23/mayo/2011
*El modelo neoliberal que causó el desastre
*Calderón, guerra legitimadora versus el país
“En materia económica, con el PAN, verbigracia, el anquilosado modelo neoliberal sigue tan vigente —pese haber sido abandonado por inservible en los países de origen, Estados Unidos y el Reino Unido— como a principios de los años 80, cuando fue adoptado por De la Madrid a instancias de los organismos financieros internacionales, Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional —comandados por Washington— y profundizado por Salinas mediante la firma del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, para llevar al país al “primer mundo” y entró en vigor el 1 de enero de 1994, día del levantamiento zapatista en Chiapas. Un acuerdo tan desigual como desventajoso para México, tal que desde entonces ha caído en la inercia de continuas crisis y en un deterioro social creciente. Por donde se le vea, el saldo neoliberal es negro para el país. Pero entró de lleno, eso sí, en la órbita imperial de los Estados Unidos.
“Los salarios, tan sólo un ejemplo, han perdido más del 80 [82.2] por ciento de su poder adquisitivo desde 1982 a mediados de 2010. Porque la contención salarial sin creación de empleos de calidad, donde no hay políticas de reactivación para la industria, los niveles de vida de la población tienden a aumentar los márgenes de pobreza. Ni se diga que la distribución de la riqueza se ha polarizado al grado de engendrar al hombre más rico del mundo en un país de millones de pobres, donde los programas pronasoleros vigentes para contrarrestarla no pasan de simples paliativos electoreros. Primero se genera la pobreza estructural y luego se entregan migajas. Y hay muchos más asuntos pendientes en el mismo sentido, pero este no es un preámbulo solo económico sino tan diverso como los problemas mismos.
“En cuanto al sistema político sostenido por los panistas, es tan vetusto como en los tiempos del presidencialismo priista. Y peor aún. Porque los controles otrora en manos del Presidente en turno que homogeneizaban la toma de las decisiones —pese al autoritarismo y la imposición muy al “estilo personal” de cada presidente—, aparecen ahora como cabos sueltos entre actores, como los gobernadores y otras instancias; también con atribuciones para poderes llamados fácticos, como el SNTE que comanda Elba Esther Gordillo. Por eso mismo las decisiones presidenciales tanto de Fox como de Calderón tampoco cuajan. No sólo porque la fuerza del poder se ha diluido —no obstante el estilo autoritario del presidente actual—, también porque los operadores panistas no han servido para el cabildeo, en los más de 10 años de ejercicio del poder. Ni desde el partido —donde domina El Yunque—, ni en los recintos legislativos o incluso entre los hombres grises integrantes del gabinete.
“Ni hablar de las tantas iniciativas pobres del presidente Calderón enviadas al Congreso para su aprobación y que no pasan. Debo aclarar que Felipe Calderón no es el objetivo de estas reflexiones. Lo es sólo en cuanto responsable por ahora de la Presidencia de la República, por una parte, y porque a él le compete la toma de decisiones para enmendar la torcida ruta por la que marcha este país. Al menos en tanto no cambian las formas de gobernar y México siga regido por el presidencialismo.
“Así, tanto el continuismo de los disfuncionales principios neoliberales como de los lineamientos políticos del viejo sistema priista, por parte del PAN —de ahí que haya muchas referencias al PRIPANismo o el PRIAN— que incluye la profunda relación de dependencia de México hacia Estados Unidos —misma que va más allá de los “acuerdos comerciales”, porque entra en la geopolítica imperial—, pareciera que hay un desinterés por atender las necesidades nacionales. Con Calderón a la cabeza. Él como el responsable, como el titular del poder Ejecutivo. Por eso algunos señalamientos, porque a él le tocó en este periodo que va más allá del acotamiento temporal del 2010.
“No se olvide que la población es la menos responsable de que Calderón sea un presidente con grandes señalamientos de ilegitimidad, tras los saldos oscuros de la elección del 2006. Al igual que, como lo refirió en su momento el propio Calderón ante el expresidente español José María Aznar —y lo reveló Wikileaks en los famosos cables de la “diplomacia” del Departamento de Estado de EU], que “subestimó la magnitud de la corrupción y el alcance del narcotráfico en México como problema”. Ver aquí: Michoacanazo, el retroceso.
“Y no sólo porque Calderón tuvo y tiene las facultades constitucionales para enviar a las Fuerzas Armadas del país a las calles a combatir al crimen organizado, lo haya hecho sin medir los alcances y la violencia desatada. Porque entonces, la determinación suena más a una maniobra presidencial para conseguir la legitimidad mediante golpes de timón al estilo del quinazo de Salinas de Gortari, que contener el problema. Abundan los señalamientos de la fallida estrategia; esa sí que lo es, porque no se emprenden más acciones que la confrontación de calle —y el Ejército haciendo el trabajo sucio, cuando es una de las pocas instituciones rescatables—, sin tocar el corazón de las finanzas o el tráfico de armas desde EU, entre otras medidas, para acabar con los grandes carteles de la droga y atorar a los verdaderos capos.
“Así, del mismo modo que Calderón no ha reculado en replantear la estrategia contra el crimen organizado, tampoco se le ve interés ni tablas para generar los acuerdos básicos para la gobernabilidad del país en esa su oportunidad para reivindicar a su gobierno y al PAN. No ha llamado al consenso de todas las fuerzas políticas para generar un gran acuerdo nacional y retomar el asunto de la transición democrática, cuando lo que en realidad está faltando es un Pacto Nacional para un renovado Proyecto de Nación; esa suerte de Congreso Constituyente para cambiar definitivamente el rumbo del país. Lamentablemente los tiempos políticos se acabaron para Calderón; los quemó desde su primer año de gobierno. Le quedan los espacios para los remiendos. A estas alturas de su quinto año en el poder, aunque quisiera, ya no puede.
“Desde esta óptica están escritas las siguientes reflexiones, pese a la diversidad temática que tardó más de un año. Porque mi preocupación es México y sus habitantes. Por eso las críticas a todo lo que suena a Maniobras del poder. Porque no serían maniobras si resultasen acciones encaminadas a resolver “los grandes problemas nacionales”, que ya en 1909 pondría al descubierto don Andrés Molina Enríquez y haciendo hincapié en el campo; ese gran pendiente y olvido de los neoliberales. Serían más bien acciones republicanas o en pro de la República —nada qué ver con los planteamientos pueriles de Salinas en su nuevo y tercer ladrillo justificatorio de todo lo que trata de ocultar— y para su bienestar, superando cualquier tipo de zozobra sin importar el origen. Que para eso está el marco constitucional que poco se respeta y sigue como baluarte de institucionalidad y legalidad.
“Lo que hace falta ahora es el consenso ciudadano sobre el México deseado por todos. Para desde ahí tomar las decisiones pertinentes. Recuérdese que entre el 2010 y el 2012 de la elección presidencial hay un paso. En eso, como en todo lo demás, usted también amigo lector, haga valer su palabra”.
Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
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