jueves, 17 de febrero de 2011

MÉXICO-EU, INTERVENCIONISMO Y III

17/febrero/2011

*Imposición neoliberal e inoperancia
*El riesgo para la seguridad nacional

Por dónde se le mire, el modelo neoliberal aplicado en México desde el sexenio de Miguel de la Madrid y profundizado por Carlos Salinas de Gortari con: la privatización de las empresas públicas; la llamada desregulación económica; la apertura comercial con el TLCAN por delante —firmado con Estados Unidos y Canadá en términos absolutamente desventajosos para la economía mexicana—; la contracción salarial por la ruta de contener el aumento a los ingresos, y luego se quedó durmiendo el sueño de los justos; la liberalización financiera, que acabó en la extranjerización de la banca, entre otras medidas, ha sido un lastre para el país.
Principios retomados del exterior, bajo presión de EU y a instancias del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional [el llamado Consenso de Washington], y aplicados como políticas públicas desde los gobiernos que sujetaron las directrices desde el Estado, dejando gran parte del rol antes controlado digamos, a la iniciativa privada bajo la premisa de que solo el libre mercado regularía a la economía y pondría a cada factor económico en su lugar. La doctrina de los ideólogos del librecambismo moderno, F. A. Hayek y Milton Friedman, difundida por los Chicago boy que experimentaron así en Chile como en México.
Todo, se dijo en un principio, para fines del pago de deuda externa —cumplimiento cabal con los acreedores, que era el fin de la desarticulación de las directrices económicas previas, ahora denostadas— y sus intereses, el control de la inflación y del tipo de cambio, etcétera, y en aras de lograr la llamada estabilidad macroeconómica. Una política que a la postre resultaría fallida, porque la privatización operó sólo para generar más ricos, las tasas de crecimiento del PIB no irían más allá del 2% en décadas y el país entraría a una etapa de crisis continua y retroceso en todos los sentidos.
Comenzando, claro está, por la economía real, la que camina diariamente en los cultivos, en el transporte, el comercio y las transacciones monetarias, con el tipo de cambio y la compraventa al exterior. Un modelo, el neoliberal, que sólo le ha traído a México un deterioro económico que se filtra al resto de la sociedad en todos los órdenes; en el desempleo, los bajos ingresos para los trabajadores, la pobreza, la migración, las carencias en salud y educación, últimamente en la inseguridad boyante y en general una incertidumbre para la sociedad. Desde el gobierno emana la carencia en los satisfactores básicos, un clima de inestabilidad que raya en una ingobernabilidad amenazante y sólo cubierta mediante la amenaza de la militarización del país, etcétera.
Lo dijo en uno de los momentos más graves del neoliberalismo, durante la crisis de diciembre de 1995 que le estalló a Ernesto Zedillo entre manos y a los mexicanos les afectó en su patrimonio y sus niveles de vida— esa de la cual Salinas trata de, como Pilatos, lavarse las manos en cada una de sus publicaciones—, uno de los hombres del sistema porque era integrante de El Colegio Nacional, el economista Leopoldo Solís, en los siguientes términos: “El modelo neoliberal salinista configuró un entorno económico donde todo dependía, nuevamente, de los flujos externos de capital… a través de los mercados financieros”; “una concentración dramática del ingreso en un entorno donde la mediana la pequeña empresa veían crecer las barreras y el poder económico de las grandes empresas, que invirtieron más en actividades especulativo-financieras que en las productivas”; “la supeditación de la economía productiva a la economía de casino”; “la apertura desmedida y carente de control de la economía, que fomentó el gran aumento de la importación de mercancías innecesarias”; “los niveles muy elevados de la tasa de interés, desfasada con la inflación”, etcétera. En pocas palabras, para Solís, “lo que nos condujo al problema actual fue una tontería colosal”. Citado por Héctor Guillén Romo en su La contrarrevolución neoliberal.
Un país al cual le falta el crecimiento y el desarrollo. Un México que no tiene claro el rumbo de hacia dónde va ni cómo. Ni se diga en los últimos años, amenazado por la violencia generalizada, uno de los síndromes de la descomposición —en cualquier país sólo crecen los negocios sucios bajo la corrupción y la impunidad— del sistema principalmente político, pero con secuelas en la economía y en la vida social toda. Al grado que hoy se desconoce el alcance de la infiltración del poder del narcotráfico en la economía real.
¿Por dónde avanza el asunto de las indagatorias de la economía ilegal? Así, en el sistema financiero sobre las grandes fortunas ilícitas, que no es meramente un tema de carencia de las leyes cuanto sino de voluntad política y complicidades. Cómo es que, por ejemplo, sí sabe Forbes que Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, está entre los hombres más ricos de México y el gobierno lo ignora. Cómo es posible que la economía ilegal se roce con la legalmente instituida, al lado de Slim, Roberto Bailleres, Germán Larrea, Salinas Pliego, Jerónimo Arango, Isaac Saba, Roberto Hernández, Emilio Azcárraga, Alfredo Helú y Lorenzo Zambrano, muchos de ellos grandes beneficiados por Carlos Salinas, citados todos en los cables de la embajada y dados a conocer por Wikileaks en La jornada el pasado lunes 14, como parte del saldo concentrador de riqueza del neoliberalismo.
Otros factores como el lavado de dinero; además, el tráfico de armas y de personas, el secuestro que tanto lastima a los núcleos familiares, etcétera. Todos, síndromes de la descomposición del sistema a la que se ha orillado a México por la falta de proyecto de país. Los gobiernos neoliberales, tanto priistas como panistas. Y los partidos políticos, en cambio, haciendo de las suyas camuflando u ocultando parte de ese saldo: los datos sobre los mexicanos pobres del país, como se dijo en otro de los cables, con fines electorales. La crisis de la economía mexicana en 2009 trajo consigo un incremento en la pobreza, que en términos absolutos representa 6 millones más, para alcanzar la cifra de los 44 millones de personas. “La divulgación de esta información políticamente sensible fue hecha con retraso, por un acuerdo entre el gobierno y los partidos de oposición, hasta después de las elecciones legislativas del 5 de julio de 2009”, dicta el despacho identificado con la serie 09MEXICO2205, de fecha 27 de julio de 2009.
En el fondo queda el hecho que el modelo neoliberal puso en jaque a México. De colofón el TLCAN. Ello implica un riesgo latente de seguridad nacional por todas las secuelas tanto en la economía mexicana como en la política y la sociedad. Luego entonces, la preocupación de EU de que México no es competitivo ahora, es resultado de sus propias políticas impositivas. El lastre neoliberal surgió y aplicó como Consenso de Washington. Ahora que no se digan sorprendidos. México, en cambio, debe modificar de raíz el rumbo como otros países. Chile es buen ejemplo. Pero México está hoy amenazado en su seguridad nacional porque EU le ha puesto el ojo encima. No se vale.

Correo: maniobrasdelpoder@gmail.com

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