16/noviembre/2010
*Espionaje directo autorizado por Calderón
*El combate al narcotráfico, ¿un pretexto?
“Sólo un puñado de altos funcionarios, conocidos como los ‘superusuarios’, pueden conocer todas las actividades del Departamento”: Departamento de Defensa de EU.
El espionaje es tan antiguo como los imperios. La infiltración de personajes en las cortes, los gobiernos o las policías de otros países “amigos-enemigos” son dignos de papeles protagónicos de cuentos policiacos, de novelas e historietas; cuando no de historias reales. Cuántos derrocamientos de presidentes o gobiernos, de dictadores o de cualquier tipo de personalidades al interior de organizaciones o instituciones son el fruto de la acción de los espías.
El siglo XX fue el espacio, conforme al avance de la cibernética y las tecnologías de la comunicación, en donde se desarrollaron las técnicas más sofisticadas de infiltración de información con fines de ventaja. En el encuentro de los bloques socialista y capitalista reinó la obtención de información por vía ilegal —infiltración, soborno o chantaje— del otro.
Claro quedó al final de dicha confrontación Este-Oeste, a la caída del Muro de Berlín y el desmoronamiento de la Unión Soviética, que el trabajo de este tipo era continuo. Tan sólo la venta indiscriminada, y casi inmediata, de los avances tecnológicos —el llamado espionaje industrial—, las investigaciones, proyectos, y cualquier tipo de armamento vía “ilegal” desde los países satélites del bloque soviético al mejor postor, dejaron en claro que los clientes se mantenían a la expectativa.
La relación Estados Unidos-México ha estado plagada de anomalías de este tipo. Informantes infiltrados o por “traidores” a sueldo contra el país —patriotismo ramplón de lado—, han aportado elementos a EU para todo tipo ventajas en su propio beneficio. Al fin imperio. Desde el derrocamiento de gobernantes, complots más visibles durante los tiempos de la Revolución Mexicana hacia acá, la obtención de otros beneficios que pasan por asuntos de Estado —no se diga especialmente en materia de energía—, hasta la adquisición de material muy focalizado como el padrón electoral de los mexicanos, todo pasa por la acción del espionaje.
Así, al menos durante la preponderancia del Estado-nación, anterior al modelo neoliberal y de injerencia-intervención directa en la toma de decisiones fundamentales para el país desde los propios gobiernos [las políticas económicas a modo de Washington], el Partido Revolucionario Institucional trató de cuidar en lo posible, o al menos camuflar muy bien, la intervención directa de los órganos de inteligencia del vecino del norte en México. Una acción que EU siempre intentó. Con todo y que, está claro, la frontera común ha sido ampliamente vigilada pese al Muro de la ignominia, por policías fronterizos, por la tecnología más sofisticada como la visión nocturna para la detención de ilegales vía radares, hasta lo último que aplica con aviones vigilantes no tripulados.
Pero la secrecía otrora cuidada por el nacionalismo priista [que sí cuidaba lo más posible la secrecía en muchos asuntos internos] se vino abajo con los gobiernos del Partido Acción Nacional, conforme a la información revelada esta semana por la revista Proceso. “Con el gobierno de Felipe Calderón —revela el semanario—, Estados Unidos logró lo que siempre ambicionó: establecer en la Ciudad de México un centro de espionaje. Y fue el ascenso del narcotráfico en el país el que abrió la puerta a todas las agencias de inteligencia estadounidenses, predominantemente militares, para que operen desde el Distrito Federal sin necesidad de encubrir a sus agentes como diplomáticos”. (Ver: “El gran centro de espionaje de Washington en México”.) Bonito pretexto.
Pero resulta que: “El establecimiento de la Oficina Binacional de Inteligencia (OBI) fue autorizada por Calderón, luego de las negociaciones con Washington, que inició su predecesor, Vicente Fox Quesada. En los encuentro participó el director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen), Guillermo Valdés Castellanos, sin tomar en cuenta las objeciones de las Fuerzas Armadas”.
Es decir, lo que antes trató de cuidarse ahora está autorizado por los gobiernos traidores del país, panistas en acción serviles de los intereses extranjeros con tal de obtener los avales necesarios para enquistarse en el poder como lo hizo Calderón en el 2006 tras el fraude electoral. Habida cuenta que no hay gobiernos fraudulentos reconocidos por EU sin el consabido entreguismo, como también le ocurrió al fraudulento y vendepatrias presidente Carlos Salinas de Gortari tras la caída del sistema de 1988.
Ahora, con el pretexto de combatir el narcotráfico, Calderón militarizó al país. En primera instancia para legitimar su estancia en Los Pinos, lo que no legitimó en las urnas. En segundo término, como se revela ahora, porque la presencia abierta y directa de organismos de espionaje de EU en el DF no tiene otra explicación que: ceder a las presiones de Washington a intervenir directamente con un mero pretexto [el narcotráfico, ¿también alentado o bajo una guerra declarada a contentillo?] en los asuntos internos del país.
“A través de la OBI, Calderón dio entrada ya a los agentes para que investiguen sin problemas a las organizaciones del crimen organizado y del narcotráfico. Además, pueden vigilar a las mismas dependencias gubernamentales, incluida la Secretaria de la Defensa Nacional, la Marina, así como las representaciones diplomáticas acreditadas en México.”
Así trabajan para EU, desde el corazón de México. “Las instalaciones del cuartel general de los agentes del Pentágono, la Agencia Central de Inteligencia (CIA), el Buró Federal de Investigación (FBI), así como de los departamentos de Justicia, de Seguridad Interior y del Tesoro se localizan en el edificio comercial ubicado en el número 265 de avenida Paseo de la Reforma, a unos 250 metros de la embajada de Estados Unidos”, en México.
Tamaña decisión de Calderón. Tremenda intervención de EU en los asuntos internos de México. ¿A cuenta de qué tomó tamaña decidió Felipe Calderón? Le debe una explicación al país sobre esta revelación de Proceso. ¡A ver qué hace el Congreso de la Unión! Vendrán las protestas y demandas desde la sociedad civil para expulsar les sucursales del imperio del corazón del país, así como las oficinas “satélites” de Ciudad Juárez y Tijuana. ¿El combate al narcotráfico fue un simple pretexto? La presencia de agencias de inteligencia de EU en México pasó del espionaje el intervencionismo directo en los asuntos internos.
Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
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