13/mayo/2011
*Urgen los cambios, Fidel se durmió en sus laureles
*En peligro, el proyecto socialista inspirador de AL
A mediados del mes de abril, entre el 15 y el 19, transcurrió el VI Congreso del Partido Comunista en Cuba [¡apenas seis congresos en 50 años!], no con grandes expectativas entre aquellos jóvenes que sólo conocen del movimiento de la Sierra Maestra por los libros de historia oficial; los alzados en armas fueron guerrilleros de cepa como Fidel Castro Ruz, Ernesto Che Guevara y Camilo Cienfuegos, entre otros soñadores que cantaron victoria tras derrotar al dictador Fulgencio Batista y tomar el poder en enero de 1959, incluso apoyados por Estados Unidos —las relaciones diplomáticas entre ambos países se rompen cuatro años después, en enero de 1961.
La razón es que a la isla en general y a la revolución encabezada por los Castro [Fidel y recientemente el hermano Raúl] en particular, se les complicaron los problemas a raíz de la caída del bloque soviético. La URSS era el principal comprador de materias primas —durante varios años monoexportadora, léase el azúcar— y abastecedor de equipo para la incipiente industria y sobreviviente economía, fuertemente golpeada gracias al bloqueo económico impuesto por EU desde octubre de 1962. Y ahora le apremian los cambios, tanto en la estructura económica como en la superestructura ideológica.
Una relación tortuosa y aberrante, es la que le ha propinado EU a Cuba, porque el bloqueo económico ha sido de administraciones continuas desde que se decidió en 1962 por Dwigth Eisenhower. En ese mismo año ocurrió la instalación del armamento soviético que derivaría en la conocida “crisis de los misiles”, la dura etapa de la Guerra fría, entre las dos superpotencias EU-URSS. La invasión a Bahía de Cochinos que ocurrió el 17 de abril de 1961, y fue orquestada por la CIA, con la intentona de tirar a Fidel porque habría declarado el socialismo como sistema para Cuba.
El temor de EU por la propagación del sistema soviético en su traspatio, y en Latinoamérica en general, orilló a la persecución y muerte de guerrilleros como el Che, y a las operaciones secretas en países donde los gobiernos apuntaban al proyecto socialista durante las décadas de los 60 y 70, con especial saña, en nuestros países. Por eso los golpes militares [en Perú, Argentina, Bolivia, Chile, Uruguay, Paraguay, Brasil, etcétera], todos, fueron apoyados por la CIA con el aval de Washington.
Y Cuba sobrevivió gracias al apoyo de la URSS. Pero por eso también el acoso constante desde los EU, y los intentos —638 planes, frustrados todos— de asesinar a Fidel. Por eso también al amenaza desde Miami, utilizando a los anticastristas como el ahora libre Luis Posada Carriles —apenas el día 20 de abril; un exagente de la CIA—, acusado de atentar contra un avión cubano en 1976 que dejó a 73 pasajeros muertos.
Pero hablando tanto de Cuba como de Fidel, es claro que en el pecado llevan la penitencia. Es decir, por un lado ciertamente el socialismo real en Cuba consiguió avanzar en política social, como es el caso de la educación, la salud y la investigación [¡ni se diga la solidaridad internacional con las brigadas médicas en muchos países pobres del mundo, como los africanos!]. Eso le dio argumentos y el apoyo a Fidel —tanto como su antiimperialismo, agudamente tratado en sus largos discursos de siempre como comandante en jefe— para mantenerse en el poder durante décadas sin cambios en la política. Con un partido comunista a modo, pero apareciendo más como dictador enquistado en el poder sin la menor oposición, que abierto —tolerante, demócrata y dispuesto— a negociar con otras expresiones políticas, porque las hay y no precisamente proimperialistas. Véanse tan sólo los reclamos desde la cultura y la religión [desde las creencias populares, no de la religión instituida] hechos a Fidel.
Pero el error más grande, ahora puede verse claramente y eso redunda en la debilidad misma del proyecto socialista cubano, no fue tanto la no apertura democrática como la falta de movilidad [por llamarle de algún modo a los cambios o ciertas adaptaciones con algunos mecanismos de mercado] económica, como sí lo han hecho pacientemente países como China, quien por cierto ha ofrecido su apoyo. Y eso que China tiene un control recio del partido, el PCCH. En otras palabras, Fidel se durmió en sus laureles y no se aventuró [por cuidar demasiado la revolución] a introducir modificaciones o mecanismos no precisamente procapitalistas [los instrumentos, como la ciencia, son perversos por su uso tendencioso y no precisamente como tales], pero sí de utilidad económica para evitar la parálisis posterior con el excesivo estatismo económico con cero libertad.
Es de lamentar que, los cambios que le urgen ahora a Cuba, así hayan sido abordados tibiamente en el VI Congreso reciente [véanse los documentos en www.cubadebate.cu, incluso el discurso de Raúl], difícilmente se lleven con la premura que demandan tanto la economía como una buena parte del pueblo cubano, sobre todo los jóvenes [algunas encuestas levantadas lo reflejan pero no son confiables]. A estas alturas la solución no es sencilla, pero tampoco imposible.
En otras palabras, con una economía fuertemente estatizada y ahora en crisis, las cosas comenzaron a caer por su propio peso. Es verdad que, como dijo recientemente Fidel: “Es deber de la nueva generación de hombres y mujeres revolucionarios [trabajadores del campo y la ciudad también: SGB] ser modelo de dirigentes modestos, estudiosos e incansables luchadores por el socialismo. Sin duda constituye un difícil desafío en la época bárbara de las sociedades de consumo, superar el sistema de producción capitalista, que fomenta y promueve los instintos egoístas del ser humano”. (17/abril/2011).
Pero tampoco a los jóvenes se les han dado los mecanismos para no perder el rumbo, sin la apertura necesaria [política y económica, y sobre todo esta última]. Ahora a ellos les compete el cambio sin brújula. Ojalá que no hundan el barco y con ello un proyecto de socialismo que tan ejemplar y respetado, inspirador por revolucionario, ha sido para tantos latinoamericanos ansiosos de deshacerse del control del imperio gringo y por un rumbo propio. De eso tendrán que responder Fidel, y su hermano Raúl también. ¿Les dejaron materia para soñar a los jóvenes?, porque ahora la superestructura apunta hacia otra parte. ¡Cuidado!, porque si se hunde Cuba perdemos todos.
Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
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