01/diciembre/2010
*La publicación tendrá secuelas graves
*Wikigate inaugura neo-relación con medios
La información es poder. Su carácter, contenido o temática, la hace ser tratada o bien del dominio público o bien del privado. En otras palabras, si la información no es pública cuando de asuntos generales se trata, entonces es de carácter exclusivo o clasificada como de reserva por su naturaleza especial, delicada, o es obtenida por medios ilícitos como el espionaje, la tortura o el robo y con fines también ventajosos o ilegales conforme al sujeto, grupo, organización, institución, país o Estado que la posee, y al tema de la misma o la utilidad que tiene per se. El proceder del imperio estadounidense, como en el caso analizado para adquirirla, ha sido a todas luces ilícitas; es más, cogido con los dedos en la puerta, utilizando a sus diplomáticos como espías en todos lados. Aunque tampoco es una exclusividad de los EU.
Las publicaciones de Wikileaks representan un duro golpe a la diplomacia gringa, por el lado que se le mire. Por mucho que se considere “secreto a voces” que EU espía a los países con los que mantiene, y no, relaciones políticas y económicas, no es lo mismo elaborar análisis del tema a partir de datos producto de las conferencias o las entrevistas con los operadores [o desde las suposiciones del periodista; cojo queda también el análisis, al menos temporalmente, aún con los antecedentes históricos cuando se respalda en documentos “desclasificados” 25 años después, en el caso de EU, por ser considerados de “seguridad nacional” y antes bajo resguardo], que tener las evidencias en las manos y contar hasta con los últimos detalles del “secreto”. Porque para EU se trata de un “secreto de Estado”, así sea información obtenida violando los términos propios de las relaciones y los “tratados” internacionales.
Ese es, para comenzar, el primer acierto del portal de Julian Assange al rechazar presiones —previas a la publicación de la información que finamente ha dado a la luz pública— desde EU, con todas las presiones que el caso conlleva y los riesgos derivados, porque desde el gobierno gringo harán hasta lo imposible por castigar el cometido. El fiscal general, Eric Holder, ha dicho que se trata de una “operación criminal”. Hillary Clinton que la revelación pone en riesgo a los diplomáticos, y también a “profesionales de inteligencia y personas de todo el mundo que vienen a Estados Unidos para ayudar [sic] a la promoción de la democracia y de un gobierno abierto” [léase la justificación “teórica” en: La sociedad abierta y sus enemigos, de Karl Popper]. El pretexto de una democracia falsamente dirigida que tan acertadamente ha criticado el lingüista estadounidense, Noam Chomsky, en El miedo a la democracia por EU de otros países.
No obstante, el trabajo de Wikileaks merece el respaldo de la sociedad civil vía los internautas que deben presionar por todos los medios, desde luego vía la web, para condenar cualquier intentona de EU de proceder contra el director Assange y el portal Wikileaks; un espacio en donde, se ha anticipado, publicará en enero otro escándalo relacionado con “un banco” en activo también de los EU.
El otro acierto concierne a que la filtración presionará a EU no sólo a tratar de recomponer sus relaciones “diplomáticas” con las personalidades ofendidas —los calificativos de sorna y las peticiones sobre asuntos propios de las personas o los calificativos chuscos, como el trato a Ban Ki-moon, a Kircher, a Merkel, a Sarkozy, Berlusconi, Putin, Chávez, Zapatero, etcétera, no pasará a mayores consecuencias—, sino a camuflar al menos su injerencia directa en temas como el de China, Cuba, Venezuela; a moderar procedimientos como la intervención en los casos de Manuel Zelaya en Honduras, y el respaldo a Corea del Sur contra la del Norte, el apoyo incondicional a Israel, etcétera. Esto sería esperar lo menos. El caso México se juzga aparte.
Pero entre las muchas secuelas que resulten del Wikigate, más pronto que tarde se han pronunciado algunos países en cerrar filas con EU para apoyar la judicialización del destripamiento de Wikileaks —y tratar de desviar por esa vía el escandalazo descubierto con la publicación—, porque todos tienen cola que les pisen. Todos espían a todos, y por muchas otras vías. Por ejemplo: lo mismo que hizo EU en la segunda postguerra de sustraer de todos los países europeos a los hombres de ciencia para sus universidades, sus centros de investigación y empresas, e hizo después Japón con los adelantos en el terreno de la electrónica, y han aplicado recientemente con mucha efectividad desde los Tigres Asiáticos hasta China. Son todos contra todos, solo que unos países más que otros; es decir, no depende de los intereses sino también de las infraestructuras disponibles. Porque las oficinas diplomáticas son apenas un eslabón de la negra cadena. Luego entonces, queda claro que ningún país querrá verse inmiscuido ahora en otro escándalo de las dimensiones de EU. Por eso se solidarizarán: por temor y por colusión.
Otra secuela. El Wikigate inaugura también neo-relación entre medios tradicionales y la web. En este sentido, no solo la web irá ganando más y más terreno, la autocensura de los medios agraciados con los adelantos informativos de Assange [The New York Times, The Guardian, Der Spiegel, Le Monde, El País], porque salvo la primera publicación en lo sucesivo han consultado a Washington o se han sometido para publicar sólo parcialmente la información, los pone en desventaja frente a la sociedad civil y la opinión progresista mundial. Luego entonces, pese a las presiones contra Wikileaks surgirán otras páginas en la web con idénticos objetivos; para desnudar las tropelías cometidas sobre todo contra los países endebles o que son poseedores de algún bien altamente explotable.
Para cerrar, por ahora, agreguemos otro aspecto finalmente. En lo inmediato EU tendrá que contener aparte de algunas reacciones efectivamente en contra de sus diplomáticos quizá en varias sedes, las denuncias generadas desde algunos países inconformes con el proceder estadounidense en plena injerencia en asuntos internos. Los casos son tantos como las revelaciones. Pero dichas protestas no surgirán de los países amigos sino del mayormente objeto de vigilancia, como Corea del Norte, Venezuela, Brasil o Argentina. Quizá de otras partes del mundo como Irán con Ahmadineyad, etcétera.
En suma —insisto que por ahora—, lo que queda en claro no sólo es que, como dijo Evo Morales que el cuerpo diplomático estadounidense es una rama del cuerpo de seguridad de Washington, o lo que expresó el sociólogo brasileño Emir Sader, que EU es una potencia promotora de guerras pero que pretende pasar como pacificadora de los conflictos que ella misma genera, sino lo peor de todo: con todo y la cantaleta del multilateralismo y de la inclusión en la globalización, para EU afuera de sus fronteras no hay amigos sino intereses; y aplica en la geopolítica mundial todas las herramientas posibles para su propio bienestar en perjuicio de todos. Pero con un golpe como el de Wikileaks EU recibirá presiones para cambiar.
Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario