26/noviembre/2010
*A través del embajador, EU saca conclusiones
*México sigue solo en el combate a las drogas
Más que pretendida colaboración, lo que dejó en claro el embajador de Estados Unidos en México, Carlos Pascual, en su discurso del miércoles 24 a la entrega de los helicópteros Black Hawk a manos de la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) que encabeza Genaro García Luna, es su estrategia proimperialista y de claro intervencionismo en los asuntos internos de México.
Tal y como sucede siempre en las relaciones diplomáticas desde los EU para con sus vecinos de Latinoamérica, en el caso de México no se refleja —al menos por parte de este diplomático que tiene la representación de su país en el nuestro—, un interés de sana colaboración entre vecinos. Aún a pesar de la situación extraordinaria que representa la actual etapa para la historia del país [gracias a la decisión unilateral del gobierno de Felipe Calderón] en materia de combate al crimen organizado particularmente la guerra contra el narcotráfico.
Dicho sea en otras palabras: al gobierno de EU, al decir del mensaje del diplomático en cuestión de hace dos días, la situación de México no le ocupa más allá como para asumir su responsabilidad y colaborar con acciones eficientes de contención y desarticulación allende las fronteras, de los consabidos cárteles de la droga mexicanos, con medidas como la indagatoria de las cuentas bancarias o inversiones en su propio país o, como se hace urgente desde hace algunos años, el control serio del flujo de armas desde sus estados fronterizos al norte de México. Nada de eso.
Promesas van y promesas vienen desde todas las jerarquías del gobierno; tanto el presidente Barack Obama como la secretaria de Estado Hillary Clinton, pasando por otros funcionarios menores, de que habrá corresponsabilidad pero no llega. Hechos, eso sí, pero los pocos se están dando en el marco de la llamada Iniciativa Mérida. Insisto, nada extraordinario para ellos. Porque no les interesa que los muertos sean al sur de sus fronteras, o que la dichosa guerra sea una batalla perdida en casi todos los frentes, por no decir en todos.
Cuando el propio Pascual asegura que resulta insuficiente [como se dice aquí a Calderón hasta al cansancio], la mera captura de capos, porque no basta. Pascual lo dijo en los siguientes términos: “Han sido capturados o muertos: Arturo Beltrán Leyva, “El Teo”, “El Grande”, “El Indio”, “Nacho Coronel”, “La Barbie” y otros. Eso por sí solo no representa el éxito…”. De acuerdo, pero: ¿qué hace EU a cambio para contribuir, ahí sí, con el gobierno mexicano tan sólo en las dos vertientes señaladas de intervenir las redes financieras y desarticular las redes de tráfico de verdaderos arsenales, todo eso desde su mismo territorio? Nada.
Y a renglón seguido agrega Pascual: “…Pero al continuar sus investigaciones, la SSP y otros desarman [¡sic!, ¿cuáles “otros”?, ¿por qué el embajador de EU en México no habla nunca en su discurso del trabajo de las Fuerzas Armadas (FA), Marina y Ejército, o las refiere, cuando son las instituciones que están haciendo el trabajo sucio bajo el mandato presidencial de capturar o matar a los capos?] las redes que conforman los cárteles”. Sigue: “Apoyamos el trabajo de las autoridades mexicanas para que se le demuestre a estos criminales que no van a quedar impunes”.
¿Por qué EU se alinea a premiar, como lo hace Felipe Calderón y se le reclama continuamente, al entregar los citados helicópteros a la SSP y no a las FA, que son las que están rindiendo resultados en esto? ¿Es línea de EU o del propio Calderón tratar de hacer a un lado o desoír las necesidades de las FA? ¿Acaso eso refleja que las FA no coinciden con el presidente Calderón, en que EU intervenga como lo está haciendo vía sus operadores de inteligencia directamente con un centro de operaciones en el ombligo del Distrito Federal, y con facultades abiertas hasta para investigar a las propias Fuerzas Armadas? Cuidado con eso, porque entonces el gobierno no estaría midiendo el peligro que representa esa participación directa de EU en los asuntos internos de México.
Pero insisto en que el discurso huele a colaboracionismo dirigido, porque el embajador Pascual, que bien sabe su función como representante diplomático de su país, en su discurso de tres cuartillas refiere nada menos que nueve veces el término “Iniciativa Mérida”. Sí, porque todo lo encuadra desde la visión estratégica del citado acuerdo injerencista. Y no, dijéramos, desde un marco referencial distinto dado el carácter extraordinario que tendría para todos combatir a los cárteles. Así es para México y debería serlo para ellos, dada la cercanía y porque la violencia está mayormente en los estados fronterizos.
Pero eso sí, Pascual califica el problema como uno entre cárteles, según lo dijo en la conferencia del Colmex ayer 25, “México en la encrucijada”, como para justificar al propio Calderón. Ya entrado en materia, refirió que la escalada de violencia no es resultado de la estrategia que aplica el presidente Felipe Calderón para combatir el crimen organizado; más bien se trata de una lucha de “cárteles contra cárteles, pandillas contra pandillas”, que encontró a las autoridades sin capacidad de control en los niveles estatal y municipal. Tamaño juicio extranjero. ¿Por qué justificar si el propio gobierno calderonista no investiga los crímenes? ¿Acaso los miles de caídos son todos integrantes de los cárteles? ¿Cómo calificarlos como tales, y por un embajador? Cualquiera sabe que violencia llama violencia.
Volviendo al discurso con motivo de la entrega de los helicópteros y la referida Iniciativa Mérida, Pascual dice lo siguiente: los Black Hawk son un “signo tangible de la corresponsabilidad” y “resaltan” la cooperación por la “amenaza que enfrentan nuestros países”. Ambos países harán “todo lo que esté a su alcance” para avanzar en el imperio de la ley. “Hemos evaluado la situación que amenaza la seguridad de nuestras dos naciones”, “compartido una visión estratégica”, con “planes de acción conjuntos para combatir tecnología, información y capacidades”, etcétera.
Puede verse el discurso completo en la página de la SSP (www.ssp.gob.mx). ¿A qué suena todo eso conceptual y estratégicamente? A lo que el gobierno de Calderón no ve o no quiere: intervencionismo de EU en México, disfrazado de “buena voluntad”. Estoy seguro que las FM lo saben, pero son institucionales.
Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
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