Por Salvador
González Briceño
Ia
parte
México,
visión política y geopolítica de barandilla
Los
antecedentes
El golpe de timón. A unos meses de que
concluya el sexenio del Presidente Felipe Calderón Hinojosa del Partido Acción
Nacional (PAN), hay más sombras que luces, cuestionamientos que respuestas de un
periodo gubernamental que se complicó sobre todo por un delicado asunto: la mal
llevada —por improvisada y unilateral— guerra
contra el narcotráfico que inició a unos días de llegar al poder, a juzgar por
sus consecuencias internas y externas, así como el elevadísimo costo en vidas humanas
que ha alcanzado.
No se olvide que lo primero que Calderón
quiso hacer, al llegar a Los Pinos, fue legitimarse
en la silla presidencial, porque nunca demostró que ganó con los votos de la
sociedad, sino con el dictamen del tribunal electoral que lo declaró
“presidente electo”. Después vino la apropiación de todo el aparato estatal.
Pragmático como es, Calderón nunca
mostró la visión de un estadista, siquiera de un gobernante preocupado y a la
altura de los problemas de México, como tampoco dio visos de resolverlos; más
bien se le vio siempre como el líder de su partido. Sólo siguió la indolencia
nacional de un deterioro paulatino, tanto económico —laissez faire, laissez pase— como político —“haiga sido como haiga
sido”—, que habían fincado en tiempos memoriales los gobernantes del Partido
Revolucionario Institucional (PRI) de las últimas décadas.
Su golpe
de timón fue una sorpresiva y espectacular —el “Operativo Conjunto
Michoacán” de diciembre de 2006, movilizó a unos 5 mil entre personal militar y
de la Procuraduría General de la República (PGR)—, pero mal conducida guerra contra el crimen organizado. Por
ello, pese a las interrogantes de la sociedad y desde los medios de
comunicación, no hubo respuesta convincente del gobierno calderonista, a los
cuestionamientos de una lucha de confrontación directa sin más acciones aleatorias.
Preguntas
sin respuesta
Destacan, por ejemplo, las siguientes
interrogantes.
1] ¿Por qué no se atacó al corazón, la médula del crimen organizado,
verbigracia, el control de fondos y recursos millonarios que han circulado tanto
en el sistema bancario y financiero de México, como de otros países (paraísos
fiscales, dixit); presionar para que Estados
Unidos hiciera lo mismo en coadyuvancia, puesto que funcionarios como el propio
Presidente Barack Obama y la Secretaria de Estado, Hillary Clinton, hablaron de
“corresponsabilidad” en sendos encuentros con Calderón?
2] ¿Por qué tampoco se atendió suficientemente
el problema de lavado de dinero, las
inversiones sospechosas de boyantes negocios en estados fronterizos del país, o
de lleno la filtración de dinero ilícito a las actividades de la economía
mexicana? Asuntos como el lavado en el inglés HSBC (antes también Wachovia Bank
en EU, ver mi nota en: http://bit.ly/QzIqKW) quedan impunes, una vez
descubiertos, a cuenta de la economía global a la cual entran grandes cantidades
de recursos ilícitos de actividades ilegales.
3] ¿Bajo qué criterios no se detuvo a
los grandes capos de las drogas (al
contrario, Joaquín Guzmán Loera El Chapo,
escapó de la cárcel de alta seguridad en Puente Grande, Jalisco, un año después
del arribo a Los Pinos de la “pareja
presidencial”; como tal, el error le compete al PAN), y el gobierno se conformó
con peces flacos —cuando cazó a Arturo Beltrán Leyva fue bajo la
injerencia de la Drug Enforcement Administation, la DEA—?
4] ¿Cuáles medidas de renovación, de los cuerpos policiacos y del
poder judicial en general, para atender el problema; de qué sirvió el
presupuesto millonario que fue a dar a las arcas de la policía federal (el
titular de la Policía Federal Preventiva, PFP, Genaro García Luna, lleva en el
cargo los dos sexenios del panismo), si nunca ha estado al frente de esa guerra,
y sus instalaciones son más un “elefante blanco”?
5] ¿En dónde estuvieron desde el
principio las medidas de protección a
la sociedad civil en todos los niveles de gobierno —en ciudades, comunidades y
estados—, sobre todo en contra de la impunidad por tanto crimen sin castigar?
El clima de abandono de la tan golpeada sociedad juarense es muestra de ello.
6] ¿Por qué se involucró a las Fuerzas Armadas de México (FAM) en una operación
que no les corresponde, porque en términos constitucionales sus fines están en el
resguardo de la seguridad nacional
(SN)?
7] ¿Quién es el principal responsable de
que, una vez en las calles, los militares cometen atropellos en contra de
personas inocentes, violen los derechos humanos y cometan errores —los “daños
colaterales”— entre la población?
8] ¿Cuánto y en qué medida tanto
desatino responde a las estrategias del vecino del norte, que no hace nada por
contener el consumo de drogas en su país —le sirve para criminalizar a latinos
y afroamericanos y hacinarlos en cárceles—, por detener a sus capos “blancos”,
“rancheros”, “mayoristas y minoristas”, o prohibir el tráfico de armas a México
sino alentarlo con operativos claramente fallidos e intervencionistas como el
de ATF, Agencia de Alcohol, Tabaco, Armas de Fuego y Explosivos, conocido como Rápido y Furioso?
Datos de los investigadores Omar García
Ponce y Oiendrila Dube, de la Universidad de Nueva York y Arindrajit Dube de la
Universidad de Massachusetts, en el estudio “Derrame fronterizo”, establecen que
“hay una relación directa entre facilitar el acceso de este tipo de armas en
Estados Unidos y el aumento de homicidios por rifles de asalto en la frontera
de México”. Y que dificultar el acceso de armas a los delincuentes “debería ser
parte integral de una política para combatir el crimen organizado”. (Diario Excélsior, 6/VIII/2012).
9] ¿Acaso no está en esa tesitura el
divisionismo sembrado por Washington, al interior de las FAM desde el momento
en que gusta de privilegiar a la Marina y descalificar al Ejército (en la
información de Wikileaks se descubrió
que Arturo Beltrán Leyva, El Barbas, fue
ubicado en Morelos con la participación de la DEA; documento secreto N° 240473),
con medidas claras de apoyo a “los azules” y el descrédito a “los verdes”?
Calderón le dio seguimiento a esa postura de los estadounidenses al ensalzarlos
—no porque Marina no lo merezca, pero son las FAM en general quienes están enfrentando
en las calles a los narcotraficantes— en su día el pasado 1 de junio.
10] ¿En dónde quedó el enfoque del
narcotráfico como fenómeno global trasnacional y criminal, que extiende sus
redes allende las fronteras hacia varios países o regiones, llámese México,
Centroamérica, Colombia o Europa?
Sin
visión geopolítica
Una postura política del gobierno de
Calderón débil por flexible al peligroso intervencionismo externo —nada qué ver
con una visión geopolítica—; sin embargo, riesgosa para el país por varios
motivos:
A) Porque se trata de una medida de EU
atentatoria de la SN de México. El cable de Wikileaks
N° 246329 develó un informe de la embajada presidida por Carlos Pascual, donde
arremete en contra de la estrategia y del Ejército. Y refiere “tensiones” entre
Ejército y Marina.
B) Tiende a minar directamente a la
institución castrense en general, las FAM, aplicando la tesis de “divide y
vencerás”, cuando es una de las pocas que gozan de elevada credibilidad (en
varios sentidos, según encuesta de Excélsior,
6/VIII/2012) entre la sociedad civil —pero esto tiene qué ver con el Northcom (véase
mi trabajo sobre este tema en: http://bit.ly/zwTJix)— y sus acciones
encubiertas en la región de Norteamérica; Canadá, EU y México;
C) Por cierto bajo el cargo de
delincuencia organizada con el propósito de cometer delitos contra la salud,
presuntos nexos con el cartel de los Beltrán Layva —señalamientos de
narcotraficantes como Sergio Villareal Barragán, El Grande; luego sin ratificar porque fue extraditado a EU, y de un
“testigo protegido”—, se encarceló a cuatro generales:
Tomás Ángeles, Ricardo Escorcia, Roberto Dawe y Rubén Pérez. Un golpe certero al
corazón del Ejército, tan delicado que no habría sido operado —según especialistas
en el tema— sólo por la PGR, sino tras una decisión de arriba; es decir, desde Washington y bajo el sometimiento del
gobierno de México.
Lo delicado del caso es que situaciones
como ésta se han dado con frecuencia durante el gobierno de Felipe Calderón, en
aras del descrédito. Ahí está, otro ejemplo, el documento del Departamento de
Justicia que señala por corrupción al
Estado Mayor Presidencial, instancia encargada del cuidado personal del
Presidente y su familia, donde tres integrantes recibieron de la empresa
estadounidense BizJet, más de 16 millones de pesos a cambio de contratos para
el servicio de mantenimiento de la flota
aérea de Los Pinos.
Antes causó revuelo la compra por 5 mil
millones de pesos en “equipo de inteligencia” por parte de Sedena, siendo que —como
defendió la institución—, todo se hizo conforme a los planes y el ejercicio presupuestal.
Y por lo tanto nada tiene de anormal o ilegal.
Hasta se publicó que, durante el sexenio de Calderón, Sedena habría gastado 22
mil 552 millones de pesos en la adquisición de quipo terrestre, aéreo y obras
de servicio y mantenimiento.
El caso es que el presidente mexicano nunca
tuvo la mínima visión para revisar la tantas veces señalada, desde el principio,
fallida estrategia hasta que la violencia alcanzó un grado tal que parecía
obligada la presencia del Ejército en las calles del país, y sin otra
alternativa posible. Es decir, que violencia llamó violencia al punto de un
descontrol tal que “justificó” que los militares continuaran en sus tareas de policías,
o de contención de narcotraficantes en todo el territorio nacional. Por lo
mismo se habla de continuar con esas tesis, de que el Ejército siga en las
calles en dicha labor. Como que ya entrados en materia no hay para dónde
hacerse.
Con este negro panorama, además que se desgastaron
los otrora elevados principios de la política exterior de México, la política en
general quedó pendiendo de las exigencias de Washington. Es decir, que la
agenda de prioridades geopolíticas de EU se impuso a las necesidades de reconocimiento
de las políticas de Felipe Calderón. En otras palabras, que la dominación del
imperio sobre México se profundizó con los gobiernos del PAN.
Geopolítica
de EU
Por las facilidades/debilidades de
Vicente Fox/Calderón fue que Washington aprovechó para, aparte de todo,
profundizar el Plan Mérida atendiendo a su estrategia geoeconómica bajo pretexto
del resguardo de su seguridad nacional de las amenazas terroristas. Esa secuela
nefasta de los atentados del 11/S que EU extendió desde su política exterior,
pasando por la diplomático-intervencionista, las guerras en Afganistán e Irak, hasta
la vigilancia directa de sus intereses estratégicos en cualquier parte del
mundo. Sin desdeñar ahora el traspatio.
En México dichas secuelas están a la vista.
Hemos de destacar por lo menos, los siguientes —que no todos— once puntos:
1.- El país es más inseguro porque los
carteles de las drogas se han diseminado abriendo fuego por la mayor parte del
territorio nacional. Por los últimos datos del INEGI, son cinco estados en los
cuales se concentra la violencia: Chihuahua, Estado de México, Guerrero,
Sinaloa y Baja California.
2.- En lugar de exterminar —ni se diga siquiera
controlar— a dichos carteles, el número de ellos aumentó; de siete al final del
sexenio de Fox a los 11 que reconoce el gobierno de Calderón. Recuentos
independientes como el diario Zeta
coloca en número en 28 carteles que pululan en todo el territorio nacional.
3.- Arreció la disputa entre carteles
por las rutas, las plazas y los principales pasos de los estupefacientes al
mercado consumidor de EU.
4.- La guerra entre grupos del crimen
organizado ha dejado secuelas de muerte en varios estados del país, de la mano
de otras acciones delincuenciales como el control de las rutas de los
inmigrantes centroamericanos hacia el vecino del norte —con su respectivo
secuestro y extorsión—, su uso como “burros” para pasar drogas allende la
frontera, hasta el asesinato vil cuando no responden a sus maléficas
intenciones.
5.- El involucramiento de autoridades municipales
y estatales —de varios niveles policiacos, responsables de la seguridad pública—,
ya por dinero o por temor con las bandas de criminales ha dejado un saldo de
impunidad desbordada, al grado que no haya autoridad judicial que indague y
castigue a los responsables de todos los asesinados de dicha guerra.
6.- El impacto social en los estados
alcanza a comunidades enteras, y llega hasta los núcleos familiares quienes han
padecido directamente el dolor por la pérdida de algún integrante —padre,
esposo, hijo, hermano, amigo, conocido—; hasta el golpe psicológico que no alcanza
soluciones por la falta de atención profesional desde el Estado, o las propias autoridades
locales.
No hay programas de tratamiento de víctimas
(psiquiátrica, sicológica, sociológica, médica, etcétera), como tampoco las
indagatorias para castigar a los responsables de los crímenes que generan el
dolor al interior de la sociedad a todos los niveles.
7.- Los altos grados de violencia
mostrada: los descabezados, los colgados, los montones de calcinados, o
diluidos en ácido, los enterrados en fosas clandestinas en campos abiertos o en
casas de seguridad, los del tiro de gracia, los abandonados en las calles o en
las plazas públicas, etc., han sembrado un clima de horror no visto más que en
países en guerra, o peor aún.
De ahí que muchos de esos crímenes sean
asociados con los Zetas, el grupo
formado por exmilitares; los otrora integrantes del cuerpo de seguridad personal
del narcotraficante Osiel Cárdenas, exGAFEs, exGANFEs, exBPFs, estos últimos
formados para contener al movimiento zapatista de Chiapas en 1994 y capacitados
por la CIA, la Sayeret Matkal judía y la CIGN francesa.
8.- La guerra contra el crimen
organizado se agudizó al grado de lo incontrolable por al menos dos motivos: a)
Por la disputa de carteles en el trasiego y los territorios clave para las
drogas, sin detenciones y otras acciones trascendentales como las señaladas; b)
Porque los carteles al verse perseguidos desde el arribo de las Fuerzas
Armadas, arreciaron la violencia tanto entre sí pero igual contra la sociedad
civil. Por eso en Stratfor, George Friedman
había previsto que México sería un “Estado fallido”. Una tesis, ciertamente, a
conveniencia de EU.
9.- El clima de inseguridad ha servido
para arremeter en contra de sectores de la sociedad en varias entidades, como
son los defensores de los derechos humanos y otros que han resultado víctimas principales;
lo mismo ocurre con los periodistas, en particular de la fuente policiaca.
Así, los medios de comunicación tanto
impresos como de radio y televisión, resultan los afectados porque denuncian a
las víctimas y hacen los rastreos informativos —que el poder judicial
desatiende— correspondientes. Es entonces cuando los posibles implicados de tamaños
crímenes, no pocas veces pertenecientes a algún grupo del poder local, cometen
los crímenes alegando implicación del crimen organizado.
10.- Durante los últimos años, los
organismos internacionales defensores de derechos humanos, han señalado a México
como el peor país porque tanto se violan los derechos de las mujeres al igual
que los periodistas. La situación para los medios de comunicación en el país,
está peor que en aquellos como Irak y Afganistán donde hay guerras alentadas
por potencias extranjeras como EU y otros pertenecientes a la OTAN.
11.- La situación de zozobra desatada
durante el sexenio de Felipe Calderón, ha dado pie para que, principalmente EU,
se abrogue el derecho de intervenir por varias vías, alegando que la violencia
de los carteles en México es de un alto riesgo para su seguridad nacional. Qué
decir de la frontera vigilada por los
drones o aviones no tripulados, como
en los países en guerra.
IIa parte
“Por sus frutos los conoceréis” (Mateo 7-20).
Y los gobiernos del PAN, con dos
sexenios en la Presidencia de la República de México, se exhibieron bien. Lo
que les costó 61 años llegar al poder, lo echaron a perder en 12. Pero, además,
los preceptos democráticos que tanto pregonaban los tiraron por la borda. Al
menos de personalidades como el fundador Manuel Gómez Morín, el candidato
Manuel Clouthier Maquío, el luchador
José Ángel Conchello y el intelectual Carlos Castillo Peraza, por mencionar a
los más destacados.
El primer gobierno, el de Vicente Fox
Quesada (2000-2006), dilapidó más pronto que tarde las esperanzas del cambio democrático —ni siquiera hablar
de transición, ¿para qué?— de un país
cuya sociedad era expectante, harta de las corruptelas del Partido
Revolucionario Institucional (PRI); este último, como partido enquistado en el
poder durante 71 años.
Cuando el PRI fue —sacado “a patadas” de
Los Pinos— expulsado en las elecciones del año 2000, había dejado en el país
una estela de incertidumbre y descomposición en varios terrenos: la política,
por los asesinatos de importantes personajes; una crisis económica profunda por
un neoliberalismo aplicado a rajatabla,
el efecto tequila o debacle de 1995,
el Fobaproa, etc.; con gran impacto
social, pobreza y desigualdad crecientes. Lastres todos.
Los generales y
la SN
El gobierno panista de 2006-2012, el de
Felipe Calderón Hinojosa, quien —antes que seguir cuestionado por su ilegitimidad— se inventó una improvisada guerra en contra del crimen
organizado que, a la postre resultó
fallida y con enormes consecuencias para México, tanto internas como
externas.
Hacia el interior, y hablando en
general, los panistas le incumplieron al país. De tal modo es el impacto que,
entre los lastres generados por sendas administraciones sobresalen dos por su
gravedad:
1) La pésima relación de ambos gobiernos
de México, Fox y Calderón, por el sojuzgamiento y entreguismo hacia los Estados
Unidos.
2) La guerra fallida en contra
del narcotráfico (también Aguilar y Castañeda, 2009). Por dos indicadores: el
número de muertos y la estrategia que se quedó corta. Con las “sumas y restas”
al gobierno apenas le alcanza el número de 60 mil muertos. Pero al INEGI le
sobran: 95 mil asesinados entre 2007-2011. Tan sólo en 2011 el dato duro llega
a los 27 mil 199; esta último a contrapelo de los datos del CISEN y el Centro
Nacional de Planeación que registran únicamente 11 mil 890 el mismo año. Faltan
en los conteos los asesinados de 2012. Y no extrañe que al final del sexenio el
número se eleve por arriba de los 110 mil, de fuentes estadounidenses.
Lo delicado radica en que los dos puntos
señalados inciden en una creciente, abierta y grave, amenaza en el terreno de
la seguridad nacional (SN) de México. Esto se mira, claramente, en los procesos
de detención y encarcelamiento de los cuatro generales del Ejército.
Ni más ni menos que un certero golpe
—más político que de otro tipo— en
contra precisamente de la institución que ha estado al frente del combate al
narcotráfico. Es decir, que son las Fuerzas Armadas de México (FAM) las que han
sido agraviadas, golpeadas —según
expertos del tema—, bajo instrucciones de Washington en clara injerencia de los
asuntos internos de México, en uno de sus brazos armados.
La mejor prueba consiste en que, ni una
sola de tales querellas podría operarse en contra de uno solo de los generales,
sin el consentimiento del comandante supremo de las FAM, pues van dirigidas a
la jerarquía militar; y por consiguiente, también de la credibilidad misma de
la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
Y de este punto deriva el riesgo para la
SN de México. Por ello también el descontento al interior de las propias FAM.
No de Marina, quien recibe los aplausos —tratos amables y reconocimientos de
Calderón—, instancia que debería estar preocupada también, porque está siendo utilizada por Washington en esta intriga
en contra del Ejército.
No se olvide que la SN está bajo la
protección de las FAM, pero también que entre la fragilidad —llámese ilegitimidad— del último gobierno de PAN
y las ambiciones extraterritoriales de EU por la vía del Plan Mérida y el
Northcom, principalmente, a Washington le sirven los apoyos de Marina. Como
quiera, el golpe a Sedena debilita al país, y eso es lo que quieren los
estadounidenses.
Las facilidades otorgadas por los
gobiernos del PAN a EU, han permitido que desde el 2000 a la fecha los órganos
de inteligencia de EU trabajen en México con toda libertad. También, que
intervengan abiertamente en los asuntos internos del país. Y eso se sintetiza
en que la SN de México ha sido peligrosamente vulnerada, y colgada de la
ofensiva geopolítica —y geoeconómica también— del vecino del norte.
Baste citar otras dos causales que
explican el golpe a los generales de
Sedena, retirados o no. Uno tiene que ver con la deslealtad hacia su general en jefe, el titular de dicha
dependencia Guillermo Galván, pues se destaparon
con ambiciones sucesorias para la dependencia hacia el siguiente sexenio de
predominio priista —se cita al general Ángeles con Peña Nieto—. Otro que, de
igual manera, en la Sedena ahora se manejan recursos millonarios, por las
propias tareas de encomienda del combate al narcotráfico; lo que desata
ambiciones desbordadas.
El
Northcom y México
Pero, según lo dicho, como señalan especialistas
en SN, pesan más las directrices
fijadas o impuestas al gobierno mexicano desde Washington —incluso por encima
del Plan Mérida— con el Northcom, incluyente de los tres países de la región
[Canadá-EU-México], que todo lo demás. Todo bajo la égida de Washington. O lo
que es lo mismo, EU es el mayor peligro para la SN de México como lo es de
otros países.
De ahí también las inconformidades al
interior de Sedena, porque no se vale que Calderón esté arremetiendo en contra
de los actores, de los militares que sólo ejecutan órdenes aún en tareas de
seguridad pública que no les compete, recibiendo tratos delincuenciales como en
una acción de limpiar la casa porque,
la víspera de conclusión del sexenio, se habría propuesto un acto espectacular,
como la recaptura del capo más peligroso de México, El Chapo Guzmán.
Pero como nada de eso pudo ejecutarse,
para pregonar la guerra contra el narcotráfico como todo un éxito—como si los
muertos no contaran—, luego entonces se le pega a lo más cercano. Todo no obsta
posibles implicaciones de militares, pero éste no parece ser un caso
debidamente probado.
Un garlito para arremeter y someter a
los generales Ángeles, Escorcia, Dawe y Pérez, primero arraigados y luego
recluidos en un penal de alta seguridad. Por eso la indignación por su
detención; porque con su caso se juega
la SN del país.
También porque los acusadores, esos sí
que delincuentes cobijados por la
Procuraduría General de la República como “testigos protegidos”, no prueban sus
dichos suficientemente. A unos días del cierre de la presente edición, se divulgó
en los medios impresos que tanto Edgar Valdez Villareal La Barbie, como José Álvarez Vázquez El Indio, negaron conocer a los generales mencionados. Razón por la
cual se les puede dejar libres, según los abogados del caso, por
“desvanecimiento de pruebas”, en cualquier momento. Pero mientras, ya se
deterioró tanto la imagen personal de los detenidos, como la institucional de
Sedena.
Órganos
previsores de la SN
El caso es que EU no quita el dedo del
renglón para atender sus intereses geopolíticos, enmarcados dentro de la zona
de Norteamérica que comprende el Northcom. Por un lado, ha aprovechado
debidamente la debilidad, desinterés
y entreguismo de los dos presidentes del PAN. Por el otro, bajo el garlito de la guerra contra el
terrorismo que inventó George W. Bush y los halcones,
tras los atentados —mejor autoatentados— del 11/S, EU arremete contra cualquier
país bajo las mismas directrices.
Su intervencionismo “diplomático” está
por todos lados. Los agentes de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), de la
DEA, y demás el personal de inteligencia que opera en países como México, acumulan
la información que consiguen conforme las expectativas político-económicas de
los presidentes en turno, y la envían a los estrategas de Washington. Y los gobiernos
panistas resultaron serviciales y abiertos a la acción imperial de EU.
Eso tendrá un elevado costo tanto
político como, y sobre todo, histórico. Ahora no se mide suficientemente, pero
en el análisis prospectivo las variables dicen mucho. Nada más indican hacia
dónde está la tendencia de las cosas. Y éstas no le favorecen a México. Aun con
la llegada del presidente de otro partido, con el regreso del PRI.
A EU le conviene que siga la guerra
contra el narcotráfico en México. Porque: EU pone las armas; controla el
negocio de las drogas que corre por su sistema financiero, y a fin de cuentas le
brinda aire fresco a una debilitada economía; sin controlar el consumo interno,
porque igual es una forma de sometimiento social. Y México pone los muertos, compra
las armas, descuida sus fronteras, es el país tanto del trasiego como del
cultivo de varias drogas, etcétera. Negocio redondo.
Nada más que también México cosecha circunstancias
como las señaladas, supra en los 11
puntos. Y EU impone sus condiciones. Entre las principales están decisiones que
amenazan la SN de México ya indicadas. De la mano del entreguismo hacia EU
desde el PAN, la fragilidad mostrada también ha generado un ambiente de ruptura
institucional en el caso de la FAM. Ya señalamos la delicadeza del caso.
Pero es tanto como tolerar que las
políticas de seguridad nacional estén colgadas,
precisamente de los intereses de EU. Y eso es delicado porque la SN tiene qué
ver con todo lo indispensable para cualquier país. ¿Qué pasa si se admite que
se golpee a las FAM, comenzando por la Sedena, cuando son las instituciones encomendadas
para el resguardo de la SN del país?
Focos
rojos por la SN
Al parecer para las áreas del gobierno
encargadas de la inteligencia mexicana —que para temas tan delicados asoman sus
diferencias—, bajo las directrices de los políticos comenzando por el PAN —y
para terminar con ellos porque perdieron las elecciones presidenciales en julio
pasado—, no están claras circunstancias como estas. Pero son más graves de lo
que parecen a simple vista.
El caso es que, por el bien del país, el
estudio de la problemática atentatoria de la SN es para encender los focos
rojos del próximo gobierno mexicano. No depender de los caprichos de coyunturas
políticas. Los organismos encargados de la SN deben tener autonomía e
institucionalidad suficientes.
No se olvide que, en este contexto de
globalización y proactivismo, de amenazas constantes y guerras, de un EU
imperial, todo en la relación de ambos países tiene que ver con la SN. De EU y
de México, pero a los mexicanos les debe llamar la propia.
Más allá de la política que resulta el
instrumento más frágil de México en estos tiempos fallidos del PAN, el modelo económico —todo lo que pertenece al
manejo de recursos naturales: el petróleo, el gas, los minerales, la ecología,
el agua, el aire, los mares, el campo, etcétera—, es tema de la SN. Por la
simple razón que los recursos son estratégicos.
Algunos vitales para la supervivencia dentro de pocos años. Mejor dicho, ahora
mismo.
En su última colaboración en Stratfor (21/VIII/2012), el mismo Friedman
plantea en su “Estrategia de México”, que la “Discusión de la estrategia
nacional normalmente comienza con la cuestión de la seguridad nacional. Sin
embargo, un análisis de la estrategia de México debe comenzar con la economía.
Esto se debe a que México es vecino de Estados Unidos, cuyo poder militar en
América del Norte México niega las opciones militares que otras naciones
pudieran tener. Pero la proximidad a los Estados Unidos no niegan opciones
económicas de México”.
Cierto, pero hay que agregar que la
economía impuesta desde el Consenso de Washington a México, allá en los años de
Miguel de la Madrid, develan una economía ilícita. Bajo unas reglas que operan
para sostener los intereses del gran capital, primordialmente estadounidense. Y
el negocio de las drogas, con todo lo que implica, no es más que el síndrome típico
de una economía rapaz. El monstruo controlado por EU se muerde la cola. Por
tanto, no hay tal diferencia como propone Friedman; que si primero la economía,
que si la SN. Es la misma gata, revolcada.
19-21/VIII/2012
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