra comen los mexicanos, no solamente los niños en las escuelas de nivel básico en horas de recreo y a la salida en puestos ambulantes. Tampoco en los hogares falta el refresco a la hora de la comida. La Coca cola está satisfecha porque en décadas México es el país donde más se consume del mundo. Artículos que engordan. Por eso mismo, el país pasó recientemente a ocupar el primer lugar, por arriba de Estados Unidos, como el que más personas obesas posee. Y las secuelas sobre la salud: enfermedades como engrosamiento de la sangre y de los órganos, con complicaciones circulatorios so riesgo de infarto y la subsiguiente diabetes.
El problema es grave porque responde, pues, a un asunto de salud pública que los gobiernos, federal y estatal, no están atendiendo. Como tampoco están previendo. Hace todavía una generación, 20 años, que no se veía a niños de entre seis y doce años tan gordos. Ahora es frecuente en hasta un 30% más. Y las revisiones médicas pasan por la medición del vientre, y los consejos para ponerse a rigurosa dieta —el problema radica en que tampoco saben cómo adelgazar—. También para las personas adultas, hombres y mujeres por igual.
Son varios los factores que han incidido en eso. Y la mayoría tiene que ver con el tipo de alimentos que se consumen. Se suman otros, como: 1) los niños ya no juegan en un patio, en la calle, en el parque, el bosque o al aire libre en general [ni qué decir la natación, el gimnasio, porque eso no está al alcance de cualquiera en un país que tiende al empobrecimiento de su población] como antes; 2) ahora están más tiempo sentados frente a un aparato de televisión, que sólo deseduca, con una programación basura y montones de comerciales anunciando artículos basura. En México las televisoras tienen programación pésima.
Las presiones alimenticias son una secuela de la tendencia del empobrecimiento. Por mucho que se diga que es una secuela que padecen los países desarrollados, porque México no es un país con esas características. Pero también es una consecuencia de la pésima propaganda de artículos chatarra que entran al estómago por la vía de la promoción televisiva. Léase el ejemplo del alto consumo de cerveza entre los “deportistas” que son afectos a los partidos de futbol los fines de semana y son bombardeados por las cerveceras con fines completamente mercantilistas [el juego como tal lo es].
La venta como prioridad y la insistencia comercial que anuncia productos con montones de “cualidades alimenticias” y supuestos “beneficios” para la salud, sin informativa alternativa que contraste y marque opciones de rechazo, hacen que las personas lleven a su mesa comida chatarra. Desde el refresco, los jugos envasados con azúcares agregados, los yogurt líquidos, la leche entera, las sopas artificiales, las comidas rápidas, los embutidos con altas dosis de conservadores, panes, galleras y apetitosos postres dulces. Todo junto deriva en una pésima alimentación.
Ni qué decir que en el consumo “botana” sobran las grasas, los condimentos, los azúcares, los endulzantes artificiales, los saborizantes que en suma alientan el apetito y la sed y en general derivan en obesidad y problemas aleatorios. Es el caso de los males cardiacos, el colesterol elevado y los triglicéridos que devienen en caries, celulitis y la propia diabetes. Ahí entran también las salchichas, las hamburguesas, las papas fritas, los cheetos, los congelados y los productos gaseosos que en conjunto arrojan kilocalorías que sólo serían quemados en un maratón: ¿uno diario?
Por eso, tanto por la comida “rápida” como por la “botana”, resulta que según la OCDE (el organismo del club de los países ricos) en el estudio “Obesidad y la economía de la prevención”, a partir del jueves 23 de septiembre pasado, México desbancó a Estados Unidos del primer lugar con personas de sobrepeso y obesos. El 30% de la población adulta con obesidad y el 69% con sobrepeso. EU quedó con 27.5% de obesos y 68% con sobrepeso. Ese pasó a ser un problema de salud pública y que el gobierno mexicano no resuelve.
Por si fuera poco, el Congreso mexicano, cuando recientemente abordó el problema no se atrevió a retirar al 100% los artículos chatarra de las escuelas. Es decir, que cedió a las presiones de las empresas nacionales y trasnacionales que producen “alimentos basura” y la colocan en los centros escolares [negocito aparte de los directivos en las escuelas de nivel primaria en todo el país, bajo la figura camuflada de la “cooperativa”], que atender y prevenir un problema grave de salud alimenticia.
De por sí hay una pésima capacitación de las propias madres mexicanas, bombardeadas por la comida chatarra televisiva, para preparar alimentos sanos y completos en fibra, proteínas, carbohidratos, vitaminas y minerales que requiere el cuerpo para un sano desarrollo y desenvolvimiento por la vida. Lo que se suma a no saber comprar lo que el cuerpo realmente necesita.
Descúbrase, a todo eso, que en el país el Grupo Maseca —que encabeza Roberto González Barrera— es una empresa que se encarga de concentrar la producción y procesamiento del maíz para elaborar tortillas. Pero como dicen ellos: “También producimos panes planos, conservas. Frituras, tortillas de harina de maíz y trigo; palmito, arroz, avena y pastas, entre otros productos alimenticios que se expenden en más de 102 países”; llegan aparte de México a EU, Centroamérica, Venezuela, Asia y Oceanía. Es decir, una empresa global que exporta chatarra a otros países. Aquí surge la pregunta: ¿Maseca elabora la tortilla con puro maíz? ¿No es corresponsable de la gordura del mexicano?
Otras interrogantes: ¿Servirá de algo que apenas este martes se haya declarado a la comida mexicana el título de “patrimonio cultural inmaterial de la humanidad” —al igual que la pirekua, el canto tradicional purépecha y los Parachicos, fiesta tradicional de Chiapa de Corzo, en Chiapas— por la UNESCO? ¿Pese a las televisoras, al grupo Maseca, a las trasnacionales de la chatarra, a la pésima legislación, al abandono del campo y a un gobierno que no prevé la salud pública? ¿Y el maíz transgénico que aprobó el gobierno el pasado 27 de octubre a Monsanto para 22 siembras “experimentales” en tierras mexicanas, qué? Mejor hay que comenzar, a título individual, por indagar las bondades de nuestra cocina mexicana. Y cuando se puede, visitar a un buen dietista.

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com

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