viernes, 20 de mayo de 2011

MANIOBRAS DEL PODER, EN LIBRO [I]

20/mayo/2011

*De La ingobernabilidad calderonista
*Con Prólogo de Carlos Ramírez, pronto

Lo que sigue es la Introducción de una compilación de Maniobras del poder —en atención a la sugerencia de varios amigos—, que está en preparación y aparecerá en forma de libro dentro de poco tiempo, bajo el título de La ingobernabilidad calderonista. La serie cuenta con la elaboración del Prólogo por el periodista y columnista mexicano Carlos Ramírez, cosa que agradezco públicamente desde ahora por sus bondadosos puntos de vista para con el autor y los contenidos. Apelo a la indulgencia del lector; sirva de adelanto.
Bajo el subtítulo, “Del desinterés por el país y las maniobras del poder”, la entrada comienza así: “En estos tiempos, México está pasando por un periodo de desasosiego y más, de fragilidad y zozobra desafiantes, muy sui géneris de su historia. El 2010 se asemeja a 1910; agitado, pero en sentido inverso.
“El año de hace un siglo marcó el inicio de un proceso revolucionario, con la intención de cambiar tanto la estructura social anquilosada como el ejercicio dictatorial del poder por uno democrático, y en la práctica cuajó en la Constitución de 1917. El actual, en cambio, parece ser el arranque de un proceso abiertamente antirrevolucionario porque, como los cangrejos, el país se tambalea entre el deterioro y el retroceso, so riesgo de tirar por la borda todas las conquistas alcanzadas en el ínterin de una centuria, luego de tremendos sacrificios en todos los ámbitos de la vida económica y política, pero sobre todo social.
“La coyuntura de ahora se muestra cada vez más violenta. Y eso trastoca cualquier fibra de la convivencia nacional. Porque amenazada, la paz social cuelga de un hilo y la gobernabilidad parece marchar a filo de espada, como saldo de un gobierno que no está a la altura de los acontecimientos y ofreciendo salidas eficientes para los graves problemas.
“En ese tenor, si bien México no alcanza la tipificación de Estado fallido [expongo otras razones para desestimar el uso del término, como el riesgo para la seguridad nacional del país frente a los Estados Unidos] al igual que Irak porque tampoco se ha perdido el control, el crimen organizado está infiltrando —y no de ahora— paulatina y peligrosamente las estructuras básicas del Estado. Léase el municipio, sobre todo en las entidades del norte del país.
“Sin dejar de lado, claro está, que el fenómeno del crimen organizado representa nada menos que el síndrome, esa suerte de engendro, de la descomposición misma del sistema como saldo de la corrupción y la impunidad anidadas tiempo atrás. O sea que lo coyuntural de ahora no es casual. Recuérdese, por ejemplo, la fallida campaña por la “renovación moral” que lanzara ya Miguel de la Madrid Hurtado siendo presidente pero quedó pronto en el olvido por el resonar de la crisis.
“La corrupción, de la mano de las crisis económicas recurrentes y la falta de oportunidades, alentó actividades ilícitas; entre otras, el florecimiento de delitos como el tráfico de drogas, el secuestro, la trata de personas, la compraventa de armas, los asaltos, etcétera. Problemas que en estos tiempos parecen estar fuera de control y generando desavenencias; es decir, contrariedades que tampoco habrían crecido si no estuviesen cobijadas por el poder. Así se pueden rastrear fácilmente la infiltración de los cuerpos policiacos en varias entidades, las complicidades y el proteccionismo desde instancias de gobierno y judiciales con los delincuentes.
“De la impunidad, como sinónimo de una justicia a modo, cuando no selectiva, porque no se ejerce contra todo aquél que delinque. Un problema adicional; más cuando se trata de algún sujeto ligado con el poder o forma parte de un grupo poderoso. Aquí cabe cualquier tipo de denuncias desoídas por las instancias judiciales, las violaciones a los derechos humanos desatendidas, y las indagatorias no realizadas para aquellas personas que caen bajo fuego cruzado o representan simples “daños colaterales”, cuando de la guerra contra el narcotráfico se trata.
“Problemas, tanto la corrupción como la impunidad presentes, no son más que peldaños de una corrosión ganada a pulso dentro del sistema, superados hoy por el síndrome del crimen organizado. Ese negocio ilícito, pero millonario, por demás alentado desde los tiempos en que México era paso de cargamentos de drogas hacia Estados Unidos procedente de Sudamérica. Pero también por la demanda creciente de alucinógenos desde el mercado consumidor más grande del mundo, y vecino del norte, a partir de la Segunda Guerra Mundial para sus soldados.
“Problemas, sintomáticos todos, que delatan un pasado en descomposición de larga trayectoria, y que fueron anidados al interior de un sistema presto; el viejo sistema presidencial priista, con sus formas de justicia y de hacer negocios sucios. Con sus procedimientos tolerada o coludidamente perversos. Recuérdense los ajusticiamientos de importantes personajes de la política por las pugnas al interior de dicho sistema putrefacto, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. El peligro llegó hasta el asesinato del candidato presidencial, Luis Donaldo Colosio, al igual que otros actores, como de José Francisco Ruiz Massieu y el cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo, por razones no tan ajenas. Era el ajuste de cuentas a balazos, como en los viejos tiempos posrevolucionarios: por pugnas de poder.
“Luego de tamaños acontecimientos y un impasse de peligrosas consecuencias para México, porque fue hipotecado a favor de los empresarios con la creación del Fobaproa [luego IPAB] por parte del presidente sustituto Ernesto Zedillo Ponce de León tras la crisis de 1995, llegó la expectativa del cambio. Pero siguió la inercia.
“La encabezó el candidato del PAN en las elecciones del 2000, Vicente Fox Quesada, después de 81 años de priismo trasnochado cuando tomó posesión de la casa presidencial en Los Pinos. La mira estaba puesta, desde el punto de vista del ciudadano de a pié que quería ver ajustes importantes al sistema económico y político, o bien en el cambio democrático o todavía más en el inicio de una etapa de transición para el país.
“Pero muy pronto Fox dilapidó la expectativa ciudadana. La sociedad perdió con eso. Toda legitimidad ganada se hundió en el desencanto porque nada pasó. O mejor dicho, sí ocurrió porque cosechó desavenencias para la institución presidencial con sus deslices de ignorancia y arrebatos. El mismo Fox definió muy bien su gobierno: “de empresarios y para empresarios”. Desde siempre, el cambio se quedó en simple alternancia, que fue muy poco o casi nada porque el PAN hizo lo mismo que el PRI: administrar la crisis con otros hombres en el mando. Por lo tanto, los márgenes de deterioro heredados por el PRI se ampliaron con los panistas en el poder, en todos los campos de la vida nacional.
“En otras palabras, el PAN no ha querido, no ha podido o no le interesa estar a la altura de las exigencias nacionales; de resolver sus problemas más urgentes en el terreno económico y político, y más allá. Ha demostrado que el país no le importa. Mucho menos atender la demanda de la tan anhelada transición democrática para dejar atrás los viejos vicios del sistema político priista. Mejor han creado otros nuevos. Es decir, que la situación está peor con los panistas en el poder en México; imposible suponer cómo estaría con el PRI, pero lo cierto es que este partido tampoco da muestras de cambiar las viejas prácticas. Por eso en este 2010 perdió estados como Oaxaca, Puebla y Sinaloa. Porque no mudó en tanto mantenía el poder, no lo ha hecho ahora que está en la oposición.”

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com

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